Por Hernán Andrés Kruse.-

El Presidente de la nación pateó el tablero político al anunciar al jefe del bloque de Senadores nacionales del PJ, Miguel Ángel Pichetto, como su compañero de fórmula. Su decisión echó por tierra con todas las especulaciones que se habían tejido en torno a la identidad del candidato a vicepresidente. Se habló de una mujer y de un radical. El dedo presidencial se posó en el hombro de un veterano dirigente peronista, con una vasta experiencia parlamentaria y con una gran habilidad para tejer consensos.

La fórmula Macri-Pichetto fue recibida con entusiasmo por los “mercados”. Apenas la decisión de Macri tomó estado público el dólar bajó, al igual que el riesgo país. Los medios de comunicación alineados con el Gobierno felicitaron al Presidente y no dudaron en presentar a Pichetto como un hombre de estado. El propio Presidente no dudó en calificarlo de igual forma. Desde hace unas horas ha quedado, pues, a la altura de un Esteban Echeverría, de un Juan Bautista Alberdi, de un Domingo Faustino Sarmiento, de un Lisandro de la Torre o de un Arturo Frondizi. Y el propio Macri fue elevado a la categoría de gran estratega, tal como lo fue, por ejemplo, Napoleón Bonaparte.

Una vez más, el poder mediático ha subestimado el coeficiente intelectual de los argentinos. Miguel Ángel Pichetto está a años luz de los dirigentes mencionados precedentemente. En efecto, Pichetto es uno de los tantos políticos que supieron adecuarse a los tiempos de la política. Es un hábil trepador que profesó en los noventa la fe menemista para luego profesar en la primera década del siglo XXI la fe kirchnerista. Hoy profesa la fe macrista. Entre 1988 y 1993 fue legislador provincial por Río Negro. Ese año fue elegido diputado nacional. Cuatro años más tarde fue elegido vicepresidente del bloque del PJ en la Cámara Baja. En 2001 Carlos Menem apoyó su candidatura a Senador nacional por la provincia de Río Negro. Asumió el cargo el 10 de diciembre de ese año y resultó reelecto en 2007 y 2013. Ejerció la presidencia del bloque de Senadores nacionales del PJ desde el 30 de diciembre de 2002 hasta el día en que Macri decidió que lo acompañe en la fórmula presidencial.

Cabe reconocer que Pichetto había hecho méritos más que suficientes para recibir tamaña condecoración. Acompaño varios proyectos del gobierno macrista como el pago de 9300 millones de dólares a los fondos buitre y la reforma previsional de diciembre de 2017. Ese año creó el bloque Argentina Federal, un club de diputados y senadores “amigos” del Presidente. A partir de entonces los senadores del peronismo ortodoxo y los que responden a los gobernadores peronistas quedaron bajo su mando. En septiembre del año pasado fundó Alternativa Federal junto a Sergio Massa, Juan Schiaretti y Juan Manuel Urtubey.

Miguel Ángel Pichetto es un preclaro exponente del panquequismo político. Fue capaz de defender con vehemencia las políticas conservadoras de Carlos Menem y a posteriori las políticas progresistas del matrimonio Kirchner. Hoy es más macrista que Macri. Pichetto sólo es leal con el presidente de turno. Si mañana asume Alberto Fernández, será “albertista”. Pichetto sólo es leal con el poder. En ese sentido cabe reconocerle una gran coherencia. Para honrar a la verdad histórica, lejos está de ser el único. Alberto Fernández, por ejemplo, estuvo con Menem, luego fue jefe de Gabinete de Néstor y Cristina Kirchner, se enroló en el massismo y hoy es un cristinista de ley.

En definitiva, Miguel Ángel Pichetto hace honor a la popular canción de Chico Novarro “El Camaleón”: “El camaleón, mamá, /el camaleón/cambia de colores según la ocasión…Cuando por la arena/ lo persigue un grillo/pa´ que no lo vea/se pone amarillo/Si lo busca un sapo/de vista se pierde/anda por el pasto/y se viste de verde/El camaleón…”

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