Por José M. García Rozado.-

«Mauricio Macri no baja el gasto y su plan es que “todos pongan” a la vez que su Administración endeuda al Estado argentino a 2 manos: Esto ya lo vimos», es la conclusión de Luis Varela, el director de SaberInvertir.com.ar/ Por lo tanto, mientras la cotización de los bonos bajan, el riesgo-país sube de nuevo, concluye. Mientras tanto, deslizó otros datos de la semana financiera que pasó. ¿Había o no atraso tarifario? ¿Qué consecuencias tuvo el atraso tarifario? ¿Cómo incrementar la inversión en generación, transporte y distribución de energía si continúa el atraso tarifario? Son preguntas que siguen sin respuestas. «A pesar del contexto inflacionario en el que vivimos, y en el que seguiremos viviendo por los próximos años según las autoridades económicas, las correcciones tarifarias no contienen ningún componente de ajuste monetario, con lo que el estrés al que hemos sido sometidos en este proceso, se deberá repetir a corto plazo dado el efecto licuación que produce la inflación»: tan durísima como realista apreciación del autor, Ricardo A. Molina, consultor en temas energéticos. La agenda del corto plazo está controlando la Administración Macri, y eso es malo. Jorge Emilio Sarghini es economista (fue ministro de Economía bonaerense y presidente del Banco Provincia) pero también político (es el presidente de la Cámara baja provincial), y adhiere al Frente Renovador. Según él, «Veo una economía estancada y que no existe un plan integral».

Otra vez, tal como viene ocurriendo desde hace 2 años y medio, la economía mundial volvió a moverse esta semana al compás de los datos que van surgiendo del nivel de actividad de Estados Unidos. En el cierre de la semana pasada, al difundirse los datos de creación de empleo de mayo se supo que se crearon apenas 38.000 empleos privados (el peor mayo desde 2010), cuanto todos los analistas esperaban que la actividad estadounidense creara 160.000 puestos de trabajo. Ese bajo nivel de creación de empleos asustó a los mercados, todo el mundo supuso que la suba de la tasa de interés proyectada por la FED para junio o julio se esfumaba, se derrumbó el dólar y, con dirección opuesta, los precios de todos los commodities, sin excepción, se dispararon hacia arriba. El lunes 06/06, para frenar la estampida, la titular de la Reserva Federal, Janet Yellen, salió a decir que el dato de un solo mes no era suficiente, que las estadísticas datos siguen mostrando una economía vigorosa, y que la suba de tasas sigue en barbecho: no se hará en junio pero hay grandes chances de que se haga en julio. Y este jueves 09/06 apareció otro indicador testigo, que le dio la razón a Yellen: se conoció que esta semana hubo 264.000 pedidos de seguros de desempleo (4.000 menos que en la semana anterior) y la tasa de desocupación norteamericana bajó al 4,7%, su menor nivel desde finales de 2007.

Al conocer esto, se desmadejó el movimiento que estuvieron haciendo los inversores que salieron del dólar, y entre miércoles y viernes la divisa estadounidense recuperó más de la mitad del camino perdido en la apertura de la semana. Y, en consecuencia, los commodities volvieron a desinflarse, con una fuerte baja sobre todo entre media rueda del jueves 09/06 y el viernes. Pero, además de la batuta del dólar, hay danzando en los otros grandes bloques económicos del mundo diversos problemas que alimentaron todavía más el movimiento en «U» con dirección nuevamente al dólar: a) En mayo las exportaciones chinas cayeron 4,1% y las importaciones superaron expectativas. b) La poderosa agenda japonesa, con cambios muy significativos para mejorar la productividad de ese país, está sufriendo fuertes retrasos. c) El Banco Central Europeo cambió de estrategia: no emite euros para que la eurozona salga de la deflación, ahora intenta rescatar a bancos del área que están muy afectados, emite euros y con esos euros compra bonos, rescatando deuda con una calidad no tan buena. d) El 23/06, dentro de 2 jueves, Gran Bretaña decide si abandona o no la Unión Europea. Los ingleses se dieron cuenta que la atadura al euro está beneficiando únicamente a los alemanes, por lo que ahora se hará un referendo, y según las últimas estadísticas los que apoyan el Brexit aventajan por 10 puntos a los que se quieren quedar.

