Por Hernán Andrés Kruse.-

Finalmente se decidieron. Schmid, Daer y Acuña, los máximos popes sindicales, convocaron a una huelga general, sin movilización, para el próximo 6 de abril contra la ortodoxia económica que viene implementando Macri desde que es presidente. El paro cuenta con la adhesión de todos los gremios y su eje es el rechazo a las medidas económicas macristas que están destruyendo el empleo y el poder adquisitivo de los trabajadores. La huelga será el broche de oro de una serie de manifestaciones opositoras al Gobierno que dieron comienzo los días 6,7 y 8 de este mes con las marchas de docentes, de la propia CGT y de las mujeres, y que fueron seguidas por los cortes y ollas populares de los movimientos sociales. La próxima semana habrá una marcha federal de los docentes, el 24 se conmemorará el golpe cívico-militar y el 30 tendrá lugar la protesta de la CTA.

A lo largo de 2016 el presidente de la nación tejió una sólida relación con la dirigencia sindical para evitar lo que tendrá que soportar el 6 de abril: el primer paro general durante su gobierno. Su éxito está garantizado porque el poderoso gremio del transporte decidió plegarse. Si a ello se le agrega la decisión de la izquierda de hacerse notar haciendo sus clásicos piquetes, el silencio que reinará ese día será atronador. Por su parte, la CTA también decidió sumarse a la protesta. Lo curioso es que en esta oportunidad no habrá movilización, contrariando la antigua tradición cegetista de acompañar la medida de fuerza con los trabajadores copando Plaza de Mayo. El nuevo triunvirato cegetista se encargó de anunciar el paro luego de una reunión del Consejo Directivo en la sede de la calle Azopardo. Schmid, Acuña y Daer reconocieron que con esta decisión satisficieron el pedido de los trabajadores durante la reciente movilización, caracterizada por Schmid como “una enorme demostración del descontento popular”. Remarcaron que la decisión de parar es “irreversible” y no depende de futuras negociaciones con el gobierno de Cambiemos. El Presidente “no tomó, hasta ahora, la nota que debía tomar de la movilización”, sostuvo Daer. “Venimos planteándole rectificación de políticas que han llevado a la destrucción de cantidades importantísimas de puestos de trabajo”. “Perdimos poder adquisitivo, puestos de trabajo y a la caída de consumo se le sumó la llegada de más productos importados”, remató. También destacó que las medidas del Gobierno “han llevado a que el año pasado tuviéramos la inversión más baja de toda la región cuando habían planteado que las expectativas eran que llovieran inversiones de todos lados”. Según Acuña, la CGT “tuvo la responsabilidad de ir marcando todos los errores que venía cometiendo” el Gobierno “y también teniendo la prudencia necesaria, tratando de ir conteniendo la paz social más allá de los incumplimientos a los compromisos acordados en la Mesa del Diálogo”. No se privó de aconsejar a Macri que “escuche y recapacite” porque “los trabajadores durante 15 meses pusieron el hombro y el Gobierno lo único que hizo fue aumentar las tarifas”. También solicitó que se “reconozca la pérdida del poder adquisitivo del salario y que esa diferencia salarial sea incluida en las paritarias que tienen que ser libres y cada sector las discuta como corresponde”. Señaló por último que “este gobierno golpea muy fuertemente a los sectores del trabajo, a los más humildes, a los que más necesitan y también a la industria nacional”. Por su parte, Schmid sostuvo que “hubo una proverbial manifestación de descontento popular y ese fue el eje de todos los reclamos de los miles y miles de ciudadanos, de compañeros trabajadores, sectores empresarios y profesionales” que participaron de la marcha del 7 de mayo. “El paro es una expresión del mercado social. No constituye un programa alternativo, porque nosotros no fuimos votados por la ciudadanía; nosotros estamos aquí cumpliendo el rol que descargan sobre nuestras espaldas los compañeros de los sindicatos confederados”, remató.

