Por Eduardo Difonso.-

¿Le creerán los electores?

¿Lo habrán entendido luego de gobernar más de tres años sin plan?

El Gobierno parece haber aprendido de los errores. Y comienza a preocuparle el futuro. La coalición prepara por primera vez desde su génesis una suerte de programa de gobierno.

En medio de la crisis que afecta al país con, prácticamente, todos los índices y variables económicas cayendo, se le plantearon básicamente, cuatro desaciertos cometidos por el Gobierno, que le remarcaron tanto desde el círculo rojo como desde la oposición:

-no tener un ministro de economía fuerte;

-la ausencia de un diagnóstico adecuado de la herencia;

-la falta de un programa de Gobierno, que incluya además un plan B ante la emergencia,

-la incapacidad de instalar un relato propio sobre el futuro, no en el sentido kirchnerista del engaño y el discurso único, sino una visión de largo y mediano plazo que especifique el rumbo, con la dosis de esperanza que eso conlleva.

En el Gobierno reconocen tres de los cuatro errores detallados, pero rechazan la palabra relato, por entender que bajar un discurso de manera vertical desde el Estado a la ciudadanía es fascista.

Recuerdo que en estas páginas en otras notas supimos expresar, hace más de dos años, que el gobierno PRO-RADICAL no tenía plan B porque carecía de plan A y que dudábamos que hubieran hecho un buen diagnóstico de la situación económica que recibieron, como así también que Macri diluyó el poder del Ministerio de Economía repartiendo cuotas de poder en distintos economistas que ocuparon cargos simultáneamente en el gabinete para que ninguno superara el protagonismo presidencial.

En esa línea, aparentemente, Cambiemos prepara por primera vez desde su génesis una suerte de programa de gobierno para el caso de volver a ganar en octubre la elección presidencial, con lo que demuestra que en su primer propuesta de gobierno subestimó al pueblo argentino con un mensaje de marketing electoral basado en la palabra CAMBIO pero sin una propuesta o plan para concretarlo.

Volvemos al plan estratégico- electoral diseñado por la mesa chica y para ello la mesa de trabajo -comandada por jefe de Gabinete Marcos Peña- está integrada por los macristas Francisco Cabrera (ex ministro de Producción) y la diputada nacional Carmen Polledo. El radicalismo designó a Jesús Rodríguez, auditor general de la Nación, mientras que el partido de Elisa Carrió le encargó la tarea a la diputada Paula Oliveto y al secretario de Fortalecimiento Institucional, Fernando Sánchez.

La intención -dicen sus miembros- es escuchar a todas las voces, con el objetivo de delinear una concepción plural: intelectuales, académicos, economistas, politólogos, miembros de organizaciones sociales, titulares de ONG’s, y pensadores extrapartidarios. Parece que la nefasta experiencia de la presente gestión, necesitaron más de tres años para entenderlo y reconocerlo, los está obligando a agotar los esfuerzos para hacer las cosas como corresponde, es de esperar que estas propuestas no sólo sean declaraciones o globos amarillos para usar en la campaña electoral y en realidad no cumplan con este compromiso.

EN CUANTO AL PLAN ECONÓMICO

Mauricio Macri inicio una ronda de consultas con distintos economistas y hasta encargó a uno de ellos propuestas para encarar un programa económico integral.

Miguel Broda estuvo en la Quinta de Olivos y el Presidente recibió hace unos días a solas a Pablo Guidotti y Miguel Kiguel.

Se trata de una serie de varias consultas que lleva adelante Macri. El Presidente -en privado- admite los errores que cometió la Casa Rosada y terminaron con inflación récord y una profunda recesión. Por ello convocó al diálogo para recibir propuestas de cara a su eventual segundo mandato. Ya lo está haciendo con Carlos Melconian y Martín Lousteau. Ahora sumó a otros. En esa intimidad, Macri admite: “La elección será peleada. Pero creo que vuelvo a ganar”. Y agrega: “Eso sí, el primer día del nuevo mandato, hago todo lo que tengo que hacer en economía”.

Broda fue al hueso y le dijo a Macri que las cosas están mal porque Argentina no tiene un programa económico integral. También le trasmitió algo que opina el establishment: el problema central es que la Casa Rosada carece de un plan global para bajar la inflación y crecer.

A su vez le transmitió que estaba trabajando con un grupo de colegas un programa global para aplicar después de las elecciones. Broda estaría coordinando el trabajo y participan con el economista varios ex ministros como Ricardo López Murphy, José María Dagnino Pastore, Domingo Cavallo y Guillermo Calvo. Macri se mostró interesado en conocer esa propuesta cuando esté terminada y lo expuso a su mesa chica de Peña, Dujovne y Duran Barba. Desde el Palacio de Hacienda le quitan trascendencia a la movida. Dicen que “son figurones, todos vinculados a distintos fracasos”.

El trío de la mesa chica convenció al ing. Macri de que su reelección depende básicamente de que no haya una nueva corrida cambiaria. Para ello se le solicito información al presidente del B.C.R.A., Guido Sandleris, quien le preparó un informe reservado al Presidente, donde asegura que no habrá abruptos saltos del dólar antes de las elecciones.

Las acciones en el sentido descripto tienen parte de lógica y razonabilidad, concretar lo que no hicieron durante más de tres años de gobierno y menos aún cumplir con lo prometido en la campaña electoral anterior; y prepararse para gobernar con un plan integral para la Argentina.

Les falta incorporar en su plan estratégico programar reuniones para escuchar a los representantes de los sectores que conforman la economía nacional, sector industrial, sector que agrupa las PyMES, Sectores que representan las distintas Economías Regionales, Representantes de los Trabajadores, de los Jubilados, Representantes de los Consumidores y Usuarios de los Servicios Públicos entre otros tantos.

Fundamental repensar el manejo y recupero de la Renta de los Recursos Naturales No Renovables que pertenecen a los argentinos de hoy y a las generaciones futuras.

Sin completar la ronda de consultas con estos sectores que mencionamos y sin definir un cambio en la recuperación y uso de la renta generada por los recursos naturales difícilmente alcancen el objetivo de solucionar los problemas económicos, legales, tributarios, tarifarios y sociales que enfrenta el país.

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