Por Luis Américo Illuminati.-

«Un jubilado nudista de 86 años quiere alquilar patios donde lo dejen andar sin ropa.

Si tienes un patio trasero en el que nunca pudiste armar a la ansiada huerta, tal vez quieras alquilarlo para que un hombre se pasee desnudo por ahí. Stuart Haywood, de 86 años, es un jubilado que comenzó a practicar esta actividad a los 72, y ahora busca lugares para desnudarse» (TN 15/11/22).

Del mismo modo que este hombre quiere difundir el nudismo, el gobierno de Alberto y Cristina -los hermanos Pimpinela- han quedado frente a la gente como Dios los trajo al mundo: desnudos. Las obscenas exhibiciones de sus «políticas de estado» para acelerar la economía derivó en una debacle que terminó en una inflación que actúa como las polillas y las langostas, se comen todo, no han dejado nada en pie. Los precios de los alimentos de primera necesidad, la nafta, los impuestos, todo, ha trepado por las nubes. Los jubilados sufren toda clase de vejámenes y privaciones. Alberto y Cristina andan igual que Stuart Haywood y su esposa Rhona, completamente en bolas.

Por el mismo camino del nudismo va Hacemos x Córdoba. Al demonio el pudor de la hoja de parra que los pintores le dibujaban a Adán y Eva, por el contrario, el exhibicionismo y la impudicia moral es la onda de los políticos argentoides, el destape total, como lo demuestra el affaire de los vehículos secuestrados y judicializados para uso y goce de la corporación o club de eternos jerarcas, que salió a la luz tras el luctuoso siniestro protagonizado por el ahora licenciado presidente provisorio de la Unicameral que dejó al desnudo la impostura de las leyes con «letra chica» que votan los señores legisladores para su exclusivo beneficio, amén de las dietas que cobran, pasajes y demás canonjías y privilegios.

En la mejor tradición de la picaresca argentina (Payró, Cancela o las Aguafuertes de Roberto Arlt), el escritor cordobés Juan Filloy (1894-2000) en su libro «Gentuza» hace un corte transversal de estilos y clases sociales para plasmar un mapa psicológico de la sociedad argentina que incluye malvados, crotos, crápulas, vagos, atorrantes, ladinos, aristócratas en desgracia, meretrices, ninfetas, playboys, borrachines, abogados venales, empresarios ladrones, cocottes y compadritos.

Clasificados en categorías –»Gentuza de rango», «Gentuza de entrecasa», «Gentuza de poca monta» y «Gentuza de lo peor»–, el humor corrosivo de Filloy instrumenta registros del habla popular, viñetas, retratos y relatos, para armar un rompecabezas de la mala fe, la indignidad y el camino al subsuelo que describe Santos Discépolo en el tango Cambalache.

¿Qué diría Filloy si viviera si le preguntáramos de lo que hoy ocurre en el país con los desmanejos, despropósitos y viveza criolla que caracteriza nuestra idiosincrasia nacional? Periodista: -¿Por qué cree Ud. que los ciudadanos permiten este estado de cosas? -Juan Filloy: -Muy buena pregunta la suya. Porque somos un rebaño de buenos para nada. Papamoscas, loros y papagayos que adornan la selva de las fieras del gobierno».

Un nene de 8 años muere en busca de comida. ¿De quién es la culpa?

Tragedia en Paraná: un nene de 8 años murió atropellado por un camión mientras buscaba comida en un basural. Vergüenza Nacional. Un Estado que deja morir de hambre a un niño es un estado perverso. La mafia «K» no acusa recibo. La ministra de Trabajo Kelly Olmos había dicho que después que Argentina gane el Mundial el gobierno se ocuparía de la inflación. Nos toman por idiotas y especulan que el fútbol distraerá a la gente de este naufragio nacional y les permitirá a ellos salvarse. Mariana Zuvic en el programa de Nicolás Wiñazki y Carolina Amoroso -Bella y Bestia- dijo con lágrimas en los ojos, que se trata de un «crimen de estado» -coincidimos- acusa a toda la clase política de la indiferencia. Nadie del gobierno «K» oye ni habla ni escucha ni se hace cargo de nada, con la misma actitud que tuvieron frente la tragedia de Once y con las víctimas fallecidas por falta de vacunación a tiempo durante la pandemia del coronavirus.

La pequeña víctima se llamaba Víctor Barreto y falleció en el acto. “Es normal que los chicos anden por esa zona porque muchos padres recogen la basura de ahí”, dijo el periodista local Ariel Bello. Junto a otros chicos del barrio, la víctima esperaba todos los días que llegara el vehículo con las sobras que deja un reconocido local de comidas rápidas.

Mientras miles de niños igual que el pequeño Víctor buscan restos de comida en la basura, los hijos y nietos de la casta política están muy bien alimentados. Verlos y escucharlos a Máximo Kirchner el Nerón argento y al Guasón Alberto Fernández, produce náuseas. Todo lo que hacen y dicen es vomitivo. Han hundido el país en una ciénaga inmunda.

Share