Por Hernán Andrés Kruse.-

Cristina Kirchner concedió anoche (jueves 25) una entrevista a los periodistas Gustavo Sylvestre, Víctor Hugo Morales, Roberto Navarro y Daniela Ballester, lo que significó su lanzamiento rumbo a las cruciales elecciones de octubre próximo. En uno de sus tramos fundamentales la ex presidente convocó a toda la oposición a “construir la unidad par frenar” al modelo económico macrista y evitó dar definiciones acerca de si participará o no en las elecciones de este año, aunque todo parece indicar que lo hará. “Si es necesario que yo sea candidata para tener mayor cantidad de votos, lo soy. Si hay otro candidato o candidata que puede garantizar el triunfo y ganar y además cuando se sienten en las bancas voten lo que hay que votar, bienvenidos sean. No es Cristina o nada, es la necesidad de construir una propuesta de cara a la sociedad que garantice que se van a poner límites a esto”, se explayó. Aseguró que se sentará a hablar con todos los candidatos del campo nacional y popular y no descartó un acuerdo con su ex ministro Florencio Randazzo. “Lo que es fundamental es construir de cara a la sociedad una propuesta en la que la gente vea que esos dirigentes van a defender sus intereses”, dijo.

Más adelante expresó: “Me siento con la responsabilidad histórica de convocar al reagrupamiento del campo nacional, popular, democrático, para juntar a las fuerzas que permitan ayudar a que esto no se desmadre”. Además, aseguró que existe “una estrategia por parte de la derecha” para provocar fisuras en el cuerpo de la oposición. “No voy a formar parte de ninguna estrategia que juegue a dividir”, sentenció. “Está claro que después de todos los honores que me confirió el pueblo argentino, no estoy en esto para ser candidata a senadora. Nadie puede suponer que estoy atrás de un cargo. Pero hay responsabilidades históricas. Hay que construir la unidad porque esta gente ha pivoteado sobre la falta de unidad. Yo siento la obligación de unir lo más que se pueda para poner un freno”, insistió. Respecto a la eventual candidatura de Randazzo, consideró que “si la mayoría de los compañeros creen que hay otro candidato que es mejor, no voy a pelear con nadie”. Sin embargo, la ex mandataria remarcó varias veces la necesidad de garantizar el “compromiso de que a los hombres y mujeres que se presenten por esa propuesta no los corran con cuatro tapas de diario o cinco carpetas” para que quienes resulten electos “se sienten en las bancas y no se asusten” ante las presiones mediáticas o judiciales. Y agregó: “Yo creo que si hacemos un gran esfuerzo y construimos una propuesta con gente que sea creíble al conjunto de la sociedad, que esos hombres y mujeres se van a sentar en sus bancas y van a votar lo que tienen que votar aunque el gobierno amenace, aunque el gobierno haga escuchas, en ese caso se puede conformar una mayoría”.

Según su opinión, luego de las elecciones “tiene que haber un control muy fuerte de la ciudadanía sobre lo que hacen los representantes en las bancas”. Remarcó que su “autocrítica” fue que el FPV no supo estar “a la altura de las circunstancias en lo que hace a votar leyes que perjudicaron al pueblo”, y sostuvo que “alguien va a tener que dar cuenta” de los graves perjuicios que ocasionarán decisiones como la reparación histórica de los jubilados o la toma de deuda, que fueron sancionadas gracias al aporte de sectores del peronismo. Cuando fue consultada sobre si tildaba de “traidores” a aquellos legisladores que apoyaron esas iniciativas del macrismo, la ex presidente dijo que “traicionar es una palabra muy fuerte” y que prefería aludir a dirigentes que “no estuvieron a la altura de las circunstancias, de lo que la gente esperaba de ellos”. “Tal vez ellos creían que los defendían mejor de esa manera, tal vez pensaron que era lo mejor y ahora se dan cuenta que no estaba bien”, remarcó. Pero también agregó que “a esta altura de las circunstancias no hay lugar para esos errores” porque “la sociedad argentina quiere dirigentes que se hagan cargo de las cosas que pasan”. Respecto a la decisión de algunos dirigentes del FPV que pretenden postular a Randazzo, apuntó lo siguiente: “Nunca he hecho como dirigente político lo que quiero, lo que tengo ganas. Siempre he hecho lo que he debido. Pero no basta con que una persona haga lo que debe. Son todos y todas los que conforman esa fuerza política que deben hacer lo que deben hacer”.

