Por Hernán Andrés Kruse.-

En su edición del 15 de septiembre, Página/12 publicó un artículo de Horacio González titulado “Pretexto y excepción en el macrismo”. Escribió el autor: “Ni democracia ni dictadura, el macrismo deja un desafío para las ciencias políticas y también para las luchas sociales” (…) “Pues en el macrismo las leyes son arrasadas sin que se diga que dejaron de tener vigencia y las normas administrativas son cada vez más usadas como regulaciones de la totalidad de la vida (trabajo, consumo, futuro común, condicionamientos a través del estado de la deuda nacional). En este doble vacío (ausencia de dictadura y ausencia de democracia) es necesario bucear en las formas de actuación gubernamental respecto a instrumentos que tangencialmente son constitucionales, pero a la vez constituyen la forma de despellejar la constitución” (…) “Dictablanda, democradura, se dijo alguna vez para intentar definir situaciones mixtas en cuanto a tal o cual identidad gubernamental. Preferimos el de estado de excepción, que es también un concepto incierto, como todos los demás, pero que reconoce su capacidad de pensar en sí mismo esa excepcionalidad. El predominio de un esquema de construcción de un enemigo nefasto, misterioso y ubicuo es uno de los fundamentos y motivos centrales del estado de excepción. La ley pasa a ser una excepción y la excepción un estado permanente de autojustificación de cada acto de gobierno. No precisa descubrir hechos verídicos, precisa nombrar lo que los encubre, no precisa parlamento, sino denuncias de corrupción ante un tribunal de prelados mediáticos, no precisa pruebas sino acusaciones de asesinato, no precisa investigar, sino sembrar pistas falsas, no precisa tocar timbre sino crear el arquetipo de un Timbre tras el cual un hombre aislado, uno solo, como Henry Thoreau, pero no para la desobediencia civil, sino con el trapo de piso y la escoba presto a limpiar la Plaza de Mayo contra los destrozos del “enemigo interno” (…) “Esa construcción, sea el narcotráfico, los mapuches, los anarco-zancudos o el kirchnerismo, dejan en estado de indeterminación todo el sistema jurídico, normativo y parlamentario, que aunque sigue funcionando, se desconecta progresivamente de las decisiones de fondo sobre la existencia común y el poder en última instancia que la normaliza. Las “reglas republicanas” y los “juegos democráticos” quedan en situación de tramas exteriores a las decisiones reales, y mientras el espacio público va achicándose en nombre de protocolos que codifican su uso, el poder judicial pierde todas sus instancias, incluso la “última instancia”, para depender de cámaras de enjuiciamiento, casación y sentencia ubicadas en las redes mediáticas comandadas con criterios clausewitzianos por gerentes de contenido, policías nuevas y antiguos locutores ligados a los servicios de informaciones, trolls que actúan en diversos frentes de la “lucha por el lenguaje” y jueces intercambiables con locutores de investigación de incesantes fiscalías imaginarias en horario central de la Paleo-Televisión, que nunca dejó de ser influyente” (…) “El macrismo ve su “estado de excepción” como una campana de vidrio que lo protege en un tiempo inmóvil donde las elecciones sucedidas y por ocurrir son también espacios para fraudes con los cuadrantes del tiempo, manipulación no de boletas sino torsión temporal noticiosa, donde se derrumba toda la juridicidad electoral que ha ocurrido, pero crea efectos ilusionistas aun sabiendo que lo real prorrogado surgirá alguna vez, como retorno de una verdad cohibida que ya no importa, actuante y fundante” (…) “Por lo tanto la excepción debe acudir a su sempiterna máscara de normalidad, y jugar siempre con el peligro; si muere Santiago Maldonado hay que negar que fue el Estado y su gendarmería, porque hay que lidiar aun ante aquellos a los que ese asesinato les importa y mucho. Para el macrismo es una excepción, producto de la situación bajo la cual gobiernan, pero en su doble aspecto de gobierno en estado de excepcionalidad policial pura y gobierno yacente en medio de un movimiento institucional y jurídico cuyas partes no anexadas por la violencia del pretexto anómico, aun funcionan. Entonces, el gobierno y su prensa (no adicta, pues es más que eso, es su sombra crítica, parte de la excepcionalidad, cuando Morales Solá escribe da órdenes presidenciales), trazan un plan a medias consumado. Absorber al peronismo absorbible y “republicano” y expulsar del cuerpo nacional a lo que cuestiona al estado de excepción desde su condición exterior a él pero inherente al memorial activo de la historia nacional” (…) “Se fue amasando silenciosamente, el macrismo, en el interior de los gobiernos anteriores, desde Alfonsín en adelante, sin que no se lo hubiera percibido, pero hay actos macristas (no necesariamente macrismo), desde hace más de tres décadas en la Argentina. Por eso sus vasos esponjosos saben chupar, como con un sorbete, a facciones del peronismo y al entero radicalismo. Otras franjas, sabiendo de la ausencia de ley instaurada por la ley excepcional del macrismo, preparan la alternativa en los pliegos internos de esta fundación por un soberano cuyo goce es aplicar formas duras de la ley, que las quita de su reino interpretativo para hacerlas sinónimo del arbitrio, el ludibrio o la cárcel” (…) “Si alguien muere, el estado excepcional pasa a ser pretextual. Se buscan pretextos con perros olfateadores, cámaras de supermercados y viejitos que viajan de madrugada por las rutas. Los alternativistas del estado de excepción no desean frenar nada porque no podrían otra cosa que un reemplazo futuro dentro del mismo mecanismo, de ahí la mención de la palabra límite” (…) “El estado de excepción neo-liberal, en su doble máscara mortuoria de yeso, tiene el pretexto y la suspensión de la ley. Deben vestirse con ropajes ficticios de democracia y de ocasional dictadura. No sabe quién es, no conoce bien el libreto de los estadios de excepción históricos, a los que les gustaría arribar pues en ellos los “soberanos” son tanto la excepción como el origen de ésta, no pudiendo subyacer en ninguna otra juridicidad que los anteceda. Este sueño de los emprendedoristas de la excepción, es una pugna entre sus pesadillas nocturnas, pues preexiste hasta hoy una democracia en la sociedad profunda. La diferencia entre frenarlos y limitarlos es que en nombre de la fantasía fundadora macrista, pueden coleccionar, hurgando en los basurales de la lengua pueden seguir coleccionando las entonaciones perdidas todavía audibles, esos frenos implícitos en el movimiento social, que si no los activamos, pueden transformarse en el límite que busquen ellos mismos. Ellos, cuando se miren por fin en el espejo de una dictadura capitalista constitucional limitada”.

En su edición del 14 de septiembre, Clarín publicó artículos de Juan Gabriel Tokatlian (“Militares y terrorismo: una (otra) mala combinación”) y Roberto Gargarella (“El caso Maldonado: ecos del pasado”).

Escribió Tokatlian: “(…) La tergiversación y expansión de las funciones de las Fuerzas Armadas en cuestiones de orden público ha sido estudiada por muchos especialistas. El mecanismo es así: una fracción cohesionada y beligerante de la elite está dispuesta a aumentar la gravitación interna e internacional de los militares. Por distintas razones históricas la opinión pública es escéptica y reacia a ello” (…) “Los tomadores de decisión advierten que se debe generar un clima favorable para “vender” su propuesta. Para eso se sirven de eventos externos y/o internos impactantes y los usan como pretexto para, primero, eludir el debate público, y segundo, forzar medidas y leyes para alcanzar su propósito. Así, triunfan determinados intereses creados” (…) “Desde diciembre de 2015 el gobierno del presidente Mauricio Macri, como lo hicieron gobiernos previos y de distinto signo, ha evitado la deliberación razonada en torno a una política de defensa para el siglo XXI y se ha dedicado, cada cierto tiempo y sin éxito aún, a proponer la participación de las Fuerzas Armadas en la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo. Ahora parece haber un nuevo impulso para que los militares se involucren en el combate anti-terrorista” (…) “No hay evidencias serias que indiquen tal necesidad y datos confiables confirman su carácter innecesario. Por ejemplo, de acuerdo con el Center for Systemic Peace que compila las muertes derivadas de actos terroristas en el mundo desde septiembre de 1989 hasta marzo de 2017, la Argentina no ha sido víctima de ningún ataque desde los atentados del 11 de septiembre de 2001” (…) “En el último informe sobre terrorismo en América Latina del Congressional Research Service que elabora estudios detallados para los legisladores estadounidenses no se menciona la presencia del Estado Islámico ni de “lobos solitarios” en la región” (…) “En los recientes informes Worldwide Threat Assessment realizados por la comunidad de inteligencia de Estados Unidos, no se identifica a América Latina como un área clave respecto al terrorismo transnacional” (…) “El informe del Overseas Security Advisory Council del Bureau of Diplomatic Security del Departamento de Estado de 2017, se mencionan los atentados terroristas de 1992 y 1994 y se afirma: “No hay actividad operativa terrorista reciente o significativa en la Argentina” (…) “No faltan quienes subrayan la “alianza” deletérea entre el narcotráfico y el terrorismo. También en este frente las investigaciones rigurosas muestran que tal nexo es exagerado e infrecuente y a lo sumo circunstancial según el caso: al fin y al cabo, unos se movilizan por las ganancias y los otros por la ideología” (…) “En breve, nada justifica este nuevo intento de quebrar una de las columnas vertebrales de la democracia argentina: la nítida frontera entre defensa y seguridad”.

