Por Hernán Andrés Kruse.-

En su edición del domingo 20 de noviembre, Página 12 publicó un artículo de Raúl Kollmann titulado “De los ricos, por los ricos, para los ricos”, en el que analiza la última encuesta del Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP) sobre la marcha de la economía y el humor de los argentinos. Según los números brindados por CEOP la economía atraviesa su peor momento y cada vez son más los argentinos enojados por la situación. En efecto, siete de cada diez argentinos muestran un gran disgusto por la marcha del plan económico de Cambiemos. La mayoría de ese 70 por ciento crítico considera que el responsable es el actual gobierno y sólo una minoría sigue comprando el mensaje de la “pesada herencia”. De esa forma se está produciendo un cambio muy importante en la opinión pública. Luego de once meses de gestión de Cambiemos dos de cada tres ciudadanos cree que Macri gobierna para los ricos y sólo una parte ínfima cree que gobierna para todo el pueblo. Al pedirles a los encuestados que califiquen de manera global el gobierno de Macri, la nota promedio es un aplazo: 3,98 puntos. En esta encuesta el equipo conducido por Roberto Bacman entrevistó 1200 ciudadanos a lo largo y ancho del país, teniendo en cuenta las proporciones por edad, sexo, nivel socioeconómico y lugar de residencia.

Que la mayoría de los encuestados estén enojados no debe sorprender a nadie. En un contexto de caída en el salario real, de inflación, de recesión y de pérdida de trabajo, sólo puede reinar el malhumor social. Según Bacman “si se tienen en cuenta los datos obtenidos en este último trabajo de campo es posible afirmar que la economía ha vuelto a ocupar el centro de la escena. A tal punto que la inquietud por la inflación y la marcha de la economía han crecido nuevamente hasta ubicarse en el eje del 46 por ciento. Si se le suma la percepción de desocupación es posible concluir que las preocupaciones estrictamente relacionadas con los temas económicos impactan prácticamente a las tres cuartas partes de los argentinos. En las dos mediciones anteriores, la economía pareció haberle dado un respiro a los argentinos y al gobierno; pero solo fue un descanso: todo parece indicar que su importancia sigue presente”. “Es un tema para seguir con cuidado y ver su evolución a lo largo del tiempo, especialmente en estos dos últimos meses del año. La inseguridad, que venía en crecimiento, tendió a bajar este último mes. Igualmente, se mantiene como otra de las principales preocupaciones de los argentinos con un valor de 46,6 por ciento. La corrupción sigue presente en el imaginario de los argentinos, con 35,9 por ciento de los encuestados se lo sigue mencionando como uno de los principales problemas. No es casual, porque los grandes medios se dedican primordialmente a las denuncias contra el gobierno anterior y, en cambio, aparecen en forma reducida los problemas de trabajo y salario. Aún así, en síntesis, el clima de época que se desprende de las preocupaciones de estos últimos meses, deja al descubierto una sociedad marcada por una cuestión: la economía. Otro semáforo amarillo (o casi naranja) que se enciende es el siguiente: algo más de ocho de cada diez jóvenes manifiesta su enojo con la realidad económica de estos tiempos”.

Cada vez son menos los argentinos que culpan al anterior gobierno por los problemas económicos y sociales. “No me sorprende concluir que según la percepción lisa y llana de la opinión pública el argumento de la “pesada herencia” va perdiendo peso y consistencia a medida que transcurren los meses. Este mes casi seis de cada diez personas (57,3 por ciento para ser exactos) que evaluó de modo negativo lo actuado en materia económica por la actual gestión, están convencidas que justamente es el propio gobierno nacional el principal responsable del deterioro”, destaca Bacman. Las permanentes denuncias mediáticas que tuvieron como destinatarios a varios funcionarios de primera línea del kirchnerismo y a la propia ex presidente, tuvieron como objetivo hacer olvidar, aunque sea por un tiempo, las penurias que viene soportando la población en materia económica. Desde la asunción de Macri las usinas de propaganda de Cambiemos vienen instalando la idea que la inflación, el poco consumo y los despidos no fueron ocasionados por el plan de ajuste de Prat-Gay y compañía sino por los casos de supuesta corrupción de la época K. De esa manera, los bolsos de José López habrían originado el aumento de la desocupación que hoy martiriza a millones de trabajadores.