Un tema central de la entrevista fue el motivo por el cual el FPV perdió en 2015. Al respecto, la ex presidente atribuyó ese traspié a las falsas promesas de campaña realizadas por Macri. “El gobierno ha roto el contrato electoral. Está protagonizando una formidable estafa electoral. No solamente no están cumpliendo sus promesas, también hacen todo lo contrario a lo que dijeron que iban a hacer”, sostuvo Cristina, para quien “cuando uno va a elecciones hay un contrato entre el pueblo que vota y el dirigente” y que constituye “un contrato electoral”. Recordó que el por entonces candidato presidencial Mauricio Macri había dicho en el debate “que no iba a haber devaluación, no iba a haber tarifazo” y “en los spots” había prometido “que los docentes iban a ser bien pagos, que la inflación era fácil de bajar, y que habría pobreza cero”. Macri también sostuvo que “nadie iba a ser perseguido” si llegaba a la Rosada. Ahora, “los que se oponen al gobierno se convierten en parias”, “la inflación se ha duplicado”, e hicieron “una devaluación que dijeron que no se iba a trasladar a los precios”, sentenció. A raíz de la difícil situación imperante propuso decretar una emergencia alimentaria, una emergencia tarifaria, una emergencia laboral y una emergencia farmacológica. “El sentido de la emergencia en términos jurídicos es tomar medidas que afecten intereses y que no se vuelvan materia judiciable”, explicó. También lanzó la idea de “restituir urgente los precios cuidados” e “intervenir toda la cadena de valor”. El rol del estado, remarcó, es “intervenir no en contra de los poderosos” sino “a favor de los que más necesitan” para “equilibrar la balanza”.

Respecto al polémico fallo de la Corte Suprema que benefició a algunos genocidas dijo que a raíz de ese fallo el apropiador del diputado Juan Cabandié, por ejemplo, podía salir en libertad y agregó: “Uno escucha que alguien dice que está arrepentido de haber votado los pliegos de (Horacio) Rossatti y (Carlos) Rosenkrantz, pero ¿qué hacemos con tu arrepentimiento, si tenemos a los represores en la calle? Alguien tiene que dar cuenta de todo eso”. Luego afirmó que cree que este fallo no fue solo “un retroceso en materia de derechos humanos, sino la muestra de que el Poder Judicial está dispuesto a convalidar avances sobre los derechos sociales”. Y contrapuso el fallo con la gran manifestación de protesta: “fue un signo de la vitalidad de la sociedad”. Cristina fue impiadosa con el presidente de facto brasileño, Michel Temer, a quien definió como “un mamarracho, un cocoliche”. Aseguró que Temer “un día llama a las Fuerzas Armadas para reprimir pero al día siguiente saca un decreto desandando el camino. Es un escándalo”. Sobre la deuda, la ex presidente manifestó que “hay que revisar la deuda. Estamos endeudados en 97 mil millones de dólares, más del doble de lo que se endeudó la dictadura”. Advirtió, además, que “cada vez que hubo ahogamiento de deuda externa se echó mano a las jubilaciones. Van a venir por el sistema jubilatorio, es una vieja receta del Fondo Monetario Internacional que ya se aplicó en Europa”. Por ello señaló que “tiene que haber una ley de revisión y auditoría de adónde fue esa plata. No fue a obra pública, no fue a los jubilados. Quien se la llevó, adónde está todo esto. Tienen que explicar qué hicieron con esto que entró. Ni se sabe dónde está ese dinero”. Luego afirmó que “ellos (por el gobierno nacional) son socios de Odebrecht, es Macri el que tiene que dar cuenta de su relación con Odebrecht”. Y agregó: “Si hay que investigar a Odebrecht, hay que investigar a sus socios en la Argentina. Si ha reconocido que pagaron 35 millones de dólares, yo suspendería todas las obras en la Argentina, pero Macri le dio 45 mil millones de pesos para el soterramiento del Sarmiento, donde IECSA, que es de su primo (de Macri), pero nunca pudo explicar cómo la compró” (fuente: Nicolás Lantos, “Si es necesario que sea candidata para tener más votos, lo soy”, Página/12, 26/5/017).

