Por Claudio Chaves.-

Ocurre que la mayoría de los economistas y periodistas entendidos en asuntos de números coinciden en que la situación económica nacional es delicada y se vienen tiempos peores El gobierno lo niega y los políticos en condiciones de ganar votos evitan hablar del asunto, pues, como el tifón no aparece aun en el horizonte y el común no lo percibe, resulta de todo esto: “que ojos que no ven corazón que no siente”. Por lo tanto de eso no se habla.

De todos modos y a pesar de los políticos la crisis está en los diarios y en los análisis de los entendidos. De manera que aparece inevitable para el próximo gobierno una devaluación, el cierre del grifo estatal, el arreglo con los holdouts, la recomposición con el mundo capitalista avanzado, el fin del cepo, el libre giro de divisas de las empresas extranjeras, la transparencia de las estadísticas del INDEC, entre otras lindezas. Dicho esto y eventualmente corregidos estos dislates kirchneristas, los problemas no se cierran con estas medidas. El verdadero dilema, la encrucijada fatal de la argentina futura no se resuelve con en estas medidas coyunturales comunes a la totalidad de los partidos con posibilidades de acceso al poder. Pues de que sirve devaluar, pagar a nuestros acreedores, levantar el cepo, recomponer nuestra relación con occidente si continúa el modelo sustitutivo de importaciones que se rearmó con la llegada de Duhalde a la presidencia y se prolongó hasta la agonía que estamos viviendo. Modelo que se sostiene con el consumo de divisas proveniente de los sectores del campo, altamente competitivos internacionalmente, la renta agraria, para subsidiar una industria obsoleta que provee trabajos de bajísima productividad y con pocas condiciones de satisfacer la demanda laboral del conjunto nacional. Por lo tanto una desocupación ocultada con planes y subsidios que provienen de la renta agraria utilizada como limosna, más cercana a las damas de beneficencia que al peronismo industrioso. Este progresismo obsoleto responde a una cultura rentística muy arraigada en nuestra historia cultural y social.

En la cena recaudatoria que Scioli organizó en Costa Salguero quedó en evidencia lo afirmado hasta aquí. En su mesa sentó a la “Flor de la Canela” del sustitutismo anacrónico: Jorge Sorabilla, Juan Carlos Lascurian, Alberto Sellaro, Osvaldo Rial, entre otros.

¿Qué sector político podrá, entonces, dar una respuesta al nuevo reordenamiento de la UIA que debate una nueva conducción: Techint o Arcor? Esto es, industrias nacionales globalizadas que superaron la etapa de la sustitución de importaciones y los mercados cerrados, atreviéndoseles al mundo capitalista altamente competitivo? ¿Qué sector político dará una respuesta a la agro-industria aplastada por la política progresista del actual gobierno?

La Argentina pasó muchísimos años desconectada de la economía mundial. Al retirarse Inglaterra de nuestro horizonte comercial en la década del 40’ nos quedamos a “vivir con lo nuestro” No nos fue bien, la inflación y el déficit fiscal hundió toda esperanza de grandeza.

La irrupción de China e India en la década del ‘90 nos abre una nueva oportunidad de inserción mundial. Distinta y más provechosa que la del ciclo británico. Habrá que ver quién se atreve a esta revolución. La única posible en los tiempos que corren.

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