Por Carlos Andrés Ortiz.-

La doctrina económica liberal, así como sus derivadas el neoliberalismo y el “libertarismo”, se basan en diversos falsos prejuicios, que a fuerza de repeticiones y con las presiones constantes del establishment (el poder establecido), se instalan como supuestas “verdades absolutas” y pretendidamente incontestables, varias de las cuales incluso entronizadas como “leyes económicas”, las que pese a ser demostradamente falsas, siguen usándose en forma dogmática.

Una de las más repetidas, es la que pregona la “eficiencia privada”, la cual involucra la falsedad asociada, de la también dogmatizada y falsa “ineficiencia crónica del Estado”.

Con previsibles desastrosos resultados económicos, sociales e incluso geopolíticos, esas dos muletillas, de asociada difusión, fueron parte del eje comunicacional central, cuando con el soporte de las bayonetas del gobierno militar de Videla y sucesores, se instaló el neoliberalismo, que nos endeudó brutalmente; estatizó deudas privadas de grandes empresas (entre ellas la de Macri); forzó la desindustrialización; cerró o ahogó financieramente a los entes tecnológicos estatales; aumentó la desocupación; hizo crecer rápida y acentuadamente la pobreza y la miseria, convirtiéndolas en estructurales; y nos subordinó explícitamente a los dictados del grupo de poder mundial hoy llamado El Atlantismo.

Claro que los “patrioteros de bandera” no lo asumen y siguen siendo colonizados mentales en grado sumo…pero este ya es otro tema.

El infame “proceso” de la dictadura cívico militar, creó forzadamente las condiciones para el endeudamiento irracional y la inviabilidad financiera de las Empresas Del Estado, siendo con eso el prolegómeno del desguace estatal a precios viles, perpetrado en los nefastos años ’90, lo que a su vez nos llevó a la crisis terminal de 2001/2002, con la cual afortunadamente no lograron uno de los objetivos básicos de los apátridas personeros del neoliberalismo salvaje, que era -y sigue siendo- la balcanización del territorio nacional en media docena o poco más, de irrelevantes republiquetas, que hubieran sido fácilmente manejables por el mega poder financiero transnacional.

A ese objetivo de balcanización (fragmentación territorial), apuntan el ultraindigenismo (con el mapuchismo fogoneado desde Gran Bretaña como punta de lanza), y la nada inocente iniciativa del exgobernador “cambiemita” Cornejo, que propuso independizar a Mendoza.

A eso tendía Cavallo, con su maliciosa y falsa definición de “provincias inviables”; y a lo mismo apunta el macrismo, con uno de sus personeros diciendo que regalaría a Gran Bretaña, no solo Malvinas (dijo Falklands), sino también Tierra Del Fuego y La Antártida. Pero como el tejido socio cultural argentino es aun, pese a todo, sólido como para resistir embates balcanizantes, los personeros del neoliberalismo tienen el objetivo de mínima, de retrotraernos al siglo XIX de la inviable y anacrónica Argentina feudal, de economía forzosamente primarizada, expulsora de población, con miseria generalizada, y con todo el poder en manos de los “patrones de estancia” y otros mandamases de similar catadura oligárquica clasista excluyente, imbuidos de ilimitada soberbia antinacional. Esos sectores antinacionales odian y desprecian al Estado, al cual incluso algunos verborrágicos lo consideran “el enemigo a derrotar”, pero son los primeros en exigir al mismo Estado al cual dicen odiar, auxilios financieros ante sequías, inundaciones u otros problemas que puedan aquejarlos. Tampoco, esos señorones oligárquicos y sus voceros y comparsas de la política y los medios masivos de comunicación, se detienen a razonar que, sin un poderoso Estado, caeríamos en una inmanejable anarquía; y tampoco razonan que todas las naciones desarrolladas, tienen un Estado Nacional fuerte y muy activo, lo que incluye entes y empresas estatales sólidas, puntales de sus economías nacionales.

Ahora, ante el caos de EDESUR, denso silencio de los promotores de lo privado. Del tema, la historia enseña mucho, y amerita un artículo separado, en mérito a la brevedad.

Cabe recordar, que la estatal SEGBA (Servicios Eléctricos del Gran Buenos Aires), fue creada durante el breve gobierno desarrollista -de Frondizi-, para frenar o terminar los desmanejos de las empresas privadas, que por décadas manejaron el servicio eléctrico en ese gran conglomerado poblacional e industrial, empresas que por cierto muy poco invertían pues, según prolijas investigaciones, como la de la comisión especial dirigida por Matías Rodríguez Conde, priorizaban sus utilidades y las remesas al exterior de las mismas. La planificación a mediano y largo plazo, brillaba por su ausencia, y las inversiones en mantenimiento y expansión del servicio, muy pobres o casi nulas. Es de destacar que antes fue dificultoso nacionalizar el servicio eléctrico en la vasta área luego atendida por SEGBA, pues los contratos de concesiones estaban vigentes, por lo que el Estado Nacional, en años del peronismo, optó por invertir en obras para mejorar las interconexiones en Capital Federal y el creciente Gran Buenos Aires, mientras también se invertía en nuevas unidades de generación, en diversos puntos del país.