La entrevista mereció una ácida crítica de Pablo Sirvén (“Un cuarteto de periodistas muy cómodo para la ex presidenta”, La Nación, 26/5/017). Sus párrafos salientes son los siguientes: “En C5N, el canal que muchos creen que es de su indirecta propiedad…, Cristina Kirchner dio una nueva entrevista. A la ex presidenta se le podría aplicar la fórmula “artista exclusiva” ya que no ha concedido reportaje alguno a ninguna otra emisora televisiva que no se C5N” (…) “Si bien la ex mandataria no abandonó su costumbre de lanzar largas parrafadas, los periodistas (Gustavo Sylvestre, Víctor Hugo Morales, Roberto Navarro y Daniela Ballester) intercalaron más preguntas que lo habitual en casos anteriores, aunque no en todos los casos fueron bien aceptadas por ella, que pedía no ser interrumpida para terminar lo que estaba diciendo. Hasta se dio el gusto de aconsejarlos de cómo debían preguntar ciertas cosas o directamente no hacerlo. Sin embargo, no pudo evitar reconocer que sería candidata “si es necesario para dar más votos”, en el único momento que más la apuraron en busca de una definición al inminente proceso electoral que se abre” (…).

“Ninguno de sus visitante…la tuvo a maltraer ni la puso en aprietos ya que no hubo una sola pregunta sobre las graves causas judiciales que enfrenta en tribunales. Ni tampoco exhibieron la más mínima curiosidad en saber por qué su marido y ella decidieron “empoderar”… a un oscuro empleado bancario como Lázaro Báez hasta convertirlo en el rey de la obra pública en Santa Cruz y, como si eso fuera poco, transformarlo al mismo tiempo en el socio dilecto de la pareja presidencial” (…) “Ni hubo el menor cuestionamiento al cepo, a las maniobras con el dólar o al hostigamiento constante al periodismo crítico. Mucho menos al uso abusivo de la cadena nacional y al reparto discrecional y multimillonario de la pauta oficial. No demostraron tampoco la más mínima curiosidad en interrogarla sobre la misteriosa y violenta muerte del fiscal Alberto Nisman o sobre su decisión de llevar a la jefatura del Ejército a César Milani, hoy acusado y preso por delitos de lesa humanidad” (…).

“En cambio hicieron todo lo posible para facilitarle, con preguntas y comentarios inductivos y aprobatorios, el desarrollo in extenso del repertorio cargado contra el gobierno que ya Cristina venía desplegando en redes sociales o en sus últimas incursiones ante varios auditorios. Llevó la voz cantante Sylvestre” (…) “En cambio, Morales fue casi un testigo mudo, aunque el gestualmente más rico, con sus ojos achinados y una sonrisa aprobatoria de la mayoría de las aseveraciones de la entrevistada” (…) “Navarro fluctuó entre la obsecuencia al hacer notar cómo venían de la calle gritos de aprobación hacia la entrevistada y al insistir con su caballito de batalla habitual de que hay hambre, pero también cuando Cristina recordó que Macri había ganado por poco, subrayó que ese resultado podría llegar a ser convalidado en las elecciones de octubre”(…) “Ballester, ex Gran hermano, ex azafata y actual conductora de Mañanas Argentinas, no participó demasiado y cuando lo hizo tampoco pudo ni quiso ponerla en aprietos” (…) “antes de despedirse dijo (CFK) que guardaba “respeto intelectual” por el cuarteto con el que había conversado. No era para menos”.