Escribió Gargarella: “Ya sea porque necesitamos ayuda para pensar lo que es difícil de pensar; ya sea por la tendencia, más bien natural, a reflexionar sobre dramas del presente a la luz de dramas pasados, muchos se han acercado al caso de la desaparición de Santiago Maldonado de la mano de trágicas experiencias anteriores” (…) “Sin poder abrir aún un juicio definitivo acerca de cómo se produjo la desaparición de Santiago Maldonado, o qué ocurrió con él, podemos advertir entre los dos casos (el otro es el asesinato de Mariano Ferreyra) similitudes muy relevantes, que nos permiten entender mejor la lógica que rodeó a ambos hechos, y asignar consiguientes responsabilidades. En ambos casos, nos encontramos con gobiernos que pretenden mostrarse capaces de mantener el orden, mientras se hallaban rodeados de conflictos sociales crecientes, que lo azuzan y desafían en su capacidad para sostenerlo” (…) “En el caso de Mariano Ferreyra, tenemos al gobierno de Néstor Kirchner en medio de un clima social enrarecido, con popularidad política en baja, y permanentes confrontaciones con la izquierda” (…) “En todo caso, el punto que nos interesa destacar es otro: resulta por demás difícil evitar las tragedias cuando el poder alienta, desata y rodea de impunidad a fuerzas irascibles, mal entrenadas e incontroladas (en ese caso, la patota sindical a las órdenes del secretario de la Unión Ferroviaria, José Pedraza, apañado por el Ministro de Trabajo Carlos Tomada)” (…) “El paralelismo con lo ocurrido en estos días, bajo el gobierno de Mauricio Macri, resulta significativo. Otra vez, nos encontramos con un gobierno desafiado por protestas sociales, y que se interesa por dejar en claro, frente a parte del electorado que lo votó, que es capaz de mantener estable un orden social cuestionado. De allí que, con un ojo permanente sobre las encuestas de opinión (que muestran la vocación social por el orden, pero también el rechazo a modos represivos que se asocian con lo peor del pasado), el Gobierno haya sobre-actuado de todas las formas imaginables su capacidad para asegurar la paz social, y haya coqueteado, en ese tren, con formas diversas-más o menos legítimas, más o menos legales-del disciplinamiento social” (…) “Como ocurriera en la etapa anterior, si algo quería el gobierno de Macri era mostrar en público su capacidad para la imposición del orden-lo cual le prometía un creciente apoyo. Asimismo, si algo no le convenía al Gobierno era algún acto de represión incontrolado-lo cual le prometía el rechazo de amplios sectores, y sobre todo influyentes, de la población. De allí que, en el caso del macrismo, como en el del gobierno anterior, hay una primaria responsabilidad que corresponde al Gobierno. Hay responsabilidad gubernamental cuando él se encarga de sostener (otra vez) el accionar de fuerzas mal preparadas y poco entrenadas, rodeándolas con el sueño de la impunidad. Cuando el previsible daño ocurre, entonces, antes de señalar a nadie buscando culpables, hay que hacerse cargo”.

En su edición del 13 de septiembre, La Nación publicó un artículo de Morales Solá titulado “Después de una tregua, regresa la tensión política”. Escribió el autor: “Después de dos días de una semitregua con el caso de la desaparición de Santiago Maldonado, las posiciones volvieron a tensarse. Ocurrió después de que se conoció el resultado de las pruebas de ADN en los vehículos de la Gendarmería y de que un gendarme aceptó que había golpeado a la distancia a un manifestante con una piedra” (…) “Tanto para el Gobierno como para la Gendarmería no sucedió nada que complique la situación de la fuerza de seguridad” (…) “Lo cierto es que todos aseguran no saber nada sobre lo que pasó con Maldonado, y ese enigma es, muy por encima de las rencillas políticas, el problema más grave y siniestro que existe” (…) “El propio presidente Mauricio Macri y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, estaban expectantes desde hacía varios días por los resultados de las pruebas de ADN en los vehículos de la Gendarmería. Siempre les pareció una demostración contundente para inclinar la investigación hacia un lado u otro; es decir, hacia la culpabilidad-o no-de la Gendarmería en la desaparición de Maldonado” (…) “No encontraron rastros genéticos de Maldonado en ningún vehículo de la Gendarmería. El mismo viernes anterior se había establecido que no había huellas digitales de Maldonado en los autos y camionetas de la Gendarmería” (…) “Bullrich pidió ayer que, luego de tales resultados, se modifique la carátula de la investigación, que hasta ahora es “desaparición forzada”. Esa figura sólo es aplicable a la desaparición de una persona por algún organismo del Estado o por alguien con la complicidad del Estado” (…) “Para Bullrich, esos resultados apartan a la Gendarmería como fuerza de seguridad de la desaparición de Maldonado; esto es, eliminan la hipótesis de una cuerdo corporativo para hacer desaparecer a una persona” (…) “Tal constatación no significa, de todos modos, que todos los miembros de la Gendarmería que actuaron en los incidentes del 1 de agosto estén libres de culpa y cargo. No existiría en ningún caso, según el análisis del Gobierno, un compromiso corporativo de la fuerza, que es otra cosa” (…) “Sin embargo, es fácilmente perceptible que la administración, incluida Bullrich, había comenzado a cambiar levemente de posición, sobre la responsabilidad personal de algún gendarme, a partir de que tomaron conocimiento de las declaraciones del gendarme Neri Armando Robledo. Éste aceptó en una declaración ante sus propios superiores en la fuerza que el día de los choques con los mapuches para desalojar la ruta 40 había golpeado con una piedra a un manifestante que nadaba en el río, a unos 30 metros de distancia” (…) “Ni Robledo ni nadie sabe si su contrincante del 1 de agosto era realmente Maldonado” (…) “En ese contexto de novedades, el cristinismo pareció profundizar su hostigamiento al gobierno de Macri (y al propio Macri). Confirmó, así, que el caso Maldonado pasó a ser la principal bandera de su campaña electoral, luego de que el supuesto fracaso de la política económica fue desmentido por los números de la economía. El nuevo argumento del cristinismo es que el gobierno quiere responsabilizar sólo a uno o dos gendarmes, si es que hay responsabilidad de gendarmes. La conclusión es obvia: la responsabilidad es del gobierno y del propio Macri en la desaparición de Maldonado” (…) “El caso ha vuelto a polarizar la política y la opinión pública. Los que creen en el cristinismo acusan directamente al gobierno de Macri de la desaparición de Maldonado. Los opositores a cualquier variante del kirchnerismo, una mayoría social según todas las encuestas, exculpa al gobierno de toda responsabilidad en el caso. Peor: una clara mayoría está convencida de que nunca se sabrá qué pasó con Santiago Maldonado. Esa resignación social es la más grave conclusión de una tragedia personal, familiar y política”.

En su edición del 12 de septiembre, La Nación publicó un artículo de Pablo Mendelevich titulado “Cuando termine esta campaña, ¿viene otra?” Escribió el autor: “Cada vez se escucha menos el reproche de que tal o cual cosa sucedió en el escenario político porque falta poco para ir a votar” (…) “Desde luego que muchos perciben como políticas, y eso significa electoralistas, las reacciones más destempladas por la desaparición de un joven en La Patagonia en el contexto de una protesta mapuche. Quizás por haber sido el reclamo mapuche algo muy periférico de la agenda pública su irrupción reforzó en los últimos cuarenta días la sensación de que ningún rubro está exento de quedar envuelto por la contaminación electoral menos pudorosa. Percepción exagerada o realidad cruda, la campaña no se toma recreo” (…) “El propio presidente Mauricio Macri declaró un par de veces en los últimos tiempos que, cuando haya pasado la campaña, será más fácil sentarse a dialogar entre el oficialismo y los opositores. Lo cual sugiere este interrogante: ¿pasará la campaña?” (…) “Lo que anda en esta época, más o menos desde Bill Clinton, es otra teoría: la de la “campaña permanente” (…) “Hasta ahora se decía que campaña permanente era lo que hacían algunos gobiernos modernos para comunicar su gestión durante los períodos entre elecciones” (…) “El problema es que en la Argentina no sólo se abusó del autobombo oficial y de la denostación de los opositores-cadenas cotidianas mediante, inauguraciones surtidas, propaganda partidista en Fútbol para Todos-sino que se alteró el mismísimo calendario político institucional con profusión de elecciones” (…) “Y ya nadie se acuerda muy bien a qué se le decía período entre elecciones. Ni cuánto duraban” (…) “Ahora estamos cursando un período, digamos, “small”. Votamos hace 30 días, volveremos a votar dentro de 40. El que sigue, en cambio es “large” (…) “Se trata de alrededor de 21 meses que arrancan, como ya todo el mundo sabe, la noche crucial (y probablemente tensa) del domingo 22 de octubre” (…) “En el mismo acto cabe esperar el posicionamiento de los presidenciables, o de quienes quieran acreditarse como tales” (…) “Cuando en la calle se habla de elecciones y aparecen síntomas de fatiga por la campaña permanente, parte del cinismo de la política consiste en actuar el acatamiento a las leyes que acotan la duración de las campañas. Son leyes confeccionadas con consensos que lamentablemente nunca se consiguen para fijar políticas de Estado respecto de los grandes problemas nacionales” (…) “Nada nuevo: el orden político legal transcurre en una dimensión que no siempre se cruza con la vida política real. En un mundo, el de los jueces, las sentencias, los artículos y los incisos, hay partidos y alianzas, pero en el de la verdad se habla, sin organicidad, perímetro ni compromiso, de espacios. Uno restringe y reglamenta la duración de las campañas. En el otro reina -sin reconocerse a sí misma- la campaña permanente”.

En su edición del 11 de septiembre, La Nación publicó un artículo de Ceferino Reato titulado “Cristina, actriz consumada”. Escribió el autor: “¡Maestro!”, lo recibió Cristina Kirchner, con las dos manos en alto. Ocurrió el 27 de marzo de 2008, en la Casa Rosada, y el destinatario del saludo tan teatral fue el famoso guionista, director y productor Francis Ford Coppola. “Ella no es una presidenta; es una diva”, comentó Coppola tras la audiencia a los asistentes que había traído a Buenos Aires para preparar la filmación de una película. Seis veces ganador del Oscar, Coppola se mostraba impactado por las dotes histriónicas de la presidenta” (…) “Grosman (Javier, experimentado productor teatral) suele comentar que ella “sabe lo que le pasa a cada uno de los asistentes a un evento; por lo tanto, puede generar una profunda empatía con el público porque va adaptando su mensaje a lo que percibe en el auditorio. Eso lo vi en muy pocos artistas de teatro” (…) “Cristina convirtió la muerte de su compañero y mentor durante más de 35 años en una puesta en escena que conmovió a los argentinos y alfombró el camino a su reelección en primera vuelta, el año siguiente, con una votación récord del 54,11%, a más de 37 puntos porcentuales del segundo” (…) “Un sondeo de la consultora Poliarquía indicó que el velatorio público le sumó veinte puntos de imagen positiva a la entonces presidenta” (…) “Tanto Grosman como sus ex colaboradores admiten que fue Cristina quien tomó las principales decisiones sobre el funeral de su esposo: por ejemplo, que nadie pudiera ver el rostro sin vida de Néstor; hubo una serie de razones técnicas y políticas” (…) “Los entretelones del funeral de Kirchner nos revelan una candidata muy dúctil, que en cada elección que disputó se adaptó con facilidad al guión que exigían las circunstancias. El mejor ejemplo es la campaña “Cristina viuda”, con la que logró la reelección, en 2011” (…) “Cuatro años antes, en 2007, Cristina había interpretado a una candidata que venía a institucionalizar el país y juraba que su modelo sería la Alemania de Angela Merkl” (…) “Para las PASO, Cristina nos preparó otra sorpresa. Un guión en el que ella se mostró en medio de la gente, comprensiva, moderada, dispuesta a escuchar y ser la voz de todos quienes han sido perjudicados por el gobierno del presidente Mauricio Macri; de las víctimas del “ajuste de Macri”; es decir, a quienes pagaron la factura de la fiesta… ¡que nos dejó ella misma hace menos de dos años!” (…) “Ahora, ha vuelto a cambiar: su primer discurso de cara a las elecciones legislativas de octubre fue más duro e incisivo contra el gobierno e incluyó algunas advertencias republicanas que contradicen su propio pasado reciente. Por ejemplo, cuando alertó sobre el “mareo” que suele provocar la concentración del poder. La “borrachera de poder” de la que hablaba Max Weber y que caracterizó su último gobierno. Sin dudas, una actriz consumada”.

