Por Hernán Andrés Kruse.-

El presidente de la nación fue el orador principal de la vigésimo segunda conferencia anual de la Unión Industrial Argentina. Ámbito propicio para ratificar su política de ajuste permanente. Dijo Mauricio Macri: “Hay que decidir en qué vamos a recortar. Esa es la discusión que comienza en 2017. Porque necesitamos fortaleza interior y la única manera es estar equilibrados y corregir el tremendo desequilibrio del punto de partida”. Manifestó que “no podemos salir al mundo y enfrentar la tremenda renovación tecnológica con convenios laborales del siglo veinte. Tenemos que sentarnos en la mesa a discutir todos los convenios laborales” (…) “Todo esto se basa en que creamos en nosotros mismos”. Para los industriales fue como escuchar música de Mozart. El presidente comenzó su exposición expresando que “Hace un año los argentinos elegíamos un cambio de valores, un cambio cultural, un cambio que comenzó y que llevará años. Un cambio que inspiró a muchos argentinos a volver a creer, que es lo que les pedí hace un año acá. Sigo creyendo en la capacidad de ustedes y necesito que ustedes crean que son capaces, que los desafíos que nos presenta el mundo son posibles”. Macri sigue valiéndose de la estrategia de alimentar las expectativas pero que por ahora choca con la caída del consumo, de la actividad industrial y del empleo. Consciente de la difícil situación imperante, el presidente viene tratando por estos días en echarle toda la culpa a Cristina: “Les dije que el punto de partida era difícil pero me quedé corto. Nos encontramos con un país quebrado, no sólo en default sino sin energía, con un déficit fiscal enorme, una presión tributaria de las más altas de la región y deudas por todos lados. Frente a eso tuvimos un primer gran éxito. Evitamos la quinta crisis terminal en menos de 50 años”. Luego agregó: “Leí hace muchos años que la fortaleza de las personas radica en cuán capaces son de soportar la verdad. Nosotros terminamos con el apagón estadístico del Indec y surgió la realidad: más del 32 por ciento de los argentinos están en la pobreza”. Hubiera sido interesante que hubiera hecho mención de la devaluación, los tarifazos y los despidos. El presidente afirmó la lógica neoliberal del ajuste para dar solución a los desequilibrios en las cuentas fiscales y dijo a manera de anticipo que “la discusión el año que viene pasa por dónde recortar. Tenemos que estar equilibrados”. Vale decir que la elección de medio término se basará en la antinomia ajustar-no ajustar. También reiteró la necesidad de que se discutan los convenios laborales que pertenecen al siglo pasado. “Necesitamos”, enfatizó, “estar todos convencidos de lo que estamos haciendo. En este mundo el que no avanza desaparece y avanzar supone invertir en capacitación y tecnología”. Como colofón, el primer mandatario manifestó: “Este año fue duro, para la industria y para muchos argentinos. Por eso llevamos la ayuda social a los niveles más altos de nuestra historia. Queremos que todos podamos cruzar ese puente entre la Argentina de hoy y la que podamos hacer. Lo bueno es que en 2017 vamos a crecer, hemos sentado las bases. El desafío es crecer 10, 20, 30 años en forma consecutiva, constante, parejo. Eso nos va a llevar al desarrollo. Para eso tenemos que encarar los desafíos estructurales, poniéndolos sobre la mesa, diciendo la verdad”. Vale decir que la fuerza Cambiemos tiene en mente detentar el poder unos 30 años, si es posible. Que Dios nos ampare (fuente: “Hay que decidir en qué vamos a recortar”, Página 12, 23/11/016).