En su edición del 26 de mayo La Nación publicó un artículo de Natalio Botana titulado “El rostro torcido de la corrupción”. Sus párrafos salientes son los siguientes: “En estos días la corrupción es un azote que hiere a diversas democracias” (…) “La corrupción se expande y convierte la política en un torneo de criminales, ladrones y malandras. El asunto muestra el arraigo de estas antiguas cuestiones en plena mutación científico-tecnológica. Según el lenguaje de la teoría política clásica, la corrupción altera el régimen de gobierno de una sociedad” (…) “El dilema que se plantea consiste pues en discernir si la corrupción en la democracia nos conducirá a una corrupción de la democracia. La experiencia de Venezuela, al borde la tragedia, ilustra este dilema. Un caudillo popular que condenó la corrupción del sistema de partidos de su país…terminó sus días depositando el poder en un sucesor que, entre presos, muerto y heridos, gobierna con tintes tiránicos. De Chávez a Maduro, la corrupción justificó la disolución de un régimen y engendró otro mucho peor”.

“Distintos son el caso actual de Brasil y el anterior de la Argentina, dos países en los cuales la corrupción de las elites transmutadas en oligarquía ha generado una estructura oculta montada sobre la interacción del poder político con el poder económico. Cuando esos vínculos salen a luz, por obra de la opinión pública y del Poder Judicial, provocan de inmediato escándalo, indignación y un ostensible sentimiento de privación de justicia” (…) “Esas resistencias a desaparecer de la escena inducen a pensar si las costumbres corruptas son más poderosas que la coacción legítima de la ley” (…) “en la Argentina, los escándalos de corrupción durante el menemismo fueron el preámbulo de los escándalos de corrupción del kirchnerismo. Este arraigo nos advierte que nuestras repúblicas sufren de lo que con voz griega llamamos anomia” (…) “En vista de ello, es fundamental bregar para que la corrupción sea sancionada por la ley y extirpada de las costumbres. Esto debe ocurrir dentro y no fuera del régimen democrático. De salvadores jacobinos que se colocan por encima del orden constitucional para redimirnos estamos hartos en América Latina. Y no es fácil” (…).

“Como decía el Maquiavelo republicano de los discursos, hoy sabemos que en una república corrupta mandan los poderosos que hacen la ley, o reniegan de ella, para servir a sus fines egoístas sin respetar la libertad común. Para vencer esa arrogancia perversa que, llegando al extremo, puede corromper al pueblo, la virtud del ciudadano y el control recíproco de los grupos sociales son tan importantes como la virtud contenida en un buen diseño constitucional. En este intríngulis entran en juego dos aspectos de una misma cosa: por un lado la necesidad de contar con leyes, en especial con respecto a los códigos de procedimiento penal, que no establezcan en los hechos un sistema de impunidad; por otro, el aspecto en que chocan diferentes concepciones acerca de la ciudadanía democrática. Según una de ellas-ahora predominante-, la política es una lucha por el poder mediada por el uso de técnicas sofisticadas para ganar elecciones” (…).