Todas estas situaciones provocaron que el jueves y sobre todo el viernes 10/06 se produjera una fuerte baja en casi todas las monedas en favor del dólar, al tiempo que los commodities abandonaron la cumbre de años y volvieron a colocarse en baja. De ese modo, en el balance semanal, el dólar subió fuerte contra la libra, el euro, el yuán chino y el yen japonés, mientras que acusó bajas contra el real brasileño, el franco suizo, el peso chileno y el peso argentino. El franco suizo tocó un pico de 8 semanas frente al euro a 1,0845 franco por euro. Y la ansiedad en torno al «Brexit» hundió a la libra esterlina hasta un mínimo de 7 semanas frente al dólar, a 1,4180 dólares. Para bien de la Argentina, el único valor que quedó enarbolado en esta semana con gran cambio de tendencia fue la soja. El “yuyito” cerró la semana en Chicago en US$ 433 por tonelada, su mayor precio en casi 2 años. Esta cotización, que beneficia a los productores agropecuarios argentinos y al Gobierno de Macri, obedece al fuerte recorte que están anotando las cosechas de la Argentina y Brasil por las inundaciones provocadas por el Niño. El precio supone que la Argentina tendrá en soja la mejor recaudación desde 2010, unos US$ 4.000 millones más que lo esperando, pero todavía resta ver si los números de la cosecha definitiva logran esquivar lo que el agua y el frío nos dejó. Detrás de todo esto, los commodities principales hicieron un movimiento en V. El petróleo subió de manera formidable hasta acerarse a los US$ 52 por barril el jueves (su mayor precio en 11 meses) y después se derrumbó hasta US$ 48,90. Y el oro, que se había hundido hasta US$ 1.209 por onza, concentró a todos los inversores temerosos del riesgo, y saltó hasta US$ 1.276, su mayor precio en un mes, colocándose a las puertas de testear su valor techo de 2 años y medio.

Algunas conclusiones importantes sobre los 6 meses de la economía de Mauricio Macri: Hay importantes discrepancias dentro del equipo del Presidente sobre cada acción que se ejecuta. Conviven en una puja permanente el shock vs. el gradualismo, y corre el peligro de la indefinición. Hay medidas importantes que se tomaron, muchas otras están pendientes, y se están revisando los plazos de ejecución, según la evolución de las encuestas de imagen pública del Presidente. Falta una planificación, lo que somete a Mauricio Macri al día-a-día, un exceso de coyuntura. No se definió ni un plan macroeconómico ni un plan monetario ni un plan fiscal. Muchos lo reclaman, otros dicen que es imposible por la elevada inflación. La gran esperanza es una menor variación de precios mensual durante el segundo semestre. En este contexto, dos opiniones sobre la economía posible para este próximo 2do. semestre: un economista y político del Frente Renovador y un empresario tanto financiero como inmobiliario con conocimiento del mercado de capitales: Jorge Sarghini. Muy preocupado, el presidente de la Cámara de Diputados bonaerense, sostuvo: «No comparto las expectativas que el gobierno alienta para este 2do. semestre de que habrá una vuelta de campana de realidad respecto de este 1er. semestre; porque no tengo datos ni razones objetivas para observar que eso vaya a ser así». El legislador del Frente Renovador, que fue ministro de Economía provincial, secretario nacional de Hacienda y presidente del Banco Provincia, llegó a la titularidad de la cámara joven por un acuerdo entre Sergio Massa y María Eugenia Vidal, pese a que su bloque es la tercera minoría del cuerpo legislativo. «Seguramente el fuerte ajuste monetario que se está haciendo, más la recesión y caída del consumo van a terminar teniendo un impacto en el último trimestre del año de una inflación más baja, y aunque no sean buenas las razones por las que se llega, es altamente probable que sea así», estimó Sarghini.

Al hacer la evaluación del escenario económico señaló el legislador masista que «terminamos el año con una economía estancada, más allá del crecimiento de algunos sectores vinculados a la producción primaria y aquellos que como consecuencia de eso aumentan sus ventas, pero globalmente no creo que la economía salga de su estancamiento este año, ni que entre en un proceso de generación de empleo». Ante la consulta sobre su análisis sobre la política económica nacional Sarghini aseguró que «veo luces y sombras, porque lo que no llego a percibir todavía es que exista un programa integral, donde las medidas se vayan tomando de manera sincronizada, manejando los tiempos y evaluando los costos que ellas tienen, donde el ejemplo más claro que vivimos por estas horas es el tema de las tarifas». «Está muy claro que después de tanto tiempo de tarifas congeladas, de economía con inflación, en algún momento hay que ir saliendo de esa situación, pero el gobierno nacional ha elegido una muy mala manera de salir queriendo resolver de golpe lo que se atrasó en tantos años, y ha tenido consecuencias muy negativas que el propio gobierno ha debido reconocer en su marcha atrás, pero aún en la corrección de las decisiones tomadas igualmente quedan aumentos que son en algunos casos impagables», concluyó Sarghini.

