Por Hernán Andrés Kruse.-

Siempre se puede estar peor. Siempre. En las PASO y en la primera vuelta de 2019 la mayoría del pueblo expresó su hartazgo, su bronca, su impotencia. El presidente había fracaso por completo. Nadie imaginó, ni siquiera sus más acérrimos detractores, que luego de su notable victoria en las elecciones de medio término de 2017, Mauricio Macri cometería tantos yerros, tomaría tantas decisiones lesivas de la calidad de vida de los argentinos. Qué duda cabe que a partir de entonces cometió uno de los pecados capitales: la soberbia. Como se expresa de manera coloquial, “se la creyó”. Macri creyó que nadie ni nada lo detendría a partir del mensaje de las urnas. Lo mismo sucedió, cabe reconocer, con Cristina Kirchner luego de ser plebiscitada en las elecciones presidenciales de 2011.

El punto de quiebre de la presidencia de Macri fue, qué duda cabe, su desesperado auxilio al FMI a comienzos de 2018. Su cercanía con Donald Trump le permitió recibir un histórico préstamo de más de 50 mil millones de dólares, cuyo paradero sigue siendo una incógnita, tal como aconteció, por ejemplo, con el “blindaje” durante los primeros meses de la efímera presidencia de De la Rúa. A partir de entonces Macri jamás recuperó la iniciativa política. Sin embargo, sus chances de ser reelecto en 2015 seguían intactas por la incapacidad de la oposición de unirse en torno a una única candidatura presidencial. Pero en mayo de 2019 Cristina pateó el tablero al anunciar que Alberto Fernández había aceptado su propuesta de encabezar la fórmula presidencial del FdT. Con esa movida la ex presidenta logró lo que parecía una misión imposible: encolumnar a todo el peronismo detrás de la fórmula Alberto-Cristina.

En agosto tuvieron lugar las PASO con un resultado muy adverso para Macri. Su reacción fue la típica de un adolescente malcriado: no toleró semejante afrenta. En consecuencia, decidió hacer escarmentar al pueblo permitiendo una feroz escalada del precio del dólar en las horas siguientes a los comicios. Al poco tiempo, la primera vuelta confirmó los resultados de las PASO. El retorno de Cristina al poder se había consumado.

Alberto asumió el 10 de diciembre. Llegó al congreso manejando su propio auto, acompañado por su pareja. Había mucha expectativa por escucharlo. Y, cabe reconocer, no defraudó. Su discurso fue realmente muy bueno. La ilusión que despertó en ese momento fue muy grande, similar a la que despertó De la Rúa cuando asumió el 10 de diciembre de 1999. Cuando está por finalizar mayo de 2022 esa ilusión ya no existe. Cuando todavía falta un largo trecho para la finalización del mandato presidencial, no cabe ninguna duda que la presidencia de Alberto ha sido, lisa y llanamente, lamentable. Fracasó estrepitosamente en lo económico, en lo social, en lo político, en lo sanitario y en lo institucional. Hoy estamos mucho peor que cuando asumió.

¿Por qué Alberto Fernández pasará a la historia como uno de los peores presidentes de la Argentina contemporánea? Las razones son múltiples pero me parece que hay una que es excluyente. Alberto Fernández ha sido incapaz de ejercer el poder, de demostrar que está capacitado para ello, de poner en evidencia su don de mando. En otras palabras: ha sido incapaz de demostrarle al pueblo que no es una marioneta de Cristina. Desde que asumió no ha hecho otra cosa que actuar como si fuera Jefe de Gabinete de Néstor Kirchner, que poner en evidencia que nació para ser un operador político de primer nivel y no el presidente de la nación, para obedecer órdenes de su superior y no para mandar.

Alberto asumió sin un plan de gobierno. Sigue sin tenerlo. Ello explica, por ejemplo, su patética política exterior. Un día se arrodilla ante Putin y al poco tiempo lo critica con dureza por su invasión a Ucrania. Un día critica con dureza a Biden por su decisión de excluir a Cuba, Nicaragua y Venezuela de la Cumbre de las Américas a celebrarse en Los Angeles la semana que viene, y horas más tarde anuncia su asistencia al evento internacional. Este permanente zigzagueo no ha hecho más que esmerilar su autoridad presidencial, a tal punto que hoy nadie lo respeta como tal. Ni qué hablar de la cuarentena eterna, el vacunatorio vip y el Olivosgate.

Alberto Fernández perdió una oportunidad inmejorable para sacar a la Argentina de la ciénaga en la que está hundida desde hace décadas. Demostró no estar a la altura de las circunstancias. Evidentemente, no le dio el piné. Los argentinos seguimos siendo expertos en elegir conspicuos representantes de la mediocracia política.

Sin embargo, el presidente piensa en la reelección. Ello explica su discurso en el que acusó a la Justicia de garantizar la impunidad de los delincuentes de guante blanco que endeudaron al país entre 2015 y 2019. Lo de Alberto es de manual. Consciente de la imposibilidad de mejorar su gestión, apela a la confrontación con el expresidente Macri, cuya imagen positiva, al igual que la suya, está por el piso. El gobierno está en campaña. La oposición, también.

Como colofón de esta reflexión transcribo el discurso de Alberto Fernández el día de su asunción. De ese presidente que honró a Raúl Alfonsín en el cierre, no queda absolutamente nada.

“El 10 de diciembre de cada año no es un día cualquiera en nuestra memoria colectiva, ese día celebramos el momento en que la Argentina, toda, sepultó la más cruel de las dictaduras que hemos debido soportar. Ese día, hace 36 años, Raúl Alfonsín asumía la presidencia, nos abría una puerta hacia el respeto, hacia la pluralidad de ideas, y nos devolvía la institucionalidad que habíamos perdido. Desde entonces, nuestro país a travesó distintos momentos, algunos más plácidos y felices, otros más tristes y tumultuosos, pero en cualquier caso siempre perseveramos en la institucionalidad y toda crisis que se nos presentó, supimos sobrellevarla preservando el funcionamiento de la República. Los argentinos hemos aprendido así, que las debilidades y las insuficiencias de la democracia sólo se resuelven con más democracia. (APLAUSOS)