También participó del cónclave de los industriales el ministro de Hacienda y Finanzas, Prat-Gay, quien no obvió el duelo dialéctico que mantuvo hace unas horas con el ex ministro de Economía Roberto Lavagna. “Colapso hubiera sido demorarse en levantar el cepo cambiario, lo que hubiera generado una mayor caída de las reservas del Banco Central y una detonación dramática del tipo de cambio y nos hubiéramos parecido mucho a Venezuela”, disparó el funcionario con el evidente propósito de recuperar parte de la legitimidad política que viene perdiendo el gobierno como consecuencia de la recesión económica. Según el funcionario el gobierno macrista “fue el único en la historia que logró colocar deuda en pesos a tasa fija y plazos largos”. Más adelante enfatizó un hecho que el gobierno de Macri considera espectacular: la recaudación de unos 7 mil millones de dólares en efectivo en concepto de blanqueo de capitales. Para los empresarios que se hicieron presentes en Parque Norte el panorama económico es diferente al pintado por el ministro. Para ellos los incentivos microeconómicos no son tan relevantes frente a un esquema que prioriza los incentivos macroeconómicos (toma de deuda, valorización a altas tasas de interés y la reconversión a dólares a raíz de la estabilidad cambiaria) que tienen como beneficiarios a los miembros de la “patria financiera”. Frente a estas críticas Prat-Gay redobló la apuesta enfatizando por enésima vez el slogan de la pesada herencia. “Recibimos una administración en completo desorden, los desequilibrios estaban por donde uno quería mirar. A pesar de los cepos que estaban vigentes, caían las reservas internacionales y había déficit fiscal. Nos estábamos quedando sin dólares, sin pesos y sin credibilidad, nos estábamos quedando sin energía. La situación social era muy complicada, con más de uno de cada tres argentinos por debajo de la pobreza. Además, no se podía conversar, no se podía dialogar. Nos habíamos quedado sin todo eso”, enfatizó. Al día siguiente de la asunción de Macri, el por entonces flamante ministro de Hacienda y Finanzas no opinaba lo mismo: “Es una herencia compleja, no es crítica como en otras transiciones, pero es compleja”. ¿En qué quedamos entonces: el gobierno de Cambiemos recibió una herencia compleja pero controlable o una situación completamente desquiciada? Luego manifestó: “Estamos en un equilibrio fino entre evitar la crisis y sentar las bases de otra cosa. Habitualmente el ciclo populista cerraba con un fuerte ciclo de ajuste. Eso es lo que nosotros logramos contener y estamos logrando transitar. Si nosotros no hubiéramos recuperado el acceso al crédito tendríamos que haber parado la obra pública, eso hubiera sido un colapso, con una espiral recesiva inflacionaria”. Oh casualidad, eso fue lo que sucedió con el transcurrir de los primeros meses de gobierno macrista: se paralizó la obra pública desatando la inflación. Dijo finalmente que “las restricciones del punto de partida son políticas y sociales. Este gobierno no cuenta con mayoría en las cámaras del Congreso y sin embargo ha tenido gran aprobación de las leyes propuestas” (fuente: “Prat-Gay se cree un salvador”, Página 12, 23/11/016).

Elisa Carrió es una experta en el arte de crear fuerzas políticas y de destruirlas más adelante. Si Mauricio Macri creyó que la chaqueña se iba a quedar callada apenas oliera a “corrupción” dentro de su gobierno se equivocó groseramente. En las últimas horas la creadora de la Coalición Cívica y columna vertebral de Cambiemos reiteró sus ataques contra el polémico ministro de energía, Juan José Aranguren. Pero en esta oportunidad los misiles de Carrió fueron dirigidos hacia tres altos funcionarios bajo su mando: Luis Barile (director de Gas Licuado de Petróleo); Pablo Popik (subsecretario de Refinanciación); y Luis Sureda (secretario de Recursos Hidrocarburíferos). Carrió los denunció penalmente porque quiere que se investigue si otorgaron beneficios a las empresas Pan American Energy, Panamerican Sur y Refinol, en las que estos funcionarios trabajaron hasta hace poco. En la denuncia los funcionarios habrían incurrido en el delito de “negociaciones incompatibles con la función pública”. La causa recayó, oh casualidad, en el juzgado del doctor Bonadío. Es la primera vez que un dirigente tan importante de Cambiemos efectúa una denuncia semejante. Anteriormente los diputados Martín Doñate (FPV) y Rodolfo Tailhade (FPV), y el senador Fernando Solanas (Proyecto Sur) habían acusado al propio Aranguren por supuestas irregularidades cometidas en la compra de gas a Chile. Además, la Oficina Anticorrupción cuestionó duramente al funcionario por ser al mismo tiempo Ministro de Energía y accionista de Royal Dutch Shell. Presionado por Laura Alonso el ¿ex? Ceo de Shell se vio obligado a desprenderse en septiembre de sus acciones, justo cuando la sociedad estaba indignada por el tarifazo. En ese momento Carrió había exclamado que lo de Aranguren era un conflicto de intereses en cualquier lugar del mundo.

