Por Hernán Andrés Kruse.-

En su edición del 24 de diciembre, Página/12 publicó artículos de José Pablo Feinmann (“El almanaque”), Washington Uranga (“Violencias”), Mario Wainfeld (“La bala en el ojo ajeno”) y Raúl Kollmann (“Una reforma que nadie compra”).

Escribió Feinmann: “El gobierno de Macri expresa-desde la derecha-esa construcción que Gramsci llamó bloque histórico, que se asume también como bloque hegemónico. El empresariado, las fuerzas de represión, la clase media, sectores de la clase baja, los medios de comunicación, la clase alta en su totalidad y la Justicia en su forma político corporativa componen el bloque hegemónico del macrismo. “¿Y si funciona?” se preguntó Le Monde Diplomatique en su último número. Es la pregunta de la rendición del progresismo cultural medio ante la hegemonía instalada. Cuya fuerza lleva a sectores habituados a ubicarse en la centroizquierda a dejarse seducir por el bloque gobernante. Si la pregunta sobre si esto funciona se formula es porque ya se cree que esto es lo único que puede funcionar” (…) “En cuanto a la represión-que se ha cobrado ya dos vidas-no debería sorprender. El macrismo no compró sin proyecto los más de dos mil millones gastados en armas” (…) “El gendarme nacional tiene una figura tan temible como el marine que combate en Irak. La potencia del aparato represivo y la decisión de utilizarla es algo nuevo en la democracia, algo que los globos de la alegría no permitían adivinar, ni siquiera sospechar” (…) “No hay que caer en la tentación de ver en el macrismo lo nuevo, lo actual o la política del siglo XXI” (…) “Algunos se están apresurando en enterrar al siglo XX” (…) “Una verdadera superación del siglo XX implicaría retener muchas modalidades suyas para que la categoría “siglo XXI” no carezca de contenido. Hay una tendencia al seguidismo: seamos posmodernos del nuevo siglo, la vanguardia son los globos, el color amarillo, la alegría, el baile presidencial y esta policía tan desbordante de juguetes mortales” (…) “Perón, en el ´45, acumuló poder por la incapacidad de las fuerzas políticas ante el nuevo sujeto histórico: los migrantes internos. Hay una huelga en el sindicato de la carne. Nadie la respalda. Ni siquiera los comunistas” (…) “Perón, desde la Secretaría de Trabajo, dinamiza la huelga: adelante, muchachos, si hay que parar se para. Y así se ganó el sindicato de la carne” (…) “Temer, en Brasil, no quiere deslizarse a la demagogia y el populismo. Prefiere ser antipopular, si nadie lo quiere no tendrá que dictar medidas populares. Un razonamiento notable. El Príncipe deberá ser temido y no amado. La ley de Macri contra los jubilados requiere esta conceptualización pero de modo inverso. Tantos votos sacó Macri que se puede permitir medidas antipopulares” (…) “La violencia es la antítesis de la movilización popular. Sin duda las recientes habrán sido infiltradas por agentes especiales expertos en reprimir motines, pero hay grupos políticos que siguen creyendo en la famosa partera de la historia. Les hacen un daño a los genuinos manifestantes. Le dan material abundante a los medios que grabarán el “desorden” para pasarlo en las redes infinitas y en la televisión” (…) “El macrismo tiene una red mediática poderosa, y ése es su gran respaldo. Hay una cotidiana colonización de las subjetividades. Contra eso, el sujeto democrático debe contener la respiración, pensar la política y luchar por la autonomía de su conciencia. Hay que ir en busca de la autenticidad existencial, no vivir bajo el “señorío de los otros” y ser un sujeto libre que con otros debe crear un espacio-por escueto que sea-de libertad. Ya irá creciendo”.

Escribió Uranga: “Una mirada histórica nos obliga a no contemplar los acontecimientos sociales como mero fruto del azar o de coincidencias circunstanciales. Sobre todo cuando se acumulan hechos que tienen un mismo patrón que los traspasa. La sociedad argentina está sembrada hoy por diferentes tipos de violencia que, pese a las distintas características y situaciones en las que se escenifican, terminan construyendo un dato por demás preocupante para la paz social” (…) “Las autoridades del gobierno de Cambiemos han subrayado en los últimos días…que “la paz social está garantizada”. Lo dijo el Jefe de Gabinete y lo sostiene el “mejor equipo de los últimos cincuenta años”. Sin embargo, el mismo gobierno toma medidas, despliega fuerzas de seguridad y realiza operativos que no tienen por propósito investigar ni prevenir, sino corroborar y certificar ante la audiencia mediática cautiva las condenas anticipadas por el relato oficial” (…) “Se pretende equiparar la responsabilidad, la fuerza y la actuación del Estado con la protesta de los ciudadanos. Para justificar lo realizado por el aparato represivo a su cargo Macri lo simplifica diciendo, con una copa en la mano mientras brinda, que “una piedra puede matar a una persona” y que aquel “que tira una piedra está dispuesto a matar” (…) “Son manifestaciones del presidente que están en concordancia con conocidos dichos de la ministra Patricia Bullrich y que tienen el inocultable propósito de legitimar el accionar de las fuerzas de seguridad más allá de las atribuciones y los límites legales. Es una forma de apelar también a resabios autoritarios presentes en la cultura argentina y que afloran peligrosamente en la cotidianeidad” (…) “En este caso se trata de hechos narrados por testigos presenciales cuyas identidades se reservan por razones obvias. Apenas una semana atrás un policía perseguía, arma en mano, a un joven por los pasillos internos de la villa La Cava, partido de San Isidro. A pesar de haber hecho varios disparos dirigidos a quien huía el agente no logró detener ni herir a la persona que escapaba. Frustrado en su propósito el policía exclamó en voz alta, perfectamente audible para los vecinos: “¡Qué lastima! Quería llevarme un muerto para esta navidad” (…) “Días pasados y en diálogo con colegas un agente del Servicio Penitenciario de la Provincia de Buenos Aires se alegraba porque “este gobierno nos devolvió la dignidad y la identidad, porque nos da instrucción militar y nos libera las manos para actuar” (…) “Durante la represión en la Plaza de los Dos Congresos, varios integrantes de la Gendarmería amenazaron a los detenidos usando la misma frase amenazante, casi convertida en eslogan: “te vamos a hacer desaparecer” (…) “Es violento tirar piedras en una manifestación callejera. No lo es menos usar el Poder Judicial como fuerza de choque para encarcelar sin juicio y sin fundamentos sólidos a dirigentes políticos opositores por el solo hecho de su posicionamiento ideológico” (…) “No es violento protestar en las calles mediante cacerolazos espontáneos. No lo es ahora y no lo era antes, aunque los mismos que antes alentaron estas manifestaciones hoy señalen tales expresiones como ataques a la institucionalidad democrática” (…) “Pero es difícil pensar en la paz social cuando se usa, como lo hace el gobierno, la legalidad democrática para avasallar derechos, para quitarles ingresos a los jubilados, empobrecer más a los pobres o demoler el salario de los trabajadores. Pero a no olvidar que violencia institucional es también seguir aportando a la concentración del poder mediático que cercena el derecho a la comunicación, hacer desaparecer toda el área de Derechos Humanos del Ministerio de Defensa o convertir en enemigo público a parte de los pueblos originarios” (…) “Desde las usinas de los trolls oficialistas…lo que se intenta es presentar como violentos a los opositores sin distinción de colores o banderías. También etiquetar como violentas todas las acciones legítimas de reclamo o de protesta” (…) “Nada de lo anterior impide que, como bien lo señalaba tempranamente Raúl Zaffaroni en febrero de 2016, “a toda costa se debe impedir cualquier pretexto que permita legitimar la represión”. Porque, decía el ex juez de la Corte, “la protesta debe canalizarse orgánicamente, con conducción y contención, agotando todas las medidas legales, ocupando todos los espacios de libertad que tenemos por ley y Constitución. La lucha no violenta es de valientes, no de timoratos ni medrosos, porque no evita la violencia de los otros, sino que la deja en descubierto y los deslegitima y debilita. Se trata de la vieja técnica oriental: la defensa consiste en usar la fuerza del contrincante para debilitarlo”. Una tarea tan difícil como imprescindible para enfrentar la coyuntura”.

Escribió Wainfeld: “Quienes afirmamos que la violencia institucional es la más grave, cuestionamos a “las otras”. En momentos calientes cabe agregar que es repudiable la agresión física como expresión política, salvo cuando es en ejercicio de legítima defensa” (…) “El ranking macrista discrimina según quién los atacó…o cómo piensan. Víctimas de primera categoría o de tercera, póngale” (…) “El relato oficial abstrae de contextos, precedentes cercanos y continuidades. Fragmenta hechos concatenados, los simplifica al extremo, de ese modo los distorsiona. Así, circunscribe lo sucedido el jueves a las largas dos horas en que manifestantes apedrearon a policías de la Ciudad, que respondieron de modo contenido en ese lapso. Hasta que salieron de cacería con encarnizamiento y abuso de poder” (…) “Esa versión de la historia es falsa, reduccionista. Nada empezó ni terminó con la lluvia de piedras. La antecedieron hechos congruentes y enlazados” (…) “La conducta de los manifestantes el lunes 18 tiene el antecedente directo de la barbarie de Gendarmería el jueves 14. Se los apaleó, hirió y encarceló, se criminalizó la protesta” (…) “Periodistas y opineitors denuncian ahora el resurgimiento de una guerrilla urbana…es un disparate macartista que incita a la violencia estatal, a convertir al adversario en delincuente” (…) “Las decenas de miles de argentinos que integraban las columnas organizadas y masivas en la movida del lunes no se sumaron a la pedrea con elogiable disciplina” (…) “Los que optaron por confrontar físicamente con la Policía lejos están de formar un parte de un ejército subversivo. Actuaron con motivaciones propias, se expusieron y enfrentaron sin tomar precauciones mínimas para no ser identificados” (…) “La conducta del grupo violento de manifestantes debe ser debatida, o cuestionada o explicada por su condición social, tanto como su eventual “funcionalidad” a la represión” (…) “La pedrea no excusa ni legitima la escalada de violencia oficial que lleva meses, desplegada en ese u otros muchos escenarios” (…) “Macri visitó a un policía que perdió un ojo como consecuencia de un piedrazo, saludó a su mujer. Hizo bien en acercarse pero tomó injusto partido cuando soslayó cualquier mención a tres personas de a pie que sufrieron similar padecimiento. La bala en el ojo ajeno, las víctimas de tercera categoría no le interesan al Gobierno. O, mejor dicho, no existen. Una cantidad abrumadora de jueces y fiscales piensa parecido y obra en consecuencia”.

Escribió Kollmann: “Tres de cada cuatro argentinos rechazan la reforma previsional y una mayoría contundente afirma que perjudica a los jubilados. Al avanzar con una ley tan impopular, el gobierno pagó un costo inédito: la imagen de Mauricio Macri se desplomó nada menos que nueve puntos y los que opinan mal o muy mal del Presidente superan con amplitud a los que tienen una opinión buena o muy buena” (…) “Siete de cada diez personas creen que Macri gobierna para las clases altas mientras que apenas una de cada diez sostiene que gobierna para todos por igual” (…) “Las conclusiones surgen de una encuesta, exclusiva para Página/12, realizada por el Centro de Estudios de Opinión Pública, que conduce el sociólogo Roberto Bacman” (…) “La Ley Previsional aprobada el martes pasado-analiza Bacman-es la que mayor rechazo produce. A tal punto que casi tres de cada cuatro habitantes de nuestro país están profundamente convencidos que esta ley no hará más que perjudicar abiertamente a los pasivos. En síntesis, un rechazo por parte de la sociedad en su conjunto, además de los propios jubilados. Desde el punto de vista ideológico es más que esperable que los pertenecientes al segmento de los opositores se manifiesten abiertamente en contra. Pero sorprende el rechazo que produce entre los independientes (siete de cada diez) y hasta en el propio electorado que optó por Mauricio Macri en el ballottage, donde redondea algo más del 40 por ciento de oposición” (…) “Para Bacman “una pregunta cae de madura: ¿cuáles son los aspectos más significantes que se constituyen en el ancla principal del rechazo? La respuesta hay que buscarla en la opinión que los argentinos expresan cuando se les pregunta acerca de los probables motivos que justifican esta ley. Allí lo que se observa es contundente: la gente está convencida que más que una reforma integral al sistema jubilatorio, lo que se votado ha sido un verdadero ajuste. De tal modo lo afirman seis de cada diez encuestados. Realmente contundente, en especial porque los ciudadanos piensan que el dinero debe salir de otro lado, no de los jubilados” (…) “No quedan dudas que esta ley se aprobó en un clima social crítico y en un contexto de preocupación y rechazo. De uno u otro modo el gobierno quedó atrapado en la telaraña de su propio proyecto: es percibido como el principal responsable y tal situación se traslada a la mayor parte de los indicadores. La popularidad de Mauricio Macri ha recibido un fuerte golpe: ha descendido alrededor de nueve puntos porcentuales en relación a la medición de la primera semana de noviembre, cuando aún festejaba el triunfo en las elecciones legislativas de medio término. Los que ahora opinan mal o muy mal del presidente suman el 54,8 por ciento, en comparación con los que opinan bien o muy bien, que son el 43,4. Es una caída fuertísima respecto de noviembre, cuando los que aprobaban a Macri eran el 52,5 por ciento”.

En su edición del 23 de diciembre, Página/12 publicó artículos de Luis Bruschtein (“Mea culpa”) y Raúl Dellatorre (“El tic-tac del sector externo”).