En su edición del 11 de septiembre, Página/12 publicó un artículo de Eduardo Aliverti titulado “Sí, se puede”. Escribió el autor: “(…) El lunes pasado, según admitieron los medios oficialistas y algunos de sus comunicadores que frecuentan Casa Rosada, había desolación entre varios funcionarios. Acababa de conocerse que el perfil genético del herido por el puestero en la estancia de Benetton, durante el supuesto ataque de un supuesto grupo mapuche, no coincidía con el de Santiago Maldonado” (…) “Si esos funcionarios con ánimo azorado compraron auténticamente el diario de Yrigoyen, se está ante una grave pérdida del sentido de la realidad. Y si se trató de una actuación, tal vez es más grave todavía por el grado tenebroso de cinismo. Desde el primer momento, cualquiera con acceso a fuentes fidedignas era conocedor de que todos los indicios y sospechas firmes conducían a la Gendarmería, por ende a Bullrich y por ende a las consecuencias de la ordenación represora que habilita el discurso de Cambiemos. Muchísimo más, lo sabía cualquiera con entrada directa a las vertientes oficiales. Transcurrido el mes desde la desaparición de Maldonado, se habían acumulado los vislumbres y probanzas aportados, entre otros, por la parte del periodismo que todavía enaltece el oficio” (…) “De por medio hay un desaparecido, no versiones sobre la cotización del dólar, ni acerca de internas en el gabinete, ni en torno de coimas en licitaciones públicas. Un desaparecido” (…) “En orden no cronológico y de capacidad creativa diversa, pero siempre con el mismo y repugnante sentido desviacionista, ya inventaron un brote subversivo mapuche y una célula anarquista; un impedimento de ingresar a tierra ancestral sagrada, que no existe en ninguna parte; un pueblo entrerriano donde toda la población se parece al desaparecido; un jefe de gabinete del ministerio de Bullrich que ni coordinó la represión ni empezó a actuar en Chubut a mediados del año pasado, sino que simplemente pasaba por ahí y se bajó del auto a saludar a los gendarmes; la firme decisión de colaborar con la justicia a un mes de los hechos; un cadáver NN en una morgue chilena, de rasgos similares a Maldonado; una borrachera de violencia y una declaración de guerra, al cabo de la manifestación en Plaza de Mayo, por parte de un grupo de provocadores entre los cuales, como de costumbre, estaba encapuchada la propia policía al extremo de que el propio gobierno porteño anunció que abriría un sumario interno; la sugerencia de que Maldonado fue muerto por sus compañeros, entrenados por guerrillas vascas, colombianas y kurdas. Improvisaron que Gendarmería filmó todo pero ocultaron que no grabó las escenas de intrusión en Cushamen o, peor, la grabación fue destruida. Escondieron que al realizar las pericias rudimentarias de cinco camionetas, ya lavadas, el juez Otranto no ordenó allanar simultáneamente las instalaciones de Gendarmería, que afirma haber usado sólo las camionetas cuando en el lof mapuche están las huellas del unimog” (…) “Obviamente, ya mandaron a medir el impacto masivo por la desaparición de Maldonado y el resultado les da que es electoralmente irrelevante. Al contrario, todas las encuestas, publicadas y reservadas, muestran un crecimiento de las candidaturas oficialistas en general, ayudado por la polarización en el decisivo territorio bonaerense y por un clima económico cuyos indicadores no resisten la comparación contra 2015, pero sí versus el escenario planchado de 2016. La memoria parece ser cada vez más corta. Los relevamientos de a miles de personas, los grupos focales, lo que se advierte en redes y repercusiones en medios de comunicación tradicionales (trolls aparte) descubren críticas y enojos como los que manifestó el senador radical Ernesto Sanz, quien atribuyó la causa principal de esta inmundicia a un problema de comunicación gubernamental que debería corregirse” (…) “¿Nadie se pregunta por el silencio de la doctora Carrió, como numen sacrificial de la lucha contra la corrupción y los escamoteos antirrepublicanos? ¿O acaso se toma en serio su mención de estas horas a que el “narcokirchnerismo” busca destruir a Bullrich? No hay por qué no creerle a lo despreocupado que se muestra el gobierno sobre la incidencia de Maldonado el 22 de octubre, porque en rigor no hay mayor novedad alguna. ¿Cuál es la diferencia profunda entre que si se lo llevaron por algo habrá sido y qué tenía que hacer el hippie ése entre mapuches barderos?” (…) “¿Cuál es entre los terroristas del trapo rojo y sucio y unos indios que quieren independizarse? ¿Cuál es entre la campaña antiargentina en el exterior y la que acá encabezan por Maldonado los subversivos de Cristina y Verbitsky? Sostener esos delirios, para definirlos de algún modo aunque en verdad no hay ninguna palabra capaz de abarcar su dimensión siniestra, sólo puede ser posible porque hay un amplio plafond social que es simultáneamente tributario y originador del mensaje facho. Una base que articula con sectores de abajo y, quizá sobre todo, de clase media dispuesta a indultarse con la pregunta de qué tendrá que ver Santiago Maldonado con los dramas, problemas y desafíos de mi vida” (…) “Lo único que mete una cuña interpelante, movilizadora, entre esa mirada de Maldonado que circula por todo el mundo y el mundo violento, racista, indiferente, frívolo, de quienes viven en un potus masturbatorio, es esa gente orientada a no ser hablada por los medios sino a que los medios tengan que registrarla porque, de tanto que no se cansa, los obliga a reaccionar no solamente con la creación de fantasmas. ¿Por qué Macri debió aceptar hablar del tema así fuere con sus oraciones escolares y en una ronda de prensa apurada, callejera, de la que literalmente escapó? ¿Por qué le ordenaron a Bullrich que se cosa la boca y evite toda figuración?” (…) “¿Por qué el gobierno, a través de sus voceros y en lugar de respuestas técnicas a las acusaciones precisas, habla de subversión? Porque la gente indispensable arrinconó a la mentira. Porque todavía está esa parte del periodismo que hace honor a los datos precisos, junto con la opinión que se funda en ellos. Y porque, como suele suceder, hay algo que se (les) pierde entre los cálculos más detallados gracias-como en este caso-a la sinergia de lo que comienza siendo disperso. Una que empieza a interrogar dónde está Maldonado en un consultorio médico, uno que pone un cartel en cualquier pared, una que le dice por los altoparlantes del aeropuerto, uno que crea un meme y otros que lo esparcen, y otros que saturan las líneas telefónicas de denuncia, y más, y más, hasta que la mismísima crema del establishment tenga que emitir una declaración preguntando dónde está Maldonado, aunque lo use para prevenir contra el peligro de clima de violencia fogoneado por los periodistas que compra” (…) “Todo eso se logró. Nada más y nada menos que todo eso”.

En su edición del 10 de septiembre, Perfil publicó un artículo de Sergio Berensztein titulado “Anatomía de una crisis política”. Escribió el autor: “Una crisis política es cualquier situación conflictiva que genera inestabilidad e incertidumbre en un sistema político, influye en las conductas de sus actores y produce costos de distinta índole (materiales, simbólicos, reputaciones, institucionales) y de efectos variados (corto, mediano y largo plazo)” (…) “El tiempo juega un papel central: cuanto más se demore en detectar y/o reaccionar adecuadamente a una crisis, mayor alcance tendrán sus consecuencias” (…) “Los sistemas políticos estables e institucionalizados tienen recursos suficientes como para reaccionar a estos eventos en estadios tempranos de su desarrollo, aplicando procedimientos estandarizados y limitando las externalidades negativas o efectos tóxicos que podrían producir. Por el contrario los sistemas políticos como el nuestro (disfuncionales, fragmentados, volátiles) tienen las defensas demasiado bajas para evitar que crisis objetivamente acotadas o puntuales tiendan a escalar, incrementando consecuentemente los costos a pagar y convirtiendo en urgentes cuestiones que podrían y deberían resolverse mucho antes” (…) “Uno de los desafíos más importantes que tienen los gobiernos consiste en identificar eficazmente cuestiones que potencialmente pueden derivar en una crisis. Para ello resulta indispensable aplicar criterios analíticos y flexibles (evitando los sesgos teóricos, ideológicos y/o profesionales) elaborando escenarios contingentes con una visión estratégica y contando con información adecuada tanto en cantidad como en calidad. Si los gobiernos reaccionan y toman decisiones de forma improvisada, sin un método riguroso para evaluar riesgos e impactos, aumentan las probabilidades de que el problema se agrave y pueda convertirse en una crisis de legitimidad, incluso de gobernabilidad” (…) “Ahora que el semanario británico The Economist le ha dedicado una columna en su edición en papel, pocos en el gobierno dudarán de que el caso Maldonado es, en efecto, una crisis política de envergadura y con repercusiones internacionales. Hace semanas que muchos inversores con activos financieros o proyectos en la economía real venían preocupándose por esta cuestión, sorprendidos por la tibia reacción de una administración que ha mostrado repetidamente una notable incomodidad para dar cuenta de cuestiones de orden público que no considera prioritarias, o no forman parte de las preocupaciones más significativas de su base de votantes” (…) “Es decir, en vez de considerarlo como una cuestión de inseguridad ciudadana, la propia administración Macri terminó convalidando que se trata de un potencial caso de desaparición forzada de persona, como figura en la carátula de la investigación. Si eso es así, ¿no amerita acaso que el propio Presidente le hable al país explícitamente del caso Maldonado?” (…) “Otro poder que está sorprendentemente paralizado es el Legislativo. Más allá de alguna sobreactuación durante el informe regular que realizó Marcos Peña como jefe de Gabinete, y de alguna chicana marginal en el marco de una campaña electoral también desactivada al menos por ahora, el Congreso también parece resignado a enterarse y seguir el desarrollo de la crisis por los medios de comunicación. ¿No podría una comisión de legisladores facilitarle al juez a cargo de la investigación las condiciones para ingresar a las “tierras sagradas” mapuches negociando un conjunto de reglas de empeñamiento para evitar cualquier tipo de exceso o malentendido?” (…) “En el país donde con un simple corcho se pretende tapar el caso Odebrecht, donde ni siquiera sabemos fehacientemente el día en que murió Alberto Nisman, ni si fue en efecto asesinado (mucho menos el autor material o intelectual de ese potencial crimen), nadie puede sorprenderse de que la Justicia Federal sea parte del problema y no de la solución. Pero que el juez pretenda manejar esta compleja situación a la distancia, desde su cómoda oficina en Bariloche, parece un exceso, aun para los lamentables estándares a los que nos tienen acostumbrados” (…) “Pero las crisis exponen también lo peor de los sistemas políticos (y de las personas que lo integran): los egoísmos más extremos, las miserias peor disimuladas, el desparpajo para ocultar o mentir si fuera necesario”.

