Por Paul Battistón.-

Los usos alternativos de la lengua y la búsqueda de significados rebuscados para acontecimientos que fueron claros y explícitos, no son situaciones extraordinarias, por el contrario son mas comunes de lo que pensamos o mejor dicho simplemente son más comunes ya que su sigilosa introducción en nuestro almacén de significados textuales y simbólicos no nos despierta la suficiente sospecha como para que ni siquiera pensemos en los mismos y simplemente los aceptemos.

Nuestro conocimiento sanmartiniano es de formato mitrista, aun cuando los hechos reales sean ajenos en la distancia a la exposición de Don Bartolomé. Los mismos recibieron un tratamiento (rescate) bajo la óptica de valores castrenses de Mitre que ubicaron a San Martín sin haber alterado los hechos reales y comprobados en la posición de progenitor impoluto de la Patria

¿Acaso San Martín no lo había sido siempre sin la necesidad de que Mitre lo recalcara?

Con certeza que sí, pero casi medio siglo de luchas intestinas que hicieron que elementos de uno y otro bando en pretendida posición de prócer exacerbados por uniformes en el mejor estilo de diseño “Salinas para Billiken”, se sintieran continuadores de la lucha del santo de la espada, salvo la sutil diferencia que este último jamás alzo su sable contra compatriota alguno. Lo de sutil es solo una forma de decir, en realidad es un hecho notorio y siempre destacado por la perspectiva de los historiadores en la distancia pero lo notorio debe haber sido muy inferior para quienes desataron la guerra civil en nuestras tierras después de haber sido los mismos todos participes de la lucha por la independencia. Cada una de las partes debe haberse considerado a si misma continuadora en la evolución de los uniformes libertadores, no así la de sus contrincantes que deben haber sido vistos como discontinuos desde ambos márgenes del conflicto.

Bartolomé Mitre se encargo de borrar esos conceptos parciales reubicando la memoria de San Martín en su posición de intocable por encima de olvidos convenientes u ocasionados por necesidad parcial o por la no ejercitación de la memoria causada por la prolongada saturación de acontecimientos militares ya sin ninguna duda ajenos a cuestiones emancipadoras.

Mitre no sólo reubicó la memoria de San Martín en su justo lugar sino que también reubicó en un segundo plano los valores caudillescos.

En resumen, Mitre no inventó lo que ya existía; sólo que, en su rescate emotivo, supo saltar la apostasía que directamente atentó en forma casual o intencionada contra la memoria emancipadora sanmartiniana.

Los olvidos y rescates se suceden en cierta forma demostrando nuestro vaivén de una a otra posición ideológica dejando en claro la conveniencia del recuerdo o el olvido necesario según la ocasión y los actores del momento. No sin la necesaria resignificación de términos y frases que se incorporan al léxico diario, algunos como moda pasajera y otros para quedar por obra y gracia del gusto popular.

Querella era una palabra que invadía las noticias cortas en una forma casi inusual en los inicios de la vuelta a la democracia y que su uso se debía a la insistencia en reclamar sobre agravios recibidos, que en muchos casos solo se trataban de verdades expuestas en forma inconveniente o momentos desacertados.

Chacho Jaroslavsky, legislador estrella de la era radical y puteador serial, era coleccionista de este tipo de reclamos por supuestamente insultar la madre de sus contrincantes situación que se volvió contagiosa pero que con el tiempo se fue diluyendo al quedar en claro que un hdp era sólo un hdp sin necesidad de que las madres ejercieran un determinado oficio. Era una nueva reasignación de significado a la que el Chacho le dio gran impulso y que el común ejercía con total normalidad.

Otros significados alternos como atorrante, croto o hasta gorila surgieron de situaciones particulares o imposiciones parciales y sobrevivieron a la circunstancia para ser usados con una clara convicción de su significado. Otros fenecieron en el corto plazo como guerra psicológica, desagio y liberación o dependencia.

Jóvenes idealistas es otro caso más de ese tipo de imposiciones significativas que pretenden dar un nuevo significado a un conjunto de letras o pretenden con el mismo renombrar algo con un significado ya demostrado por los acontecimientos.

Este último gran intento con intenciones retrospectivas de santificación, esta claro que prendió, por lo menos en cierta juventud que no palpo en carne propia el verdadero espíritu de los jóvenes idealistas separados por una distancia generacional y una década de medios dirigidos. El resultado una juventud que cree que las ideas existen por que se las impone con monólogos, se las grafitea sobre las paredes de la catedral o se exhiben sobre el soporte de un par de tetas a modo de pizarra.

En cierta forma el título de “jóvenes idealistas” acuñado por el progresismo K es acertado si tenemos en cuenta que los idealistas asesinaban “ideas” asesinando a su soporte, las personas. Casi como un carterista expoliando carteras o un progresista escamoteándote el progreso.

Pero dejando de lado a los modernos jóvenes, para todos los demás, “los idealistas” siguen siendo lo que sus actos definieron, subversivos. De esos que como su titulo adquirido por pura acción dejó en claro que pretendieron subvertir el orden de lo racional, el orden de nuestras costumbres y hasta el desorden natural del peronismo.

Después de un intervalo de blandura, finalmente el tiempo les jugó a favor y, por ejemplo, 17 muertos en Formosa (tan sólo 17) fueron olvidados pero primero fue olvidado uno de sus autores dentro de una lista sábana. No es el único, varios olvidos fueron dejados con descuidado desatino en la papeleta de entrada a ese palacio del olvido llamada Honorable Cámara. Y algunos tan solo por pertenecer al linaje de los ponebombas.

Para sellar el olvido nada mejor que un día en rojo en el almanaque y la arenga de lo que a la memoria se le permite recordar. Aun cuando ya no disponen de la fuente emisora oficial ni del patio de palmeras como escenario de fondo, no escatiman acontecimientos para tratar de hacernos olvidar que los idealistas eran en realidad asesinos, que llevaron adelante una guerra sistemática contra el estado argentino tanto en sus tiempos democráticos como dictatoriales, que forzaron la caída del gobierno de María Estela Martínez a menos de 8 meses de su finalización, y por lo tanto no solo fueron responsables de innumerables muertes si no también del callejón sin salida que las mismas ocasionaron.

También pretendieron hacernos olvidar que la ultima dictadura fue el resultado de un golpe Cívico-Militar, repito Cívico-Militar. Militar en su acción y cívico en su inacción, nadie salió a sostener lo que a esa altura considero insostenible.

También intentaron poner olvido al rechazo de quien les dejo un titulo que seguramente sobrevivirá mucho más allá del de jóvenes idealistas, el de Imberbes (otra reasignación de significado). Y también el rechazo por escrito que seguramente intento ser borrado borrando las manos que lo firmaron.

Y ahora sí, María

Aunque María Junto a Marlon le hayan dado otro significado a la manteca. Casi artístico y que fue adoptado con la pretensión de vanguardia por esa clase extinta consumidora de cultos profanos en formatos de letras o simbolismos. Hoy la manteca sigue siendo para untar.

Los subversivos siguen adeudando sus muertes avant-garde. La guerra y sus crímenes no fueron tan solo una ilusión.

La intención del olvido impuesta en un día de “la memoria acotada” es tan solo uno de los vaivenes circunstanciales.

La manteca volverá a la mesa con su significado limpio de María.

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