Escribió Bruschtein: “Pesadilla en cuatro actos. Primero dice en la campaña electoral que no va a tocar a los jubilados. Ipso facto, lo primero que hace cuando gana es mandar una ley que les saca cien mil millones de pesos por año a los susodichos. Después de saquearlos, dice en un discurso que la prioridad principal de su gobierno son los jubilados que acaba de estafar. Y después de decir que son su principal desvelo, va a felicitar a los policías que les rompieron la cabeza. La misma cara en los cuatro actos como si todo fuera lo mismo. Y la sociedad recibe además esa onda de impacto de locura o cinismo, de actuación sobre hechos salvajes” (…) “Otra pesadilla y también varios actos: satura los alrededores del Congreso con una parafernalia represiva porque un supuesto informe de inteligencia dice que hay 1200 subversivos dispuestos a ocuparlo. El despliegue es una provocación a los manifestantes que hacen uso de su derecho constitucional a defender su bolsillo. Segundo acto: hay una manifestación que en ningún momento trata de tomar el Parlamento, pero que es reprimida como si fueran las invasiones inglesas. Decenas de manifestantes, entre ellos mujeres y ancianos son apaleados, gaseados, fusilados con munición de goma y detenidos” (…) “Escena sobre la escena: todos los medios oficialistas publicaron en sus portadas fotos de manifestantes tirando piedras. Sólo Página/12 mostró la parafernalia represiva en su tapa. Todos los medios oficialistas se esforzaron por instalar el debate sobre la violencia y evitaron el de la represión” (…) “Tercer acto: el diputado oficialista Martín Lousteau se topa con manifestantes del Banco Provincia perjudicados por la norma jubilatoria. Lo abuchean y empujan, pero no lo lastiman. Ipso facto, cuestión de privilegio en la cámara y el oficialismo exige que todos los diputados repudien el escrache a su colega y pícaramente le piden a Amadeo que se retracte de sus palabras violentas contra la diputada Mayra Mendoza” (…) “La sociedad percibió la confusión que quiere crear el gobierno cada vez que hay una protesta. Quizás fue apenas un hilván deshilachado en el entramado que tejen los medios oficialistas y el discurso equívoco del gobierno. Pero ese despunte de sospecha, ese velo de dudas sobre el discurso oficial traspasó por primera vez el blindaje mediático porque los perjuicios concretos de la norma jubilatoria tienen alcance masivo” (…) “Las movilizaciones y los cacerolazos se produjeron en todo el país. Fueron millones de personas que expresaron su rechazo a la ley que impulsó el gobierno” (…) “Como en todas las protestas que se han producido bajo el gobierno de Macri, el oficialismo trató de desviar el malestar y la atención, desenfocarlo de su reforma previsional y de la represión y enfocarlo en la violencia de los manifestantes” (…) “Siempre hace así también para justificar la violencia que despliega para reprimir. Y obliga a la oposición a reconocer que esa amenaza existe” (…) “El oficialismo busca que haya coincidencia en repudiar la violencia de la protesta. La violencia de la represión solamente es repudiada por la oposición y por lo tanto tiene menos valor. Pero si confluyen oposición y el oficialismo en la condena a la violencia de la protesta, el mensaje a la sociedad es esa condena y la subsecuente justificación de la violencia represiva” (…) “En el contexto de la campaña mediática y ese discurso equívoco, el repudio de la oposición al escrache magnificado sin que el oficialismo repudie la represión, termina por hacerle el juego y justificar la salvajada represiva” (…) “Los diputados del oficialismo en ningún momento repudiaron los discursos violentos contra dirigentes peronistas y kirchneristas, nunca repudiaron la persecución judicial sin pruebas y el encarcelamiento irregular de opositores, nunca denunciaron la campaña de aprietes y ahogos económicos a los medios críticos. Y por supuesto, menos repudiaron las prácticas extorsivas contra los gobernadores para conseguir su respaldo al saqueo de los jubilados y los niños pobres cuyas madres perciben la Asignación Universal por Hijo. No repudiaron la forma en que fueron apaleados los manifestantes hasta extender la violencia a toda la manifestación” (…) “Toda esta operación tiene también sus rasgos enloquecedores. Primero toman una medida violenta contra el sector más vulnerable de la sociedad, como es la reforma previsional. Y después, encima, les rompen la cabeza a los jubilados y a tutti quanti cuando van a protestar” (…) “Los que fueron primero mentidos, después saqueados y después apaleados tienen que pedir disculpas por haber protestado” (…) “Este gobierno no tiene matices. Es prácticamente imposible establecer reglas de juego comunes para evitar la espiral de violencia que está provocando. Pone como ejemplo del diálogo a la extorsión a los gobernadores” (…) “La principal fuente de hegemonía del oficialismo reside en dos elementos: uno es la división de la oposición. Y el otro es el blindaje mediático que lo protege y embellece en un descarado ejercicio del fotoshop informativo y la manipulación. La masividad de la protesta del jueves en la calle indujo a un proceso de unidad dentro del recinto de Diputados que impidió el quórum” (…) “El inesperado cacerolazo del lunes fue un síntoma de que por primera vez gran parte de la sociedad había perforado esa fuente de poder oficialista que es su blindaje mediático” (…) “Son apenas el despunte de un camino” (…) “Estos dos años que han pasado marcaron el ascenso de la estrella del gobierno macrista. Paso a paso, este fin de año puede haber marcado el inicio de una inversión del ciclo aun cuando hayan podido aprobar la reforma que impulsaban”.

Escribió Dellatorre: “Como si se tratara de una bomba de relojería, el sector externo parece avanzar inevitablemente hacia un estallido, en la visión extrañamente coincidente de economistas de ambos extremos del arco político. La decisión se asienta en la decisión inamovible del gobierno de financiar sus desequilibrios internos (déficit fiscal) con préstamos del exterior. Esa entrada de divisas compromete al país a futuro, pero nutre de dólares al mercado para pagar el excedente de importaciones sobre exportaciones (déficit comercial), la demanda de dólares para viajes al exterior y la conversión de activos financieros en moneda local a dólares (dolarización de cartera o fuga de divisas). De este modo, el déficit de cuenta corriente se disimula con endeudamiento, que evita que la crisis se exteriorice en el modo de una disparada del valor del dólar (megadevaluación). La crónica de una crisis anunciada: el gobierno nada hace para resolver el problema de fondo, niega el problema y, mientras tanto, la pérdida de divisas (por pagos al exterior y por fuga de capitales) se financia con más endeudamiento. ¿Hasta cuándo? Hasta que los capitales externos digan basta y asuman que el riesgo de prestarle al país es demasiado alto” (…) “La cuente corriente de la balanza de pagos-el resultado de las transacciones entre los agentes económicos el país y los del exterior en esos tres meses (octubre, noviembre y diciembre de 2017) arroja un saldo negativo de 8683 millones de dólares. Una cifra que es récord histórico para un trimestre” (…) “Este año ya registró un déficit de 7100 millones en el primer trimestre y 6600 millones en el segundo. Con lo cual, ya este año acumula un déficit de 22.476 millones de dólares, y desde el inicio de la gestión de Cambiemos (transcurridos 7 trimestres) acumula 37.169 millones. Una cifra impresionante como para encender varias luces de alarma” (…) “¿Cómo se explica semejante déficit? De los 8683 millones de saldo negativo del último trimestre, más de la mitad, 4482 millones, se origina en el déficit en el intercambio de bienes y servicios. Esto es, más importaciones que exportaciones, y más viajeros que gastan en el exterior que los extranjeros que vienen a gastar aquí. El otro rubro importante es el pago de rentas al capital extranjero: utilidades de empresas o accionistas del exterior, y otras ganancias de capital como los intereses de inversiones financieras de titulares del exterior. Esta cuenta suma 4148 millones de dólares que se pagaron al exterior en tan sólo un trimestre” (…) “¿Cómo se financia la necesidad de dólares para pagar todos esos compromisos? En este caso, se lo hizo con “emisión neta de pasivos” (títulos de deuda) por 16.000 millones de dólares en tan sólo tres meses. Como consecuencia de estos movimientos, la deuda externa, que al 30 de junio alcanzaba a los 201.435 millones de dólares, al 30 de septiembre había saltado a 215.294 millones de dólares. Es decir, un crecimiento de la deuda de unos 150 millones de dólares cada 24 horas” (…) “La capacidad de endeudamiento del país tiene un límite, y son más los que advierten que ese límite está muy cerca” (…) “No es que el gobierno no actúe para resolver el problema, pero lo hace en un sentido y con prioridades que no parecen las más acertadas. Niega, por ejemplo, que su política esté alentando una sustitución negativa en el comercio exterior (productos importados que reemplazan lo que antes ofrecía la producción nacional) limitándose a tomar como referencia únicamente el dato de importaciones de maquinarias y equipos, como sinónimo de repunte de la inversión; cuando, al mismo tiempo, por cada dólar que se gasta en bienes de capital importados, se van 1,4 dólares en fuga de capitales que eligen convertirse en activos externos antes que invertirse o reinvertirse en el país. Esa actitud es sinónimo de desinversión, con lo cual el resultado neto es negativo también en ese plano” (…) “El gobierno insiste, sin embargo, en que el problema de raíz es la inflación. Para ello aplica una política monetaria que alienta la inversión especulativa en pesos, le quita recursos monetarios a la actividad económica y sube las tasas de interés de todo el sistema financiero, encareciendo el crédito a la actividad” (…) “La otra preocupación atendida por el gobierno es bajar el déficit fiscal. Para ello, impuso una serie de reformas estructurales en las que se reflejan los dos aspectos centrales sobre los que opera la política oficial para bajar el gasto: recortes de haberes a los jubilados y encarecimiento de las tarifas públicas” (…) “El gobierno cumple así con los mandatos del FMI y sus recetas. Pero difícilmente resuelva los desequilibrios del sector externo que se siguen extendiendo como una mancha de aceite sobre el agua. La incógnita, por ahora, es cuánto tiempo le queda para reaccionar. Tic-tac, tic-tac, tic-tac”.

En su edición del 23 de diciembre, La Nación publicó artículos de Eduardo Fidanza (“Los que apuestan a la muerte”) y Héctor M. Guyot (“La llama de la violencia amenaza la democracia”).

Escribió Fidanza: “Cuando Kaliayev decide no arrojar la bomba que debía matar al Gran Duque de Rusia, porque este no venía solo, sino con sus dos pequeños sobrinos, desata una discusión paradigmática dentro de la célula terrorista. Unos camaradas lo comprenden, pero Stepan, el más radicalizado de ellos, le dice con desprecio que por no haber matado a esos dos chicos, “miles de niños rusos seguirán muriendo durante años” (…) “Sin niños de por medio, finalmente Kaliayev cumple la misión asignada y paga con la cárcel. No le sienta mal, estaba dispuesto a cambiar la revolución violenta por el sufrimiento personal, deseaba dar la vida antes que quitársela a otros. Morir lo redimía de asesinar. Pero aún le tocará un trago amargo. En la cárcel recibe la visita de la mujer del Gran Duque. Llorando, ella recuerda a su marido momentos antes del atentado, no en el rol de hombre público, sino en la vida cotidiana, que lo personaliza. “¿Sabes que hacía él dos horas antes de morir? Dormía. En un sillón, con los pies sobre una silla…como siempre. Dormía y tú lo esperabas, en la noche cruel…” (…) “Este pasaje pertenece a la pieza “Los justos” de Albert Camus. Esa obra expresa, junto con otras, la posición sostenida por el escritor ante la violencia revolucionaria, que lo llevó a un célebre debate con Sartre del que salió maltrecho e incomprendido. Del pasaje citado se extrae este argumento: para ejercer la violencia contra un ser humano debe abstraérselo de su circunstancia personal, reducírselo a un número o una sigla. Lo que importa es su pertenencia a un colectivo que encarne el mal. El que comete el acto violento tampoco es una persona, sino el instrumento de una causa justa. El bien contra el mal, sin acepción de personas” (…) “Detrás de esta operación, rige una siniestra razón instrumental, que Hanna Arendt adjetivó “banalidad del mal”. A ese planificado mecanismo de destrucción lo distinguirá Camus en el primer párrafo del “Hombre rebelde”, que dice: “Hay crímenes de pasión y crímenes de lógica” (…) “Tal vez sin saberlo, Leopoldo Moreau, cuyo aporte a la democracia junto a Alfonsín será siempre recordado, incurre en la falacia de los violentos que expone Camus. Al justificar la agresión al periodista Julio Bazán, porque este pertenece a una organización, le expropia su singularidad. Bazán no es una persona, Bazán es “un hombre de Clarín” (…) “Moreau razona como Stepan: la “violencia estructural” que ejercen los poderosos justifica el ajusticiamiento popular de los que pertenecen a sus organizaciones. Son cómplices del sistema que deberán hacer caer para restablecer la justicia” (…) “La violencia de arriba justifica la violencia de abajo. Si no golpeamos, seguirán muriendo niños en Rusia y jubilados en la Argentina” (…) “El lunes, la agresión pasó a mayores, aunque se evitó la tragedia” (…) “El pueblo agredido fueron los policías, que aguantaron con estoicismo una lluvia de piedras interminable. Los violentos, felizmente, resultaron pocos” (…) “Un grupo de legisladores justificaron la agresión y coquetearon con la tragedia, dentro del recinto donde se practica la democracia representativa” (…) “Parecían necesitar asesinados, daba la impresión que les convenía la masacre. Acaso se esté gestando el huevo de una serpiente, de cuño fascista, envuelto en un falso progresismo, que el kirchnerismo tardío aliado con los lumpen, manipula sin que les importen las consecuencias” (…) “La democracia no admite muertos, ni efectivos ni deseados” (…) “La democracia debe contener al conjunto” (…) “Allí caben todos, menos los que apuesten a la muerte”.