En su edición del 10 de septiembre, Página/12 publicó artículos de Horacio Verbitsky (“¿A mí por qué me miran?”), Raúl Kollmann (“La desconfianza es mayoría” y “Cabeza a cabeza”), Alfredo Zaiat (“La deuda tapa todo”) y Edgardo Mocca (“Santiago y un enigma histórico”).

Escribió Verbitsky: “Durante la interpelación al ministro de gobierno de Chubut, Pablo Durán, el diputado de otro sector peronista, Javier Tourinian, le preguntó: “¿Por qué los gendarmes ingresaron al territorio de la comunidad si el delito no es federal y no había ninguna orden de allanamiento para que intervinieran en esa zona, quién lo ordenó? En vez de contestar, Durán recurrió a un argumento ad hominem: “Y el 21 de junio de 2012 ¿quién le autorizó a Gendarmería Nacional a entrar a Cerro Dragón?” Entonces Tourinian era el Ministro de Gobierno. Cerro Dragón es el mayor yacimiento petrolero del país. Los 400 trabajadores que lo ocupaban y provocaron graves daños en las maquinarias fueron desalojados por Gendarmería y la policía provincial. De regreso, el ómnibus de los gendarmes chocó con un camión y hubo una decena de muertos y medio centenar de heridos. La presidenta CFK prometió que no volvería a enviar gendarmes para intervenir en conflictos provinciales” (…) “El ministro Durán se acercó así a un punto central: la misión del jefe de gabinete del Ministerio de Seguridad, Pablo Noceti, en los hechos que culminaron con la desaparición forzada de Santiago Maldonado. Asistentes al diálogo del 31 de julio en Bariloche entre el funcionario nacional, los ministros de Chubut y Río Negro, los jefes de Gendarmería, Policía de Seguridad Aeroportuaria, Prefectura Naval y ambas policías provinciales coinciden con lo que Noceti afirmó públicamente al terminar la reunión, en dos reportajes concedidos a radio Nacional de Bariloche y a la FM Sol. Allí dijo que estaba dirigiendo los operativos de individualización y captura de los mapuches de la RAM. Explicó que no era necesaria una orden judicial porque se trataba de hechos de flagrancia. Agregó que se les aplicaría el artículo 213 bis del Código Penal, que reprime hasta con ocho años de prisión la mera pertenencia a una agrupación cuyo objeto principal o accesorio sea “imponer sus ideas o combatir las ajenas por la fuerza o el terror”. Ese artículo fue introducido en el Código Penal en 1974 por el presidente Juan Perón como parte de su confrontación con la organización declarada ilegal en primer lugar y con la organización declarada ilegal en segundo lugar, según la jerga de la época. La distancia entre Perón y Noceti es similar a la que media entre aquellas organizaciones político-militares insertas en grandes movimientos sociales y políticos y la RAM, un grupo minúsculo que sólo puede compensar su escasez de alianzas en la sociedad blanca pero incluso entre los mismos mapuches, con la interesada repercusión de la prensa nacional que apoya al gobierno en el intento de construir un enemigo funcional a sus objetivos de control social” (…) “Con su compulsión a fundamentar la doctrina de la flagrancia, Noceti se identificó ante Soraya Maicono, Andrea Millañanco y Nicolás Daniel Huala Hernández, tres miembros de la comunidad retenidos por la Gendarmería cuando intentaban dar aviso del ataque en preparación. Así se sabe que cuando se produjo la irrupción, Noceti estaba allí” (…) “Con el hecho consumado, el juez Otranto optó por guardarse sus objeciones y consideró que los gendarmes actuaron ante un delito flagrante. Peor aún, rechazó el pedido de la Procuvin de peritar los celulares de Noceti, en lo que sólo puede leerse como un gesto de autodefensa. El cruce de llamadas mostraría que el jefe civil del operativo estuvo en contacto permanente con el juez. Es probable que esa prueba sea solicitada por alguien sin esas restricciones: el fiscal Federico Delgado, que investiga el posible encubrimiento oficial para fastidio del nuevo vocero oficial en el tema, Claudio Avruj, quien lo acusó de cínico, en una nueva demostración del aprecio oficial por la división de poderes” (…) “Durante su informe al Senado el miércoles 6, Marcos Peña Braun expuso el cambio de actitud oficial. Luego de un mes largo de ningunear la desaparición forzada de Santiago Maldonado, la Alianza Cambiemos y su base empresarial se preocuparon y decidieron mostrar que se ocupaban, con un hiperactivismo que intenta compensar el menoscabo anterior. Las razones son la caída de todas las hipótesis alternativas a las que se aferró hasta entonces, la masiva concentración en la Plaza de Mayo del viernes 1, la chapucería del operativo policial posterior que quiso imponer autoridad y convocó el fantasma del caos, y el riesgo de que el caso Maldonado se convierta en el temido cisne negro capaz de trastocar todas las previsiones electorales. Pero pronto se vieron los límites del cambio. Avruj declaró que la principal hipótesis de la investigación era la Gendarmería pero después de una llamada de Peña Braun lo rectificó: era una hipótesis más pero no había pruebas”.

Escribió Kollmann: “Más de la mitad de los bonaerenses sostienen que la ministra Patricia Bullrich debería renunciar y una mayoría piensa que la responsabilidad de la desaparición de Santiago Maldonado es del gobierno nacional. En tiempos en que se habla mucho de encubrimiento, también hay una clara mayoría que opina que existe un pacto de silencio entre las autoridades políticas y la Gendarmería “para ocultar la verdad”. Y, en concreto, vuelven a apuntar a Bullrich cuando ocho de cada diez personas afirman que la funcionaria debería dedicarse a buscar al artesano en lugar de defender a la Gendarmería. Las conclusiones surgen de una amplísima encuesta hecha en todo el territorio bonaerense por el Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP)” (…) “La encuesta del CEOP demuestra que el caso de la desaparición de Maldonado está en el centro de la escena. Nada menos que el 86% dice que está al tanto de lo ocurrido” (…) “El valor de por sí es muy alto y expresa de manera categórica que ya es parte de las conversaciones y de la vida cotidiana de la gente”, afirma Bacman. “Lo más importante-agrega el consultor-es que una situación de estas características deja al descubierto una sensación inédita en nuestro país desde el retorno a la democracia en 1983: la desaparición de una persona, donde una fuerza de seguridad está relacionada en forma directa y contundente. En tal contexto no debe sorprender que la mayor parte entienda que el gobierno nacional es el principal responsable. El tema no es menor, y probablemente estos resultados coincidan con encuestas que manejan los funcionarios de la Casa Rosada y que han encendido todas las alarmas los últimos días” (…) “El clima general que se percibe es de desconfianza” (…) “Por el contrario, la desconfianza apunta esencialmente al gobierno y a la ministra que lideró las operaciones y la comunicación” (…) “Nadie se anima ni siquiera a pensar en la hipótesis contraria, aquella que podría responsabilizar a los propios mapuches de la desaparición de Santiago”-dice Bacman- “¿Puede existir un factor vergonzante que subyace en alguna respuesta? Es posible que anide en ese 28,8% que no culpa a nadie de su desaparición. Pero lo cierto es que nadie se anima a verbalizarlo”. La proporción mayor, un 45% de los encuestados, claramente dice que la responsabilidad de que Santiago Maldonado no aparezca es del gobierno nacional. “Es evidente que para la opinión pública existen culpables y responsables-marca el titular del CEOP-. Para la mayor proporción de los encuestados la Gendarmería es la culpable directa de su desaparición; pero, sin lugar a dudas el gobierno nacional es el principal responsable y en tal sentido, dicho responsable es el que debe ocuparse de solucionar este tema” (…) “Los puntos clave del sondeo”, señala Kollmann, “tienen que ver con la forma en que se tapó-y se tapa-a la Gendarmería. En ese terreno, el 48% respondió que existe un pacto de silencio entre el Gobierno y la Gendarmería para ocultar lo que pasó con Maldonado” (…) “En este plano, también una abrumadora mayoría del 72% dice que Patricia Bullrich debería investigar a fondo a la Gendarmería en vez de defenderla. Y que esta conducta tiene que continuar hasta que se esclarezca el caso. Esta respuesta mayoritaria pega de frente con la actitud de la funcionaria del gobierno en general. El Ejecutivo no retiró a la Gendarmería de la investigación pese a los elementos que, como mínimo, despiertan una fuerte sospecha” (…) “Pese a estos indicios, en lugar de apartar a la fuerza de la investigación y poner el foco en lo hecho por los gendarmes, Bullrich se plantó a decir que “no voy a tirar a ningún gendarme por la ventana”. Defendió a la fuerza a capa y espada y dijo estar segura que los efectivos de la gendarmería no produjeron la desaparición. Otros integrantes del gobierno tuvieron que salir a ponerle un límite: “yo no pongo las manos en el fuego”, dijo el ministro de justicia Germán Garavano” (…) “Bacman redondea: “No sorprende que más de la mitad responda que Bullrich debe renunciar. Ni más ni menos es la que representa al gobierno. Así de simple. La ministra no es un chivo expiatorio, para los entrevistados es la que debió en primer lugar haber evitado que esto suceda y luego haberlo resuelto. Nada de lo expresado se debe pasar por alto. Es indudable que un semáforo amarillo se ha encendido y puede llegar a convertirse en una situación que puede llegar a escapársele de las manos al oficialismo”.