La mayoría considera que el sector alto de la sociedad ha sido el principal beneficiado por la política económica de Cambiemos. Según Bacman “una pregunta se viene repitiendo y cada vez con mayor insistencia: ¿Macri gobierna para los ricos? Para el 65 por ciento de los argentinos esta afirmación es cierta, incluso creciendo con respecto al mes de agosto en casi cinco puntos porcentuales. Y podría pensarse que la pregunta fue mal intencionada o mal formulada. Todo lo contrario, se preguntó del siguiente modo: ¿cuál es el sector de la sociedad que más se benefició durante estos once meses de gestión de Mauricio Macri? Las opciones para responder fueron cuatro: la clase alta, la clase media, la clase baja o todos por igual. La respuesta fue taxativa: sólo el 16,3 por ciento resultó de la sumatoria de clase media más clase baja y un exiguo 9,6 por ciento optó por la categoría todos por igual. Ante valores de tanta contundencia cualquier otro comentario no agrega ninguna información”.

El punto a favor de Macri es la existencia de una importante franja que cree que las cosas mejorarán en los próximos meses. En efecto, la mitad de las personas (50 por ciento) consultadas están convencidas que en medio año la economía logrará salir del atolladero en que se encuentra mientras casi la otra mitad (46,8 por ciento) cree que la economía irá de mal en peor. “¿Cómo explicar esta otra grieta que retoma la división de los argentinos?”, se pregunta Bacman. “Está claro que hay un núcleo duro que está del lado del oficialismo y un núcleo duro del lado opositor. Y lo que sucede es muy sencillo: la clave se localiza en el segmento de los independientes. Son los que más se resisten a perder la esperanza; por tal motivo, seis de cada diez independientes apoyan la idea del mejoramiento económico para los próximos meses y de esta perspectiva de la esperanza se convierten en el núcleo periférico de sostén de la actual gestión. Pero no es cuestión de dormirse en los laureles: el tiempo apremia, se viene fin de año y luego un 2017 con elecciones de medio término”, analiza el sociólogo. Un dato interesante a tener en cuenta es que quienes se declaran opositores superan claramente a quienes se declaran oficialistas. Hoy los números indican que el 42,8 por ciento se declara opositor mientras que el 30,3 por ciento se declara oficialista. Hoy la brecha es del 12,5 por ciento. Lo que el gobierno debe tener muy en claro, enfatiza Bacman, es que hay un 23,5 por ciento que se declara opositor ciento por ciento mientras que solo un 13,3 por ciento se declara macrista químicamente puro. Dice Bacman: “la segmentación en cuanto a actitudes políticas es otro de los indicadores que expresa de manera contundente el clima de época. A través de esta variable, es posible detectar la profunda grieta que surca a nuestra sociedad. En esta última encuesta se detecta un 30,3 por ciento de oficialistas, un 42,8 por ciento de opositores y un 26,9 por ciento de independientes pragmáticos, que son aquellos que se autodefinen como ni oficialistas, ni opositores. A once meses de la asunción del gobierno de Cambiemos, el cuadro de situación sigue mostrando a dos segmentos que se ubican en las antípodas y a los independientes, que orientados por su pragmatismo, se convierten en el fiel de la balanza; o dicho de otro modo, una especia de punto de equilibrio. Es más: si se observa con detenimiento la evolución de este indicador en este último trimestre, la tendencia es clara: la que fue alguna vez definida como la ancha avenida del medio, parece que cada día se convierte en una calle más angosta. La sociedad, en la medida que transcurre el año, tiende a polarizarse. Incluso, y como se podrá observar más adelante, no hay lugar para el término medio: los independientes, en general, se dividen en partes iguales frente a diferentes cuestiones que se consultaron en esta oportunidad”. La imagen positiva del presidente asciende al 45 por ciento y ello se debe, precisamente, a que un sector importante de los independientes sigue siendo optimista respecto a la marcha de la economía. En la vereda opositora hay un importante sector que valora bien o muy bien a la ex presidente de la nación (40,6 por ciento), además de otras vertientes del peronismo, la izquierda pura y un sector independiente que cada día se agranda más. Como bien señala Kollmann, el principal perjudicado por este panorama es Sergio Massa, cultor de la amplia avenida del medio, una avenida que aparentemente se estaría achicando a pasos agigantados.