Escribió Guyot: “La violencia es mala. Si esa violencia es fruto del cálculo político, peor. Y si se alimenta con las divisiones de una sociedad marcada por desencuentros trágicos, es todavía más grave. El lunes no sólo estuvo a punto de saltar una sesión legislativa. Se buscó una reacción en cadena: si estallaba el Congreso, la fisura pronto quebraría la estabilidad del gobierno y, por extensión, las bases mismas del sistema democrático. Pero esto no debería sorprender. La coherencia interna del kirchnerismo no muestra dobleces. Dentro o fuera del gobierno, persigue de la misma forma una sola meta: imponer su dominio sin medir los costos” (…) “Hubo una correspondencia entre la locura de la calle, protagonizada por una minoría fuera de sí, y las voces de los diputados kirchneristas y sus aliados en el recinto. Afuera, las fuerzas de seguridad recibían casi pasivamente una agresión feroz que iba “in crescendo”, mientras adentro los legisladores kirchneristas, ayudados por los massistas y la izquierda extrema, denunciaban una represión deseada que en verdad no existía” (…) “Extendieron el relato durante cinco horas, acaso esperando un muerto que no llegó. Podría haber llegado y hoy la historia sería otra” (…) “El kirchnerismo juega con fuego y se alimenta del odio ideológico que avivó durante su gobierno. Ese odio irracional…es su capital y su instrumento político” (…) “Es nosotros o el incendio” (…) “No se puede esperar otra cosa del kirchnerismo. Pero sorprende que el sistema político ayude desde las instituciones a mantener su vigencia” (…) “Con el apoyo de sus diputados a la estrategia de la violencia, Sergio Massa, esclavo del rédito inmediato, demuestra que no puede levantar la vista de la baldosa en la que está parado, acaso porque carece de un norte al que dirigirse. La ambigüedad del resto del peronismo, en sus diversas variantes, resulta en cambio más inquietante” (…) “Sin líder, desorientados, los peronismos no kirchneristas no vislumbran aún el camino que podría llevarlos de nuevo al poder y parecen presos de una disyuntiva de hierro: colaborar o impedir” (…) “Fuera del gobierno, jugaron siempre a obstruir, esperando que el cuerpo extraño metido en su propiedad empezara a derrapar” (…) “En el páramo de sequía y corrupción que dejó Cristina Kirchner, perciben algo nuevo en la sociedad. Un hartazgo profundo de las viejas prácticas del viejo partido, capitalizado por supuesto por Macri” (…) En un país inviable, con un déficit insostenible, el gobierno propone cambios de fondo. Esto, de llevarse a cabo, supone desmontar mafias y privilegios decantados durante décadas” (…) “En un país donde la lucha por el poder ha sido la lucha por alcanzar esos privilegios, la disyuntiva del peronismo (colaborar u obstruir) es aplicable a todos los sectores, incluidos los empresarios. Todos saben que la Argentina está en una situación terminal, todos claman por un país normal, más racional, pero ¿quién está dispuesto a ceder algo? Somos una sociedad corporativa signada por la lucha de intereses sectoriales” (…) “Es difícil cambiar una cultura instalada desde hace más de medio siglo, pero ese es el mayor desafío de Cambiemos. Puesto en perspectiva, y más allá de sus eventuales aciertos o iniquidades, la reforma previsional es el primer paso de una serie de cambios que se pretenden de fondo” (…) “Hoy la principal batalla del gobierno es cultural y debe aprender a librarla con la palabra. La acción sola no alcanza. En todo país hay intereses enfrentados, pero aquí los intereses dividen. La palabra puede trazar una hoja de ruta para el conjunto. Una plataforma donde discutir y disentir. Un diálogo que conjure la violencia”.

En su edición del 22 de diciembre, Página/12 publicó artículos de Noé Jitrik (“Parecidos”), Federico Kucher (“Dolarización sin fin”) e Irina Mauser (“Un dictamen para criminalizar la protesta”).

Escribió Jitrik: “Hitler ganó las elecciones a comienzos de 1933, por escaso margen; fue, sorpresivamente, primera minoría de modo tal que, invocando, sin decirlo, esa prerrogativa, el Presidente von Hindemburg, un poco viejo y sin duda cansado y decepcionado, pese que no le gustaba lo designó “Canciller” o sea “Primer ministro” o “Jefe de Gobierno”, en una posición que le daba muchos poderes” (…) “Supongo que Hindemburg creería que ese triunfo electoral era un mero y deleznable episodio, sostenido no por la gente razonable y decente sino por bandas de matones, y por lo tanto que no duraría demasiado o al menos cuánto podría durar; conjeturaría que si no nombraba a ese exaltado sobrevendría un caos ingobernable” (…) “Parece que se equivocó, no percibió el alcance de esa decisión electoral, en todo lo que pasó después reside la prueba. No quiero ni pensar en qué debió sentir en su tumba cuando la tragedia terminó” (…) “Ya en posesión del cargo, a Hitler, elegido democráticamente, debió parecerle insoportable el control “democrático” que podía ejercer el parlamento, con mayoría socialdemócrata y comunista, justamente esa ralea contra la que se había pasado vociferando durante varios años y que intentaría frenar sus frenéticas decisiones: el juego democrático estaba bien para ganar pero no para respetarlo. Cómo hacer para sacarse de encima a esos legisladores que no parecían muy dispuestos a acompañar lo que se veía venir debió ser una primera preocupación de la nueva etapa.” (…) “Muy pronto un providencial incendio lo resolvió: nada menos que el Reichstag empezó a arder…como los eficientes bomberos encontraron en el interior del edificio a un obrero que reconoció ser comunista, los nazis endilgaron, por carácter transitivo, el incendio a los comunistas” (…) “Establecida rápidamente esa responsabilidad…los nazis acabaron con el parlamento, con la oposición y con las debilitadas estructuras democráticas: como en la Roma imperial la plebe celebró con fervor, palabra adecuada para un incendio, la acción ejemplificadora” (…) “Para los nazis el incendio fue iluminador: justificaba la ofensiva contra los comunistas, tan perniciosos como los judíos que contemplaron sin creer lo que veían que no las llamas sino las piedras cerraban un ciclo histórico y abrían otro, la mayor de las persecuciones de que habían sido objeto en toda su sufrida historia. De paso, como haciendo realidad esa creencia acerca de que los sentimientos son superiores al pensamiento…, en una noche inolvidable fueron quemados públicamente miles de libros con el aplauso de entusiastas pirómanos provenientes de las cavernas más oscuras de la brutalidad germánica” (…) “A partir de ese momento fue imposible pararlo: los jueces que quedaban después de la depuración que sobrevino…se doblegaron rápidamente…aunque tampoco necesitaban expedirse sobre las decisiones que tomaban Hitler y sus cómplices y que contaban con la adhesión de casi todo un enfervorizado pueblo” (…) “Los industriales más poderosos apoyaron con entusiasmo el cambio que proclamaba y ejecutaba el diligente equipo nazi al que ayudaron a rearmar un ejército vencido; hasta del lenguaje se ocuparon, la palabra “judío” no necesitaba explicarse, era una condena “per se”…y, en una dirección opuesta, la sagrada palabra “alemán” era exaltada como una virtud en sí misma” (…) “Se sabe cómo terminó esa pesadilla: muertos de a millones, destrucción de ciudades, dispersión y hambrunas, enfermedades físicas y mentales y, sobre todo, para los alemanes, la penosísima impresión de que otra vez habían perdido, un imperio era imposible, un loco que parecía real había destruido una identidad, un orgullo de ser, en fin la aniquilación de lo que no había sido un proyecto sino un propósito delirante y maligno, casi sin igual en toda la historia, ese mérito no se le puede quitar” (…) “Se pensó que después de 1945…no quedaría nada de lo que podía contener la palabra “nazismo”. Error. Quedó su filosofía, no su fracaso, pero no como un sistema, como lo había pretendido en su momento de apogeo, sino como una estructura de sentimiento que canaliza disconformidades, odios, resentimientos y, por parte baja, el servirse de la democracia para aplastar a objetos indefinidos de resentimiento y rencor. Reaparece en Alemania, en los países bálticos que lo sufrieron, en Europa por todas partes y se filtra igualmente en comportamientos políticos que no asumen ese nombre pero sí ciertas líneas de acción, la mentira, la calumnia, la prepotencia, la xenofobia, el realismo crudo, el oportunismo, la represión” (…) “Es cierto que no se trata de segunda vuelta ni de resurrección pero sí de reminiscencias, vagas fórmulas que conducen a lo que fue o a un porvenir que temblorosamente se le parece. Hay parecidos: establecerlos puede ser higiénico”.

Escribió Kucher: “El dólar cerró, ayer en un nuevo pico de 18,23 pesos, al incrementarse 17 centavos en forma diaria y unos 58 centavos en las últimas seis ruedas. Las compras de divisas por fin de año son uno de los principales factores que generan presión sobre el mercado cambiario. Un informe del Banco Central de esta semana registró que la cuenta turismo acumuló un déficit de 10 mil millones de dólares entre enero y noviembre, situación que se potencia en las últimas semanas de diciembre por la demanda de divisas para salir al exterior en los meses de verano” (…) “Otro elemento que impulsa la cotización del tipo de cambio es la dolarización de carteras de los inversores privados” (…) “Entre los analistas cambiarios de la city aseguraron que la suba del dólar en los últimos días por el momento no sorprende. Plantearon que, además de las compras por turismo y una cierta dolarización de carteras, el incremento del tipo de cambio a fin de año es una costumbre por las compras de divisas de las empresas para pagos de obligaciones de fin de año en el exterior, por el giro de dividendos y por el posicionamiento de los bancos en moneda extranjera para rebalancear activos, entre otros” (…) “Algunos consultores, pese a las subas del tipo de cambio en los últimos días, aseguran que esta paridad cambiaria no es sostenible. Uno de los más críticos es Carlos Melconian, quien estuvo a cargo del Banco Nación el año pasado y este año volvió a su tradicional estudio de macroeconomía. “Estamos con el dólar (real) en uno de los niveles más bajos de la historia y para la competitividad, desde ya, no es bueno”, planteó. Agregó que “este tipo de cambio tan bajo es un subproducto de la política macro global adoptada por el gobierno para financiar el déficit fiscal con dólares del exterior. Es uno de los temas que en algún momento va a haber que discutir”, dijo. El endeudamiento no es sostenible de forma indefinida y, por el momento, no se observan cambios en materia de desequilibrios de cuenta corriente y fiscal. Esto implica que antes o después, según la visión de los consultores que empiezan a mostrarse críticos, habrá un ajuste con shock en materia cambiaria”.

Escribió Hauser: “El gobierno de Cambiemos cuenta en los tribunales de Comodoro Py con un semillero de aliados que le ofrecen un libreto de apariencia jurídica a medida de sus necesidades. Esta vez descolló el fiscal de Cámara Germán Moldes, que en un dictamen relacionado con los detenidos en la movilización por Santiago Maldonado del 1 de septiembre, aprovechó para indignarse por la marcha contra la reforma previsional y pedir la sanción de una ley que impida las excarcelaciones de quienes sean detenidos en el contexto de protestas sociales. En el texto, Moldes se queja de lo que describe como un “festival de liberaciones” que atribuye a “malos jueces” enrolados en la dañina doctrina del garantismo”. Así, la Casa Rosada manda a reprimir, y el fiscal avala y afirma que quienes se manifiestan son “una turba de canallas y facinerosos”. Juristas reconocidos consultados por Página/12 recordaron que la libertad durante el proceso es la regla, que generar una prisión preventiva específica para actos de protestas atenta contra el derecho a peticionar y la libertad de opinión, y que colabora con un intento desde el poder político de empoderar a la policía y fuerzas de seguridad y dar vía libre a los abusos” (…) “Los arrestos son decididos en el acto por la policía u otras fuerzas, como se pudo apreciar en el protagonismo que tuvo Gendarmería en la primera movilización contra la reforma previsional. La caza de personas al voleo también es una constante. A cada detenido, aunque se lo libere, le queda abierta una causa judicial en la que los delitos favoritos que se imputan son “intimidación pública” y “resistencia a la autoridad” (…) “Moldes elige un momento particular para expedirse y dispara un mensaje dentro de Comodoro Py. Esta semana, el juez federal Sergio Torres tomó un camino distinto al de otros colegas cuyos: liberó a los 66 detenidos en la protesta del lunes y sólo indagará si hay pruebas flagrantes. Claudio Bonadio, a cargo de los arrestos del jueves pasado, mantenía personas detenidas esta semana. En la causa sobre la marcha por Maldonado, el juez de primera instancia había procesado a 22 personas luego de tenerlas presas un fin de semana. La Sala II de la Cámara Federal criticó al juez porque había incriminado a la gente sin más pruebas que el relato de policías que tampoco precisaban qué había hecho cada detenido” (…) “El dictamen está dividido en una parte que reclama el procesamiento de los cuatro trabajadores de prensa (Hugo Medone y Juan Mourenza, de la Red Nacional de Medios Alternativos, Carlos Ardila Guerra, fotógrafo de ATE y Paola Montero, fotógrafa del Centro Marcelina Meneses y la Universidad de Avellaneda, detenidos en la marcha por Maldonado el 1 de septiembre) y otra donde opina sobre la movilización contra la reforma previsional y pide una ley que restrinja excarcelaciones en protestas. “No encuentro grandes diferencias entre esas horas infaustas de esta última semana y los hechos del 1 de septiembre aquí analizados, salvo, quizás, que los delincuentes han progresado en organización, táctica, y armamento”. “No me conmueven los cánticos que suelo escuchar bajo la ventana de mi despacho en los que se reclama “libertad a los presos por luchar” cuando sé muy bien que no es precisamente por eso que están presos, las pocas veces en que realmente lo están, y que lo que deberíamos lamentar profundamente es que su prisión sea, por lo general, tan efímera y poco duradera”, dice su texto” (…) “La prueba que invoca son relatos de policías que participaron del operativo incapaces de identificar a alguno de los detenidos, sólo acusarlos de generalidades: gente que tira vallas, palazos, botellazos e incendia tachos. Ni los trabajadores de prensa ni la mayoría de los otros detenidos estaban en el lugar que figura en las actas policiales, que escapan al interés de Moldes. Algunos de ellos ni siquiera están en imagen alguna” (…) “El penalista, ex camarista y ex ministro León Arslanian dijo: “no podemos admitir que se naturalice la prisión para quienes tomen parte de manifestaciones públicas, aun en condiciones lamentables, valiéndose de agresiones en contra de las fuerzas de seguridad y perpetrando daño. O sea, no quiere decir consentir la violencia. Es doctrina constitucional dominante desde la Corte para abajo durante el proceso, por ser un corolario del principio de inocencia. No se entiende por qué habría que hacer excepción a una regla que no discrimina según el delito de que se trate. Pero, además, la protesta se enmarca en otras dos garantías: el derecho a peticionar a las autoridades y la libertad de opinión, que se verían dañadas si se usara el encarcelamiento como propone Moldes en contra de marchas públicas de protesta. Un encarcelamiento preventivo es para que no fracase el proceso, no el anticipo de una pena” (…) “La iniciativa de Moldes atrasa y demuestra una concepción ideológica. La justicia federal está en niveles obscenos de ineficacia y juego político. La doctrina sobre la prisión preventiva está fijada hace tiempo por la Constitución y la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Y no se aplica la preventiva en causas sobre protesta social”, sostuvo Alberto Binder, experto del Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales. “Pareciera que se quiere volver a los edictos policiales; el juego que se está dando es el de volver a dar a la policía un poder fuerte de control de la calle. Es la política de seguridad de la ministra Bullrich y es lo que un sector de la justicia está pidiendo”.