“La alianza oficialista Cambiemos supera a Unidad Ciudadana por un punto, cuando falta un mes y medio para los comicios generales del 22 de octubre. En un marco de enorme paridad, Cambiemos consigue pequeñas ganancias que provienen de votantes de 1País, la alianza que encabeza Sergio Massa, y también consigue apoyos entre los que no fueron a votar en agosto y afirman que lo harán. Unidad Ciudadana con Cristina Kirchner, le pisa los talones, retiene la casi totalidad del voto y consigue apoyos en 1País, entre los que votaron a los partidos que no obtuvieron el 1,5% en agosto y-menos que Cambiemos-en votantes que no concurrieron a las PASO y dicen que ahora lo harán. La encuesta muestra una polarización alta, aunque no total, ya que Cambiemos y Unidad Ciudadana pueden sumar el 75% de los votos de los bonaerenses. 1País perdería tres puntos pero retendría su tercer puesto y más abajo está Cumplir, con Florencio Randazzo como candidato, orillando el 5%, con lo que perdería un punto” (…) “Las conclusiones surgen de una amplia encuesta realizada por el Centro de Estudios de Opinión Pública, que encabeza el sociólogo Roberto Bacman” (…) “Bacman sostiene que “aunque el escenario comienza a dejar en evidencia ciertos cambios y movimientos con relación a las primarias, nada parece estar definitivamente cerrado y aún subsisten más dudas que certezas respecto a los distintos actores que podrán llegar a influir de aquí a los comicios generales de octubre. Cambiemos cuenta con la buena imagen de la gobernadora María Eugenia Vidal, que aumentó levemente en este mes. También mejoró Macri, dos puntos, y Esteban Bullrich, el candidato, otros dos. Como se trata de una elección muy pareja, estos pequeños movimientos tienen incidencia” (…) “Las fuentes de votos para crecer no son muchas”, dice Kollmann. “En principio, de los tres puntos que pierde 1País, dos van para el oficialismo y uno para Unidad Ciudadana. La alianza Cumplir también perdería un punto, que en mayor medida irá para Cristina. Luego están los que no fueron a votar en agosto y que anuncian que sí lo harán en octubre” (…) “Por ahora la encuesta de Bacman señala que las ganancias son más para Cambiemos que para Unidad Ciudadana: se trata de ciudadanos más moderados, independientes. Los votantes de CFK suelen ser más decididos: difícil que no hayan ido a votar en agosto. En cambio entre los que votaron a los partidos que no obtuvieron el 1,5% y no estarán en octubre-unos 300 mil-Unidad Ciudadana recoge más que Cambiemos. Como se ve, los movimientos son más bien chicos y cada detalle cuenta” (…) “Massa es el candidato que más tiene para perder -diagnostica Bacman-. No hay que olvidar que los diputados nacionales que renueva provienen de la elección de 2013, donde fue el gran ganador obteniendo alrededor del 44%. Hoy no supera el 13%, un valor realmente exiguo para sus aspiraciones políticas y es sostenido sustancialmente por votantes independientes, de los que logra retener a una cuarta parte. Tiene un problema serio con la fidelidad de sus votantes, ya que de cada diez que lo votaron en agosto sólo siete dicen que lo volverán a apoyar. Lo compensa en parte con pequeñas ganancias de votantes que apoyaron otras fuerzas en las PASO” (…) “Tampoco Randazzo navega en aguas tranquilas-redondea-. Apenas retiene algo más de la mitad de sus votantes de agosto y su saldo neto arroja más pérdidas que ganancias” (…) “Hasta el momento, no posee (el caso de la desaparición de Maldonado) influencia sustancial en la intención de voto en este distrito. Los resultados aún no demuestran tal actitud de manera manifiesta. Pero no se debe perder de vista que la cuestión puede llegar a convertirse en un nuevo factor de la ecuación de intención de voto. Si el tema no se resuelve, la cuestión tenderá a complicarse para las aspiraciones electorales del oficialismo. No se debe tomar a la ligera que cuatro de cada diez independientes manifiestan que “el gobierno es el principal responsable”. Obviamente, los que en la actualidad están más convencidos de la responsabilidad del gobierno son los que votan a CFK. Pero coexisten dos datos que navegan bajo el agua muy cerca de la superficie: casi la mitad de los que eligen a Bullrich creen que la justicia es la responsable y una cuarta parte culpan a Gendarmería. Es indudable que se encendió un semáforo amarillo y puede llegar a escapársele de las manos al oficialismo”.

Escribió Zaiat: “El balance comercial contabiliza uno de los déficit más elevados de la historia argentina. La cuenta corriente de la Balanza de Pagos alcanza uno de los mayores desequilibrios registrados. La cuenta de servicios también es muy negativa. La fuga de capitales está en el rango de los máximos anotados. La inversión extrajera directa no aporta sustanciales dólares netos a la economía puesto que la remisión de utilidades a las casas matrices es casi equivalente. Este inmenso agujero de las cuentas externas, el histórico talón de Aquiles de la economía argentina, está siendo cubierto por un inédito endeudamiento en dólares en monto e intensidad en tan corto período” (…) “La disputa electoral, la obsesión con cualquier cosa que pueda ser asimilada a la letra K, la desmesurada discusión con los fantasmas del populismo y las evaluaciones superficiales acerca de la actual evolución de la economía desplazan la atención acerca de la cuestión central: el profundo y peligroso déficit de las cuentas externas, que está siendo maquillado con la emisión desaforada de deuda en dólares” (…) “Quienes saben que es inviable el actual sendero económico lo relativizan diciendo que el mercado financiero internacional seguirá asistiendo a la Argentina, por lo menos, en los próximos dos años. Consideran que seguirá abierto el canal de financiamiento externo vía la banca internacional o, si es necesario, con los organismos multilaterales como el FMI y el Banco Mundial” (…) “El intercambio de bienes con el exterior acumula un desequilibrio de 3428 millones de dólares en siete meses, que proyectado en el año lo ubica en uno de los déficit más elevados de la historia desde que se tiene registro (1910)” (…) “Concentrar el análisis en cuál es el orden de ese ranking evita apuntar a lo importante: la confirmación del fracaso teórico y práctico de ortodoxos y heterodoxos conservadores que postulan que las devaluaciones mejoran el comportamiento de las exportaciones. Si además se desarticulan las políticas de administración del comercio exterior y se liberan las importaciones, como lo ha hecho el gobierno, el sendero de la balanza comercial es de un desequilibrio creciente” (…) “La cuenta corriente refleja el concepto de ahorro externo, o sea el endeudamiento neto de una economía con respecto al resto del mundo. Es el saldo más genuino de la situación del sector externo, lo que permite estimar la fortaleza o debilidad de la economía. Datos oficiales informan que en el primer trimestre de este año, el déficit de la cuenta corriente sumó 6871 millones de dólares, casi el 50% del monto total de todo el 2016 (149.012 millones). Este saldo negativo, que anualizado también lo colocaría entre los más abultados de la historia económica local, permite exhibir otra vez la debilidad teórica y práctica de las corrientes económicas dominantes que promueven la apertura comercial y financiera como la principal herramienta de convocatoria al capital. El gobierno de Macri ha concretado medidas pro mercado con un entusiasmo descomunal y ha fracasado: la inversión extranjera directa es igual o menor al monto de la remisión de utilidades a las casas matrices. El aumento del déficit de cuenta corriente es consecuencia del incremento en los pagos de intereses por mayor deuda y por la apertura comercial” (…) “Para financiar ese déficit la deuda en moneda extranjera seguirá aumentando y así seguirá girando al exterior sin restricciones dividendos y facilitando las importaciones. Dos sectores privilegiados por la política económica están acumulando déficit comerciales crecientes. El energético anotó un saldo negativo de 1916 millones de dólares en el segundo trimestre de este año, 38% más que en igual período de 2016. Y el automotor aumentó de 60 a 70% la participación de unidades importadas vendidas en el mercado local. Con la desregulación total del mercado cambiario seguirá sin límites la posibilidad de comprar dólares. El endeudamiento externo es el único sostén de este esquema económico inestable” (…) “Todos los componentes de la cuenta corriente muestran mes a mes un mayor deterioro. El ingreso de capitales especulativos, además de la emisión de deuda en dólares, permitió compensar ese déficit externo. Pero en este año la fuga de capitales ha empezado a adquirir mayor velocidad superando en varios meses la entrada de dólares para participar de la bicicleta financiera diseñada por el Banco Central” (…) “Las traumáticas experiencias en la economía argentina enseñaron que los profundos desequilibrios del sector externo, como el que se está desplegando en la administración macrista, culminan en crisis de proporciones dañando el aparato productivo y la estructura sociolaboral, dejando una pesada mochila de deuda externa que termina limitando aún más los estrechos márgenes de autonomía de una política económica reparadora”.

Escribió Mocca: “Se les fue. Con esa breve y macabra frase empieza a circular la explicación de lo sucedido con Santiago Maldonado. Claro, la frase no deja dudas respecto a sus referentes: ¿a quiénes se les fue Santiago? A los gendarmes. Por lo pronto la afirmación abre una brecha dentro de lo que es un proceso de deliberada negación, ocultamiento, falseamiento y protección que tiene muy pocos antecedentes en la historia argentina más o menos reciente” (…) “Se les fue” denota la responsabilidad estatal. Pero al mismo tiempo la relativiza: no había intención, no responde a un plan preconcebido. Reaparece la imagen del “exceso”, de lo no deliberado, de lo no pensado” (…) “Desde que Patricia Bullrich asumió en el ministerio de Seguridad asistimos a una mascarada que gira en torno del orden. De modo irresponsable se mezclan las demandas de seguridad individual urbana con la necesidad de ordenar el espacio público y acotar el desarrollo de la protesta social. Esto tiene detrás de sí una larga historia. En su fase más reciente esa historia nos remite a la explosión social de diciembre de 2001 y los meses subsiguientes. El tiempo de las cacerolas y los piquetes” (…) “Fue el gobierno de Néstor Kirchner el que instituyó el principio de que la protesta social no podía ser contestada con la criminalización. El orden no podía ser impuesto por la policía sino que era una misión de la política” (…) “El orden de las calles se ha constituido en la historia argentina reciente como un problema central y el macrismo le ha puesto su sello a su concepción del problema, a través de una ministra que no escatima gestos patoteros que intentan fundamentar una gran gesta para despejar la calle a favor de la “gente de bien” (…) “Lo que está claro es que el actual gobierno modificó drásticamente la orientación hacia las fuerzas de seguridad en esta materia” (…) “El orden de la calle se revela claramente como una pieza vital de un proyecto político, como una respuesta a la pregunta de qué hacer con la gente que protesta porque se quedó sin trabajo, sin protección social o no puede pagar los servicios públicos indispensables para una vida aceptablemente digna. El ajuste neoliberal y la represión a la protesta no son dos caminos paralelos, son parte de la misma trama, que se completa con la manipulación publicitaria. Avanzar con la “modernización”-nombre pudoroso de la reestructuración económica, social y cultural neoliberal-, negar sus consecuencias sociales reales e invisibilizar y/o reprimir la resistencia es la hoja de ruta política central del actual gobierno. Como fácilmente se ve, esto no puede funcionar si carece de un anclaje de solidaridad de una parte importante de la población con el objetivo de “despejar la calle”. El principio central del operativo de orden está en la construcción de un “nosotros individuos”. Es decir gente de bien, gente de trabajo, que no va por el mundo haciendo bardo y molestando al otro” (…) “Si miramos en profundidad, esta idea de libertad es el corazón del mensaje oficial y buena parte de la explicación de su arraigo en un sector-minoritario pero considerable-de la sociedad” (…) “Es lo que el filósofo Isaiah Berlin llamó la “libertad negativa”, es decir la del individuo frente al Estado, la que pone un freno a la acción de agentes “externos” a la voluntad del individuo, contra la “libertad positiva”, la libertad para actuar creadoramente en la construcción del proyecto común. Al Estado se le pide exclusivamente que resguarde ese aspecto de la libertad individual, que asuma su rol de gendarme” (…) “Y hoy es (el neoliberalismo), en sí mismo, la materialización de la forma contemporánea de un nuevo totalitarismo, el totalitarismo de las grandes corporaciones económicas” (…) “La represión sistemática tiene problemas para afirmarse como política de Estado. Una de ellas, tal vez la principal, sea el escándalo de la muerte” (…) “Lo más probable es que el gobierno apueste al tiempo y al olvido. Es decir a no revelar lo que sin duda saben sobre la suerte de Santiago. Es un fardo ominoso para el porvenir de la empresa política de Macri y tiene que convivir con la posibilidad de alguna quiebra en el pacto de silencio, lo que claramente complicaría aún más que la revelación. Pero el problema no está en tal o cual eventualidad que podría o no darse sino en la economía simbólica del proyecto macrista: ¿cómo se podrá legitimar hacia el futuro la concepción de la mano dura contra la protesta social después de semejante acontecimiento nunca realmente cerrado? En este punto, hasta ahora Cambiemos ha apostado todas sus fichas al aparato mediático-judicial-político de tergiversación y de olvido. De tal manera que la inaudita capacidad de creación de un mundo artificial que ha mostrado ese aparato estaría frente a una prueba de fuego porque se vería obligado no solamente a adulterar los hechos del presente sino a inventar una nueva historia del país. Y a lograr que la comunidad crea en esa historia” (…) “Así como la dinámica política llevó a la experiencia kirchnerista por caminos de antagonismo político que nunca estuvieron en ningún plan inicial, el macrismo puede quedar envuelto en una saga histórica de imprevisibles derivaciones” (…) “La democracia argentina se recreó en 1983 sobre el principio del “nunca más”. Es un acuerdo vago, impreciso y polémico. Para algunos es el freno definitivo a la violencia política irresponsable de bandos indiferenciados e igualmente criminales, para otros es el límite para la solución estatal-terrorista de los antagonismos sociales. Pero esa diferencia, profunda e inconciliable, no es un obstáculo para el común rechazo al regreso de la impunidad criminal como arma política. Y ese rechazo es (puede ser, podría ser) mucho más amplio que una determinada visión ideológica sobre el país al que cada uno aspira” (…) “Asistiremos en los próximos días a nuevas maniobras de los responsables estatales de la desaparición para reducir los daños políticos del acontecimiento. Estarán guiados por el objetivo de que el episodio no merme las chances electorales de la coalición gobernante. Pero la cuestión no se resuelve en octubre. En el cuerpo de Santiago Maldonado están muchos de los enigmas que los argentinos tendremos que resolver en una etapa no demasiado larga”.