Por eso hoy, por eso hoy quiero iniciar estas palabras reivindicando mi compromiso democrático que garantice entre todos los argentinos, más allá de sus ideologías, la convivencia en el respeto a los disensos. Deseo dirigirme muy personalmente a cada una y a cada uno de esos argentinos que habitan esta patria, mi patria, lo hago ante los representantes de esta Asamblea Legislativa, las autoridades de la comunidad internacional que hoy nos visitan y las diversas expresiones de nuestra vida en sociedad. No quiero emplear frases gastadas y ni artificiales, quisiera que mis palabras expresen del modo más fiel posible el eco de millones de voces que aún sigue resonando en toda nuestra Argentina. Desde la humildad con la que escucho y desde la esperanza que millones de compatriotas han expresado en las urnas, el pasado 27 de octubre, vengo a convocar a la unidad de toda la Argentina, en pos de la construcción de un nuevo contrato ciudadano social. (APLAUSOS) Un contrato social que sea fraterno y solidario, fraterno porque ha llegado la hora de abrazar al diferente, solidario porque en esa emergencia social es tiempo de comenzar por los últimos para después poder llegar a todos.

Este es el espíritu del tiempo que hoy inauguramos, con sobriedad en las palabras y expresividad en los hechos. Los vengo a convocar, sin distinciones, a poner a la Argentina de pie para que comience a caminar, paso tras paso, con dignidad, rumbo al desarrollo con justicia social. Hoy más que nunca es necesario poner a la Argentina de pie como condición para necesaria para poder avanzar, ello supone -antes que nada- recuperar un conjunto de equilibrios sociales, económicos y productivos que hoy no tenemos. Es hora de abandonar el aturdimiento, ser conscientes de las profundas heridas que hoy padecemos y que necesitan curarse de tiempo, sosiego y sobre todo de humanidad. Quiero convocar a esta Argentina unida a desplegar una nueva mirada de humanidad, que reconstruya los vínculos esenciales entre cada uno de nosotros. Por eso mismo tengo la necesidad de compartir con ustedes la convicción que siento en este momento, acerca de los grandes muros que tenemos que superar para poner a la Argentina de pie. Tenemos que superar el muro del rencor y del odio entre los argentinos, tenemos que superar el muro del hambre que deja a millones de hombres y de mujeres afuera de la mesa que nos es común, y finalmente tenemos que superar el muro del despilfarro de nuestras energías productivas; estos muros y no nuestras tareas distintas son las que nos dividen en este tiempo histórico. Por eso quisiera que estas palabras no fueran un monólogo sino la invitación a una reflexión profunda y sincera a este momento trascendental. Superar los muros emocionales significa que todas y todos seamos capaces de convivir en la diferencia y que reconozcamos que nadie sobra en nuestra Nación, ni en su opinión, ni en sus ideas, ni en sus manifestaciones. Tenemos que suturar demasiadas heridas abiertas en nuestra patria, apostar a la fractura y a la grieta significa apostar a que esas heridas sigan sangrando, actuar de ese modo sería lo mismo que empujarnos al abismo.

Lo expreso desde el alma tanto a quienes me votaron, como a quienes no lo hicieron, no cuenten conmigo para seguir transitando el camino del desencuentro. Quiero ser el Presidente capaz de descubrir la mejor faceta de quien piensa distinto a mí y quiero ser el primero en convivir con él sin horadar en sus falacias. (APLAUSOS) Quiero también ser capaz de corregir mis errores en lugar de situarme en el pedestal del iluminado, yo vengo a invitarlos a construir esa sociedad democrática que aún nos debemos. El sueño de una Argentina unida no necesita unanimidad, mucho menos necesita uniformidad. Para lograr el sueño de una convivencia positiva entre los argentinos, partimos de que toda verdad es relativa. Tal vez de la suma y de la confrontación de esas verdades relativas, podamos alcanzar una verdad superadora, supo decir con acierto Néstor Kirchner. (APLAUSOS) Al decir esto, no ignoro que los conflictos que enfrentamos expresan intereses y pujas distributivas pero también soy consciente de que si actuamos de buena fe, podemos ser capaces de identificar prioridades urgentísimas y compartidas para acordar después mecanismos superen aquellas contradicciones. Más allá de las diferencias, estoy seguro de que todos y todas coincidimos en que empezar a superar el muro de las fracturas de la Argentina, implica crear una ética de las prioridades y las emergencias, eso supone comenzar por los últimos para poder llegar a todos.

Más de 15 millones de personas sufren de inseguridad alimentaria, en un país que es uno de los mayores productores de alimentos del mundo. Necesitamos que toda la Argentina unida le ponga un freno a esta catástrofe social, uno de cada dos niñas y niños es pobre en nuestro país. Sin pan no hay presente ni futuro, sin pan la vida solo se padece, sin pan no hay democracia y libertad. Por eso la primera reunión oficial de nuestro Gobierno consistirá en un encuentro de trabajo sobre esa prioridad, el Plan Integral Argentina contra el Hambre. Allí todo nuestro Gabinete y las personalidades de la sociedad civil que generosamente se han sumado a nuestro llamado, comenzaremos la acción que ponga fin a este presente penoso. (APLAUSOS) Pero no sería sincero ante ustedes si no compartiera otra convicción, los marginados y excluidos de nuestra patria, los afectados por la cultura del descarte, no sólo necesitan que le demos con premura un pedazo de pan al pie de nuestra mesa, necesitan ser parte y ser comensales en la misma mesa, de la mesa grande de una Nación que tiene que ser nuestra casa común. (APLAUSOS)

Esto nos exige reorientar prioridades en nuestra economía y en nuestra estructura productiva. Lo solidaridad en la emergencia tiene muchas caras, las economías familiares se encuentran asfixiadas, por los altos niveles de endeudamiento a tasas usurarias y en algunos casos con esquemas de devoluciones diarias. Hoy nuestros compatriotas tomaron créditos para comprar alimentos y remedios o para pagar las facturas de los servicios públicos. Las abuelas y abuelos se endeudan para comprar medicamentos y empezaron a comer menos y peor. La situación de las pymes tiene también proporciones dramáticas requiriendo un alivio fiscal y estímulos apropiados. La capacidad ociosa de nuestras fábricas, industrias y comercios también constituye un despilfarro de energías productivas. Queremos un Estado presente, constructor de justicia social, que le de aire a las economías familiares. Por eso vamos a implementar un sistema masivo de créditos no bancarios que brinde préstamos a tasas bajas. (APLAUSOS) La economía popular y sus movimientos organizados, el cooperativismo y la agricultura familiar serán también actores centrales de estas políticas públicas. (APLAUSOS)