En su edición del 22 de diciembre, La Nación publicó un artículo de Sergio Berensztein titulado “Patria tumbera e izquierda radicalizada”.

Escribió Berensztein: “(…) Ciertamente hubo otros episodios memorables en la historia contemporánea argentina con fuerte presencia de estos sectores (izquierda radicalizada), como la masacre de Ezeiza el 20 de junio de 1973 y el Cordobazo del 29 de mayo de 1969” (…) “Pero a diferencia de aquellos, donde imperaba la táctica del “entrismo” para estar cerca de la clase obrera, el notable protagonismo que tuvieron frente al Congreso los grupos de izquierda radicalizada implica un desplazamiento de los de origen peronista a un inusual segundo plano. Esta irrupción con semejante escala de organizaciones diversas ideológicamente (trotskistas, anarquistas, guevaristas) pero que tienen en común la reivindicación de la violencia como una táctica válida en la lucha por el poder constituye a la vez una grave alarma para la sociedad argentina, un enorme desafío para su enclenque aparato estatal y una cabal manifestación del fracaso de un sistema político que no sólo es incapaz de resolver los problemas más elementales, sino que reabre heridas que parecían suturadas” (…) “Fuimos testigos durante los años K de una irresponsable reivindicación de la lucha armada. Ahora avanzamos un escalón hacia la desaparición de la política democrática: es eso la violencia” (…) “Es fundamental que la Justicia y las fuerzas de seguridad inicien una investigación profunda, objetiva y creíble sobre estas organizaciones, su financiamiento, nivel de entrenamiento y acceso a armamento, así como sus eventuales contactos con grupos guerrilleros del exterior. Lo que se vio en las calles aledañas al Congreso fue la expresión de una Argentina tumbera, lumpenizada, con algunas pinceladas de cultura barrabrava” (…) “¿Existen acaso vínculos orgánicos con las redes del narcotráfico?” (…) “No debe tampoco descartarse la presencia de agentes vinculados a las cloacas del Estado: los oscuros e indómitos servicios de “inteligencia” que, respecto de la legalidad, atienden en ambos lados del mostrador. Al margen de estos cruciales interrogantes, es evidente que estos grupos de izquierda radicalizada han crecido de forma sumamente considerable tanto en la sociedad política como en la sociedad civil como resultado de la retracción de otras formas vinculadas a partidos y organizaciones tradicionales. El peronismo perdió peso en el mundo sindical, tanto en gremios industriales como de servicios. El radicalismo quedó reducido a su mínima expresión en la política universitaria” (…) “Los “movimientos sociales” donde la izquierda radicalizada convive y compite con otras organizaciones peronistas son consecuencia del impresionante aumento de la pobreza y la economía informal. Es decir, del fracaso argentino” (…) “Más de dos décadas de gimnasia piquetera han consagrado una nueva cultura política y un tejido organizacional singular, donde el desarrollo económico y el empleo formal constituyen, lejos de una solución, una amenaza a la continuidad y vigencia de estas formaciones. El negocio de la pobreza y la marginalidad se resiste, como otras tantas industrias dependientes del Estado, a desaparecer”.

Escribió Jorquera: “Los métodos extorsivos con que el gobierno de Mauricio Macri aprieta a gobernadores y legisladores para conseguir en el Congreso la aprobación de sus reformas comenzaron a salir a la luz. La diputada chubutense Rosa Muñoz reconoció que el gobernador Mariano Arcioni le pidió que diera quórum y votara a favor de la reforma provisional para que “los empleados públicos de Chubut pudieran cobrar el aguinaldo” (…) “El diputado y ex gobernador riojano, Luis Beder Herrera, que votó en contra de la reforma previsional-que definió como “perversa y dañina”-expresó públicamente su hartazgo de las presiones y promesas incumplidas del gobierno de Cambiemos” (…) “Otro ex mandatario, el santafesino Antonio Bonfatti, también se refirió a los mecanismos de disciplinamiento que sufrió el socialista Miguel Lifschitz: “No fue un consenso, fue una imposición, una coerción a los gobernadores”, denunció” (…) “El interbloque Argentina Federal, que responde a los gobernadores, dividió voluntades a la hora de sentarse para garantizar el quórum al oficialismo y también con su voto: 16 lo hicieron a favor, 15 en contra, dos se abstuvieron y otros se ausentaron antes de emitir su voto” (…) “Pero Beder Herrera también consideró que era momento para correr el velo sobre el discurso oficial de “diálogo y consenso”: “Nos tienen agarrados con el tema de que si no votamos no nos bajan la plata, dos años los acompañamos con las leyes y lo mismo no nos mandaron un peso y no se ha iniciado una sola vivienda en La Rioja”, sumó para desmentir que el alineamiento de los gobernadores con el poder central le trajera algún beneficio a las provincias” (…) “Aunque Beder Herrera evitó ayer contactos directos con la prensa, sus declaraciones públicas dejaron expuesta la actitud de muchos gobernadores y sembraron dudas sobre la estrategia parlamentaria de la bancada “dialoguista” y le futuro de la misma” (…) “La chubutense Muñoz denunció “las presiones” para dar quórum y votar la reforma previsional. Muñoz se sentó en la banca, esquivó su voto a favor ausentándose y manifestó su bronca en el recinto: “El presidente de los argentinos se quejaba de la vieja política. Lamentablemente, hicieron un curso acelerado porque aprendieron a extorsionar a los gobernadores con la chequera a cambio de los votos; aprendieron algo que no debe hacer un político, que es ser soberbio”, sostuvo en la madrugada del martes”.

Escribió Halperín: “En una sobremesa con amigos, a la hora del divague, pregunté a uno de ellos cuál es el gran cambio tecnológico que viene” (…) “En este diciembre de 2017 dijo: “se viene un cambio de la vida. Las tecnologías originales y la robótica ya están reemplazando el trabajo humano y pronto habrá millones de trabajadores que sobran” (…) “La idea del reemplazo de los seres humanos por las máquinas se instaló en la mesa, y confieso que la cena se me volvió menos digerible. Un mundo con millones de seres humanos sobrantes es la peor de las pesadillas” (…) “Pero dije que suponer que la capacidad tecnológica por sí sola transforme el mundo es subestimar el hecho de que la tecnología actúa en un contexto determinado, y su evolución y su impacto en el mundo social se ve afectado, impulsado y limitado por factores económicos, culturales, gremiales, políticos, sociales, etc.” (…) “Recordé otra cosa que me fastidia: el lugar común de que una imagen vale por mil palabras. Pero en este caso vale. Quedaba consagrado en la sobremesa el mito del fin del trabajo” (…) “Desde luego que todo mito tiene alguna base real. Los arbolitos telefónicos reemplazan a las recepcionistas; los cajeros automáticos sustituyen trabajo de empleados bancarios” (…) “Hace más de 20 años lo anticipó el economista Jeremy Rifkin en su libro “El fin del trabajo”, y caminó por la misma senda Robert Reich, el ex secretario de trabajo de Bill Clinton. Pero hizo falta una publicista mucho menos académica y más eficaz para que el nuevo Apocalipsis quedara instalado en las ideas de la gente común: la novelista francesa Vivianne Forrester vendió millones de ejemplares de su libro “L´horreur economique”, donde, sin genuinos fundamentos, anticipa lo peor: sostiene que estamos entrando en un tipo de sociedad en que millones de trabajadores se vuelven innecesarios y, consecuentemente, están amenazados por un nuevo Auschwitz, es decir por el exterminio físico” (…) “Baker (Dean, hombre situado a la izquierda del Partido Demócrata de EEUU y codirector del Center for Economic and Policy Research de Washington D. C.) afirma que en los últimos diez años el crecimiento de la productividad en EEUU fue muy bajo, comparado con un 3% en el período de la posguerra, 1947-1973 (“la época dorada del capitalismo”). Y aquel gran crecimiento de la productividad estuvo asociado con un desempleo muy bajo y unos salarios muy altos” (…) “Se pregunta Navarro (Vicenc, una de las voces muy críticas contra la derecha que gobierna España y sus medios amigos, como El País): ¿por qué el gran crecimiento de la productividad en aquel período generó altos salarios y gran número de puestos de trabajo, y en cambio ahora un aumento de la productividad (que es mucho menor que entonces) estaría destruyendo muchos puestos de trabajo y produciendo salarios mucho más bajos?” (…) “Cuando apuntás a los hechos reales, no se confirma que los robots, la inteligencia artificial y la revolución digital sean responsables del enorme aumento de la precarización de la clase trabajadora. Pero, dice Baker, son una buena excusa para desviar la atención de las verdaderas causas de la precarización de trabajadores: esas causas no son tecnológicas, sino políticas. Y surgen de las intervenciones públicas que realiza el Estado (muy influenciado por el gran empresariado)” (…) “En pocas palabras, lo que está causando la destrucción de puestos de trabajo y la precariedad del trabajo no es la revolución digital, sino la contrarrevolución neoliberal” (…) “Pero la idea de trabajadores que sobran disciplina más que cualquier otra. Busca convencer de que el trabajo, lejos de ser la fuente de creación de riqueza de la que se apropia el capital, es una gracia que conceden los patrones, sometidos ahora a una competencia feroz que los obligará a dejar en el camino a muchos trabajadores para que la revolución que no se puede parar no los obligue a cerrar sus negocios”.

En su edición del 21 de diciembre, La Nación publicó un artículo de Carlos Pagni titulado “Un huracán que reconfiguró el mapa del poder”. Escribió el autor: “La vida pública fue azotada por un huracán de siete días” (…) “Superada la vorágine, se pueden identificar mejor algunos factores determinantes de la crisis. Y también registrar una nueva configuración en el mapa de poder” (…) “La mayor obviedad es la reaparición de la violencia política. Como señala el brillante Andrés Rosler, la violencia es percibida casi siempre como desborde irracional” (…) “Sin embargo, los agitadores que recurren a ella creen estar justificados por una razón moral. Es el caso de los que organizaron los ataques al Congreso del lunes pasado. Para muchos sectores de la izquierda, y sobre todo para el kirchnerismo, el recurso a la acción directa está justificado en que el gobierno de Mauricio Macri tiene un déficit de legitimidad” (…) “Esta vez esos sectores encontraron una bandera imbatible. Ninguna reforma previsional es aprobada, en ningún lugar del mundo, sin que se desate una tormenta” (…) “El gobierno lo entendió desde el comienzo. Y terminó de convencerse con los cacerolazos. Por eso no explicó la iniciativa. “Si lo hacemos, no hay ley. Expliquemos cuando ya se haya aprobado”, fue el plan de Marcos Peña” (…) “El argumento para bloquear el Parlamento fue de una debilidad extraordinaria: los diputados no expresaban la voluntad popular porque estaban aprobando un acuerdo espurio entre Macri y los gobernadores. Pero el objetivo estuvo bien buscado. Si no se hubiera aprobado la reforma, todas las iniciativas fiscales del oficialismo se habrían derrumbado” (…) “Al descalabro en las cuentas públicas le habría seguido otro, político: Macri debería gobernar, en adelante, por decreto. La profecía autocumplida: en nombre de la voluntad del pueblo, se lo habría convertido en dictador” (…) “El gobierno analizó, aterrado, ese camino alternativo. Por eso la misión que asignó a la Policía de la Ciudad fue garantizar el funcionamiento del Congreso. Esto suponía evitar la represión de los 500 atacantes que se abalanzaban a los cascotazos sobre las vallas. Los encargados del operativo creen que, si contraatacaban, los violentos iban a ser empujados sobre los 5000 manifestantes pacíficos que ocupaban el resto de la plaza. Podría haber ocurrido una masacre. Y habría colapsado el tratamiento de la ley” (…) “Horacio Rodríguez Larreta, pero también Peña y María Eugenia Vidal, estuvo en el Congreso durante 10 horas, explicando esta estrategia a los aliados peronistas, que amenazaban sacrificar el quórum si llegaba a correr sangre” (…) “Más allá de esa inquietante peripecia, quedó al desnudo una evidencia: el kirchnerismo y la izquierda proponen un régimen en el que la manifestación popular tenga poder de veto sobre las instituciones de la república” (…) “La crisis corroboró, además, que una minoría homogénea puede ser más eficaz que una mayoría dispersa. Esta vieja regla seguirá rigiendo el juego parlamentario, sobre todo en encrucijadas conflictivas. La señora de Kirchner y su grupo tienen más claro el rédito de obstruir a Macri que los peronistas de provincias o de gremios el rédito de colaborar con él” (…) “En esta dinámica interviene, además, otro factor: muchos peronistas abandonaron a Cristina Kirchner. Pero no abandonaron sus inclinaciones populistas. Ella los sigue interpelando. Les administra la culpa. Y se dirige a su clientela” (…) “La tormenta deja otra secuela. El vínculo de Elisa Carrió con el gobierno volvió a ponerse tenso. Carrió es, en sí misma, otra minoría homogénea que condiciona a una mayoría dispersa” (…) “La disidencia de la diputada es un enigma dentro del gobierno. ¿Todavía no hay reglas para lograr el consenso en la alianza gobernante” (…) “Un último corolario del huracán previsional. Debutó, en el maremágnum, la cúpula del episcopado que diseñó Jorge Bergoglio” (…) “Como la mayor parte de la sociedad, los obispos se alarmaron ante la barbarie”.