En su edición del 10 de septiembre, La Nación publicó artículos de Morales Solá (“Macri, frente al poder subterráneo”) y Fernando Laborda (“Maldonado, la grieta y el partido que espera el Gobierno”).

Escribió Morales Solá: “Cada tanto, cuando el ruido del conflicto político lo aturde, Mauricio Macri le pega una mirada a un papel que está en su despacho. Es el ensayo de una encuestadora sobre la intención de voto entre él y Cristina Kirchner. Si hoy hubiera elecciones presidenciales, Macri obtendría el 57% de los votos, y Cristina, el 30. La misma medición indica que su imagen positiva nacional subió 23 puntos después de las elecciones primarias y que ahora está rondando el 60%. Es un consuelo cuando la crisis por la desaparición de Santiago Maldonado amenaza con dejarlo sin aliento” (…) “El Presidente tiene dos prioridades: que Santiago Maldonado aparezca cuanto antes con vida y que ningún dato nuevo desacredite a las fuerzas de seguridad” (…) “La certeza más común en su gobierno es que la violencia callejera será una constante de los próximos tiempos. La violencia opositora ocupará el lugar de la retórica opositora” (…) “Macri quiere cambiar definitivamente el estilo de los Kirchner en el manejo de esas fuerzas. Éstas no pueden estar bajo permanente sospecha, dijo” (…) “Gils Carbó forma parte de ese poder oculto que aguijonea al Gobierno, tal vez en nombre de Cristina Kirchner. Lo cierto es que los fiscales de Gils Carbó intoxican al Juzgado Federal de Esquel con pruebas más malas que buenas. Ellos fueron los que le llevaron al juez Otranto un falso informe de inteligencia de la Policía Federal, que atribuía a la Gendarmería no sólo la desaparición de Maldonado, sino también su asesinato” (…) “Hay una parte de la política que compite en el visible campo de juego. La coalición oficialista; el peronismo de Massa, Randazzo, Schiaretti, Urtubey, Pichetto o Bossio; los socialistas santafesinos o la alianza que rodea a Martín Lousteau en la Capital son protagonistas limpios de la política. Otra parte de la política, vinculada sobre todo al cristinismo, juega más en la oscuridad que en la sinceridad del espacio público. El cristinismo tiene aliados tácitos en la izquierda más radicalizada. El grupo RAM es uno de ellos. La relación se estableció a través de Quebracho, la violenta organización con larga experiencia en la depredación de la propiedad pública y privada” (…) “Cristina Kirchner se ocupa de plantar la desconfianza sobre las fuerzas de seguridad, pero calla sobre la responsabilidad de los violentos” (…) “La mejor noticia que podría suceder es la aparición con vida de Santiago Maldonado. Pero lo cierto es que no aparece. Macri no está dispuesto a prejuzgar sobre las fuerzas de seguridad hasta que no aparezca una prueba que las comprometa, aunque no descarta ninguna teoría” (…) “Tampoco le soltará la mano a su ministra de Seguridad. Sin novedades que cuestionen directamente su gestión, un desplazamiento de Bullrich sólo mostraría a un presidente débil cuando no lo es. Sería el triunfo definitivo del perdidoso cristinismo sobre el presidente que ganó las últimas elecciones primarias nacionales” (…) “Los actos del poder subterráneo le han servido a Macri para establecer en qué poco tiempo puede evaporarse un triunfo político. Menos de un mes después de las elecciones primarias, ni el resultado de los comicios ni los buenos datos de la economía son temas de discusión. El cristinismo sólo habla de la inverosímil responsabilidad personal de Macri en la desaparición de Maldonado o de la renuncia de Bullrich, más por odio a Macri que por odio a la ministra” (…) “La lección le sirvió al Presidente para planificar qué hará después de las elecciones de octubre, sobre todo si se cumplen los vaticinios de todas las encuestas serias: Macri ampliará su triunfo nacional y derrotará a Cristina en la provincia de Buenos Aires. Llamará a sesiones extraordinarias del Congreso para ponerlo a trabajar durante el verano en la reforma tributaria, en la laboral, en la judicial y en la electoral. También, para que apruebe el presupuesto en tiempo y forma; es decir, antes del 31 de diciembre”.

Escribió Laborda: “El nuevo relato cristinista en la oposición se sustenta en una interpretación mesiánica: la única alternativa al modelo que gobernó el país entre 2003 y 2015 es una dictadura de cuño neoliberal. En la construcción del imaginario kirchnerista, el modelo que aspira a imponer Mauricio Macri sólo cierra con represión” (…) “La capacidad del kirchnerismo para reciclar su relato e instalar en la agenda política la posibilidad de una responsabilidad directa del actual gobierno nacional en la desaparición de Maldonado es sorprendente. Pero habría que preguntarse también qué errores políticos y de comunicación cometió el gobierno para permitir eso” (…) “Con la confirmación de que la sangre recogida de la camisa del puestero atacado en una estancia de Benetton no correspondía a Maldonado, murió la gran hipótesis que planteaba la Casa Rosada. Este dato pareció poner contra las cuerdas a la Gendarmería Nacional, y aumentó los cuestionamientos a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quien en un principio transmitió la percepción de que podía poner las manos en el fuego por esa fuerza de seguridad” (…) “No hay por el momento prueba alguna capaz de incriminar a algún integrante de la Gendarmería” (…) “Quedó flotando la sensación de que a los representantes del Poder Ejecutivo les faltó algo de “timing” político. Con la sobreactuación inicial en defensa de la Gendarmería, cundió la sospecha que dejó una extraña actitud escapista del Gobierno, equiparable a la de un sujeto que sale corriendo al ver a un policía, aun cuando no haya cometido delito alguno” (…) “En la particular dialéctica K, Patricia Bullrich es el blanco perfecto. No sólo por los buenos lazos que ha creado con el presunto “brazo represor del régimen macrista”, que según el relato kirchnerista configura la Gendarmería, sino también por el peculiar pasado de la ministra” (…) “Concentrar los ataques en Patricia Bullrich es, para el kirchnerismo, una forma de profundizar la grieta en la sociedad, agitando las aparentes contradicciones entre el pasado y el presente” (…) “Como producto de la grieta, se enfrentan dos posiciones extremistas: la de quienes, desde la oposición más dura, señalan que el gobierno de Macri mandó matar a Maldonado, y la de quienes, desde el antikirchnerismo más visceral, sostienen que al gobierno le “tiraron” un desaparecido” (…) “No conocemos la verdad, pero lo sucedido vuelve a poner de manifiesto la impotencia e incapacidad del Estado para brindar rápidas respuestas a la hora de esclarecer un hecho lamentable” (…) “El hecho de que sea Cristina Kirchner quien se ha montado sobre la desaparición de Maldonado amortigua los efectos negativos que el caso podría tener en las perspectivas electorales del oficialismo. Pero, al mismo tiempo, desde sectores políticos más moderados, se le cuestiona a la administración macrista cierta “improvisación” y haberse situado detrás de los hechos” (…) “Hasta ahora no es factible hablar de un “cisne negro” en el proceso electoral. Sí de un hecho trágico que vuelve a poner en evidencia la languidez del Estado argentino” (…) “Entretanto, resulta llamativa la extraña sensación que traslucen funcionarios macristas ante Cristina Kirchner. “Ella seguirá siendo un actor relevante en la política argentina y es un escenario que no nos disgusta”, se sinceró una alta fuente de la Casa Rosada. Interpretó que la vigencia de la ex presidenta asegura un doble cerrojo a su propio crecimiento y a la unificación del peronismo”.

