Por Luis Américo Illuminati.-

Circo «K» en Recoleta.

Cristina Kirchner pronunciando su patético discurso luego de disfrutar desde el lunes con diabólico deleite el clamor de los fanáticos que en la vereda de su piso de Recoleta juraron defenderla con la vida, ha sido una postal horrible, un lamentable espectáculo que no se puede darle otro nombre más que un burdo e intolerable circo, un simulacro de revuelta popular. Ella interpretó a lo largo de la semana el papel de una pobre Juana de Arco o Mariana Pineda como mártir del peronismo militante.

Pero su actuación no engaña a nadie ya que la verdadera realidad es que encabeza o lidera una seudo revolución que no es otra cosa que un golpe artero e insidioso contra la misma democracia republicana.

Los faunos y sátiros de La Cámpora que «la ilusionaron con un 17 de Octubre que la rescataría de la “persecución judicial” apenas han conseguido montarle un Truman Show militante que ayer derivó en un fogonazo de violencia callejera en Juncal y Uruguay (La Nación).

La grotesca guerra de las vallas, entre gases lacrimógenos y piedrazos, se vivió como una gesta de liberación, auspiciada por las máximas autoridades del Gobierno.

«Cristina se construye un escudo de poder para resistir la eventual condena, que ella insiste en denunciar que ya está escrita. De ocurrir será a fin de año. Necesita dosificar la movilización en un crescendo de al menos tres meses y evitar en el camino cualquier deserción en las filas propias. El caos de anoche es una muestra de lo que podría venir» (La Nación).

En el paroxismo de la locura, la corrupción y el desenfado, Cristina Kirchner quiere arrastrar a todos sus afiebrados seguidores, es decir, vampiros, sátiros, vagos y ladrones al abismo -de la que ella se siente su «madre» les dijo en su patético discurso-, y no le importa nada de nada con tal de que la causa Vialidad se archive o se quemen los expedientes o un huracán o un plato volador se lleve a los tres jueces que la juzgan o la indulte si es condenada -que es lo más probable- su patético partenaire. Su locura es de tan grave envergadura que hasta el dictador Maduro la apoya en su embestida contra la Constitución y el Estado de derecho, actuando igual como si fuera ella el Estado.

De sus furibundos discursos y manifestaciones de barricada -de ayer y de ahora- surge que ha hecho suya la frase del rey Luis XIV: «El Estado soy yo», con la aberrante novedad que al mismo tiempo quiere imitar a Danton y Marat y ser la mujer del famoso cuadro de Delacroix modificado: «La locura guiando a las piaras». Su propósito cueste lo que cueste es doblegar y pisotear al Poder Judicial de la Nación y demás instituciones.

Su extravío es tan grande que su errática conducta recuerda la escena de la película Quo Vadis? cuando Nerón contempla el demencial incendio de Roma que él ordenó como su mejor obra y le pregunta a Cayo Petronio qué es lo que opinaba y recibe la irónica respuesta con implícito sentido que Nerón cree un elogio: «Un espectáculo digno de vos y vos digno del espectáculo», frase que se ajusta perfectamente a Cristina que con tal de zafar de la Justicia ha incendiado el país con el golem o títere presidencial puesto por ella para cumplir sus órdenes imperiales. Y no hay ahora después de tres insufribles años suficientes bomberos para sofocar el incendio. Y tal como le dijo Petronio a Nerón en dicha película: «Aburres mortalmente al mundo entero con tus pésimas canciones, un aburrimiento que ya no se soporta más,» le cabe también a la contumaz Cristina quien además de aburridos nos tiene hartos a todos los argentinos.

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