Mientras tanto, ambas CTA ratificaron el paro nacional para el 30 de marzo y anunciaron su adhesión a la huelga del 6 de abril. Hugo Yasky consideró que “es positivo que la CGT haya escuchado el clamor de paro nacional” y es por ello que “la CTA será parte de esa histórica jornada de lucha que marcará un antes y un después” en esta etapa histórica inaugurada el 15 de diciembre de 2015. En su opinión, la medida convocada por el triunvirato será “un plebiscito contundente, demoledor e inapelable” y expresará “el rechazo del pueblo a la política sistemática de empobrecimiento y despojo de los sectores populares que hoy sufren en el país”. Por ese motivo “el 6, el conflicto va a seguir fortalecido por la unidad”. Si la medida resulta auspiciosa “será verdad que existe una repulsa generalizada” al plan económico del Gobierno. Por otro lado, confirmó la realización de la medida de fuerza de la CTA para el 30 de marzo: “el mandato de los 1717 delegados de las CTA que votaron un paro y movilización para el 30 de marzo se mantiene”. “El pueblo y los trabajadores movilizados ese día fortalecerán la convocatoria del conjunto de las centrales obreras a la huelga general a realizarse el 6 de abril”, manifestó (fuente: Nicolás Lantos, “La CGT le hace su primer paro a Macri” y “Unidos en la huelga”, Página/12, 17/3/017).

En su edición del 17de marzo, La Nación publicó un editorial de The Economist titulado “Los pros y los contras del gradualismo de Mauricio Macri”. Dice el diario: “Al son de bombos y uno que otro petardo, decenas de miles de sindicalistas marcharon por el corazón de Buenos Aires el 7 de marzo agitando banderas para protestar por la pérdida de empleo y la inflación” (…) “La protesta coincidió con un paro de docentes. Esta agitación de la oposición se da en un momento delicado para el presidente de la Argentina, Mauricio Macri, y sus esfuerzos por reparar el daño infligido por el populismo de sus predecesores peronistas, Cristina Fernández de Kirchner y su marido, ya fallecido, Néstor. En octubre, la coalición Cambiemos de centro derecha de Macri enfrenta elecciones de mitad de período en la que se renueva casi la mitad del Congreso. Este será un referéndum simbólico para el gobierno. De hecho es sorprendente que Macri, ex empresario, siga siendo tan popular (su tasa de aprobación es de alrededor del 50 por ciento). Su victoria en noviembre de 2015 fue inesperada. Heredó un país con el futuro hipotecado: las reservas internacionales eran casi inexistentes; una disputa con tenedores de bonos había cerrado la puerta a los mercados de crédito para la Argentina; la inflación era de alrededor del 30 por ciento; y el déficit fiscal era un 54 por ciento del PBI en 2015, inflado por subsidios indiscriminados a consumidores y compañías amigas del gobierno kirchnerista y financiado con emisión”.

“El equipo de Macri actuó rápidamente para desmantelar los controles de cambio, devaluar el peso y arreglar con los acreedores. Elevaron las tasas de interés para evitar que se descontrolara la inflación, lo que empujó a la economía a una breve recesión. Fuera de ello han actuado con cautela” (…) “Esta cautela responde a las circunstancias-Macri no tiene mayorías en el congreso-pero también a su preferencia por construir consensos, que practicó durante sus ocho años como alcalde de Buenos Aires. Puede mitigar el impacto social de la estabilización en un país aún traumatizado por un colapso económico en 2001-02. Pero el gradualismo no es ninguna panacea. A las empresas les preocupa que el uso de créditos en dólares para financiar el déficit fiscal, aunque no sea inflacionario, esté llevando nuevamente a la sobrevaluación del peso” (…) “Pese a un aumento de la asistencia social, un estudio de la Universidad Católica encontró que la tasa de pobreza urbana creció el año pasado del 29% al 33% de la población. Desde diciembre las encuestas de opinión muestran una fuerte caída del optimismo. Eso coincide con lo que comentaristas llaman una serie de “errores no forzados” del gobierno. Van desde cosas triviales (una pelea por el cambio de fecha de un feriado) hasta asuntos preocupantes: la reducción de una deuda con el estado de una firma propiedad del padre de Macri, en lo que el gobierno debió dar marcha atrás. Los críticos también se quejan del micro manejado por la Casa Rosada, el palacio presidencial. Marcos Peña, jefe de Gabinete de Macri, insiste en que los errores son menores comparados con los de los Kirchner. El mayor problema, agrega, es como afecta el ajuste a la clase media baja, “que votó por nosotros” (…) “Macri aún tiene mucho a favor. Mario Blejer, un ex presidente del banco central, cree que el PBI crecerá un 4 por ciento este año” (…) “Los peronistas están divididos. Muchos argentinos se cansaron de la confrontación permanente engendrada por Fernández, que se está defendiendo de cargos de corrupción” (…) “Es casi imposible para el gobierno obtener una mayoría en el congreso en octubre. Pero debe evitar la percepción de una derrota, lo que haría que el gobierno de Macri parezca un paréntesis en un país populista en vez del comienzo de una nueva era. La elección se produce antes de que estén claros todos los beneficios de políticas más racionales. Aún así, muchos argentinos parecen reconocer que Macri representa para la Argentina la mejor oportunidad en una generación de romper con el círculo vicioso de populismo y declinación”.

