Por Hernán Andrés Kruse.-

En su edición del 2 de septiembre, La Nación publicó un artículo de Mario Vargas Llosa titulado “Un democrático retroceso de la civilización a la barbarie”, en el que analiza los gobiernos de México, Venezuela, Nicaragua y las recientes PASO celebradas en nuestro país. Sobre la situación argentina escribió: “Por desgracia, no sólo Venezuela retorna a la barbarie. La Argentina podría imitarla si los argentinos repiten la locura furiosa de las elecciones primarias en las que repudiaron a Macri y dieron 15 puntos de ventaja a la pareja Fernández-Kirchner. ¿La explicación de este desvarío? La crisis económica que el gobierno de Macri no alcanzó a resolver y que ha duplicado la inflación que asolaba a la Argentina en su mandato anterior. ¿Qué falló? Yo pienso que el llamado “gradualismo”, el empeño del equipo de Macri en no exigir más sacrificios a un pueblo extenuado por los desmanes de los Kirchner. Pero no resultó, más bien, ahora los sufridos argentinos responsabilizan al actual gobierno-probablemente el más competente y honrado que ha tenido el país en mucho tiempo-de las consecuencias del populismo frenético que arruinó al único país latinoamericano que había conseguido dejar atrás el subdesarrollo y que gracias a Perón y al peronismo, regresó a él con empeñoso entusiasmo”.

Es probable que el afamado escritor haya pensado en el Facundo de Sarmiento al escribir esta reflexión. Seguramente don Domingo Faustino, de vivir en este tiempo, hubiera publicado algo muy similar. Al margen de ello, para Vargas Llosa el kirchnerismo es sinónimo de barbarie y el macrismo lo es de civilización. Considera que el triunfo logrado por el Frente de Todos en las PASO fue la consecuencia de un estado de locura que se apoderó de millones de argentinos. Nada más alejado de la realidad. La derrota sufrida por el oficialismo se debió fundamentalmente a la desastrosa política económica que aplicó Macri apenas se sentó en el sillón de Rivadavia. Partidario de la economía de mercado no tardó mucho en abrir de par en par las compuertas para que ingresaran un sinnúmero de capitales especulativos con un único objetivo: hacer gigantescos negocios a través de la timba financiera. Una vez consumado el saqueo partieron raudamente sin dejar rastros. Contaron, obviamente, con la complicidad de los funcionarios del área económica cuyos intereses coincidían con los de los capitales especulativos. Mientras tanto el presidente obligó al pueblo trabajador a cargar sobre sus espaldas las consecuencias del saqueo, tal como lo hizo Carlos Menem en los noventa.

Macri sobrevivió hasta comienzos de 2018 gracias a la ayuda brindada por el capitalismo financiero internacional. En otras palabras: Macri basó todo su plan de gobierno en vivir de prestado, lo que se tradujo en un incremento geométrico de la deuda externa. El pecado que cometió el presidente fue creer que ese vivir de prestado era para siempre. No fue así. A principios de 2018 Wall Street le bajó el pulgar obligándolo a pedir socorro al FMI. Ello significó el comienzo del fin de su gobierno. Para recibir una formidable ayuda en dólares no tuvo más remedio que aplicar sin anestesia un durísimo ajuste que destruyó a millones de argentinos. A partir de mayo de 2018 a la fecha el pueblo no ha hecho más que soportar estoicamente el peso de un programa económico ortodoxo. Cansado de tanto sufrimiento estéril finalmente ese pueblo dijo basta el 11 de agosto.

El pueblo argentino no decidió retornar a la barbarie. Simplemente votó en defensa propia, harto de tanto menosprecio de parte de un gobierno insensible y soberbio cuyo único objetivo fue beneficiarse a sí mismo y a sus amigos. Cuesta creer que Vargas Llosa expresa que el gobierno de Macri es el más honrado y competente que ha tenido el país en décadas. El gobierno de Macri ha sido el más inepto desde la recuperación de la democracia. Jamás tuvo un plan económico que lo orientara. Siempre se basó en la táctica de la prueba y el error, como lo está haciendo ahora con el cepo al dólar. Si da resultado, mejor, y si fracasa mala suerte, como lo acaba de reconocer el ministro Lacunza.

Hay quienes no piensan que el gobierno de Macri haya sido inepto. Creen que, por el contrario, tuvo como único objetivo saquear las arcas del estado, saqueo que se tradujo en una histórica fuga de capitales a partir del 10 de diciembre de 2015. Corresponderá a la justicia determinar si realmente Macri y el mejor equipo de los últimos 50 años llegaron al poder para robar con total y absoluta impunidad.

Lo que parecía imposible luego del triunfo oficialista en octubre de 2017 hoy se hizo realidad: Cristina Kirchner retornará al poder como vicepresidente de la nación. Macri lo hizo posible.

Share