La cultura del trabajo se garantiza creando trabajos formales con todos los beneficios de la seguridad social, no de otro modo. Por eso pondremos en marcha acciones que faciliten que todos los titulares del salario social complementario, puedan insertarse en el mundo laboral y cobrar por su trabajo. (APLAUSOS) Hoy el desempleo afecta casi un 30 por ciento de los jóvenes y aún en tasas más altas a las mujeres jóvenes. Hay más de 1.200.000 jóvenes que no estudian ni trabajan, debemos garantizar el derecho al primer empleo a través de becas solventadas por el Estado para que jóvenes se capaciten y trabajen en empresas, pymes, organizaciones sociales y de la economía popular y la agricultura familiar. La idea de un nuevo contrato de ciudadanía social supone unir voluntades y articular al Estado con las fuerzas políticas. Los sectores productivos, las confederaciones de trabajadores, los movimientos sociales que incluyen al feminismo, a la juventud y al ambientalismo, vamos a sumar en ello también el entramado científico tecnológico y a los sectores académicos. (APLAUSOS)

Estoy seguro de que todos vamos a coincidir en que hemos llegado a esta situación porque se han aplicado muy malas políticas económicas, esa serie de decisiones económicas fueron determinantes para que el pueblo argentino en su mayoría las descalificara en las últimas elecciones. Desde la fidelidad de ese mandato popular, vamos a impulsar un conjunto de medidas económicas y sociales de distinta naturaleza que comiencen a revertir el rumbo estructural de atraso social y productivo. En los próximos días estaremos convocando a los trabajadores, a los empresarios, a los representantes del campo y a las diversas expresiones sociales para la puesta en marcha de un conjunto de acuerdos básicos de solidaridad en la emergencia, que constituyan el cimiento sólido a partir del cual se vuelvan a encender los motores de nuestra economía. (APLAUSOS) Estaremos planteando en esa convocatoria una serie de medidas para establecer los indispensables equilibrios macroeconómicos, sociales y productivos para que la Argentina se encienda y pueda volver a caminar. Sabemos que estaremos transitando un sendero estrecho, complejo, desafiante, donde no hay lugar ni para los dogmas mágicos, ni para las pujas sectarias. Faltaría a la verdad y a la responsabilidad si no compartiera con ustedes el exacto escenario en el que hoy asumimos, tiene cifras y datos contundentes, emanados de la administración saliente. Y es la información indispensable para comprender los desafíos que tendremos que asumir como sociedad, si no hiciera esto no podría explicar por qué va a llevar algún tiempo lograr aquello que todos queremos.

La inflación que tenemos actualmente es la más alta de los últimos 28 años, desde 1991 la Argentina no tenía una inflación superior al 50 por ciento. La tasa de desocupación es la más alta desde 2006. El valor del dólar, entre el 2015 y la actualidad, pasó de 9,70 a 63 pesos, sólo en cuatro años. La Argentina no para de achica su economía, el PBI per cápita es el más bajo desde año 2009, la pobreza actual está en los valores más altos desde 2008. Retrocedimos más de diez años en la lucha por reducir la pobreza, la indigencia actual está en sus valores más altos desde el año 2010, la deuda pública en relación al PBI está en su peor momento desde el año 2004 cuando estábamos en default. El nivel de producción industrial hoy es equivalente al del año 2006, retrocedimos trece años. El empleo industrial registrado tiene el nivel del año 2007, la cantidad de empresas es la más baja desde el año 2009, se cerraron 20 mil empresas en cuatro años, de ellas 4229 eran empresas industriales. En estos cuatro años se perdieron 152 mil empleos registrados del sector privado, en términos interanuales el empleo industrial registrado lleva cuarenta y cuatro meses consecutivos de destrucción. Detrás de estos terroríficos números, hay seres humanos con expectativas diezmadas. Tenemos que decirlo con todas las letras: la economía y el tejido social hoy están en estado de extrema fragilidad, como producto de esa aventura que propició la fuga de capitales, destruyó la industria y abrumó a las familias argentinas. En lugar de generar dinamismo, hemos pasado del estancamiento a una caída libre. En ese contexto he decidido que no le daremos tratamiento parlamentario al Presupuesto nacional proyectado por el Gobierno saliente para el ejercicio 2020, sus números no reflejan ni la realidad de la macroeconomía, ni las realidades sociales, ni los compromisos de deudas que realmente se han asumido. (APLAUSOS) Un Presupuesto adecuado solo puede ser proyectado una vez que la instancia de negociación de nuestra deuda haya sido completada, y al mismo tiempo hayamos podido poner en práctica un conjunto de medidas económicas, productivas y sociales, para compensar el efecto de la crisis en la economía real.

La Nación está endeudada con un manto de inestabilidad que desecha cualquier posibilidad de desarrollo y que deja al país rehén de los mercados financieros internacionales; tenemos que sortear ese escenario. Para poner a Argentina de pie, el proyecto debe ser propio e implementado por nosotros, no dictado por nadie de afuera con remanidas recetas que siempre han fracasado. (APLAUSOS) La Argentina que buscamos construir es una Argentina que crezca e incluya, una Argentina en donde haya sentidos para producir y no para especular, una Argentina con una visión de proyecto nacional de desarrollo en el cual la agroindustria, la industria manufacturera, los servicios basados en el conocimiento, las pymes, las economías regionales y el conjunto de actividades productivas sean capaces de agregar valor a nuestras materias primas para exportarlas y potenciar un robusto mercado interno. Por eso los acuerdos básicos de solidaridad en la emergencia serán el punto de partida para detener la caída libre de la situación que recibimos, saldremos de ese cuadro con el consenso y de manera paulatina y sostenida. Resulta fundamental recuperar la economía, una macroeconomía ordenada es una condición necesaria para dejar lugar a la creatividad de las políticas en pos del desarrollo; no hay progreso sin orden económico. Para reordenar a la economía, necesitamos salir de la lógica del más ajuste, más recesión y más deuda que se ha impuesto en los cuatro años que hoy acaban. En esa acción de reordenamiento, vamos a proteger a los sectores más vulnerables. En este presente que afrontamos, los únicos privilegiados serán quienes han quedado atrapados en el pozo de la pobreza y la marginación. (APLAUSOS)