Más optimista, el empresario Eduardo Costantini dialogó con Ramón Indart en Punto de Partida (AM 950 Belgrano): «Argentina es un país muy particular, donde la situación siempre es difícil. Fue un período muy bueno en cuanto a la transparencia del Estado y los empresarios; la fortaleza del Congreso respecto a períodos anteriores donde no se debatía y la actuación de la Justicia.» Sobre el blanqueo y pago a jubilados, el empresario expresó: «Responde a una necesidad fiscal y es un avance de mayor información y transparencia a nivel internacional que tendrá más éxito que el anterior». «Queremos tener una acción que tenga muchos accionistas, mayor liquidez y hacer una emisión de capital en el exterior. Nosotros pretendemos crecer en proyectos, no en acciones de Consultatio», manifestó el creador de Nordelta y el Malba. A su vez, sostuvo: «El gobierno quiere tener mayor flexibilidad en la disponibilidad de las acciones y el Congreso está pidiendo que la tenencia de acciones que tiene Anses no pueda bajar del 7%. No sé si esa reducción la pueda aplicar enteramente a empresas de las que el Estado quiera desprenderse.» «Tenemos mucho respeto por el Estado, contamos con 3 accionistas y ellos con 1», explicó el fundador de Consultatio, empresa valuada en US$ 90 millones. «Necesitamos que el mercado de capital crezca y que haya una cultura bursátil de ahorro para que las familias comiencen a comprar bonos y acciones. Esto no existe porque hay inflación y hubo una serie de crisis en nuestro país», detalló.

En este sentido, afirmó: «Invertimos US$ 110 millones en Miami, el Estado no se opuso y a nivel de imagen nos fue muy bien porque ganamos mucho dinero.» «Durante la administración de Kicillof no nos pidieron que repatriáramos los dólares, sino que todo proyecto en el exterior tuviera financiación en el exterior. No teníamos problemas de libertad», comentó. Respecto de las bajas cifras en el sector de la construcción, Costantini advirtió: «Hay que verlas bien, es cierto que estuvo parado con el cepo cambiario pero el Estado va a invertir en obra pública porque es un sector muy prometedor.» «El año pasado fue un año casi normal porque el mercado veía en el cambio de gobierno una vuelta a un programa más amigable con el mundo. Este año estamos vendiendo más que el año pasado, hay más construcción y el sector agropecuario está mucho mejor», destacó. En cuanto a la posibilidad de que llegue inversiones, subrayó: «Soy optimista, la inversión va a venir. Todo dependerá de la redistribución del ingreso debido a una alta inflación que se generó en la última administración.» «Hay una puja difícil de controlar porque había una fiesta que tuvimos que pagar con un exceso de consumo, desorden de aumentos, una economía desarticulada y un exceso de ingreso de capitales que tiene el BCRA», concluyó.

La crisis energética argentina ha sido profundamente analizada desde el 2003 en seminarios, congresos, libros y artículos, y esos debates han permitido que surgieran amplias coincidencias entre los especialistas respecto a las mejores soluciones que el país necesita para superarla. La mayor evidencia de esto fue la constitución del grupo de ex Secretarios de Energía, donde confluyen profesionales de distintas orientaciones políticas. Sus consensos alcanzados fueron ampliamente difundidos en medios de comunicación. Esos consensos indican que es indispensable poner en marcha un plan integral que aborde, simultáneamente, los múltiples objetivos a alcanzar: a) restablecer los equilibrios entre los precios y tarifas energéticas con sus respectivos costos económicos y la razonable rentabilidad de las empresas; b) eliminar o reducir sensiblemente el déficit fiscal proveniente de los subsidios a la energía y destruir el círculo vicioso entre necesidades de energía y necesidades de divisas de las arcas públicas; c) atraer inversiones para aumentar la oferta energética en una magnitud anual estimada en 5/7% del PBI y recuperar los estándares de calidad de servicio. Y todo ello, en un ambiente dominado por el rol regulador del Estado, a partir de la recuperación de los marcos regulatorios y los contratos, y donde las reglas conocidas sustituyan las discrecionalidades en las decisiones políticas.