“Hoy la política es productora de imágenes y espectáculos, de debates entre candidatos y desde luego de propaganda; las técnicas apelan más a la reacción instintiva del elector y a su condición de consumidor inmediato de bienes y servicios que a la deliberación razonable sobre futuros posibles” (…) “En su desarrollo, la corrupción es una pieza clave para aceitar esa recaudación de dinero y recompensar a los agentes que mueven esos ingentes recursos. La obra pública con su cadena de licitaciones es el escenario privilegiado de esta espesa trama. Ante este desgaste de la legitimidad democrática quizá deberíamos explorar de nuevo viejos interrogantes. ¿Son suficientes las buenas leyes y los jueces honestos para corregir esas alteraciones y reencauzar los regímenes democráticos? ¿O acaso sería imprescindible reorientar también el sentido de los liderazgos con la mirada puesta en las virtudes de honradez y servicio? Estas preguntas pueden sonar a inocentes. Sin embargo, poco tienen de inocentes las reacciones de una opinión pública, cada vez más activa y fragmentada, ante este malsano desfile de quienes buscan el poder político y económico a cualquier precio” (…) “No será sencilla esta reorientación de los liderazgos cuando la corrupción todavía es consentida en franjas del electorado por engaño, ceguera ideológica y por el recuerdo de una ficticia bonanza económica que ya pasó. Todo esto estará en disputa entre nosotros en las próximas elecciones de octubre porque aún no tenemos claro…cuál concepto de la ciudadanía democrática terminará prevaleciendo: si el del poder a toda costa o el del poder morigerado por buenas instituciones y comportamientos éticos”.

En su edición del 26 de mayo Clarín publicó un artículo de Vicente Palermo titulado “Gobernar la Argentina, ¿es imposible?”. Sus párrafos salientes son los siguientes: “Decía Freud que hay tres imposibles: educar, psicoanalizar y gobernar. Entre los psicoanalistas, la observación es un clásico: la imposibilidad de estas tres actividades proviene de la persistencia de un “resto”, un algo que se resiste y que, a veces, doblega a la tarea misma” (…) “Esto viene a cuento de los dilemas argentinos de orden público. Y tiene una historia, que no comienza con la última dictadura, pero reconoce en ella un punto de inflexión. El Proceso, como Leviatán desaforado, dejó un legado no solamente trágico, sino también envenenado. Frente a él, la reivindicación de derechos emergente luego de su colapso fue inédita e intensísima-y es bueno que así sea-pero la percepción o afirmación de deberes estuvieron casi ausentes” (…).

“La Argentina tiene, claro, una amplia tradición al respecto de la que participan todos los sectores sociales: recordemos la vida al margen de la ley y la “anomia boba” tan bien identificadas por Carlos Nino. No obstante, la dictadura militar constituyó un quiebre, por contribuir a abrir una brecha ingobernable. En verdad, la dimensión experiencial de los derechos se extendió tanto que alcanzó una paradoja: el derecho a afectar derechos” (…) “Pero cuando se trata de prácticas orientadas neta y directamente a afectar derechos de otros, entonces estamos en un contexto diferente, el del derecho a afectar derechos” (…) “Pero la protesta social y política plantea problemas perentorios, dadas la relevancia y magnitud de los participantes y sobre todo el alcance casi total de los afectados. He aquí el sartén y las brasas de la ingobernabilidad freudiana, porque si las autoridades (maltrechas) buscan poner coto a la protesta (por ejemplo, permitiendo la movilización pero impidiendo que esta afecte la circulación), son tachadas de autoritarias, y si no lo hacen se ganan la cólera de quienes la sufren” (…).

“Pero los desposeídos argentinos, pese a lo sucedido en las últimas décadas, no han naturalizado sus carencias. Se consideran plenamente con derechos” (…) “No se puede, en Argentina, gobernar a los pobres como si no tuvieran derechos. Pero gobernarlos asumiendo que los tienen, que es lo que se debe hacer, es endiabladamente difícil. Sobre todo si el gobierno no quiere incurrir en políticas económicas insostenibles o, lo que es más o menos lo mismo, políticas cuya sostenibilidad depende de una holgura de recursos que (como en la época de oro de la soja) en sí misma no se sostiene. Porque descartadas esas políticas, que están condenadas a derrotarse a sí mismas, lo que queda es el conflicto democrático y capitalista, nada menos que eso. Lo dicho no es un llamado a la resignación. Es una señalización de la complejidad del problema”.

Share