Necesitamos aliviar la carga de la deuda para poder cambiar la realidad, debemos volver a desarrollar una economía productiva que nos permita exportar y así generar capacidad de pago. Quiero que todos comprendamos que el Gobierno que acaba de terminar su mandato ha dejado al país en una situación de virtual default. Por momentos siento estar transitando el mismo laberinto, que nos atrapó a Néstor y a mí en el año 2003 y del que pudimos salir sólo con el esfuerzo del conjunto social. Nuestro plan de acuerdos básicos de solidaridad en la emergencia busca resolver esa situación de desorden, para otorgarle consistencia económica y social a nuestra recuperación. La consistencia integral de lo que proponemos en materia de todas las variables del plan, precios, salarios, tarifas, tipo de cambio, aspectos monetarios, fiscales y sociales, serán explicitados en los próximos días, convocando a todos los sectores involucrados. Apelo a la responsabilidad y el patriotismo de todos y todas. Recibimos un país frágil, postrado y lastimado, es la hora de la vocación compartida que busca un país que les ofrezca un destino mejor a todas y a todos. El plan macroeconómico que perseguimos es una pieza central pero que no está aislada de un proyecto nacional de desarrollo, que comprende múltiples áreas interrelacionadas. Vamos a trabajar de manera simultánea en nuevos ejes para transformar nuestra estructura productiva con políticas activas, que den cuenta del cambio tecnológico vertiginoso que enfrentamos; de la interrelación entre industrias, recursos naturales y servicios.

Vamos a encarar el problema de la deuda externa, no hay pagos de deudas que se puedan sostener si el país no crece. Tan simple como esto: para poder pagar hay que crecer primero. (APLAUSOS). Buscaremos una relación constructiva y cooperativa con el Fondo Monetario Internacional y con nuestros acreedores. Resolver el problema de una deuda insostenible, que hoy tiene la Argentina, no es una cuestión de ganarle una disputa a nadie. El país tiene la voluntad de pagar, pero carece de capacidad para hacerlo.

El gobierno saliente tomó una inmensa deuda sin generar más producción, con la cual obtener los dólares imprescindibles para pagarla. Los acreedores tomaron un riesgo al invertir en un modelo, que ha fracasado en todo el mundo, una y otra vez; nosotros queremos resolver el problema y para eso necesitamos que todas las partes trabajemos responsablemente. No vamos a repetir la triste historia de misiones de técnicos imprudentes, que prometen planes que no pueden cumplir y toman decisiones, que luego, terminan comprometiendo del destino de millones de argentinos y argentinas. (APLAUSOS). Seriedad en el análisis y responsabilidad en los compromisos, que asumen para que los más débiles dejen de padecer. Bajo esas premisas asumiremos toda la negociación de nuestra deuda.

Existe otro equilibrio básico que tenemos que construir: el equilibrio federal y territorial. Argentina necesita poner fin a una estructura, que muestra un país central, rico y pujante y un país periférico que busca desarrollarse a partir de las mínimas concesiones, que el país central entrega. No puede haber argentinos de primera y argentinos de segunda. La Argentina es una sola y mancomunadamente debe propender al desarrollo de todas y cada una de sus regiones. Ese es el desafío, que enfrentamos y debemos superar.

Vamos a poner marcha estos acuerdos básicos de solidaridad en la emergencia, contando también con la participación de los Gobernadores de todo el país, con un criterio federal, innovador, en clave productiva y social, más allá de lo meramente fiscal. (APLAUSOS).

Llevaremos una parte sustancial de la actividad política y administrativa del Estado Nacional a las provincias, creando capitales alternativas a fin de que la realidad de esos lugares de nuestra Patria pueda hacerse carne en los decisores de la política, en los medios de comunicación y adquieran, a su vez, la visibilidad que no tuvieron, durante décadas.

También, vamos a realizar un análisis exhaustivo a fin de descentralizar y/o relocalizar en distintas provincias a los organismos del Estado Federal. Así, como ahora, el Instituto Nacional de Vitivinicultura funciona en la provincia de Mendoza, y el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero funcionan en la Ciudad de Mar del Plata debemos pensar diversas alternativas, que garanticen un nuevo federalismo. (APLAUSOS).

Vamos poner a la Argentina de pie con una infraestructura federal de calidad, sostenible y sustentable, promoviendo el desarrollo regional y creando juntos miles de puestos de trabajos en cooperativas de servicios, pequeñas y grandes empresas.

Vamos a desplegar, por todo el país, el Plan de Reactivación de Obras Públicas, que están asociados al desafío ecológico y nos permiten mejorar un ecosistema de relaciones ambientales, sociales y productivas. Serán proyectos de ejecución rápida y con gran empleo de mano de obra destinados a mejorar la seguridad vial y la accesibilidad, el ordenamiento urbano y territorial, la construcción y el mantenimiento de edificios públicos y la infraestructura hidráulica, entre otros.

Nosotros –nuestro compromiso– es garantizar la absoluta transparencia de la administración de los recursos, destinados a la obra pública. Los ciudadanos podrán acceder a toda la información sobre el proyecto de la obra, los costos de la misma, los procesos de licitación y selección de la empresa ejecutora, monitorear los avances y denunciar irregularidades.

Vamos a desarrollar un ambicioso plan de regularización del hábitat y de la construcción de viviendas. (APLAUSOS) .Es inadmisible pensar, que en pleno siglo XXI, millones de argentinos no tengan un techo, bajo el cual guarecerse. El nuevo ministerio del Hábitat y la Vivienda ha sido instituido con el propósito de atender a la solución de semejantes carencias.

Vamos a restituir el ministerio de Salud para devolverle, a la Argentina, una política sanitaria, basada en la calidad, el acceso, la equidad y el talento humano. La participación del sector salud, en el Presupuesto Público, bajó 45 por ciento, en los últimos cuatro años. La desatención, que en estos años, ha padecido la salud argentina está a la vista. Enfermedades, que creíamos desterradas han vuelto a aparecer entre nosotros. Hoy, padecemos el peor brote de sarampión de los últimos 20 años. De aquí en más, arbitraremos las medidas pertinentes para que nuestros hijos sean vacunados en tiempo y forma, para que en los hospitales no falten insumos y para que los remedios lleguen a nuestros abuelos, de menos ingresos, de modo gratuito. (APLAUSOS).Para poder actuar con prontitud vamos a declarar la Emergencia Sanitaria: las argentinas y los argentinos van a volver a tener derecho a una atención de salud oportuna y de calidad.