Dicho de una manera sencilla, como las tarifas se congelaron en 2002, los costos económicos de producir y distribuir energía fueron cubiertos con subsidios económicos estatales; como los subsidios económicos no tenían financiamiento genuino (el gasto público superior a los ingresos) se financiaron con emisión monetaria, y la emisión monetaria fue elevando la inflación. Y así fue que el costo de la energía que consumimos no la pagamos en el Banco sino en la góndola del supermercado. Como consecuencia de este proceso perverso, las bajas tarifas incentivaron el consumo pero desalentaron las inversiones para sumar más oferta, por lo tanto, para cubrir el faltante recurrimos a las importaciones. Importaciones de petróleo, de gas, de electricidad, de combustibles líquidos, que se pagan con la sangría de las reservas del Banco Central. La escasez energética también la pagamos con los cortes de servicio. Por lo tanto, corregir el desequilibrio tarifario y fiscal era una obligación de cualquier fuerza política que asumiera el gobierno en diciembre pasado. Mucho se ha discutido sobre cómo se tenía que hacer. Algunos planteaban que un mecanismo de shock era mejor porque se produce un intenso dolor, pero una sola vez y luego comienza más rápido la recuperación. Otros señalaban que la intensidad de la corrección hacia muy intolerable ese dolor y había que avanzar en un proceso gradual. Entre esos 2 extremos surgía el camino intermedio, había temas que debían ser resueltos rápidamente y otros que podían dilatarse en el tiempo con un costo acotado.

Restablecer el equilibrio de los mercados mayoristas era imperioso en el muy corto plazo. En los mercados mayoristas confluyen los generadores eléctricos, los productores de gas, los importadores, los grandes consumidores industriales y comerciales. Allí se forman los precios, es desde donde se transmiten las señales a los potenciales inversores y también hacia donde se canalizan los mayores subsidios económicos. En grandes números, los mercados mayoristas representan el 70% del total. En cambio, en los mercados minoristas: consumidores residenciales, comercios, pymes, estaba la oportunidad de amortiguar los efectos de la corrección tarifaria mediante subsidios a la demanda que podrían ir disminuyendo gradualmente en períodos semestrales por un lapso determinado. El costo fiscal de subsidiar a la demanda es sensiblemente inferior al de subsidiar a la oferta. En línea con esta estrategia se imponía hacer las instrumentaciones legales para regularizar los Entes Reguladores (hoy siguen intervenidos), iniciar efectivamente la renegociación de los contratos con las licenciatarias y concesionarias de energía, dictar las normas legales pertinentes. En el tiempo transcurrido del nuevo gobierno, todo esto ya podría estar solucionado. Lamentablemente, las autoridades energéticas no han tomado en cuenta aquellos consensos y recomendaciones elaboradas en ámbitos académicos y empresariales a lo largo de esta extensa crisis energética. En cambio, el gobierno actual ha exhibido un comportamiento bastante errático en este primer semestre. En febrero se dispuso la corrección parcial de las tarifas eléctricas y en abril la de las tarifas de gas natural que tuvieron un efecto más totalizador.

En ningún caso, se hicieron correcciones estructurales en las tarifas para solucionar distorsiones acumuladas a lo largo de años y que significaban una disminución en el impacto de bolsillo de los consumidores. Tampoco han sido objeto de revisión las elevadas cargas impositivas que gravan las tarifas en todo el país. Durante este semestre las autoridades nacionales decidieron continuar con los subsidios a la oferta (gas y electricidad) y peor aún, se decidió destinar recursos públicos para la importación de gas de Chile y también se efectuó el anuncio de comprar energía eléctrica provenientes de fuentes renovables a precio fijo, por 20 años, en dólares y utilizando recursos del Estado. Todas estas compras de energía están dirigidas, inicialmente, hacia los mercados mayoristas y por lo tanto, deberían haberse canalizadas directamente hacia los grandes consumidores, liberando a las arcas públicas de este mayor esfuerzo a expensas de la inflación futura. A pesar del contexto inflacionario en el que vivimos, y en el que seguiremos viviendo por los próximos años según las autoridades económicas, las correcciones tarifarias no contienen ningún componente de ajuste monetario, con lo que el estrés al que hemos sido sometidos en este proceso, se deberá repetir a corto plazo dado el efecto licuación que produce la inflación. Otro ejemplo que se puede mencionar es la continuidad del precio sostén al petróleo nacional que explica el elevado precio de los combustibles líquidos en las bocas de expendio, conviviendo con importaciones de petróleo crudo pagadas a bajos precios internacionales sin que su efecto beneficioso haya sido trasladado a los consumidores.