Según Carrió, Popik y Sureda ocupaban cargos jerárquicos en las principales petroleras de la Argentina hasta un segundo antes de asumir en los Ministerios de Energía y Minería de la Nación. La chaqueña explica en su denuncia que Sureda ocupó hasta el año anterior el cargo de vicepresidente de PAE (Pan American Energy). Este personaje comparte acciones con Bridas y con Cnooc (compañía china). En cuanto a Popik, Carrió señala que trabajó para Repsol YPF y luego lo hizo en Exxon y Axion Energy (2012/015). Por su parte Barile estuvo en Exxon hasta 2014 y cuando asumió como funcionario era consultor de otra empresa petrolífera. Según el Observatorio de las Élites Argentinas de la Universidad de San Andrés el de Aranguren es el ministerio que tiene mayor cantidad de ex ejecutivos de empresas petrolíferas de primera línea. Es por ello que el diputado kirchnerista Guillermo Carmona presentó un proyecto tendiente a limitar el número de CEOs y regular situaciones en las que se presentaran incompatibilidades y conflictos de intereses tanto en el ingreso, como en la permanencia y egreso de personas del ámbito privado al público y a la inversa. Carrió se sustenta en dos resoluciones firmadas el 7 de junio y el 2 de agosto que sostienen que tres compañías del sector se habrían beneficiado de manera directa y/o indirecta, por haberlas eximido del cumplimiento de la provisión, a precio regulado, del gas empleado para la producción de las garrafas sociales. En su escrito Carrió expresa que “El incumplimiento en el que incurrieron las empresas habría sido subsidiado con gas importado provisto por Enarsa, a través de Transportadora Gas del Sur”, para luego agregar que “esto les habría proporcionado a las beneficiadas un mayor excedente de gas licuado de petróleo, para poder exportarlo, según datos registrados en el propio ministerio”. Para la diputada tanto Barile como Popik y Sureda “se encontrarían legalmente inhabilitados para intervenir en las actuaciones administrativas que concluyen con tales beneficios” y que “aunque la rúbrica final pudiera haberse delegado en el propio Ministerio, para-de este modo-burlar la orden judicial. La imparcialidad debe ser absoluta y real”. Finalmente, solicitó como medidas de prueba, entre otras, que la funcionaria macrista Laura Alonso “remita toda actuación administrativa en la que estén involucrados los denunciados” y que se les tome declaración testimonial a los funcionarios involucrados. Horas más tarde Carrió procuró echar algo de agua al incendio que había provocado afirmando que “mi relación con el ministro Juan José Aranguren está intacta”. Menos mal. Luego afirmó: “Leímos en un diario que habrían ocurrido cuestiones que violentan la Ley de Ética Pública y que podrían haber sido hechos de corrupción y lo único que hicimos fue ponerlo en conocimiento de la Justicia para que se investigue, lo hemos hecho siempre y lo seguiremos haciendo porque el delito no tiene partido ni ideología” (fuente: Sebastián Abrevaya, “La CEOcracia regresa a los tribunales”, Página 12, 23/11/016).