En su edición del 17 de marzo Clarín publicó un increíble artículo de Marcelo Bonelli titulado “Los inversores quieren saber cuándo la Justicia pondrá presa a Cristina Kirchner”. Dice el conductor de “A dos voces”: “Presidente: ¿por qué no va presa Cristina Kirchner?”. La directa pregunta fue de Felipe González y ocurrió en un encuentro a solas con Mauricio Macri. Al ex jefe de Gobierno español no lo convenció la respuesta llena de evasivas y prudencia. González entonces cambió la pregunta, pero insistió con la cuestión: “¿cuándo va a ir presa Cristina?”. Después le explicó por qué insistía. Así le dijo: “Quiero que sepas que nadie va a invertir en serio en Argentina hasta que los hechos de corrupción de Cristina sean juzgados y condenados”. También trasmitió una preocupación de los inversores ibéricos: la corrupción en la Argentina se convirtió en una competencia desleal, que desde la SEC de los Estados Unidos (Securities and Exchange Commission, la entidad gubernamental que supervisa los mercados financieros) se penaliza en el plano internacional”.

“Los empresarios españoles tienen experiencia en corrupción porque participaron del oscuro proceso de privatización menemista. Entel, Aerolíneas Argentina e YPF tuvieron múltiples denuncias que involucraron hasta al propio ex rey Juan Carlos” (…) “Felipe González le dijo a Macri que expresaba la opinión de muchos dirigentes políticos de Europa y de la mayoría de los jefes de las grandes compañías españolas. El presidente lo confirmó después, durante las entrevistas privadas que tuvo en Madrid con popes de las principales firmas ibéricas. La mayoría le trasmitió ese caliente interrogatorio del ex líder socialista. A Macri le impactó el mensaje. Los argumentos que escuchó en Madrid contrastan con la estrategia electoral de la Casa Rosada: darle oxígeno político y confrontar con Cristina. Es decir, evitar que vaya presa. Ya la propuesta de Jaime Durán Barba genera ruidos en la Argentina. Muchos empresarios locales resolvieron postergar decisiones económicas hasta que se aclare si la expresidente tiene reales chances electorales. Nadie quiere arriesgar dinero, si hay una mínima posibilidad de que vuelva Cristina. En otras palabras: el panorama electoral frena decisiones de inversión y desalienta la reactivación de la economía. Lo contrario de lo que dice buscar Macri.” (…) “Los banqueros son testigos de los mensajes que los ministros Luis Caputo y Nicolás Dujovne trasmiten a los fondos de inversión. “Inviertan tranquilos. Macri gana las elecciones caminando”, repite el ministro de Hacienda. El Presidente comparte ese optimismo. Lo hace a pesar de que bajó fuerte en las encuestas. Por eso está atento y esta semana destrató a su “mesa chica”. Primero el martes ingresó, sorpresivamente, a una reunión de trabajo. Alarmado, Macri escuchó que algunos ministros aconsejaron bajar la dureza y buscar un acuerdo con los docentes: “Ustedes están locos”, les dijo. También se quejó con Horacio Rodríguez Larreta. La relación es óptima, pero el Presidente se siente envuelto en una indeseable interna: la pelea entre el jefe de Gobierno porteño y la ministra de Seguridad Patricia Bullrich por los piquetes”.