Bacman explica el significado del Índice de Satisfacción Ciudadana. Se solicita a los encuestados que evalúen de uno a diez el gobierno de Macri en tres aspectos: la política, la economía y lo social. Surgen tres Índices de Satisfacción Ciudadana que concluyen en un ISC de carácter global. Por primera vez desde diciembre pasado el ISC del gobierno de Macri se situó por debajo de los cuatro puntos. Dice Bacman: “¿Qué significa que el Índice de Satisfacción Ciudadana Global, en forma constante y desde el mes de agosto, arroje una media de cuatro puntos porcentuales y que ahora esté por debajo de cuatro?” (…) “La respuesta es simple y rotunda al mismo tiempo: lo gestionado hasta el momento por el gobierno de Cambiemos no ha decantado en efectividades conducentes, en hechos concretos percibidos por los ciudadanos. La realidad supera al deseo, y ante tal situación, la insatisfacción es significativa. Metiéndonos un poco más adentro del Índice, los datos son lapidarios. Un 63,4 por ciento está abiertamente insatisfecho y el 18,2 por ciento-en cambio-manifiesta su satisfacción con el gobierno. El saldo neto entre ambas categorías antes señaladas es alto y negativo: -45.2 puntos porcentuales. Directamente un semáforo rojo titilante. Insisto con el concepto de que todavía hay mayores índices de insatisfacción entre los jóvenes. Eso es muy serio”. “Desde una lectura rigurosamente sociodemográfica los que expresan de manera más terminante su disconformidad, además de los más jóvenes están los de nivel socioeconómico bajo. Los independientes, es decir los que no se declaran ni oficialistas ni opositores, se siguen dividiendo. Eso ya no es extraño. Pero en el Índice ya son un 54 por ciento de los pertenecientes a dicho segmento actitudinal los que se manifiestan más críticos”, considera Bacman.

El titular del CEOP cierra su análisis de la siguiente manera: “La realidad es más fuerte que las esperanzas. Y si se considera que hay siete de cada diez personas que nos dicen que hoy no llegan a fin de mes, afrontaremos un diciembre de interrogantes y un enero en el cual se percibirán las graves dificultades de la clase media o media baja para irse de vacaciones. Habrá que ponerle atención también a los cortes de luz. Globalmente quiero decir que con el 70 por ciento señalando que la economía está mal o muy mal, hay un caldo de cultivo respecto del cual debe ponerse atención. La situación de los sectores por debajo del nivel de la pobreza es realmente grave. Se acerca fin de año y el clima social se enrarece: los fantasmas de quiebre de la paz social vuelven a hacerse presentes”.