En su edición del 10 de septiembre, Clarín publicó un artículo de Eduardo van der Kooy titulado “Manos negras detrás del drama”. Escribió el autor: “El gobierno sospecha que Alejandra Gils Carbó ayudó a embarrar la investigación sobre el paradero de Santiago Maldonado. Desde un organismo que depende de ella, la Procuraduría de Violencia Institucional (PROCUVIN), voló un informe apócrifo de la inteligencia de Policía Federal que atribuyó a Gendarmería haber matado al artesano desaparecido” (…) “A la Procuradora General se le endilgan otras responsabilidades. Entre ellas, haber aceptado que la PROCUVIN haya tomado testimonio a cuatro mapuches encapuchados y sin identidad que también inculparon a gendarmes” (…) “La sombra de Gils Carbó no ha sido el único motivo que ensombrece la búsqueda de Maldonado. Esa escena está saturada con tóxicos. Tocada por manos negras” (…) “Inquieta el enrarecimiento del clima social con blanco ahora en las escuelas. Llueven denuncias sobre amenazas de bombas” (…) “La crónica sobre episodios extraños alrededor de Maldonado podría continuar sin tope. Empalmaría con la tradición argentina frente a cada tragedia colectiva o individual” (…) “La lupa permanece colocada hoy sobre el juez Otranto. Como pasó con los antecesores de otras historias” (…) “Otranto es objetado por tres cuestiones. La demora de 10 días para allanar dos cuarteles de Gendarmería en Esquel y El Bolsón. La denuncia original, dos días después de la desaparición de Maldonado, apuntaba a esa fuerza de seguridad. La decisión de aceptar la negativa mapuche y aplazar un allanamiento en el predio de los incidentes. También molestó al poder su resistencia a realizar una barrida en territorios ocupados por mapuches” (…) “El gobierno parece haber cometido ante el drama un gran equívoco. Aunque también contó con un soplo de fortuna. Macri se involucró tardíamente en el problema y lo hizo a su manera. Como una cuestión más de las tantas que padece la Argentina. Y no la es. Pero la génesis visceral del ingeniero prevalece. La lejanía, sin embargo, resultó compensada con la estridente sobreactuación de Cristina. La ex presidenta ha convertido a la desaparición de Maldonado en su eje de campaña. Sus aliados-la izquierda y las organizaciones de DD.HH. -también. Las víctimas del ajuste económico-social pasaron a segundo plano. Se nota demasiado la especulación” (…) “La oposición está buscando el centro de gravedad que extravió con los resultados de las PASO. Cristina le hizo caso al consejero económico de campaña que más influye en esta época. Es el ex viceministro de Economía, Emmanuele Alvarez Agis, asistente cotidiano al Instituto Patria. Del equipo de Axel Kicillof. El joven la habría convencido: “corramos a la economía del discurso porque la mano viene mejor para el Gobierno”, opinó. La sugerencia caló tan hondo que el kirchnerismo terminó enredando a Gendarmería y el caso Maldonado con la custodia de las elecciones y el escrutinio que vienen. La cortina sirve además para ocultar otras cosas: la posible indagatoria a la ex presidenta por el pacto con Irán, un nuevo pedido de desafuero que caerá sobre Julio De Vido por la causa de Yacimientos de Río Turbio, el juicio oral y público contra César Milani por enriquecimiento ilícito” (…) “En 1País se advierte una especie de mareo sobre el rumbo que debe tener la campaña para octubre. Sergio Massa demoró 28 días en hablar en público sobre Maldonado. Pidió la renuncia de Patricia Bullrich en caso que el artesano aparezca muerto” (…) “Massa está dispuesto a retomar, pese a todo, la agenda económico social” (…) “Y cavila su subsistencia política para después de octubre” (…) “Bullrich sería el costo que la oposición pretende hacerle pagar a Macri en la campaña por la desaparición de Maldonado. El Presidente está dispuesto a sostener a la ministra por dos motivos. Le conforma su tarea en la lucha contra el narcotráfico. Aparece, incluso en Buenos Aires, como uno de los reconocimientos al Gobierno. No podría permitir tampoco que le tuerzan el brazo en este tiempo. Esas convicciones tambalearían sólo si la desaparición de Maldonado devela algún doblez inesperado”.

En su edición del 9 de septiembre, Página/12 publicó artículos de Luis Bruschtein (“Bajo riesgo”) y Domingo Bresci (“Radiografía del PRO”).

Escribió Bruschtein: “Cualquiera hubiera pensado que serían más discretos” (…) “Es probable que hay sido discreto y hubiera pasado desapercibido, si Horacio Verbitsky no lo hubiera publicado en Página/12. En noviembre de 2016 se aprobó la ley de blanqueo de capitales, que en la lengua ambigua del PRO se denominó de “sinceramiento fiscal” y en ella se subrayaba que no estaban incluidos en ese beneficio los familiares directos de los funcionarios” (…) “Mauricio Macri se molestó por ese agregado y, pocos días después, lo anuló por decreto. Los medios oficialistas acallaron las protestas, Elisa Carrió miró para otro lado y se olvidó del asunto. Al punto que ahora es candidata de los que denunció como corruptos, aquellos que rompieron las condiciones de transparencia que ella misma había exigido. Todo silenciado hasta que Horacio Verbitsky publicó las cifras que habían blanqueado familiares directos de Macri y otros funcionarios” (…) “Los tomó de sorpresa. El control sobre la prensa oficialista les daba seguridad sobre estos temas. Pero se les escapó la tortuga” (…) “La ofensiva contra Página/12 se profundizó y descargaron toda su furia contra el único medio que había detectado esos blanqueos, o por lo menos, el único que se atrevió a publicarlos, un medio que rompe la uniformidad de la información y se ubica por fuera del control del oficialismo. Imponer uniformidad en la información es atacar un rasgo primario de cualquier democracia” (…) “Esta vez el ataque fue contra Víctor Santa María, como cabeza del Grupo Octubre, el cual integra ahora Página/12. Pero el ataque no es contra una persona porque es evidente que se produce como reacción a una publicación del diario, y a través de ese ataque busca silenciar a una de las pocas voces críticas de este gobierno. Se trata de completar un cuadro nefasto: este gobierno ya tiene presos políticos como Milagro Sala y sus compañeros, una desaparición forzada en el marco de la represión a la protesta social, como la de Santiago Maldonado, y ahora se encamina hacia la censura de un diario crítico de sus políticas como es Página/12” (…) “Después de treinta años, la derecha franca, sin el disfraz de la UCR o el peronismo, llegó al gobierno por vía electoral. El nuevo orden simbólico del mercado llegó con ella, la ilusión para los ingenuos de la meritocracia, el cinismo de que cualquier medida de distribución de la riqueza esconde un acto de corrupción y argumentos estúpidos como “no van a robar porque son ricos” fueron laboriosamente construidos por las corporaciones mediáticas. Y ahora están allí, otorgan concesiones a sus socios, ocultan empresas y cuentas offshore, favorecen con grandes contratos a sus empresas, se compran a sí mismos y legislan blanqueos para aprovecharse con ellos” (…) “Y a medida que avanzó esta apropiación de la subjetividad de gran parte de la sociedad, el frágil escenario, enclenque y emparchado, que a duras penas se había podido levantar en contraposición a tantos años de democracias tuteladas y dictaduras, empieza a cambiar otra vez en forma subrepticia. El trabajo de naturalizar esos cambios regresivos está en la tarea de zapa de los medios oficialistas que ocultan, disimulan, exculpan y maquillan esa realidad cada vez más inhóspita, más hostil, que empobrece de ciudadanía y embrutece a su base de respaldo. El que fue envuelto en la trama del discurso granmediático, empezó por justificar la designación de jueces de la Corte por decreto, después aceptó el copamiento irregular de la magistratura, se resignó al aumento desmedido de los servicios y terminó por respaldar la persecución y encarcelamiento de Milagro Sala, una opositora. Y después se dio cuenta que está obligado a digerir lo que aprendió a detestar: la desaparición forzada de Santiago Maldonado en el marco de la represión a la protesta social. Y ahora está a un paso de consentir el avasallamiento de un diario crítico, uno de los pocos medios que no son oficialistas y que en toda su trayectoria ha sido consecuente en la defensa de los derechos humanos” (…) “Ya es un lugar común. No es una dictadura” (…) “Pero bajo ese efecto anestésico que produce el discurso hegemónico se va construyendo una maqueta de dictadura, un huevo minimalista-por lo de mini mal-donde por obra y gracia de los nuevos factores de poder y creadores de subjetividad, el sufragio coexiste con presos políticos, el Congreso coexiste con el hecho de un desaparecido en una protesta legítima de mapuches por sus tierras y ambos con la persecución y la censura a los opositores. Es un diseño parecido al de las viejas democracias tuteladas que terminan por no ser democracias, sin llegar a ser dictaduras” (…) “Hay un sector de la sociedad que no es democrático y otro que es llevado fácilmente a posiciones no democráticas. Se los ve desaforados en las redes tratando de defender lo indefendible, furiosos de estar en el lugar que nunca hubieran deseado. Y hay otro sector que apuesta a la democracia porque es la mejor posibilidad que tiene de mejorar, su única fuerza es ser mayoría”.

Escribió Bresci: “A mediano plazo, el objetivo del gobierno es “cambiar” de raíz los principios, la mentalidad, las estructuras y las realizaciones que han favorecido a las mayorías populares y a la soberanía popular, atacando al “populismo” y convirtiéndonos en “colonia”. Lo que se busca por todos los medios es impedir que se “vuelva al pasado” (…) “Desde hace tiempo este proyecto se viene elaborando en el “círculo rojo”, entendido éste como una alianza entre grupos de poder económico, financiero, mediático y judicial” (…) “El gobierno funciona con el Presidente gestionando “la cosa pública” a favor de los sectores “privados” a los que pertenece. Las decisiones se toman como en una “reunión de directorio”: una empresa que establece “un plan de negocios” en beneficio “propio” (…) “El Presidente es el “dueño” de la empresa, los funcionarios “los gerentes” y los empresarios “los accionistas”. Los trabajadores son meros instrumentos para lograr las mayores ganancias. Esto mientras “sirvan”. De lo contrario los asalariados se transforman en eventualmente “descartables” (…) “Se concreta así un viejo sueño de la oligarquía argentina: “un gobierno de ricos para ricos” en un país “atendido por sus propios dueños” (…) “La estrategia del gobierno consiste en “ir por todo” aprovechando las oportunidad electoral que se les dio y usando el aparato del Estado y la colaboración de los poderes afines” (…) “Al analizar las “marchas” y “contramarchas” hay que tener en cuenta que en la táctica del “si pasa, pasa”, muchas cuestiones de gran importancia “pasaron” y con el apoyo de amplios sectores políticos y gremiales” (…) “No son “errores”, no son “excesos”, sino “acciones predeterminadas”, largamente elaboradas, que se adecuan a las circunstancias y tienen como propósito modificar el futuro del país… “para siempre” (…) “Desde su lógica de elitismo político, los integrantes de la alianza gobernante y sus aliados parten de la base de que en la sociedad existen, por un lado, los que nacieron para “mandar” y, por otro, los que nacieron para “acatar”; los de “arriba” y los de “abajo”, los que “saben” y los “ignorantes”. Perspectiva que se complementa con una suerte de clasismo social que construye discursivamente una “grieta” que, en realidad, se ubica entre los que “acumulan riqueza” y los que “acumulan pobreza”, entre los que “están adentro” y los que “están afuera” del sistema capitalista que ya no sirven como “productores” ni como “consumidores” y, por lo tanto, son “descartables” (…) “Esta mirada es la que permite sostener que los que llegan, los que “triunfan” en esta sociedad lo hacen por sus “méritos” y los que no es porque son “vagos” y/o “incompetentes” (…) “Todo lo anterior demanda, de parte del poder, un ejercicio permanente de manipulación discursiva que comienza por la autoexculpación (“si algo hicimos mal nos disculpamos y corregimos”) y culpabilización de los demás (“la herencia recibida”). Pero que incluye necesariamente burla y desprecio por los sentimientos y los comportamientos de los sectores populares” (…) “Por eso nunca hay espontaneidad en lo que hace y dice el PRO como partido, Cambiemos como alianza de gobierno y sus funcionarios: todo es cuidadosamente guionado por Jaime Durán Barba, estratega comunicacional y director artístico y por Marcos Peña, en su condición de responsable de la puesta en escena. El resultado es que, en general, los contenidos de los discursos son vacíos y sin consistencia intelectual, pero con “buena onda”. No importan las preguntas que se reciban porque no hay interés en responderlas y aportar información para acercar a la ciudadanía a la veracidad de los hechos. Todas las respuestas están “preparadas” con anticipación y siguiendo lo que determinan las investigaciones de “marketing” (…) “Como bien lo señala Horacio González se experimenta sobre la “condición humana”. Los miedos y deseos, la confianza y el recelo, el amor y el odio, las falencias y los vicios… para condicionar los comportamientos de los sectores sociales”.