Todos estos desafíos debemos afrontarlos en un contexto internacional convulsionado; Argentina no debe aislarse y debe integrarse a la globalización, pero debe hacerlo con inteligencia preservando la producción y el trabajo nacional. Queremos una diplomacia comercial dinámica, que sea políticamente innovadora.

Por eso, en materia de relaciones internacionales pondremos en marcha una integración plural y global: plural porque la Argentina es tierra de amistad y relaciones maduras con todos los países; global porque esa integración es con el mundo, pero también es con el mundo local. Una Argentina inserta en la globalización, pero con raíces en nuestros intereses nacionales; ni más ni menos lo que hacen todos los países desarrollados, que promueven el bienestar de sus habitantes.

Nuestra Cancillería estará concentrada en conquistar nuevos mercados; motorizar exportaciones; generar una activa promoción productiva de inversiones extranjeras, que contribuyan a modificar procesos tecnológicos y a generar empleo. En esa globalización, también, sentimos a América latina como nuestro hogar común. Vamos a robustecer el Mercosur y la integración regional, en continuidad con el proceso iniciado en 1963 y potenciado, a partir de 2003. (APLAUSOS).

Particularmente con la República Federativa de Brasil tenemos para construir una agenda ambiciosa, innovadora y creativa, en lo tecnológico, lo productivo y estratégico que esté respaldada por la hermandad histórica de nuestros pueblos y que va más allá de cualquier diferencia personal, de quienes gobiernan en la coyuntura. La vamos a honrar, vamos a avanzar juntos en la construcción de un futuro de progreso compartido. Seguimos apostando por una América latina unida para insertarnos con éxito y con dignidad en el mundo.

En 1964, el General Perón señalaba que a niveles nacionales nadie puede realizarse en un país que no se realiza de la misma manera a nivel continental ningún país podrá realizarse en un continente que no se realiza. (APLAUSOS).

Sabemos, que se trata de un mundo altamente complejo, con grandes problemas y desequilibrios económicos; han crecido en varios países movimientos autoritarios, ha habido golpes de Estado y al mismo tiempo en varios países crecen reclamos ciudadanos contra el neoliberalismo y la inequidad social. (APLAUSOS).

En cualquier escenario la Argentina levantará alto sus principios de paz, de defensa de la democracia, de plena vigencia de los derechos humanos. Defenderemos la libertad y la autonomía de los pueblos a decidir sus propios destinos.

Reafirmamos nuestro más firme compromiso con el cumplimiento de la cláusula transitoria primera de la Constitución Nacional, y trabajaremos incansablemente para potenciar el legítimo e imprescriptible reclamo por la soberanía por las Islas Malvinas, Georgia del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes. (APLAUSOS). Lo haremos sabiendo que nos acompañan los pueblos de América latina y el mundo y convencidos que el único camino posible es el de la paz y la diplomacia.

Honraremos la memoria de quienes cayeron en la lucha por la soberanía. Lo haremos trabajando por la resolución pacífica del diferendo y sobre la base del diálogo que propone la Resolución 2065, de las Naciones Unidas. No hay más lugar para colonialismos en el Siglo XXI. (APLAUSOS)

Sabemos que para esta tarea no alcanza el mandato de un Presidente, o de un Gobierno. Exige una política de Estado, de mediano y largo plazo. Por ello convocaré en la órbita presidencial a un Consejo donde tengan participación todas las fuerzas políticas, la Provincia de Tierra del Fuego, representantes del mundo académico y de los excombatientes. Su objetivo será forjar un consenso nacional para diseñar y llevar adelante las estrategias que permitan conducir con éxito el reclamo, más allá de los calendarios electorales. (APLAUSOS).

Defenderemos nuestros derechos soberanos sobre las Islas Malvinas, la plataforma continental, la Antártida Argentina y los recursos naturales que estas extensiones poseen porque pertenecen a todos los argentinos. (APLAUSOS)

La Argentina necesita una política ambiental activa, que promueva una transición hacia un modelo de desarrollo sostenible, de consumo responsable y de valoración de los bienes naturales. En esa búsqueda estamos inspirados en la Encíclica “Laudato Si” de nuestro querido Papa Francisco, Carta Magna ética y ecológica a nivel universal. Por eso hemos tomado como primera decisión jerarquizar como Ministerio el área ambiental. (APLAUSOS)

Reafirmamos nuestro compromiso, con el Acuerdo de París, promoviendo el desarrollo integral y sostenible mediante una transición justa, que asegure que nadie quede atrás. Estas medidas son esenciales para atender las vulnerabilidades del país y, en particular, de los sectores más desprotegidos, que son los que más sufren los efectos del Cambio Climático. Necesitamos ordenar las condiciones para la conservación y uso racional de los recursos ambientales, de los bosques y la biodiversidad, de los humedales y los suelos, del mar y sus recursos.

Queridas argentinas y queridos argentinos:

En simultáneo con la solidaridad en la emergencia – en los próximos días – estaremos enviando al Parlamento las bases legislativas para institucionalizar un Consejo Económico y Social para el Desarrollo, que será el órgano permanente para diseñar, consensuar y consagrar un conjunto de políticas de Estado, para las próximas décadas. Le daremos rango legislativo y propondremos que sus máximas autoridades sean elegidas con acuerdo Parlamentario, por un período de gestión que trascienda nuestro mandato.

Pretendemos que en este ámbito plural se diseñen los grandes pilares institucionales y productivos de mediano y largo plazo -sin discusiones coyunturales- rumbo a un desarrollo humano integral e inclusivo.

Aspiramos a que, desde este Consejo, se abran debates informados, con evidencia científica, con participación creativa, con el concurso de técnicos y profesionales de toda la Argentina, que puedan inspirar la construcción de rumbos diferentes.

Sabemos que nuestro país no se destaca por haber tenido políticas de Estado. Desde 1983, sólo ha habido solo dos constantes: la decisión irrevocable de vivir en una sociedad democrática y que respeta a los derechos humanos y la voluntad de integrarnos regionalmente.