La reacción de la ex presidente no se hizo esperar. En las últimas horas envió dos cartas documento al presidente de la nación y al ex presidente español Felipe González.

  1. a) Carta al presidente Macri.

“En el día de la fecha el diario Clarín publicó un artículo de Marcelo Bonelli, titulado “Los inversores quieren saber cuándo la Justicia pondrá presa a Cristina Kirchner”. En la nota de referencia se describe la reunión que usted mantuvo, a solas, con el ex presidente del Gobierno español Felipe González, en la cual éste último retransmitió el interés de “empresarios españoles” por conocer cuándo seré privada de mi libertad ya que de tal situación dependería el ingreso a nuestro país de inversiones” (…) “Dado que el episodio relatado reviste una inusitada gravedad institucional, lo intimo a que en el plazo de veinticuatro horas de recibida la presente, ratifique o rectifique de manera pública tal información. Debo aclarar que mi interés en conocer la verdad de lo sucedido no se relaciona, como ya lo manifesté en reiteradas ocasiones, por temor a que una medida de esas características, por cierto absolutamente ilegal, sea tomada en mi contra. Por el contrario el pueblo argentino tiene derecho a saber si el Presidente de la Nación cumplió con sus deberes a su cargo, de rechazar manifestaciones que, como ocurre en el caso, importan además de una extorsión sin precedentes la intromisión indebida en asuntos internos, además de exclusivo resorte de la justicia”.

  1. b) Carta al ex premier español Felipe González.

“En el día de la fecha el diario Clarín publicó un artículo de Marcelo Bonelli, titulado “Los inversores quieren saber cuándo la Justicia pondrá presa a Cristina Kirchner”. En la nota de referencia se describe la reunión que usted mantuvo, a solas, con el ex presidente del Gobierno español Felipe González, en la cual éste último retransmitió el interés de “empresarios españoles” por conocer cuándo será privada de mi libertad ya que de tal situación dependería el ingreso a nuestro país de inversiones” (…) “Asimismo se hace referencia en la nota a la conducta de los empresarios españoles, cito textual: “Los empresarios españoles tienen experiencia en corrupción porque participaron del oscuro proceso de privatización menemista. Entel, Aerolíneas Argentinas e YPF tuvieron múltiples denuncias que involucraron hasta al propio ex rey Juan Carlos”. Le aclaro a usted que me cuesta imaginar la escena de un ex presidente de un Gobierno democrático extorsionando a un Presidente en ejercicio de otro país democrático para que vaya presa otra ex Presidenta, de ese mismo país, bajo la amenaza de que de no suceder eso no habría inversiones económicas. Pero dado que el episodio relatado reviste una inusitada gravedad institucional, lo intimo a que en el plazo de veinticuatro horas de recibida la presente, ratifique o rectifique de manera pública tal información. Debo aclarar que mi interés en conocer la verdad de lo sucedido no se relaciona, como ya lo manifesté en reiteradas ocasiones, por temor a que una medida de esas características, por cierto absolutamente ilegal, sea tomada en mi contra. Por el contrario el pueblo argentino tiene el derecho de saber cuáles son los condicionamientos que pretenden ser impuestos por los supuestos inversores que usted representa y, de tal manera, a través de sus autoridades institucionales, actuar en consecuencia”.

En su edición del 17 de marzo, La Nación publicó un artículo del ex diputado nacional de la Coalición Cívica Fernando Iglesias titulado “El país que sueña el peronismo”, en el que descerraja material nuclear contra la fuerza política creada por Perón. Dice el autor: “En el país que sueña el peronismo reina la unanimidad. La unanimidad peronista, desde luego. Porque peronistas somos todos, como dijo el General” (…) “Presentar un dato, nunca. Discutir un argumento, jamás. La ideología peronista se basa en imágenes. La Plaza de Mayo colmada del 17 de octubre, que nunca ocurrió. La sidra y el pan dulce expropiados a una empresa o pagados por el Estado entregados por un hada en nombre de la dignificación. Y el vuelo interestelar que iba a unir Anillaco con Tokio. O el tren bala, que terminó incrustado en un andén de Once junto al gobierno que lo prohijó”.