En su edición del 20 de diciembre, Página/12 publicó artículos de Luciano Monteagudo (“Campo y fuera de campo en Congreso”), Martín Granovsky (“Cacerolas de aire fresco”), Nora Veiras (“Incomodidad”) y Juan Ignacio Issa (“Comunicación en tiempos de morbo”).

Escribió Monteagudo: “Hay un viejo concepto del lenguaje cinematográfico que sin embargo sirve para pensar la manera en que se planteó la puesta en escena de los acontecimientos de la Plaza del Congreso en la tarde del lunes. Es la noción de “campo”, el espacio donde se disponen todos los márgenes visibles dentro de la pantalla. Porque es en las pantallas donde el gobierno, que ha demostrado un manejo soberbio de la comunicación social, define no sólo su estrategia sino también su política” (…) “¿Qué cambió de la tarde del jueves a la del lunes?” (…) “Sin sutilezas de ningún tipo…el jueves quedó expuesta, una vez más, la matriz ferozmente represiva de la Gendarmería Nacional. Lo que estuvo en “campo” aquella tarde, lo que se vio en todas las pantallas, fue un ejército de ocupación descargando su furia ciega contra un pueblo inerme” (…) “Sin duda consciente del error, que se pagó adentro del recinto parlamentario con el alboroto de la sesión, el gobierno urdió esta vez una estrategia muy distinta, que le resultó de una eficacia absoluta. Retiró a la temible Gendarmería del “campo” y en su lugar puso a la policía de la ciudad, de aspecto y vestuario menos agresivo, un cuerpo integrado incluso por muchas mujeres” (…) “La puesta en escena tendió a invertir los términos y convertir a esa fuerza en un conjunto de mártires que, como soldados de infantería en un western, se abroquelaban en círculos y resistían temerosos el avance de los indios, que los cercaba cada vez más y les producían una importante cantidad de bajas” (…) “Estas imágenes de la plaza tomada por los bárbaros habilitaban a su vez-montaje paralelo mediante-a que en el interior del recinto el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, rechazara la infinidad de mociones de privilegio con que la oposición pretendía suspender la sesión, por la violencia que se vivía en el plaza” (…) Esa puesta en escena debió sostenerse durante más de tres horas, tantas como las que fueran necesarias para aguantar la prosecución de la sesión parlamentaria, aún a costa de las crecientes bajas policiales, carne de cañón que sirvió para alimentar el “campo” televisual, cuando la mera aparición de un par de carros hidrantes hubiera sido suficiente para despejar la plaza en cuestión de minutos” (…) “Y mientras tanto, ¿qué sucedía en el “fuera del campo”, ese espacio que no se ve pero se define en función del campo con el cual está vinculado? No muy lejos de las cámaras de televisión, fascinadas con las escenas de acción, estaba apostada estratégicamente la Gendarmería, en caso de que fuera necesaria. Pero no lo fue, porque le bastó a la propia policía hacer “fuera de campo” lo que no hacía en pantalla: reprimir salvajemente. Mientras en la plaza sus colegas aguantaban para las cámaras el asalto, las motos artilladas recorrían las calles aledañas y detenían y agredían a mansalva, con la certeza de no ser registradas por los móviles de televisión” (…) “Hubo, sin embargo, lo que en cine se denomina un “contra-campo”, el lado opuesto del plano, en este caso imágenes amateurs tomadas por particulares con sus teléfonos móviles, que dieron cuenta de por lo menos dos situaciones espeluznantes: un joven caído en el piso, a quien una motocicleta policial le pasa deliberadamente por encima, y una persona mayor sola en la vereda, que de pronto y sin mediar siguiera una advertencia es rociada con gas pimienta por tres agentes distintos y luego golpeada con un bastonazo por un cuarto. Esa es la policía a quien el presidente Macri felicitó: la que actuó para la televisión en “campo” de una manera y de otra muy distinta cuando se presumía “fuera de campo”.

Escribió Granovsky: “Otra vez los teléfonos trasmitieron mensajes de asombro. Cacerolazos en Cabildo y Juramento. Cacerolazos en la Quinta de Olivos. Cacerolazos en Villa Crespo. Cacerolazos en Acoyte y Rivadavia. Cacerolazos en Córdoba. Cacerolazos en Lomas de Zamora. En Avellaneda. En Vicente López. En Callao y Corrientes. Y tres horas largas después de las nueve de la noche del lunes, pasadas las 12, seguían los ruidos” (…) “Muchos chicos. Muchas chicas. Sub-30. O sub-25. Pocas consignas” (…) “La mayoría camina por las avenidas con la misma expresión en la cara. Todos carecen de lo mismo: bronca. Todos muestran lo mismo: una sonrisa. ¿Alivio? Parece desahogo” (…) “No son columnas. Se miran unos a otros, unas a otras, unos a otras, unas a otros, como si fuera el prime reconocimiento mutuo” (…) “Filman frenéticamente” (…) “Este 2017 no es aquel 2001. El gobierno de Mauricio Macri acaba de ser revalidado en las urnas. El gobierno de Fernando de la Rúa venía de ser derrotado. Arrasado. La crisis política se sumaba a la social y al estallido desprolijo de la convertibilidad. Pero al igual que De la Rúa, que al día siguiente se fue mientras hacía sangrar a la Argentina, Macri pasó un límite. O varios juntos” (…) “Muchos gobiernos atacaron a los débiles. Pero la ostentación en el ataque es otra cosa. Lo mismo sucede con la proliferación de balas de goma y la ineficacia de las fuerzas de seguridad, cebadas, feroces y carentes de una orden sencilla: “No quiero heridos, oficial, porque se juega su carrera”. O con la impericia en aislar a los profesionales y a los voluntarios de la provocación que arruinan las manifestaciones pacíficas y masivas. Si es que hubiera voluntad de aislarlos, claro. También fue un límite traspasado la humillación a los gobernadores. La presión ya es gravosa. El monitoreo de los diputados, más aún. Pero una foto parece más la perversidad del ganador que la expresión de un gran pacto nacional” (…) “Pero que son (las cacerolas) una herida política para el oficialismo, son. Aunque apruebe la poda. Y no se trata de un helicóptero con el que nadie sensato fantasea. Es simplemente una reacción muy humana ante el poder crudo. Como respirar hondo para tomar aire fresco”.

Escribió Veiras: “Estos cambios generan incomodidad”. “Muchas cosas que se han recuperado, la gente todavía no las siente”. ¿Qué dijo el presidente?” (…) “Ahora resulta que se llama “incomodidad” al rechazo a decisiones políticas nocivas para las mayorías” (…) “No se trata de incomodidad, se trata de repudio” (…) “Una rueda de prensa en la Casa Rosada en la que nadie le pregunta por qué nunca dijo que el ajuste jubilatorio era su prioridad si ganaba las elecciones de medio término. Una rueda de prensa en la que nadie le pregunta por los heridos civiles” (…) “Nunca más van a perder frente a los saltos de la inflación. Van a estar 4 o 6 por ciento por sobre la inflación”, asegura, sin inmutarse, Mauricio Macri” (…) “Se supo que no miró la tele para ver lo que pasaba en el Congreso y en la calle. Prefirió jugar al paddle. ¿Tampoco habrá mirado los informes de sus economistas?” (…) “Ni Mario Negri, uno de los asimilados al macrismo que preside la bancada radical, pudo decir frente a un micrófono lo que el presidente afirmó: que los jubilados no van a perder” (…) “Satisfecho por haber logrado el objetivo: sacarle casi 100 mil millones de pesos a los jubilados, discapacitados y beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo, repite que tiene “dos ejes prioritarios: la niñez y cuidar a nuestros abuelos”. Nadie lo incomoda. Las preguntas pueden ser también una herramienta eficaz para ordenar lo que el otro decidió decir” (…) “Es una cuestión de fe. El presidente pide que se crea en sus intenciones. Millones le creyeron y le permitieron convertirse en el representante de la primera minoría, consagrarse presidente. Pasados dos años el credo muestra otra vez el texto oculto. Después de una jornada en la que diputados convirtió en ley la llave del saqueo a los más vulnerables, gran parte de sus votantes, el presidente apela otra vez a la fe” (…) “Los argumentos lógicos confrontan con las creencias. Sin embargo, esta vez la mentira serial chocó en la madrugada con un pueblo en la calle. Algo nuevo se percibe. A pesar de los gases, algo huele bien en Buenos Aires”.

Escribió Uranga: “En su primera aparición pública después de la aprobación de la reforma jubilatoria, pero sobre todo de los acontecimientos políticos y ciudadanos vividos en el interior del Congreso y en las calles de las ciudades argentinas, el presidente Mauricio Macri escenificó una conferencia de prensa en la que, a pesar del tono “amigable” de las preguntas formuladas…,no se apartó un milímetro de las respuestas de manual ensayadas y aprendidas tanto por él como por los funcionarios” (…) “Todas las culpas y las responsabilidades solo son atribuibles a la “pesada herencia”. También los desaguisados cometidos por el gobierno durante los dos últimos años, porque “nadie puede dudar” de la intencionalidad de lo que Cambiemos propone” (…) “El presidente asegura que “yo no vine a esconder los problemas debajo de la alfombra”, reivindica “decir la verdad” y afirma sin ruborizarse que sus “dos ejes prioritarios” son la niñez y “cuidar a nuestros jubilados”. Sigue insistiendo, contra toda la evidencia demostrada en una larga sesión de la Cámara de Diputados por legisladores opositores de todas las fuerzas, que los jubilados van a estar mejor” (…) “El relato oficial se aferra al manual y como si la política fuera apenas una foto y no una película en constante movimiento, puede sostener que el apoyo a su gestión “crece”, a pesar de las manifestaciones de protesta, de los reclamos callejeros y de los cacerolazos que el presidente naturaliza. Es lógico entonces que Macri entienda que todas las reacciones opositoras son “orquestadas” y que tienen como único propósito atacar la institucionalidad. Quienes critican, según lo indica el manual del relato oficial, no defienden derechos, no tienen convicciones, sino que se trata de una suma de resentidos que no aceptan que perdieron las elecciones” (…) “También de manual es que Macri reincida en el camino de arremeter contra los jueces que no fallan de manera funcional a su política” (…) “Macri acepta, sin embargo, que “todos estos cambios generan incomodidad, pero son los necesarios” porque “estamos en el camino correcto”. Pero es obvio que el presidente sabe que está pagando un alto costo político por una decisión que, además de impopular, fue el resultado de un procedimiento que, si bien legal, tuvo componentes que a la larga se pagan en la política: extorsión, atropellos, mentira y negación de lo evidente” (…) “Como boxeador que acusa el golpe y decide ir al frente, Macri intenta disimular el impacto y sostiene que “la reforma continúa”. Un mensaje dirigido a una protesta que comienza a tomar fuerza en la calle”.

Escribió Issa: “La comunicación de crisis en el ámbito político, a diferencia del empresarial, se desarrolla en un contexto de mayor complejidad. Por ejemplo, en el caso del submarino ARA San Juan esto se produce porque intervienen mayor cantidad de actores, lo que implica mayor cantidad de intereses y de demandas. El emisor, en este caso, un gobierno, tiene una estructura burocrática de múltiples variables y de mayor amplitud y complejidad. El ámbito político cuenta con el poder como elemento específico, que en el sector privado existe, pero no es central. La actual dinámica mediática de escándalo político provoca que la gestión gubernamental tome la comunicación de crisis como una prioridad” (…) “En este sentido este tipo de comunicación busca generar certidumbre y producir la clausura de la crisis, tratando de eliminar la conflictividad lo más rápido posible” (…) “Si bien existen diferencias entre la dinámica conflictiva del sector privado y el público, los gobiernos deberían tomar elementos del tratamiento y la profesionalización de las empresas, teniendo en cuenta siempre la genética de la dinámica política” (…) “El tiempo es fundamental en la pérdida de poder. Hay que tener en cuenta que la crisis política no solo es caída de imagen, desprestigio o pérdida de facturación” (…) “En crisis se pierde capital político, lo que implica que se observa el costo a más largo plazo, por ejemplo en una instancia electoral. La segunda pauta es que de la crisis se debe salir de la mejor manera posible, que no siempre es la deseada por el actor político que la sufre” (…) “Hay que tomar una perspectiva de realismo político, tal vez una segunda o tercera mejor opción son las factibles. La primera opción es irreal, inalcanzable y lleva a meterse más en el estado crítico” (…) “La tercera pauta es que debe haber un solo emisor. Algún funcionario que concentre la información y la comunicación hacia la opinión pública. No debe haber dispersión de voces, ni de comunicados” (…) “La cuarta pauta, que viene asociada a la anterior, es que se debe optar por un solo modo de comunicación. Si se decide comunicar en conferencia de prensa, no debe comunicarse paralelamente por otras arenas mediáticas, como pueden ser las redes. En cada caso se define la mejor plataforma. La quinta pauta es que en el ámbito político es recomendable un emisor de carácter político, con apoyo técnico. El conocimiento técnico es muy valioso para una organización, pero muchas veces el saber técnico…deja de lado un saber sobre la dimensión política comunicativa. La conclusión es que en las crisis de esta magnitud, el emisor debe ser el cuadro político que mejor comunique. La sexta pauta tiene que ver con que, en crisis donde están en juego vidas humanas, una comunicación más personal es lo recomendado” (…) “Es fundamental achicar la distancia entre el emisor y la opinión pública; y una constitución de una comunicación empática. La séptima pauta es que hay que manejarse con los hechos ya sucedidos y reales. No hay espacio para las hipótesis, sobre todo con las que llevan a una salida ideal de la crisis. No ponerse a la defensiva, y generar una empatía con la sociedad. La octava pauta es que siempre hay que hablar, el silencio, o el no reconocimiento de que se vive una crisis es un elemento que trae mucho costo político” (…) “Hay dinámicas que no se pueden controlar. Frente a esto, la comunicación de crisis tiene un valor para una organización política, para perder la menor cantidad de poder posible. Pero a su vez, puede ser una herramienta para el fortalecimiento del sistema democrático, a partir de generar una comunicación responsable, basada en la información transparente para la ciudadanía y los damnificados”.

En su edición del 20 de diciembre, La Nación publicó artículos de Morales Solá (“Un precio demasiado alto para retener la autoridad”) y Pablo Mendelevich (“El peronismo y la violencia”).