Tenemos la responsabilidad de asumir como políticas de Estado otros imperativos morales irrevocables de la sociedad Argentina. Desde el año 1983, la sociedad ha trabajado para el Nunca Más al terrorismo de Estado, para lograr Memoria, Verdad y Justicia. (APLAUSOS) Los primeros avances se lograron, en 1983, y muchos otros se retomaron, desde 2003. Y se impidió -colectivamente- cualquier retroceso en esta materia. Estamos orgullosos como sociedad de tener hoy Fuerzas Armadas comprometidas con la democracia.

Hoy, justamente, es el Día Internacional de los Derechos Humanos. Y hoy, otra vez, la Argentina vuelve a comprometerse con el respeto a los derechos del hombre y a levantar ese compromiso como bandera inclaudicable, en cualquier lugar del mundo. (APLAUSOS).

Mejorar la calidad de los derechos humanos y cívicos implican, también, superar esta pobre calidad institucional en la que vivimos. Es tiempo de ciudadanizar la democracia. Tenemos una democracia con cuentas pendientes y siento que expreso a una generación, que llega en esta hora al poder para tomar la decisión de saldarlas.

En democracia, sin justicia realmente independiente, no hay democracia. (APLAUSOS)

Supo decir un penalista clásico, que cuando la política ingresa a los Tribunales, la justicia escapa por la ventana. (APLAUSOS)

Sin una justicia independiente del poder político, no hay República ni democracia. Sólo existe una corporación de jueces atentos a satisfacer el deseo del poderoso y a castigar sin razón a quienes lo enfrenten.

Hemos visto el deterioro judicial, en los últimos años; hemos visto persecuciones indebidas y detenciones arbitrarias inducidas por quienes gobiernan y silenciadas por cierta complacencia mediática. (APLAUSOS).

Por eso, hoy, vengo a manifestar -frente a esta Asamblea y frente a todo el Pueblo Argentino- un contundente Nunca Más. (APLAUSOS). Nunca Más a una justicia contaminada por servicios de inteligencia, “operadores judiciales”, por procedimientos oscuros y linchamientos mediáticos. Nunca más a una justicia que decide y persigue, según los vientos políticos del poder de turno. (APLAUSOS).Nunca más a una justicia, que es utilizada para saldar discusiones políticas, ni a una política, que judicializa los disensos para eliminar al adversario de turno. (APLAUSOS)

Lo digo con la firmeza de una decisión profunda: Nunca más es nunca más. Porque una justicia demorada y manipulada significa una democracia acosada y denegada.

Queremos una Argentina donde se respeten hasta rajatabla la Constitución y las leyes. Queremos que no haya impunidad, ni para un funcionario corrupto, ni para quien lo corrompe, ni para cualquiera que viola las leyes. Ningún ciudadano -por más poderoso que sea- está exento de la igualdad ante la ley. Y ningún ciudadano -por más poderoso que sea- puede establecer que otro es culpable si no existe debido proceso y condena judicial firme. (APLAUSOS)

Cuando se presupone la culpabilidad de una persona, sin condena judicial, se está violentando no sólo la Constitución, sino los principios más elementales del Estado de Derecho. Para superar este muro que lo único que ha garantizado en la Argentina es la impunidad estructural, en los próximos días vamos a enviar al Parlamento un conjunto de leyes, que consagren una integral reforma del sistema federal de justicia. (APLAUSOS)

Al mismo tiempo, estaremos reorganizando y concentrando los esfuerzos de la justicia, de modo que se pueda enfatizar con eficacia y transparencia la investigación del crimen organizado; el crimen complejo y el narcotráfico y la droga, que son flagelos que debemos abordar con un carácter sistémico.

Se trata de aprovechar valiosos y mayoritarios recursos, que hoy existen en nuestro sistema de Justicia, de modo de terminar con la mancha ominosa, que un sector minoritario, le provoca a la credibilidad de la institución judicial.

En el mismo sentido de transformación profunda, he decidido que sea intervenida la Agencia Federal de Inteligencia. Queremos impulsar así una restructuración de todo el sistema de Inteligencia e Información Estratégica del Estado, como paso inmediato dispondré la derogación del Decreto 656 del 20156 del 2016, que fue una de las primeras y penosas medidas que la administración anterior promovió, y que significó consagrar el secreto para el empleo de los fondos reservados por parte de los Agentes de Inteligencia del Estado. (APLAUSOS)

En el marco de la derogación de dicha medida, que como dije, significó un lamentable retroceso institucional, también he tomado otra decisión: dichos Fondos Reservados no solo dejarán de ser secretos, sino que serán reasignados para financiar el presupuesto del Plan Contra el Hambre en la Argentina. Lo mismo haremos con el resto de los Fondos Reservados. (APLAUSOS) Lo mismo que vamos a hacer con los Fondos Reservados de la AFI lo vamos a hacer con el resto de los Fondos Reservados que el actual Presupuesto Nacional prevé para otras fuerzas armadas y de seguridad, que serán mantenidas como tales en la medida de lo indispensable, solo cuando necesidades estrictísimas de Defensa y Seguridad lo exijan, y siempre con el máximo nivel de control parlamentario. Lo digo y reitero con la firmeza de una convicción profunda: nunca más al Estado secreto, nunca más a la oscuridad que quiebra la confianza. ¡Nunca más a los sótanos de la democracia! ¡Nunca más es nunca más! (APLAUSOS)

En este contexto les anuncio también que en las próximas semanas estaremos enviando al Parlamento y sometiendo al debate informado de la sociedad civil y los expertos de todo el país una propuesta de transformación y coordinación estructural de la política de seguridad ciudadana y prevención de la violencia, debemos escapar a la lógica del gatillo fácil y justificar las muertes por la espalda. (APLAUSOS)

Aspiramos a que sea no solo una política de Estado sino también una política de la sociedad, concertada, plural, integral y cogestionada, más allá del plazo de nuestro mandato, entre todos los actores del sistema político, para evitar los péndulos peligrosos que no hacen más que poner en cuestión la credibilidad de las instituciones. Queremos poner a la Argentina de pie, y en ese objetivo también tienen que estar incluidas nuestras Fuerzas Armadas. Para eso tienen que estar capacitadas y equipadas, alistadas y adiestradas para el cumplimiento de su misión principal y de sus misiones secundarias. Queremos una política de Defensa autónoma, defensiva y cooperativa, articulando principalmente con los países de la región con quienes ya no tenemos hipótesis de conflicto.

