Por Hernán Andrés Kruse.-

El Presidente sigue negándose a ver la realidad. La Residencia de Olivos y el séquito de obsecuentes que lo rodea le impiden percatarse del mensaje de las urnas. Ayer, nuevamente el electorado le propinó una sonora bofetada. En Tierra del Fuego, Misiones, San Luis y Santa Fe sus candidatos, salvo en el feudo de los Rodríguez Saá, tuvieron una performance lamentable. Sin embargo, Mauricio Macri está convencido de que logrará un resonante triunfo en primera vuelta.

Joaquín Morales Solá es el periodista que mejor interpreta el sentir y el pensar del primer mandatario. En su edición de este domingo La Nación publicó su columna que lleva un título por demás sugestivo: “Ahora Macri busca un triunfo en primera vuelta”. Según el columnista político hay varios factores que explican semejante optimismo: a) la muy buena repercusión en la economía de la presencia de Miguel Ángel Pichetto en la fórmula presidencial del oficialismo; b) las mediciones de opinión pública, como la de Poliarquía, que indican un claro repunte en la imagen positiva presidencial; c) la estabilidad del dólar y la tendencia a la baja de la inflación. Pero hay un factor que el gobierno considera fundamental: una cosa son las elecciones provinciales y otra muy distinta las elecciones nacionales. En consecuencia, hasta ahora el Gobierno no perdió porque el competidor no fue Mauricio Macri.

El golpe de efecto que buscó provocar el Presidente con la elección de Pichetto no produjo los efectos deseados, al menos en las urnas. En Santa Fe Omar Perotti (40%) le ganó a Antonio Bonfatti (36%) por cuatro puntos. El candidato macrista José Corral (19%) salió tercero cómodo. En San Luis Alerto Rodríguez Saá (42%) le ganó al candidato macrista Claudio Poggi (35%) por siete puntos. En Formosa arrasó Gildo Insfran (71%). El candidato macrista Adrián Bogado (29%) salió segundo cómodo. Y en Tierra del Fuego el radical K Gustavo Melella (50,80%) le ganó a la kirchnerista Rosana Bertone (38%) por 12 puntos. El candidato macrista Juan Rodríguez (4%) salió tercero cómodo.

En estos comicios, como en los que se vienen celebrando desde hace unos meses, se viene dando, salvo en Jujuy, una constante: los candidatos macristas han recibido soberanas palizas. ¿Puede sostenerse con un mínimo de honestidad intelectual que el pésimo gobierno de Macri no ha tenido nada que ver con el mensaje de las urnas? ¿Ha sido casualidad que en dos provincias situadas en los extremos del país, Formosa en el extremo norte y Tierra del Fuego en el extremo sur, los candidatos macristas perdieran por más de 40 puntos de diferencia? Por supuesto que no. El Gobierno nacional viene perdiendo por goleada por una simple y contundente razón: el pueblo está harto de la inflación, de la pérdida de su poder adquisitivo, del desempleo, de los tarifazos. No soporta más la ceguera política de un Presidente y un Jefe de Gabinete que son maestros del cinismo político.

Cuesta creer que Macri esté convencido que con solo mantener calmo al dólar y reducir la inflación a los dos dígitos mensuales, el pueblo le otorgará un nuevo voto de confianza, tal como lo hizo en 2017. Resulta francamente intolerable tamaña demostración de subestimación al coeficiente intelectual de los argentinos. El Presidente cree-o le hacen creer-que un formoseño, por ejemplo, que votó a Insfrán puede tranquilamente votarlo en octubre. Como si se tratara de dos personas completamente diferentes. El voto a Insfrán, como el voto a Perotti, al Alberto y a Melella, es la manifestación de la bronca, de la frustración, del hartazgo. El formoseño que ingresó al cuarto oscuro para votar por Insfran tuvo como objetivo castigar a Macri. Lo mismo cabe decir de todos aquellos que no votaron por los candidatos macristas en las diversas provincias que adelantaron los comicios locales.

Se huele en el ambiente un fin de ciclo. El gobierno de Macri está agotado. El Presidente sólo está en condiciones de ofrecer más ajuste. Salvo que produzca un cambio de política económica copernicano, lo más probable es que el 10 de diciembre se vea obligado a ponerle la banda presidencial a Alberto Fernández.

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