Escribió Morales Solá: “Mauricio Macri logró retener el poder real cuando la reforma previsional fue aprobada en la aturdida mañana de ayer. Ese poder es lo que se discutía, no las modificaciones en los aumentos a los jubilados, frente al kirchnerismo, la izquierda y el massismo. Sobre todo, frente al cristinismo más cerril. El precio que pagaron el presidente y el país fue demasiado alto. Una ciudad fantasmal, con su centro vacío y con un pequeño sector gobernado por violentos sin límites ni medidas, entornó un debate legislativo, cínico a veces, chicanero también. La gente común abandonó la ciudad o se encerró en sus casas. La policía metropolitana se convirtió en un colectivo de bonzos involuntarios” (…) “Fue peor que en 2001. Tal vez porque hace 16 años las cosas fueron más espontáneas. La orquestación de la violencia del lunes está fuera de toda duda” (…) “Fue la lluvia de piedras que cayó durante cuatro horas interminables sobre la policía metropolitana” (…) “Parecía una ciudad bombardeada, una especie de Aleppo sin razón. ¿Por qué la policía metropolitana esperó tanto tiempo? ¿Por qué eran necesarios 88 policías heridos para que se pidiera el auxilio de las fuerzas federales?” (…) “Hay muchas teorías, pero quizá la más sensata sea la que explica la estrategia del jefe del gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, de diferenciarse claramente de la gestión de la Gendarmería el jueves pasado” (…) “¿Fue así? Se equivocó si fue así. Rodríguez Larreta practica un pacifismo extremo que sólo se explica cuando no tiene un desafío violento al frente. El lunes lo tuvo. La izquierda trotskista y marginales de La Matanza y Avellaneda, una mezcla de políticos y de barrabravas, estaban otra vez dispuestos a ingresar al Congreso y destruirlo” (…) “¿La estrategia era exhibir el grado de violencia de los depredadores? Eso se logra con media hora de exposición ante las cámaras de televisión” (…) “¿Quisieron evitar el muerto que los opositores necesitaban en el recinto para levantar la sesión? Se supone que fuerzas de seguridad profesionales pueden despejar un sitio sin que haya un muerto” (…) “Las cosas no fueron más graves porque algunos sindicatos históricos, como la UOM, y algunos movimientos sociales vinculados con el catolicismo, como Barrios de Pie, no acompañaron a los violentos” (…) “La violencia quedó en manos del trotskismo y el cristinismo, una alianza extraña después de 12 años de peleas permanentes. Desestabilizar a Macri es el objetivo que los une ahora. Los colectivos que trasladaban a los manifestantes llevaban el lunes un solo cartel: “Fuera Macri” (…) “En las vallas que rodeaban el Congreso escribieron varias veces: “Cristina-Kicillof 2019” (…) “Pocos y estridentes es la definición que va quedando del cristinismo. Estaban alegres, como si hubieran logrado una conquista. La única conquista era el caos y la destrucción que habían contribuido a provocar. La votación de la ley la perdieron horas después” (…) “Los cacerolazos sucedieron a la violencia. La oposición se agarró de las cacerolas” (…) “Cristinistas y trotskistas esperaban un herido grave (o un muerto) para levantar la sesión. Levantar la sesión era el golpe de gracia que querían darle a Macri. Hubo mucho cinismo de la izquierda, que reclamaba por los ángeles caídos en la plaza del Congreso a manos de una policía represora y criminal. En la plaza pasaba todo lo contrario” (…) “La izquierda argentina nunca sabe si está dentro o fuera del sistema” (…) “En 2001, la violencia fue repudiada por todos los partidos democráticos con representación parlamentaria. Es otra diferencia. Ahora, el cristinismo, el massismo y la izquierda se solidarizaron con lo violentos” (…) “Los cacerolazos del cristinismo en la puerta de la casa del juez Claudio Bonadio, en la noche del lunes, le sacaron el velo al pretexto de los jubilados. Es el miedo lo que lleva a los seguidores de la ex presidenta a los extremos. Es el temor lo que transforma una breve victoria de violencia callejera en un triunfo político que, en verdad, fue una derrota. El que ganó la votación fue Macri, aunque el precio que pagó en la calle fue innecesario. La autoridad política se conservó, a pesar de los intentos de debilitarla dramáticamente, pero las imágenes del lunes en el espacio público no pueden repetirse sin poner en riesgo la credibilidad del gobierno”.

Escribió Mendelevich: “Mauricio Macri siempre dijo que el camino estaba lleno de piedras, pero no avisó que éstas serían arrojadas en su contra” (…) “Piedras es un decir, una concesión piadosa” (…) “Violencia con algo de pretensión ideológica y algo de ese arrojo anárquico que exuda cualquier motín carcelario. Haya sido ahora militante, rentada o mercerizada, la violencia política es una vieja conocida en la Argentina. Sólo admirarla en el paisaje de la democracia ya es volver para atrás. Y vaya si acá fue admitida que casi ningún opositor la condenó” (…) “Otro diciembre de furia y pena que evoca aquella frase de Aldous Huxley: “La más grande lección de la historia es que nadie aprendió las lecciones de la historia” (…) “Con una crudeza inapelable que los diputados se perdieron por tener que sesionar, el lunes la televisión renovaba postales de 2001 que nadie hubiera querido ver en otro formato que no fuera el de un documental” (…) “También se supo de televidentes que tuvieron desagradables sensaciones setentistas. Como si asomara el pasado mal sepultado que hace cuarenta años legitimó la destrucción física del oponente” (…) “Habrá que repetir que lo nuevo no fue la violencia política en sí: ella nos acompaña desde el siglo XIX. Incluso en estos 34 años de democracia se sucedieron el asalto al cuartel de La Tablada, los levantamientos carapintadas, la caída de De la Rúa, los saqueos organizados por punteros, los asesinatos de militantes sociales, los tiros entre sindicatos enfrentados, decenas de protestas callejeras que derivaron en enfrentamientos entre facciones, choques duros con la policía. ¿Cuál fue la novedad? El contexto político y económico en el cual se incubó esta violencia volcánica. Nunca había sucedido que el contexto fuera, en ambos rubros, positivo” (…) “Gracias al respaldo popular obtenido en las urnas el presidente Macri venía de hacer un acuerdo sin precedentes con casi todos los gobernadores” (…) “En 2001 De la Rúa venía de perder las elecciones intermedias. La economía iba de mal en peor-ahora la tendencia es a la inversa-y el presidente, que arrastraba la crisis de la coalición gobernante abierta con el portazo del vicepresidente Chacho Álvarez, no había tejido con el peronismo ningún entendimiento, al punto que éste le había arrebatado la presidencia provisional del Senado. A Macri le tocó, es cierto, un peronismo con características que nunca antes habían confluido: acéfalo, dividido y sin libreto” (…) “Siempre rico en paradojas, el peronismo de hoy tiene como mayor recolectora de votos y como máxima piantavotos a la misma persona (Cristina Kirchner, repelida por casi todo el no peronismo en primer lugar y, más ambiguamente, por el peronismo no kirchnerista en segundo lugar)” (…) “¿Cómo se vincula esto con la violencia del jueves y del lunes? Es que también ella fue la mentora, la inspiradora, la patrocinante o quien, en definitiva, consagró en la política grande el uso de la violencia. Por cierto que Cristina Kirchner no lo inventó. Lo que ella hizo fue incrustar en la democracia un comportamiento que el peronismo frecuentó cuando estaba proscripto” (…) “Durante los 17 años que Perón pasó en el exilio, el peronismo desarrolló lo que llamó Resistencia, que incluía tomas de fábricas, sabotajes, bombas, distintas formas de violencia, en fin, que algunos selectos grupos tradujeron en lucha armada” (…) “La relación del peronismo con la violencia ganó volumen a comienzos de los setenta, cuando el propio Perón fogoneó las “formaciones especiales” para desgastar a la dictadura de Lanusse. Poco después, al volver del exilio como un “león herbívoro”, el general no conseguiría desmontar el monstruo que había inflado” (…) “Nunca el peronismo revisó nada de eso ni volvió a hablar de López Rega ni de la Triple A ni del origen del terrorismo de estado. Maniqueos, cultivadores de antinomias in Vitro, los Kirchner dividieron el Bien y el Mal sobre la base de la palabra dictadura y embotellaron la historia de los setenta azucarando el papel de la guerrilla peronista sin entrar en detalle alguno” (…) “El discurso político de Cristina Kirchner desde que se negó a transmitir formalmente el mando asimila a Macri con la dictadura. Si Macri es la dictadura, la violencia, inadmisible en democracia, se vuelve legítima” (…) “La gran novedad de la violencia reciente es el papel del kirchnerismo, que actuó en la cámara de Diputados como el brazo político de los activistas de la Plaza de los Dos Congresos. Agustín Rossi, líder del Frente para la Victoria en Diputados, empezó temprano el lunes a quejarse por televisión porque según él la policía requisaba a los manifestantes que se dirigían a la protesta” (…) “Los diputados de su bloque, que en forma reiterada pidieron que se levante la sesión, y los violentos de afuera, quienes querían lo mismo pero lo reclamaban por otros métodos, parecían mancomunados en la misión de impedir una votación que iba a ganar el Gobierno. A la vez, regodeados unos en la faena de herir policías y los otros en la glorificación de la protesta, juntos removían recuerdos de las partes más oscuras y onerosas de la historia reciente”.