Estamos convencidos de que la ciencia, la tecnología, la producción para la Defensa, la Ciber Defensa, pueden constituirse en vectores fundamentales del desarrollo nacional. Queremos que el Sistema de Defensa continúe apoyando la política Antártica Nacional, siendo nuestro país el que mayor presencia ininterrumpida tiene en el continente blanco, y el que más bases posee. Allí el aporte logístico de las Fuerzas Armadas hace posible que centenas de científicos e investigadores puedan realizar su tarea aún en situaciones extremas. Esta mañana recibí el llamado del presidente Sebastián Piñera, que me informó que no podía acompañarnos en virtud de la desaparición de un avión que estaba cruzando el Cabo de Hornos con destino a la Antártida, así que ya instruí al Ministro de Defensa para que le ofrezca toda la colaboración en la búsqueda y el rescate de ese avión. (APLAUSOS)

Continuaremos con las misiones de mantenimiento de la paz en el marco de nuestra pertenencia a la Organización de las Naciones Unidas, como Comandante en Jefe quiero decirles con claridad a nuestras Fuerzas Armadas: tenemos una enorme oportunidad para mirar el futuro y hacer de la política de Defensa una verdadera política de Estado, con un consenso amplio de fuerzas políticas y un fuerte compromiso con nuestra Constitución Nacional.

Ciudadanizar la democracia también es respetar la libertad de expresión, y todas las opiniones emitidas a través de los medios masivos de comunicación. En tiempos de operaciones de intoxicación con noticias falsas, a través de medios y redes sociales, necesitamos más que nunca de medios vibrantes, comprometidos con la información de calidad. Los medios hoy están inmersos en un cambio tecnológico exponencial, que al interpelarlos también interpela a nuestra democracia.

Nuestro Gobierno asume el compromiso de acompañar con independencia en la transición, y de consolidarlos como una gran industria del conocimiento. En esta dimensión de pleno respeto vamos a hacer una convocatoria a una mejor calidad institucional en nuestra relación con los medios periodísticos, a través de la reformulación en lo que ha sido hasta hoy el manejo de la pauta publicitaria del Estado. La administración que hoy terminó gastó un monto total de 9 mil millones de pesos en propaganda oficial, un despropósito de propaganda estatal en un país con hambre de pan y hambre de conocimientos. Queremos una prensa independiente del poder e independiente de los recursos que la atan al poder. Por eso vamos a reorientar el presupuesto de publicidad del Estado bajo otros criterios, queremos que dejen de servir a la propaganda del Estado para que pasen a servir al mejoramiento de la calidad educativa. No vamos a recortar esta cifra inmensa en su totalidad porque afectaría al movimiento empresarial de nuestros medios periodísticos, pero sí vamos a reorientarla. Queremos que los avisos que pague nuestro Gobierno en lugar de hacer propaganda contribuyan a mejorar el proceso de aprendizaje de nuestros jóvenes, para que la matemática, la historia, la literatura, la física y las ciencias de nuestras currículas escolares puedan ser enseñadas de modo más eficaz y creativo, a través de contenidos que sean desarrollados y diseminados por la pauta publicitaria que se pone en marcha con los recursos del Estado. No queremos avisos pagos con dinero de todos para que elogien las bondades del gobierno de turno, vamos a invertir el prsu0puesto de publicidad oficial para publicar avisos en los medios que serán herramientas pedagógicas que nos ayuden a mejorar el rendimiento educativo de nuestros jóvenes en todo el país. Tenemos que poner esos recursos al servicio del dictado de contenidos más accesibles y más adaptados a las demandas modernas. En las próximas semanas estaremos convocando a las instituciones periodísticas de todo el país para que se sumen a esta propuesta y se comprometan junto a docentes, científicos, pedagogos y expertos en educación bajo la consigna de mejorar la calidad educativa. (APLAUSOS)

El Sistema de Medios del Estado, radio, televisión, agencias de noticias, espacios culturales, también va a contribuir a este propósito prioritario: más y mejor educación para todas y todos. Y también vamos a promover que todas las jurisdicciones y todos los poderes del Estado, con un criterio federal, se sumen a este propósito. No habrá pauta del Estado para financiar programas individuales de periodistas, solo se destinará a instituciones periodísticas, en la relación con los periodistas más que nunca tiene sentido aquella frase que dice que las cuentas claras conservan la amistad y el respeto. (APLAUSOS)

En el mismo contexto de innovación vamos a proponer una gran escuela de gobierno, con altísima excelencia académica, como un eje de profesionalización, mérito y carrera administrativa en el marco del Estado Nacional.

Impulsamos todas esas decisiones porque entendemos que un nuevo contrato de ciudanía social implica poner en marcha una gesta educativa científica y tecnológica. Como alguna vez dijera Arturo Frondizi, debemos lanzarnos con decisión y coraje a la conquista del futuro. Pondremos todos los esfuerzos necesarios para universalizar la educación de la primera infancia, para que todas nuestras niñas y niños, desde los 45 días hasta los cinco años, aprendan, jueguen y convivan en ese espacio fundamental para su futuro como personas y para nuestro futuro como Nación que es la escuela. (APLAUSOS) No descansaremos hasta que un niño en una zona rural tenga el mismo acceso a una educación transformadora que una niña de un centro urbano. (APLAUSOS)

Hoy existen regiones en donde tres de cada diez chicos no comienzan su escolaridad hasta los cinco años, y otras donde la mitad no lo hace antes de los cuatro años de edad. Así mismo vamos a tener como prioridad avanzar en la extensión de la jornada escolar, una iniciativa fundamental para resolver las desigualdades de origen. Empezamos por las escuelas, a las que asisten niñas y niños y jóvenes de los sectores que más necesitan del Estado, que ya no pueden esperar más. Nada de esto será posible si no valorizamos lo más importante de este sueño que hoy tenemos: queremos que cada maestro y cada maestra deseen ser educadores del futuro, el motor de cambio y transformación de nuestra sociedad, mejorar las condiciones de trabajo y asegurar una buena formación y permanente debe ser nuestra prioridad.