En su edición del martes 22 de noviembre La Nación publicó un artículo de Pablo Mendelevich titulado “La delgada línea de Macri entre esperanza y destino”, en el que analiza la histórica frase de Duhalde según la cual la Argentina es un país condenado al éxito. Tal como lo señala el autor, el ex presidente Duhalde fue mejor mandatario que autor de frases célebres. Cuando se analiza su presidencia siempre hay que tener en cuenta el contexto social, político e institucional en el que tuvo que desenvolverse. Antes de su asunción se produjeron sucesivamente, en apenas diez días, la renuncia de De la Rúa y los interinatos de Puerta, Rodríguez Saá y Camaño. La convertibilidad había dejado de existir y los políticos tenían miedo de salir a la calle. Duhalde hizo lo que pudo y seguramente la historia lo tratará con benevolencia (siempre en relación con sus meses como presidente, vale aclarar). Inmediatamente después Mendelevich expresa que, sin embargo, Duhalde fue más efectivo como autor de frases célebres que como “descubridor de talentos presidenciales para sucederlo”. Mendelevich, obviamente, no le perdona su decisión de ungir a Néstor Kirchner como su delfín. Pero aquí también hay que considerar el contexto histórico. Los asesinatos de Kosteki y Santillán obligaron a Duhalde a acelerar los tiempos políticos. Al quedarse sin la suficiente nafta para llegar a diciembre de 2003 se vio obligado a adelantar las elecciones presidenciales. Obsesionado por impedir el retorno de Menem a la presidencia dedicó las energías que le quedaban para designar al dirigente que, además de gozar de la simpatía del establishment, fuera capaz de impedir una nueva presidencia del riojano. En ese momento uno de los políticos con mejor imagen era el gobernador Carlos Reutemann. Hubiera sido su delfín ideal pero por esos misterios de la vida el Lole le dijo “no”. Es probable que Reutemann se lleve a la tumba las razones de su negativa. Porque de haber aceptado el convite de Duhalde hubiera sido el próximo presidente de la nación. Nadie hubiera podido con el Lole, ni siquiera Menem. Duhalde no bajó los brazos y siguió buscando a su delfín. Habló con Felipe Solá y De la Sota, pero no pudo ser. Finalmente, por descarte, Duhalde se fijó en el gobernador de Santa Cruz Néstor Kirchner. El patagónico aceptó la propuesta y finalmente asumió como presidente el 25 de mayo de 2003. Lo que es el destino de una persona. La negativa del Lole le abrió las puertas del poder al matrimonio que ejercería el poder en el país durante los próximos 12 años y medio.

Mendelevich también rememora aquella frase que Duhalde lanzó ante la Asamblea Legislativa “el que depositó dólares recibirá dólares”. Lo que pasó fue que el que depositó dólares recibió pesos. A pesar de este “desliz”, Duhalde demostró ser un eficaz bombero en un momento en el que el país se incendiaba. La otra frase que inmortalizó el ex presidente fue la que aludía a la Argentina condenada al éxito. Hace pocas horas el presidente Macri criticó duramente esa frase repudiando “la esencia determinista del concepto”. Lo que hizo el primer mandatario fue, en opinión de Mendelevich, “un reproche justiciero al voluntarismo”. En la entrevista concedida a Clarín el domingo pasado, Macri dijo al respecto: “Tenemos que abandonar esa creencia de que estamos condenados al éxito. Nos hizo mucho mal. Eso fue lo que generó la cultura del atajo, la cultura de la avivada. Luego, citando a Churchill, dijo que a veces las cosas tienen que estar muy mal para que luego comiencen a mejorar y reconoció que “la verdad de donde estamos es mucho peor de lo que pensábamos”. La historia ha demostrado, señala Mendelevich, que una de las funciones primordiales de todo presidente es convencer a sus pueblos de que el futuro será mejor, que vale la pena esforzarse ahora porque más adelante se verán los frutos. El arte de la motivación hace, pues, a la esencia de un líder nato. Sin embargo, lo relevante del asunto pasa por la manera como el líder expende confianza. Por supuesto que Macri no niega esta condición “pero una cosa”, enfatiza Mendelevich, “es poner el foco en la acción de remar con la expectativa de alcanzar el puerto y otra es entregarse a la corriente del río bajo el supuesto de que el destino ni siquiera está en el mapa debido a que es una fuerza divina”. Una cosa es demandar a la población ingentes esfuerzos para alcanzar una meta perfectamente alcanzable y otra muy diferente es exigir dicho esfuerzo en pos de un objetivo que ni siquiera el propio presidente sabe a ciencia cierta si es alcanzable. Macri cree que la frase de Duhalde es el emblema de la cultura del atajo, de la avivada. En la década del treinta del siglo XIX Charles Darwin, luego de visitar la Argentina, dijo que “los habitantes respetables del país ayudan invariablemente al delincuente a escapar; parecería que piensan que el hombre ha pecado contra el gobierno y no contra el pueblo”. De antología.

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