Cabe recordar que las acciones para desguazar y privatizar SEGBA, comenzaron a perpetrarse apenas instalado el gobierno usurpador del poder, en el siniestro “proceso” cívico militar, para lo cual, después de una reunión convocada por Videla, al salir y a las pocas cuadras, fue secuestrado el dirigente de Luz y Fuerza, Oscar Smith, pasando a ser un “desaparecido más”, siniestra denominación creada como evidente sinónimo de “asesinado”.

Precisamente, el poderoso ministro de economía, dupla civil de Videla, José Alfredo Martínez De Hoz, entre las muchas acciones para endeudar y debilitar las Empresas del Estado, tenía especial interés en el Sector Eléctrico, pues era directivo de la Compañía Ítalo Argentina de Electricidad -la Ítalo-, por entonces de capitales suizos, que logró transferir su patrimonio al Estado a muy alto precio, pues sus maquinarias estaban totalmente amortizadas y en muy deficiente situación de mantenimiento. La excusa fue que “era necesario hacerlo, para tener abiertos los canales de préstamos”, pues ya estaba en marcha el voluminoso e irracional endeudamiento, que el nefasto proceso, dejó como una de sus peores “herencias” al gobierno civil que años después lo sucedió. Toda la destrucción socio económica perpetrada para forzar embretarnos en el neoliberalismo salvaje, estuvo manchada con sangre y marcada con “desapariciones”, tal como pasó en el Sector Eléctrico. Muchos ignoran que toda la violencia -de guerrillas y del Estado cooptado por neoliberales- provocada y desatada desde antes y durante el “proceso”, fue lo sutilmente “sugerido” por el historiador canadiense – británico, Harry S. Ferns, para anular y destruir todos los avances muy significativos logrados por el peronismo, tal como lo dijo en uno de sus libros.

Vendrían después los deplorables años ’90, en los que el grave deterioro adrede provocado en las Empresas Del Estado, hizo que les fuera fácil a la dupla Cavallo-Dromi, privatizarlas y en su mayoría extranjerizarlas a precios y en condiciones viles para Argentina; y en otros casos cerrarlas sin importar las consecuencias, como casi todos los ramales ferroviarios, y en otros perdiéndose valiosísimos antecedentes técnicos, como los de Agua y Energía Eléctrica.

Fue entonces cuando se desguazó SEGBA, en EDENOR, EDESUR y EDELAP, empresas que en las tres décadas que vienen operando, no brillaron precisamente por sus inversiones, para mejorar el servicio; inversiones que tampoco evidencian haberse hecho en la medida adecuada, en los cuatro años del neoliberalismo macrista, período en el cual los usuarios de los servicios públicos, debimos soportar brutales incrementos tarifarios, los que según múltiples denuncias y evidencias difundidas por críticos de esas operatorias, se utilizaron básicamente para distribuir como ganancias entre los accionistas, los cuales en su mayoría, son extranjeros o locales vinculados a los sectores al poder real que tras bambalinas, mueve los hilos del accionar neoliberal, o sea apátrida.

Completando el cuadro de situación, ante la desesperación de muchos usuarios de EDESUR, por padecer largos períodos de cortes del servicio eléctrico, el Jefe de Gobierno (léase intendente) de CABA (léase Capital Federal), envió a su policía a reprimir brutalmente a los usuarios afectados, como si fueran delincuentes, y en otra operatoria similar movilizó a La Infantería como amenaza directa a otro grupo de vecinos padecientes de los prolongados cortes del servicio. Pero claro, EDESUR es de capitales extranjeros, y para los ultra privatistas del neoliberalismo, esos capitales (claramente especulativos y sin vocación de mejorar el servicio), son más importantes que el pueblo de a pie.

Indignante todo, y muy visible el escaso o nulo accionar de los privados para mantener y mejorar el vital servicio eléctrico; y a la vez inentendible que el Estado -de CABA, de la provincia de Buenos Aires y el Nacional-, manejado o influenciado por ideólogos del neoliberalismo en CABA, e inexplicablemente en los otros dos casos, no haya implementado rápidas acciones para morigerar el desesperante cuadro de situación, de largos días o semanas de carencia del vital fluido.

También es muy preocupante que no se advierta el necesario accionar de planificación eléctrica y energética en general, en el corto, mediano y largo plazo.

Y en Energía, la falta de planificación, se paga siempre muy cara.

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