Hasta aquí, las autoridades nacionales parecen no haber acertado la solución técnica ni haber efectuado una correcta evaluación política de las decisiones adoptadas. Las protestas por las correcciones tarifarias se están multiplicando en la población y los potenciales inversores están recibiendo muchas señales de incertidumbre respecto al largo plazo del sector energético, con lo cual la verdadera solución se aleja cada día. Las expectativas favorables que generó el nuevo gobierno comienzan a debilitarse y el camino de la normalidad surge como más distante. Es evidente que las cuestiones de corto plazo están dominando una agenda de largo plazo. Pero la suerte no está echada, aún se está a tiempo de corregir las políticas y reencausar el país hacia la senda del desarrollo que todos deseamos y que muchos votamos, dice Ricardo Molina. Para IDESA “Existe un amplio consenso en favor de desplegar estrategias que promuevan la cultura emprendedora. Esto está presente en los discursos pero no en las políticas públicas. Por eso prevalecen condiciones adversas que desalientan el nacimiento y desarrollo de nuevos emprendimientos. Entre las más importantes se destacan la enorme carga burocrática, la falta de infraestructura y un esquema tributario arbitrario que discrimina a los pequeños emprendedores.” En el tratamiento de la ley de reparación a los jubilados, sectores de la oposición negociaron la incorporación de la exención del impuesto a las ganancias sobre el medio aguinaldo de junio del 2016 de las personas que no se acojan al blanqueo y estén exentos del impuesto a los Bienes Personales. Esto complementa el premio a los contribuyentes cumplidores que contempla el proyecto original a través de la eliminación del impuesto a los Bienes Personales y a la Ganancia Mínima Presunta.

De aprobarse el cambio, el beneficio se concentrará sólo entre los asalariados y jubilados de altos ingresos. No incide sobre las remuneraciones más bajas (que no son afectadas por el impuesto a las ganancias) ni sobre los trabajadores autónomos (que no cobran aguinaldo). Al favorecer sólo a los asalariados, la medida persevera en el tratamiento impositivo desigual para contribuyentes con iguales niveles de ingresos. ¿Cuál es la diferencia en la incidencia del impuesto a las ganancias según la modalidad de trabajo? Tomando un trabajador soltero sin hijos con una remuneración de $35 mil mensuales se tiene que: Si trabaja en relación de dependencia paga un 11% de impuestos a las ganancias. Si trabaja como autónomo paga 25% de impuesto a las ganancias. Esto implica que ser un trabajador autónomo hace que se deba pagar el doble de impuesto a las ganancias. Estos cálculos son aproximados pero ilustran la asimetría que sufren los trabajadores autónomos. Si bien la diferencia se reduce a mayores niveles de ingresos, el autónomo siempre paga más impuesto que un asalariado debido que tiene deducciones inferiores por lo que más rápidamente empieza a ser alcanzado por la máxima alícuota de ganancias (35%). Además, también es alcanzado por el IVA y los impuestos provinciales y municipales. En definitiva, un pequeño emprendedor termina siendo tratado por el Estado como si fuera una gran corporación. Además de fuente de inequidad, lo más dañino es que se desalienta la cultura emprendedora. Los innovadores y los pequeños emprendedores son uno de los componentes más dinámicos de la economía, pero son discriminados por el sistema tributario. A esto se suman el desaliento que provocan los pesados requerimientos que exige la burocracia, la inseguridad jurídica y las deficiencias de infraestructura. El resultado es la pobre creación neta de empresas, la desmotivación para la innovación tecnológica y el desvío de la creatividad hacia la búsqueda de gambeteos de las normas para sobrevivir emprendiendo e innovando desde la informalidad. Mucha gente valiosa, resignada, termina sumándose al empleo público redundante o emigrando.

Una de las debilidades del proyecto de blanqueo, incluso en su versión original, es que no avanza en generar condiciones para que los capitales ocultos se canalicen hacia la producción. Obviamente que construir un ambiente propicio para los nuevos emprendimientos es un desafío complejo y de largo aliento. Pero un gesto sería comenzar a dar igual trato a los trabajadores autónomos con los asalariados y corregir la grosera desactualización de la tabla de alícuotas del impuesto a las ganancias. Esta tabla establece que la alícuota más alta del impuesto (35%) se aplica cuando los ingresos anuales superan los $120 mil. Mientras que hace 20 años, cuando se sancionó la tabla, esto equivalía a U$S 120 mil, en la actualidad equivalen a apenas unos U$S 8.500. En lugar de insistir con “parches”, como la exención de ganancias al medio aguinaldo de junio del 2016, se debería perfeccionar el proyecto original del blanqueo contemplando incentivos a favor de los emprendedores. Esto implica adoptar como objetivo no solo la exteriorización sino generar estímulos para que los capitales ocultos se canalicen a expandir la capacidad productiva del país. Esto no se resuelve con voluntarismo sino eliminando la gran cantidad de discriminaciones que sufren los que intentan vivir de sus propios emprendimientos, invirtiendo, ideando e innovando para una mayor producción. ¡Una enorme injusticia se sigue generando sobre el pueblo argentino, y eso NO es lo que votó la gente!

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