El gobierno encabezado por Mauricio Macri consiguió un fuerte respaldo popular el 22 de octubre. El 42% del electorado decidió extender el voto de confianza a un presidente que había accedido a la Casa Rosada prometiendo el cambio. Envalentonado, Mauricio Macri decidió profundizarlo. En la práctica, significó profundizar el ajuste, la quintaesencia de su política económica. Fiel a sus principios ortodoxos, el presidente decidió efectuar una gigantesca transferencia de recursos para tener garantizado el pago de intereses de una deuda que cada día se torna más ingobernable y, de paso, aliviar la situación financiera de la provincia de Buenos Aires. Para poner en práctica esta antipática medida alguien debe ceder, es decir, debe estar dispuesto a financiar semejante desaguisado. Si en el país imperara una genuina justicia, todo el pueblo debería haber contribuido a solventar semejante gasto de manera proporcional a sus ingresos económicos. Por ejemplo: no es lo mismo la solvencia financiera de Paolo Rocca que la de un trabajador metalúrgico o la de un jubilado que percibe la mínima. En este supuesto, el ajuste sufrido por Rocca debería ser infinitamente superior al ajuste sufrido por el metalúrgico y el jubilado. Leal a los dogmas del mercado el presidente de la nación decidió que el ajuste sólo deberían sufrirlo nuestros viejos. En la práctica, semejante ajuste implicará una merma en el monto a percibir por los jubilados. Esa merma asciende, según los expertos, a unos 900 pesos, lo que significa que la jubilación mínima será a partir de ahora de 7 mil pesos y chirolas. Pues bien, semejante saqueo acaba de ser aprobado por 128 diputados nacionales luego de una maratónica y caótica sesión. Gracias al apoyo brindado por aquellos legisladores que responden a los gobernadores justicialistas alejados de Cristina, el gobierno consiguió los votos necesarios para vencer a la momentánea coalición conformada por el kirchnerismo, el massismo y la izquierda. El Congreso hizo legal un robo descarado, un atropello injustificable contra el sector más débil y desprotegido de la sociedad. Porque si hay un sector indefenso es el de la tercera edad. Consciente de que los viejos carecen de toda protección política, el gobierno arremetió contra sus derechos adquiridos sin misericordia. Finalmente, Mauricio Macri ganó. Pero lo hizo a lo Pirro. Es tan alto el costo político que deberá sufrir de aquí en adelante que se trató de una dura derrota que seguramente se verá reflejada en el ánimo de los votantes en 2019. Para conseguir su objetivo Macri no hizo más que seguir el ejemplo de Carlos Menem. Durante la campaña electoral de 1989 el riojano prometió la revolución productiva y el salariazo. Una vez en la Casa Rosada, tiró esas atractivas promesas a la basura. Su plan económico no fue más que un feroz ajuste sobre la clase trabajadora y los jubilados para hacer frente a las exigencias del FMI y el BM. Años después, ya fuera de la presidencia, Menem reconoció que si hubiera dicho la verdad durante la campaña electoral nadie lo hubiera votado. U cuarto de siglo más tarde la historia se repite. Durante la campaña electoral de 2017 ni el presidente ni ninguno de sus candidatos hicieron mención de una reforma previsional que no era más que un saqueo a los jubilados. Lo perverso de todo esto fue que la inmensa mayoría de los jubilados apoyaron al gobierno. El odio a Cristina lo hizo posible. Los viejos confiaron en Macri y esa confianza le permitió ganar holgadamente. Dos meses más tarde, el presidente les clavó un puñal por la espalda. Es probable que nadie del elenco gubernamental hubiera imaginado el alto costo político que iba a tener que pagar Cambiemos para lograr la aprobación legislativa de la reforma previsional. En esta oportunidad el gobierno se vio sobrepasado por la situación. Prueba de ello fue su decisión de adelantar una semana el tratamiento de la reforma previsional, temeroso de la posibilidad de una derrota si se postergaba en demasía su tratamiento. Los hechos le dieron la razón. Cuando la cámara de Diputados comenzó a tratar la reforma previsional, el clima político no era el más aconsejable. Se respiraba un ambiente enrarecido. Cabe reconocer que el kirchnerismo fue hábil para instalar la idea (cierta por cierto) de que se trataba de un saqueo. Consciente de ello, Macri decidió acelerar los tiempos sin importar las consecuencias. Todo el proceso de aprobación de la reforma previsional estuvo cargado de tensión. Durante la sesión en la Comisión de Presupuesto y Hacienda se produjeron serios altercados entre el oficialismo y la oposición. Hubo insultos, empujones y un griterío ensordecedor. El diputado Agustín Rossi tuvo que hacer malabares para contener a los más ofuscados. Sin embargo, el gobierno logró que la Comisión emitiera el dictamen para permitir el tratamiento de la Reforma Previsional en Diputados. El jueves 14 tuvo lugar le sesión. Adentro del Congreso el oficialismo tuvo serios inconvenientes para obtener el ansiado quórum. Hay quienes sostienen que logró obtenerlo mientras que otros afirman que jamás logró que se sentaran en sus bancas los 129 legisladores indispensables. Se habló de la presencia de dos diputados de Cambiemos que dieron quórum pero como todavía no habían jurado no podían estar donde estaban. Lo cierto es que poco tiempo después la diputada Elisa Carrió dio por terminada la sesión, consciente de que el oficialismo no contaba con los votos suficientes para aprobar el proyecto. Afuera del recinto el escenario era de terror. La Gendarmería arremetió ferozmente contra los manifestantes utilizando las balas de goma. Hubo humo, corridas desesperadas, detenciones arbitrarias. El centro de la CABA fue el escenario de una verdadera cacería humana. El gobierno nacional sintió el impacto. Por primera vez sufría un traspié en el Congreso. Y por primera vez la oposición lograba cantar victoria. El gobierno y la Gendarmería quedaron como los malos de la película. El lunes 18 todo fue diferente. En el recinto el oficialismo consiguió rápidamente el quórum y luego de una maratónica sesión logró la aprobación de la Reforma Previsional. Sin embargo, lo que pudo haber sido una gran victoria de Cambiemos no fue más que una típica victoria pírrica. Afuera del Congreso se vivieron escenas dantescas. En esta oportunidad el vallado era defendido por miembros de la Policía Porteña quienes, por orden expresa de una jueza, no portaban armas sino solamente un caso y un escudo. Enfrentaba estaban unos trescientos individuos que apenas comenzó la sesión comenzaron a atacar a los uniformados a piedrazo limpio. Durante casi tres horas los policías no hicieron más que protegerse de una lluvia impiadosa de piedras arrojadas por elementos de la izquierda y, seguramente, por los infiltrados de siempre. Mientras tanto, todos los canales de televisión mostraban las mismas escenas: las piedras sobre los policías. En ningún momento mostraron las 400 mil personas que cubrieron pacíficamente la Plaza de los Dos Congresos y la Avenida de Mayo hasta la 9 de Julio. Luego de la pedrada entraron en escena los motorizados de la Policía Federal quienes comenzaron con otra feroz cacería humana que se extendió por varias cuadras del centro porteño. Curiosamente, los canales no mostraron demasiado esta segunda parte del accionar policial. El gobierno logró su objetivo. Por un lado, aprobar la polémica norma y, por el otro, presentarse como víctima de un intento desestabilizador. Los autores de la pedrada fueron, qué duda cabe, funcionales al oficialismo. Le dieron servido en bandeja la oportunidad para presentarse como los buenos de la película. Al día siguiente, martes 19, el presidente de la nación brindó una conferencia de prensa en Casa de Gobierno. Se lo vio demacrado y mentalmente perdido. De todos modos logró enhebrar algunas frases con lógica que se sintetizan en lo siguiente: el Congreso estuvo cerca de ser invadido por unos energúmenos que responden a la izquierda, al massismo y, por supuesto, al kirchnerismo. Dijo además que el país va por el camino correcto y que reconoce las incomodidades que el cambio ocasiona a importantes franjas de la población. Lo que aconteció en la Plaza de los Dos Congresos el jueves 14 y especialmente el lunes 18 fue muy grave. Gravísimo. Porque quedó dramáticamente en evidencia la nula capacidad de los argentinos de vivir en democracia. Y aquí la responsabilidad cae principalmente sobre la espalda de la clase política. Todos sus miembros, en mayor o menor medida, son responsables. Es responsable la oposición, incapaz de presentarse ante la sociedad como una fuerza política seria y responsable, de enhebrar un plan alternativo de gobierno lógico y coherente. Es responsable el gobierno, fundamentalmente el presidente de la nación, quien parece no percibir la gravedad de la situación. Su actitud en la conferencia de prensa mencionada da escalofríos porque parece que vive en un mundo paralelo. A veces parece que es una persona cínica e inescrupulosa y otras veces parece no estar en sus cabales. Son responsables los medios de comunicación, la inmensa mayoría alineados con el oficialismo, que se encargan de legitimar el “relato macrista”. Y somos responsables nosotros, los ciudadanos de a pie, quienes en su inmensa mayoría aceptamos sin chistar los desaguisados de este gobierno bochornoso. Es cierto que hay quienes se manifiestan en las calles pero el grueso permanece en sus casas, en clara actitud de domesticación social. Un párrafo final para las fuerzas de seguridad, en especial la Gendarmería. Con Macri en la presidencia y Patricia Bullrich en el Ministerio de Seguridad, los uniformados se han envalentonado de tal manera que reprimen a piacere. Evidentemente, en materia de seguridad Cambiemos ha instaurado otro paradigma, antitético del que existía durante el kirchnerismo. Ahora se criminaliza la protesta social y, para colmo, se encarcela sin juicio previo a los opositores. La decisión del juez Martín Irurzún de endurecer la prisión preventiva es muy peligrosa. Porque si un ex vicepresidente fue arrestado de manera humillante sin que haya sido condenado, ¿qué defensa legal puede llegar a tener un ciudadano de a pie? Ninguna, obviamente. Como lo hubiera expresado Quentin Tarantino, en la Argentina estamos viviendo “tiempos violentos”.

En su edición del 19 de diciembre, Página/12 publicó artículos de Laura Vales (“La masiva marcha que fue invisibilizada”), Ailín Bullentini (“Entre gases, balas de goma y piedras”) y Mario Wainfeld (“Debate en el recinto, razzia en la calle”).

Escribió Vales: “No se quejen (…) ¡Esto es un juego de niños!”, dice Beto López Camelo, ex dirigente de los municipales de San Miguel, hoy devenido en profesor de historia en un colegio secundario. Lo dice cuando en la plaza del Congreso, con mucha gente a pesar de los choques con la policía que se siguen produciendo contra las vallas, unos metros más adelante, varios manifestantes comienzan a señalar hacia los pisos altos de un edificio donde la policía abrió las ventanas para disparar desde la altura gases lacrimógenos. “¿Qué no se queje quién?”. Pero López Camelo ya no responde: acaba de caer cerca un cartucho de gas, y después otro. Desde adelante llega una oleada: los manifestantes que están más cerca de las vallas ya vienen retrocediendo en masa. “¡No corran! ¡Tranquilos!”, gritan mientras retroceden. Todo el mundo sabe que en medio de una corrida lo que no hay que hacer es correr” (…) “El problema son los gases. Las fuerzas de seguridad tienen nuevas armas que les permiten tirarlos a distancia, desde 60 o 70 metros. Si se riega una plaza llena, habrá empujones para salir. Si se siguen tirando gases durante varios minutos-los cartuchos caen en medio de las columnas que tratan de retirarse-, lo que se produce es una avalancha” (…) “Pronto hay escenas de ahogamiento: personas que caen al piso y son pisoteadas, pánico” (…) “Una vez que los gases se dispersan, la policía, desde atrás del vidrio, filma a los manifestantes refugiados dentro. Después empiezan las detenciones” (…) “Hasta ese momento, en la franja de plaza que bordea al Congreso habían transcurrido dos horas de piedrazos contra una policía que, a su vez, tiraba balas de goma y gases, a corta distancia” (…) “Los primeros piedrazos comenzaron unos minutos después de las dos de la tarde, cuando en la Cámara de Diputados se reunía el quórum para sesionar” (…) “Los canales de televisión lo mostraron en directo, ya que todos sus móviles estaban instalados en el lugar. En cambio, quedó invisibilizado lo que pasaba unos metros más atrás, sobre gran parte de la plaza, donde los gremios y los movimientos sociales permanecían en el lugar” (…) “En la plaza o sus cercanías, hasta la avanzada policial que gaseó toda la zona, permanecieron también sus dirigentes: entre ellos, Héctor Amichetti (Gráficos), Sergio Palazzo (Bancarios), Omar Plaini (Canillitas”)” (…) “Con el antecedente de la represión del jueves, la gente fue a la marcha mucho más organizada. Esto se vio en que armaron columnas acordonadas, listaron a los integrantes de cada grupo, designaron encargados de centralizar la información y abrieron grupos de WhatsApp. Esto fue algo generalizado” (…) “Antes de la partida, un referente reúne a todos y explica: “Esta marcha es diferente a las que venimos yendo. Los que estuvieron el jueves vieron la represión: se llevaron detenidos, tuvimos corridas, nos desorganizamos. Hoy tenemos que mantenernos juntos, no separarnos ni empezar a correr para cualquier lado. Hicimos un listado, si alguien se pierde hay que avisar enseguida. Pero, sobre todo, no corran. Vamos todos y volvemos todos juntos” (…) “La argumentación que atribuye los choques con la policía a “infiltrados” es un discurso fácil, además de contagioso, pero tiene poco que ver con la plaza real. Aquí viene el difícil trabajo de explicar lo que se podía ver sin la intermediación de las pantallas: los tiradores de piedras contaron todo el tiempo, a pocos metros, con la permanencia de los gremios y movimientos sociales. Nadie en la plaza se escandalizó por esos choques. Las columnas de manifestantes se acordonaron, corrieron a sus integrantes unos pasos más atrás y cuando pudieron, trataron de recuperar terreno, de nuevo hacia el vallado” (…) “Algunos testimonios tomados entre estos sectores-los de los piedrazos-, en palabras de protagonistas que aquí se evitará identificar: “Hoy seguramente a la reforma la van a aprobar y van a estar sesionando por varias horas. Para nosotros, la mayoría de la cúpula ya arregló. Ya hicieron sus cuentas, se quedan con menos afiliados pero les cierran los números, no van a plantarse. Por otro lado, este no es un gobierno como los anteriores, que no podían sostenerse sin un cierto grado de consenso, pongamos el caso de De la Rúa. Lo que se viene es sostener los reclamos hasta que se arme una nueva camada de dirigentes”.

Escribió Bullentini: “No voy a retroceder nada porque la calle es del pueblo. No pueden reprimirnos por repudiar el robo al pueblo”. Con una mano en alto y el dedo índice apuntando al cielo, Carmen avanzó sola por el medio de la 9 de Julio de frente a los escudos de la Federal, que esperaban parapetados en el límite de Avenida de Mayo y Lima. “Soy jubilada”, se presentó, “y no voy a dejar que pasen este robo así como así, nos tienen que dejar protestar” (…) “Los escudos de la Federal le dieron paso a las motos, que organizadas empezaron a barrer a manifestantes a puro gas lacrimógeno y balazo de goma e inauguraron un nuevo foco represivo. Los que se sucedieron durante el día dejaron como saldo cientos de heridos y 60 detenidos, entre los que figuraron trabajadores de prensa” (…) “El nuevo foco represivo que la Federal abrió en la 9 de Julio después de las 17 tuvo como objetivo a un grupo de manifestantes rezagados de la gran desconcentración de la movilización que había llenado la Plaza de los Dos Congresos más temprano, en repudio a la reforma previsional” (…) “El operativo duró aproximadamente dos horas y sus protagonistas fueron federales en moto que barrieron un radio de nueve cuadras a la redonda: partieron de Avenida de Mayo y recorrieron a balazos de goma y gases lacrimógenos entre 9 de Julio y Belgrano, Tacuarí y Salta” (…) “A lo largo de la jornada, los heridos fueron centenares. La coordinación de SAME del hospital Argerich dijo a este diario que los heridos que al cierre de esta edición seguía asistiendo eran “incontables” (…) “Las ambulancias asistieron en la zona a varios manifestantes con la espalda y el pecho rematados a perdigonazos” (…) “Durante la tarde, el Instituto Patria y el bar de la Asociación Madres de Plaza de Mayo sirvieron de estaciones sanitarias. Por allí, pasaron decenas de heridos” (…) “La 9 de Julio fue refugio de las numerosas columnas de organizaciones sociales y agrupaciones políticas y sindicales, de manifestantes sueltos que escaparon de la situación tensa que ganó la zona de Congreso, entre piedrazos de algunos pocos manifestantes y la represión de la Policía de la Ciudad, a la que luego se sumó la Federal y la Gendarmería” (…) “La Policía Federal, parapetada detrás de los escudos en Avenida de Mayo y Lima, esperaba para avanzar. El comisario a cargo del operativo, avanzó sobre Lima y se encontró con dos trabajadores de la Defensoría del Pueblo, que intentaban convencerlo de que desactivara el operativo. “Si la policía no se va, esto se va a descontrolar”, explicó uno de ellos a este diario. Para irse, la Policía les pidió que convenza a los manifestantes primero. Fue entonces que apareció Carmen a decir que a ella “nadie” la saca de la calle. No le hicieron caso a la jubilada. Tampoco a los representantes de la Defensoría del Pueblo. El comisario avanzó un paso. Los escudos se le acercaron. El camión cisterna reacomodó posición y apuntó el cañón hacia el frente” (…) “En respuesta recibieron cascotazos, pedazos de baldosas que los manifestantes rompieron con palos. Los escudos se abrieron y dejaron pasar a una treintena de motos que se dispusieron a barrer toda la zona” (…) “No contentos con el ataque, la Federal motorizada retomó Bernardo de Irigoyen hacia el sur” (…) “Tras recorrer varias veces la zona, las motos armadas estacionaron sobre la 9 de Julio y, por tandas, se fueron retirando. Quedaron otras, montadas por efectivos individuales, monitoreando” (…) “A unas cuadras, en el Congreso, los diputados seguían sesionando”.