“Hay muchas ramas en el peronismo. Para todas, la crítica es un ataque y nace del odio, no de la razón. Cinco minutos después de descalificarlas como complot, el peronista promete renovarse. ¿Para qué quieren renovarse, si jamás cometieron un error? Porque los malos gobiernos peronistas-que son todos-no fueron verdaderamente peronistas. Desde que algunos radicales y socialistas apoyaron la Revolución Fusiladora, su acción ensombrece para siempre a sus partidos: criticar al peronismo es avalar los bombardeos de la Plaza de Mayo a pesar de que el golpe del 55 contra Perón lo dieron las mismas Fuerzas Armadas que habían dado el golpe del 43 con Perón. Pero si dirigentes peronistas que fueron intendentes, diputados, senadores, gobernadores y presidentes en las listas del justicialismo, con sello del PJ en la boleta y marcha peronista en cada acto, dejan un país en ruinas después de gobernar 24 de 26 años, el peronismo es inocente. Eran infiltrados, dirá el peronista. Neoliberales, aquellos. Montoneros, los de más acá”.

“Los gobiernos peronistas han sido tan buenos que los propios peronistas dicen que no fueron peronistas. Inmediatamente luego de afirmarlo, el peronista verdaderamente peronista dirá que sólo el peronismo puede gobernar la Argentina” (…) “El peronista es así y ha inventado dos categorías para corregir a quien no comulga con la doctrina oficial de la patria: la de “gorila”, que acomuna al que critica al peronismo con el que quiere el hambre del pueblo, y la de “antiperonista”, que nadie sabe qué quiere decir ya. ¿Qué quiere decir “antiperonista”? ¿Criticar al peronismo es ser antiperonista? Si es así, nada más antiperonista que los peronistas, que apenas se abre la interna del PJ corren por las pantallas de TV a acusarse de traidores y de narcos; lo que no deja de ser un progreso respecto de los gloriosos tiempos de Montoneros y la Triple A” (…) “Pero fue Menem quien le dio a Néstor los fondos de Santa Cruz para que empezara su campaña. Y fue Duhalde el que le dejó el país, para que Néstor se lo dejara a Cristina. Y fueron los muchachos renovadores los integrantes del elenco ministerial K” (…).

“Por eso, como no pueden defender la propia honestidad, se esfuerzan tanto en insinuar que todos roban. Cristina, Néstor y Menem, de este lado; De la Rúa, Alfonsín e Illia, del de allá. Y sobre todo, a como dé lugar, los peronistas menemistas no se van a hacer cargo de las barrabasadas kirchneristas, los peronistas kirchneristas no se van a hacer cargo de las barrabasadas menemistas y los verdaderos peronistas no se van a hacer cargo de las de ninguno de los dos. Ni de ninguna otra cosa. Ni de la barbarie montonera ni de los exilios y las primeras desapariciones que la siguieron; ni del primer gran shock regresivo de nuestra historia, el Rodrigazo 1975; ni del mayor shock regresivo de nuestra historia, el Duhaldazo 2002, en el cual el que depositó dólares recibió papel picado y la pobreza subió 50 por ciento en un año; hazaña que en países sin peronismo sólo se logra con un tsunami o una guerra civil”.

“El peronismo es el inventor de la posverdad” (…) “La posverdad decreta también que los días más felices hayan sido peronistas: los primeros años de Perón, Menem y Kirchner, terminados en días más felices por culpa de la cipaya ley de gravedad, que establece que todo lo que sube sin sustento termina por caer. El peronismo ha inventado también el cambio sin autocrítica, sin evolución de ideas y a cargo de las autoridades del desastre anterior. Renovación, la llaman” (…) “En el país que sueñan los peronistas sólo ellos pueden gobernar y nadie; como la Argentina entre 1989 y 2015” (…) “Está en marcha una campaña de desprestigio contra el peronismo”, se inflama el peronista, y acierta de nuevo. Pero sus impulsores no somos los tres gatos locos que nos animamos a gritar, como el niño del cuento de Andersen, “¡El rey está desnudo”!, sino la oligarquía peronista que prometió acabar con todas las oligarquías y lo hizo mucho peor que todas las demás”.

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