En su edición del 9 de septiembre, La Nación publicó artículos de “Héctor M. Guyot (“El pasado le muerde los talones al Gobierno”) y Eduardo Fidanza (“La sociedad es más fluida y banal que sus tragedias”).

Escribió Guyot: “Es verdad que el caso Maldonado se polarizó. Que desató una guerra entre posturas antagónicas. Que fue banalizado por el kirchnerismo para obtener rédito electoral” (…) “En última instancia, la desaparición de Maldonado (que antes que nada es un interrogante dramático que exige una respuesta concreta) se ha convertido en el territorio de otra aparente polarización” (…) “Lo que para el Gobierno es un problema, para el kirchnerismo resultó una oportunidad. Y la está jugando como si fuera la última” (…) “Además, la cantinela del ajuste neoliberal se reveló ineficaz. La ex presidenta estaba sin discurso. Así las cosas, el kirchnerismo actúa hoy como si la desaparición del artesano hubiera llegado al rescate. Aferrada a una chance de supervivencia, Cristina no dudó en manipular el caso para salvarse” (…) “Ella es el pasado y de él se alimenta. Primero, ha arado a conciencia el terreno simbólico en el que despliega su jugada. La cancha está marcada por la grieta. La abrió durante su gobierno mediante la exacerbación de divisiones antiguas, usufructuadas para trazar un corte enfermizo en la sociedad: “nosotros y ellos” (…) “Manipulación mediante, inscribe la desaparición de Maldonado en una supuesta lucha entre buenos y malos con la que Cristina y los suyos siempre han medrado. En este esquema, el caso confirma para sus seguidores que Macri es la dictadura. Y si Macri es la dictadura, pues hay que voltearlo” (…) “La segunda ayuda que llega del pasado es más concreta. Se trata del rédito que arrojan sus esfuerzos por destruir desde adentro el sistema republicano. A pesar de haber dejado el poder hace más de un año y medio, hay áreas de la Justicia colonizadas por soldados suyos disfrazados de jueces y fiscales, que no dudan a la hora de parcializar sus decisiones de acuerdo con los designios de la jefa” (…) “En medio de un presente ominoso, y ante un futuro que podría ponerse negro, Cristina apela a las armas que sembró en el pasado para devolvernos a él” (…) “En la vereda del Gobierno, el arma es el futuro. Hay un afán por hacer y empezar una etapa de realizaciones. Hay una invitación a avanzar que obtuvo respuesta en las internas de agosto. Pero esa actitud de no volver la vista atrás encierra el riesgo de un voluntarismo que pretende construir “ex nihilo”, bajándole la persiana a un pasado no resuelto. Ese pasado es presente y le muerde los talones. El Gobierno debió haber advertido que la desaparición de una persona despertaría fantasmas de otras épocas” (…) “Más allá de las trampas ideológicas de los que se aprovechan de heridas que no cerraron, hay allí una dimensión histórica ineludible. Lo demostró la tardía intervención del radical Mario Negri en “Los Leuco”. Con autoridad, el diputado salió a pelearle al kirchnerismo la interpretación tendenciosa de los derechos humanos y del pasado reciente, oponiéndole una lectura constructiva que apunta a reconciliar pasado, presente y futuro. ¿No podría Cambiemos recostarse en políticos como Negri para buscar un diálogo que permita ir saliendo de la grieta por arriba y bajar el nivel de los conflictos que paralizan el país? Tal vez eso sea posible después de las elecciones de octubre. Mientras, todo será materia de disputa. Incluido el caso de Santiago Maldonado” (…) “En la Argentina de hoy, los hechos valen poco y son arcilla en manos de la ideología o la ambición política” (…) “En octubre, le tocará a la sociedad decidir si en el país prevalecerá el pasado o el futuro”.

Escribió Fidanza: “En la sociedad mediatizada, cuando un tema dramático, como la desaparición de un ciudadano, alcanza las primeras planas, los consumidores de noticias, los usuarios de redes y las elites políticas e intelectuales suelen creer que todo el mundo comparte el hecho con la misma intensidad” (…) “La noticia circula velozmente, se reconfigura y desnaturaliza, crece incontrolable e impacta en el poder” (…) “A diferencia de lo que les sucede a las elites y al público politizado, no hay evidencia de que se juegue algo vital para el resto de los argentinos por el caso Maldonado. Lo que muestran las encuestas es, en primer lugar, que dos tercios de la población está preocupado, pero apenas uno cree que se trató de una desaparición forzada por las fuerzas de seguridad; en segundo lugar, prevalece una fatal desconfianza: muchos sostienen que algo se está ocultando, y la mayoría está convencida de que Maldonado nunca va a aparecer o aparecerá muerto. En realidad, las opiniones se explican antes por la adhesión o el rechazo al gobierno. Quienes lo apoyan lo absuelven de responsabilidades, los que lo reprueban le cargan la muerte del artesano” (…) “La opacidad de la sociedad frente a la desaparición de un ciudadano, su tenue compromiso, su desconfianza alimentada por la experiencia de tantas otras desapariciones jamás esclarecidas, su absolución apresurada de los sospechosos generan lecturas distintas, donde se cruzan intereses, fanatismos y valores. La interpretación según intereses es pragmática y electoralista: si la gente no responsabiliza a la Gendarmería y le ratifica la confianza al Gobierno, Cambiemos puede mantener el optimismo, mientras no haya novedades funestas; si, en cambio, Maldonado apareciera muerto por obra de las fuerzas de seguridad, entonces la oposición mejoraría sus chances en octubre” (…) “Una lectura desde los valores no puede aceptar la indiferencia social, el cálculo electoralista o la intolerancia política. Como escribió Zygmunt Bauman, la sociología descomprometida es una imposibilidad. Desapareció un ciudadano y eso constituye una calamidad inaceptable para la democracia. Aunque deba admitirse, porque es un dato de la realidad, que la sociedad es más fluida (y más banal) que sus tragedias. Fluidez y banalidad, no es novedoso, marchan juntas en la sociedad contemporánea” (…) “En la Argentina el problema tal vez es más hondo: nos llegó la fluidez de las costumbres sin habernos educado en la solidez de las instituciones. Transgredimos la ley, sin noción de la ley” (…) “Los ciudadanos desaparecen porque se incumple la ley y las instituciones son débiles, corruptas e ineficientes. Ahí se les va la vida. No es una responsabilidad exclusiva de esta administración, pero su proclamada intención reformadora la obliga a encarar el problema. La construcción de la polis es la primera obra pública. Algo que los ingenieros no deben olvidar cuando ejercen el gobierno”

Anexo

“LAS FUERZAS MORALES” de José Ingenieros

Escribió el autor: “(…) Las fuerzas morales son plásticas, proteiformes, como las costumbres y las instituciones. No son tangibles ni mensurables, pero la humanidad siente su empuje. Imantan los corazones y fecundan los ingenios. Dan elocuencia al apóstol cuando predica su credo, aunque pocos le escuchen y ninguno le siga; dan heroísmo al mártir cuando afirma su fe, aunque le hostilicen escribas y fariseos. Sostienen al filósofo que medita largas noches insomnes, al poeta que canta un dolor o alienta una esperanza, al sabio que enciende una chispa en su crisol, al utopista que persigue una perfección ilusoria. Seducen al que logra escuchar su canto sirenio; confunden al que pretende en vano desoírlo. Son tribunal supremo que transmite al porvenir lo mejor del presente, lo que embellece y dignifica la vida. Todo rango es transitorio sin su sanción inapelable. Su imperio es superior a la coacción y la violencia. Las temen los poderosos y hacen temblar a los tiranos. Su heraclia firmeza vence, pronto o tarde, a la injusticia, la hidra generadora de la inmoralidad social. El hombre que atesora esas fuerzas adquiere valor moral, recto sentimiento del deber que condiciona su dignidad. Piensa como debe, dice como siente, obra como quiere. No persigue recompensas ni le arredran desventuras. Recibe con serenidad el contraste y con prudencia la victoria. Acepta la responsabilidad de sus propios yerros y rehúsa su complicidad a los errores ajenos. Sólo el valor moral puede sostener a los que impenden la vida por su patria o por su doctrina, ascendiendo al heroísmo. Nada se les parece menos que la temeridad ocasional del matamorros o del pretoriano, que afronta riesgos estériles por vanidad o por mesada. Una hora de bravura episódica no equivale al valor de Sócrates, de Cristo, de Spinoza, constante convergencia de pensamiento y de acción, pulcritud de condena frente a las insanas supersticiones del pasado. Las fuerzas morales no son virtudes de catálogo, sino moralidad viva. El perfeccionamiento de la ética no consiste en reglosar categorías tradicionales. Nacen, viven y mueren, en función de las sociedades” (…) “La concepción dinámica del universo relega a las vitrinas de museo esas momias éticas, inútiles ya para el devenir de la moralidad en la historia humana. Sólo merecen el nombre de Virtudes las fuerzas que obran en tensión activa hacia la perfección, funcionales, generadoras. En su vidente libro de juventud escribió Renán: “El gran progreso de la reflexión moderna ha sido sustituir la categoría del devenir a la categoría del ser, la concepción de lo relativo a la concepción de lo absoluto, el movimiento a la inmovilidad”. Pocas sentencias son más justas que la del sutil maestro del idealismo. Para una joven generación de nuestro tiempo es esencial conocer las fuerzas morales que obran en las sociedades contemporáneas: virtudes para la vida social, que no descansan bajo ninguna cúpula. Más que enseñarlas o difundirlas, conviene despertarlas en la juventud que virtualmente las posee. Si la catequesis favorece la perpetuación del pasado, la mayéutica es propicia al florecimiento del porvenir. Dichosos los pueblos de la América Latina si los jóvenes de la Nueva Generación descubren en sí mismos las fuerzas morales necesarias para la magna Obra: desenvolver la justicia social en la nacionalidad continental”.

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