Escribió Wainfeld: “(…) El oficialismo consiguió quórum pronto, cuando habían pasado solo quince minutos de la hora de iniciación” (…) “Todas las tácticas forman parte de la dinámica parlamentaria, en 34 años se han visto cambiar los roles. Los argumentos cambian de dueño según el rol que se esté desempeñando” (…) “La de ayer distaba de ser, empero, una sesión clásica o tan siquiera normal. Estaba condicionada, entre otros factores, por la feroz jornada del jueves pasado” (…) “El debate sobre el texto empezó casi cinco horas después del inicio. A esa altura las fuerzas de seguridad andaban de cacería, en un coto que se extendía mucho más allá de las inmediaciones del Congreso” (…) “Se repitió lo que viene siendo regla: la virulencia del macrismo para enfrentar a la protesta social con armas en la mano, sin autocontrol y con una conducción política que parece solazarse cuando los uniformados se ensañan” (…) “A la mañana Juan Carlos Schmid…anunció el paro general de 24 horas que corre entre el mediodía de ayer y el de hoy” (…) “Sorprendió con una propuesta política: pidió una consulta popular para que sea la ciudadanía la que dirima la pulseada. Apeló a una herramienta interesante, prevista en el artículo de la Constitución de 1994, oxidada por la falta de uso” (…) “El sistema político nacional y casi todos los provinciales habilitan modalidades de democracia directa o semidirecta, la praxis de sucesivos gobiernos las desestima” (…) “La iniciativa cegetista conlleva dos funcionalidades positivas. Ponerla en práctica para zanjar una polémica que atañe a millones de personas y a muchas más en años futuros, por un lado. Por otro, trascender el espacio de la crítica y sugerir una vía de salida” (…) “La CGT reaccionó tarde frente a la Reforma, aunque siempre la cuestionó” (…) “Es innegable la representatividad de la CGT, de las dos CTA y de los movimientos sociales para resistir el avance de la Reforma. Los afectados son trabajadores, formales, informales o desocupados. Algunos ya retirados, otros próximos a jubilarse, jefes de familia que perciben la Asignación Universal por Hijo, beneficiarios de un haz de pensiones. Distintos estamentos de la clase trabajadora del siglo XXI, fragmentada por los cambios económicos acaecidos en el mundo y en la Argentina. El presidente Mauricio Macri dispuso no consultarlos, los puenteó. Los suplió, por así decir, por los gobernadores. Se adujo que el Pacto Federal firmado con ellos acordaba una aprobación a priori (libro cerrado) de la propuesta. Es falso conceptualmente porque carecen de legitimidad para intervenir. También tácticamente porque el Pacto no dedica una línea al tema” (…) “En verdad, a los gobernadores se les propuso un trueque usando a los jubilados como rehenes: presionar a los legisladores nacionales que siguen sus directivas, a cambio de beneficios o salvavidas financieros” (…) “Macri y su elenco aducen que es necesario reducir el déficit y reasignar recursos. Que una parte importante de la sangría de fondos a la Administración Nacional de Seguridad Social se transferirá a las provincias, en especial a la de Buenos Aires” (…) “Los empresarios pagarán menos, los titulares de derechos sociales cobrarán menos. La transferencia es directa, sin mediaciones. La disminución de las retenciones a la soja es, apenitas, menos lineal. Suben las ganancias de los productores en detrimento de los ingresos fiscales. El dinero es fungible, la seguridad social se cubre con plata de la Anses y otros recursos del Tesoro Nacional. La “renuncia” priva al Estado de una cifra multimillonaria en dólares que podría achicar la sangría al presupuesto social” (…) “Estudios realizados por centros académicos o por periodistas de variadas banderías comprobaron que la compensación es nimia. Todos los jubilados, los beneficiarios de AUH y pensionados siguen perdiendo porcentajes enormes del valor real de sus haberes, comparado con lo que venían cobrando. En muchos casos, la quita es confiscatoria, lo que motivará un aluvión de demandas judiciales” (…) “Si la Reforma se hace ley, el gobierno habrá impuesto su mayoría parlamentaria. La integración del Congreso expresa el voto popular y faculta al oficialismo aún para impulsar normas regresivas o reaccionarias” (…) “El precio político que pagará por imponer su voluntad puede ser alto. Tiró por la borda su fachada dialoguista. Consiguió empujar a la oposición a partidos que lo acompañaron bastante desde 2015. También empujó hacia la vereda de enfrente a la CGT y al conjunto de los movimientos sociales. Fortificó adversarios dispersos y confundidos tras las elecciones: propició que se unieran en la acción” (…) “El macrismo y los Multimedios de Mauricio Yrigoyen alegan que la violencia desatada ayer es culpa exclusiva de quienes perdían la votación en el recinto. Los heridos, los maltratados, los perseguidos, los vejados serían en verdad una horda golpista que quiso cerrar el Congreso” (…) “La represión forma parte del programa macrista, es un modus operandi cotidiano y va escalando. Tal vez ese dato sea peor que la Reforma Previsional, más allá de que están vinculados”.

En su edición del 19 de diciembre, La Nación publicó artículos de Alejandro Katz (“La violencia no se puede considerar una protesta social”), Laura Serra (“Una batalla con la mira en 2019”) y Marcos Novaro (“Empezar 2018 a los piedrazos”).

Escribió Katz: “Cualquier análisis de lo ocurrido en los últimos días debe comenzar con la denuncia de la violencia, del modo en el que un grupo de personas intentó no sólo impedir el funcionamiento de la cámara de Diputados, sino también propiciar una situación de crisis institucional, convocando las peores imágenes de la crisis de 2001, con el auxilio de algunos diputados que quisieron subordinar la representación constitucional al clamor popular, sustituir al Parlamento por la plaza” (…) “Ningún énfasis será suficiente a la hora de condenar ese juego de pinzas entre calle y el recinto que expresa a determinados actores políticos y sociales cuya mentalidad es la del reaccionario que no acepta una sociedad plural, en la que los juegos de poder se tramiten por medio de determinadas instituciones” (…) “Pero la agresión física celebrada por una parte de la dirigencia política no participa de la categoría de la protesta social: se trata, pura y simplemente, de la violencia que no debe ser admitida” (…) “Dicho lo cual, aparece el verdadero problema: la dificultad de la sociedad argentina para hacer política, es decir, para gestionar el conflicto atendiendo al bien común por sobre los intereses particulares. Da la impresión de que ninguno de los protagonistas de estos hechos intentó ponerse por un instante en los zapatos de los otros. Por supuesto, no lo hacen los sindicatos ni la dirigencia, pero tampoco lo ha hecho un gobierno que, a la hora de ordenar las cuentas del Estado, no vaciló en afectar los ingresos de los jubilados sin considerar ninguna otra opción y, sobre todo, que no pudo o no quiso conducir un proceso participativo” (…) “La incapacidad de hacer actuar lo político se pone de manifiesto, también, en el hecho de que la ley en cuestión no significa, ni siquiera, una reforma estructural del sistema previsional, sino sólo una modificación del modo de actualizar las jubilaciones. La política…se limita a intentar resolver cómo asignar recursos presentes, con gestos que les dejan a los ciudadanos la impresión de que el principio que organiza las decisiones es el de la apropiación, más que el de la asignación”.

Escribió Serra: “Anoche, la cámara de Diputados dirimía una batalla más trascendente que la sanción (o no) de una nueva ley previsional. Esta cuestión quedó en un segundo plano: la verdadera batalla entre oficialistas y opositores es por el liderazgo político rumbo a las elecciones de 2019. Aprobar la ley significa, para el gobierno, ratificar su capacidad de mando, clave para garantizar la gobernabilidad en los próximos dos años. Voltear la ley significa, para la oposición, la oportunidad de revertir su condición de perdedora en las urnas y de reconvertirse en una opción electoral para 2019” (…) “Esta pelea es de tal envergadura que, en las calles, se tradujo en episodios de una violencia como no se había visto desde la crisis de 2001” (…) “Del total de heridos, más de medio centenar fueron policías, que enfrentaron lluvias de piedras y bombas molotov” (…) “En el recinto, oficialistas y opositores libraban su propia batalla. La oposición, encarnada en el kirchnerismo, el Frente Renovador y la izquierda, apeló a todos los artilugios parlamentarios para levantar la sesión. De hecho, la discusión del proyecto propiamente dicho empezó después de cinco largas horas de chicanas y acusaciones cruzadas” (…) “El oficialismo soportó los insultos para impedir que se reeditara el espectáculo del jueves pasado, cuando la sanción de la ley fracasó por los desmanes en el recinto. Este gesto fue, tal vez, una de las pocas actitudes racionales del oficialismo” (…) “Por empezar, el jefe de Gabinete. Marcos Peña, en plena campaña electoral, negó que el gobierno fuera a impulsar una reforma previsional después de las elecciones. Además, concibió un proyecto de ley de tal envergadura que, de no aprobarse, se caerá automáticamente el ahorro de 60.0000 millones de pesos que implica el cambio de fórmula de movilidad social” (…) “Hubo, además, notorias y elocuentes fallas de comunicación: sólo la semana pasada, cuando se olfateaba el clima de violencia, algunos voceros salieron a explicar que la reforma previsional no recortará los actuales haberes jubilatorios. Era tarde. Con el relato opositor del ajuste ya impuesto, el oficialismo debió adelantar la sesión para evitar una derrota segura y lograr que se apruebe la ley antes de fin de año, un libreto que no se diferencia lo suficiente del utilizado por el kirchnerismo durante 12 años” (…) “Ahora, la paradoja es que los que se quejan de estas sesiones exprés son los mismos a quienes no les tembló el pulso para imponer leyes a libro cerrado. Se espera, entonces, que en su afán de exhibir poder Cambiemos no repita esa historia”.

Escribió Novaro: “En su hora final los kirchneristas se sacan la careta y se comportan abiertamente como barra brava, émulos de los trotskistas y de la RAM se vuelven una fuerza abiertamente antisistema, que a los piedrazos clama porque la repriman, mejor todavía si hay muertos de por medio” (…) “¿Qué hubiera pasado si había un muerto por la represión, si entonces de nuevo la sesión se suspendía, si el método del asedio a los piedrazos sobre el Congreso se coronaba como medio legítimo cada vez que se discuta una ley controvertida? El mérito de que nada de eso sucediera se debe valorar, porque no es menor y obedece a que, algo tarde pero no tan tarde, el gobierno aprendió algunas lecciones” (…) “El verso de los infiltrados se terminó de desmoronar: ahora los violentos dieron la cara o al menos mostraron su identificación política, Partido Obrero, PTS, MST, ATE, SUTEBA y demás gremios kirchneristas, los pocos municipios que todavía responden a la señora, Avellaneda, Berazategui, un poco de La Matanza” (…) “Los diputados k, por su parte, siguieron quemando puentes con el resto del mundo” (…) “Igual dentro del recinto la cínica actitud del FPV se mantuvo firme hasta el final: hablaban de un pueblo movilizado sometido a salvaje represión, de “cacería de manifestantes” mientras en todas las pantallas se veía a policías recibir andanadas de cascotes y solo atajarse con sus escudos” (…) “La consigna de correr y apalear policías parecía la única que unía a esa masa humana descontrolada. O salvajemente descontrolada. Y fue de ese bando que salieron la mayoría de los ataques a periodistas que el jueves anterior se habían contado entre los blancos de los balazos de goma” (…) “Pero el premio mayor al cinismo se lo llevaron varios diputados que rogaron se levantara la sesión “para que no haya un muerto”, cuando sus agrupaciones eran las que estaban haciendo hasta lo imposible para que lo hubiera” (…) “El problema de partida no es si se ponen muchos o pocos gendarmes, es que hay actores decididos a ejercer la violencia en la calle para trabar y en lo posible inhabilitar a las instituciones, para empezar el Congreso” (…) “¿Por qué lo hacen? ¿Cuál es su lógica política? Lo trotskistas siempre están buscando ocasión para este tipo de escenas, ¿pero qué sucedió con los otros participantes, los gremios y demás agrupaciones kirchneristas que dieron cierta masividad al delirio? El aislamiento y la derrota política son la razón principal” (…) “Subido a este tren antiinstitucional se entiende que el piedrazo se haya vuelto el lenguaje natural del sector: es popular, es el arma de los marginados, por tanto es legítimo frente a la bala de goma represiva, y por tanto ilegítima. Por lo que lo esperable es que sus protestas se sigan pareciendo cada vez más a los domingos de fútbol, pelearse con la policía será lo previsible, pasó ya en el cierre de las marchas por el caso Maldonado y ahora se volvió lo central del espectáculo” (…) “El daño que esta estrategia pueda provocarle a las instituciones dependerá de todos modos no tanto de lo decidido que ese sector esté a insistir con los piedrazos, como de lo que suceda en la zona gris, donde actúan quienes (CGT y massismo) quieren ser oposición, incluso dura y en la calle, y no saben si prenderse en el circo violento o descalificarlo” (…) “Nos espera un año difícil, en que el tiempo de patear para adelante el déficit fiscal ya se agotó, y todo el mundo lo sabe, pero en que también está probado que las fuerzas moderadas pueden encontrar la forma de cooperar para evitar más fracasos del Estado y las instituciones”.

Anexo

LAS FUERZAS MORALES de José Ingenieros

Escribió el autor: “Son hombres los que aran su propio surco. Toda creación es fruto de la libre iniciativa y llega a su término sostenida por el sentimiento de independencia. Cuando has aprendido a querer, y sabes lo que quieres, no te detengas en buscar fuera de ti los medios para ejecutarlo. Ninguna escuela, ninguna secta, ninguna camarilla, podrá sentir como tú, intensamente, el ideal de arte, de verdad, de justicia, que tú mismo has concebido y que sólo tú puedes realizar. Poeta o filósofo, apóstol o artesano, ten confianza en ti mismo, no sigas rutas ajenas, no subordines tu voluntad a otras voluntades, no te ampares de sombras que empañan ni persigas protecciones que atan. De los que saben más, aprende, sin imitarlos; de los que ofrecen más, apártate, no pidas. Si eres capaz de realizar tu ideal, no los necesitas; si impotente, nadie te capacitará para realizarlo. Quiere, quiere con firmeza, con toda tu mente y con toda tu razón, poniendo en querer lo mejor de ti, la fe de tus fuerzas morales. El porvenir de los pueblos está en la libre iniciativa de los jóvenes. La juventud se mide por el inquieto afán de renovarse, por el deseo de emprender obras dignas, por la incesante floración de ensueños capaces de embellecer la vida. Joven es quien siente dentro de sí la fuerza de su propio destino, quien sabe pensarlo contra la resistencia ajena, quien puede sostenerlo contra los intereses creados. Sin ideales no puede haber iniciativa”.

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