Durante mi Gobierno estableceremos las bases de un gran Pacto Educativo Nacional, con todos los miembros y actores de la comunidad educativa y de la sociedad, y esto no es letra muerta de un discurso, la Argentina se hizo valiosa cuando Alberdi y Sarmiento trabajaron para que la educación sea pública; se hizo rica con la Reforma Universitaria; se hizo más potente cuando el Justicialismo declaró la gratuidad de la Enseñanza Universitaria. (APLAUSOS)

Revindicamos a la investigación científica y tecnológica, porque ningún país podrá desarrollarse sin generar conocimientos y sin facilitar el acceso de todos al conocimiento. He decidido que en nuestro Gobierno el área respectiva recupere su jerarquía ministeria, que nunca debió perder. (APLAUSOS)

Junto al movimiento obrero organizado, columna vertebral del acuerdo social, también vamos a impulsar un esencial fortalecimiento de la formación permanente para los trabajos del presente y del futuro, queremos que el cambio tecnológico tenga alma y que esté al servicio de vivir bien, que multiplique productividad, inclusión y equidad.

No quiero finalizar sin mencionar enfáticamente que en estos próximos cuatro años haré todos los esfuerzos necesarios para estén un primer plano los derechos de las mujeres. (APLAUSOS) Quiero ponerme al frente de sus demandas, buscáremos reducir a través de diversos instrumentos las desigualdades de género, económicas, políticas y culturales. Pondremos especial énfasis en todas las cuestiones vinculadas al cuidado frente a muchas desigualdades, ya que la mayor parte del trabajo doméstico recae sobre las mujeres en la Argentina. (APLAUSOS)

Ni una Menos debe ser una bandera de toda la sociedad y de todos los poderes de la república. El Estado debe reducir drásticamente la violencia contra las mujeres hasta su total erradicación.

También en nuestra Argentina hay mucho sufrimiento por los estereotipos, los estigmas, por la forma de vestirse, por el color de piel, por el origen étnico, el género o la orientación sexual. Abrazaremos a todos quienes sean discriminados. Porque cualquier ser humano, cualquiera de nosotros, puede ser discriminado por lo que es, por lo que hace, por lo que piensa. Y esa discriminación debe volverse imperdonable.

Nuestra ética política reivindica los valores de la solidaridad y la justicia. A todos los argentinos nos afecta la crisis. Quiero dirigirme un momento también a quienes están en una mejor situación económica. A los argentinos que por su esfuerzo o por el motivo que fuera tienen una situación más placentera.

En un contexto de gravedad extrema, de emergencia, debemos comprender que no existe la posibilidad de pedirle sacrificios a quien tiene hambre, no se le puede pedir sacrificios a quien no puede llegar a fin de mes. Debemos salir de esta situación con solidaridad, para que cuando se encienda la economía todos los sectores, sin excepción, puedan verse beneficiados. Pero hasta eliminar el hambre le pediremos mayor esfuerzo solidario a quien tenga más capacidad de darlo.

Comenzar por los últimos, para llegar a todos.

Y así, proponemos una Argentina donde el abrazo crezca, se multiplique, porque necesitamos unirnos. Si logramos detener el odio, podremos detener la caída de la Argentina.

La primera y principal liberación como país es lograr que el odio no tenga poder sobre nuestros espíritus. Que el odio no nos colonice. Que el odio no signifique un derroche de nuestras personas viviendo en comunidad.

Quiero terminar agradeciendo profundamente la generosidad y destacar la visión estratégica que nuestra vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, ha expresado en este tiempo de la Argentina.

Permítanme también recodar en esta hora a tres personas que me signaron en la vida.

Quiero recordar a mi madre que me marcó con su ejemplo.

Quiero recordar a Esteban Righi quien me inculcó como nadie los mejores valores del Estado de Derecho.

Y quiero recordar a Néstor Kirchner, quien en el año 2003 me permitió participar de la maravillosa aventura de sacar a la Argentina de la postración.

Quiero agradecer también a todas mis compañeras y compañeros del espacio político que nos ha llevado a la victoria, por la permanente dedicación y militancia.

Muchas veces me he preguntado en estos días por qué motivos quisiera que nuestro Gobierno sea recordado en el futuro.

Quisiera que seamos recordados por haber sido capaces de ayudar a volver a unir a la mesa familiar. Que las lógicas y saludables diferencias políticas que pueden existir en una familia pueda dialogarse en paz y en respeto, sin divisiones o peleas.

Quisiera que seamos recordados por haber sido capaces de superar la herida del hambre en la Argentina, que es un insulto a nuestro proyecto colectivo de vida en común.

Quisiera que seamos recordados por haber sido capaces de superar la lógica perversa de una economía que gira alrededor de la desorganización productiva, la codicia, la especulación y la infertilidad para las mayorías.

Quisiera que dejemos como huella haber reconstruido la casa común con un gran proyecto nacional, un Acuerdo Estratégico para el Desarrollo, del cual nos sintamos orgullosos.

Por eso, deseo que las palabras finales de mi primer mensaje como Presidente de toda la Argentina, no constituyan una respuesta sino una pregunta.

Las respuestas sin preguntas son como árboles sin raíces. Y sólo en el encuentro entre las preguntas y las respuestas nuestras palabras adquieren vida real.

¿Seremos capaces, como Argentina unida, de atrevernos a construir esta serena y posible utopía a la cual nos llama hoy la historia? ¿Seremos capaces como sociedad? ¿Seremos capaces como dirigentes?

Yo quiero ser el Presidente de la escucha, del diálogo, del acuerdo para construir el país de todos.

Días atrás un amigo me señalaba la importancia de todo ello en el futuro que se avecina. Tenía razón al decir que tenemos que aprender a escucharnos aun sabiendo que no pensamos lo mismo. Demasiado tiempo probamos el método del enojo y del rencor. Todas y todos debemos despojarnos del rencor que cargamos. Volvamos a ganarnos la confianza del otro. Volvamos a confiarnos entre nosotros.

Nos ha llegado la hora. Por eso estoy aquí. Cuando mi mandato concluya, la democracia argentina estará cumpliendo 40 años de vigencia ininterrumpida. Ese día quisiera poder demostrar que Raúl Alfonsín tenía razón.

Espero que entre todos podamos demostrar que con la democracia se cura, se educa y se come.

Pongámonos de pie y empecemos nuevamente nuestra marcha.

Muchas gracias”.

Share