En su edición del domingo 20 de enero Clarín publicó una entrevista de seis periodistas del multimedios al presidente de la nación en la residencia de Olivos. Se mostró optimista respecto al futuro y aseguró que el oficialismo ganará las elecciones del año próximo porque la población quiere continuar en esta línea. Dijo el presidente: “El mayor cambio, sin lugar a dudas, es haber logrado un espacio donde los argentinos nos volvamos a encontrar, que volvamos a dialogar y a sentir que el otro nos puede hacer un aporte. Creo que hay una enorme mayoría que lo aprovechó y que lo vive con mucha alegría” (…) “Más allá de que estamos teniendo una transición difícil, sentimos que podemos, que “sí se puede”. La frustración es que el punto de partida era mucho peor del que todos imaginábamos. Eso te genera bronca, frustración y además, bueno, genera que uno le tiene que decir a la gente, como lo he hecho tantas veces, que tuve que tomar medidas que si hubiera podido evitarlas, las hubiese evitado. Pero no había otro camino” (…) “No quiero una Argentina con más del 32 por ciento de la población en la pobreza. Yo ya he dicho que es el punto de partida. Quiero que me juzguen por si pude o no reducir la pobreza. Ahora: de ese lugar se sale trabajando, no por una ley. Si es por una ley… ¿para qué nos quedamos cortos? En vez de un millón de puestos de trabajo pongamos cinco millones y ya resolvimos todo. O un decreto mío. Sería maravilloso que fuera tan simple. Tenemos que abandonar esa creencia de que estamos condenados al éxito. Nos hizo mucho mal. Eso fue lo que generó la cultura del atajo, la cultura de la avivada” (…) “Hebe de Bonafini, más allá de que yo piense que no está bien, puede escribirle cartas a quien quiera. Por suerte es libre, que lo haga y que se haga responsable de las cosas que dice. Yo hablé largo con el Papa del tema de la pobreza y está muy ligada con la corrupción. Nos llevaron a la mentira y a la estafa con tanta gente diciendo que se querían ocupar de aquellos que menos tienen y finalmente la pobreza aumentó, la exclusión aumentó y la marginalidad aumentó. Esa tarea no se resuelve desde el capricho o la negación” (…) “Ella (por Cristina Kirchner) dice que yo la persigo a ella y a toda la familia y ustedes dicen que yo la protejo. Pónganse de acuerdo. Lo que yo he tratado de hacer es bajar una línea clara, con la responsabilidad que tiene ser presidente de la República, de que quiero una justicia independiente. Quiero saber la verdad en tiempos razonables. La verdad no se puede saber, tal vez, en un año, pero tampoco en diez, como ha venido tardando la Justicia para esclarecer hechos de corrupción” (…) “Estoy absolutamente tranquilo con el tema (los Panamá Papers). No tuve participación accionaria ni cobré dividendos. Fue una empresa que creó mi padre y nos puso a mí y a mi hermano como directores” (…) “Yo lo dije con todas las letras: claramente es una posibilidad (la de ser reelecto en 2019). Estamos impulsando una transformación, un cambio cultural tan profundo, dejando atrás décadas de populismo, de negación, de conflicto…es razonable pensar que los primeros pasos de ese cambio pueden llevar ocho años” (…) “Yo soy de los que no se cansan de creer. Primero porque amo este país, por más que he vivido en otros lugares y he visitado el mundo. Y yo quiero que en este lugar, donde viven y van a crecer mis hijos y alguna vez mis nietos tiene que haber igualdad de oportunidades y un sistema de convivencia sin tanta inequidad” (…) “Estamos tratando de transmitir que no es una tarea que se agota con un gobierno. Es de todos, todos tenemos que defender lo que es correcto, no lo políticamente correcto. Esa frase “políticamente correcto” ha hecho mucho daño. Nos ha llevado a asumir posiciones cínicas, absurdas, mentirosas, a no querer decir que no. Y como dijo Churchill, como dicen los ingleses, a veces para que las cosas se pongan mejor primero se tiene que poner peor. Hoy estamos asumiendo con dolor, y canalizando el dolor con bronca, la verdad de dónde estamos, que es mucho peor de la que pensábamos” (…) “No vamos a ser lo que tenemos que ser, uno de los más importantes países del mundo, en un año. Nos va a llevar años. Pero lo importante es el camino”. Realmente pocas veces hemos tenido un presidente tan cínico en nuestra historia, sólo superado por aquél que dijo que los desaparecidos eran una incógnita.

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