Por José Luis Milia.-

Los candidatos prometen continuidad en la política de derechos humanos

Scioli, Massa y Macri seguirán con los juicios a militares

La Nación, 23/10/2015.

Convengamos en algo, los tres candidatos que tienen posibilidades de ganar la elección han prometido que continuarán con los juicios a los militares son seres inasequibles a la verdad, pero no hacen esto por ideología, ¿ideología?, pensar así es pecar de estúpido; jamás, por “blanditos”, hubieran sido aceptados en ninguna organización guerrillera o si por alguna casualidad se hubiesen acoplado a alguna, hubieran terminado fusilados por cagones por sus mismos “cumpas”.

No, solo los mueve el oportunismo o el miedo a que dos viejas locas les griten en la cara que les están quebrando el negocio de subsidios e indemnizaciones que vienen a caballo de los “derechos humanos” y los “nietos recuperados”. La mirada torva de estos íncubos de la revancha les aterra más que la visión de todos los chicos que han muerto desnutridos en la “década ganada” o las mujeres que han desaparecido en estos años de festival de la “trata” y de la droga o de todos aquellos a los que la inseguridad, promovida por la cordialidad cómplice del gobierno con delincuentes y traficantes, mató.

A ellos no les interesa saber que seguir los juicios es seguir dándole carta blanca a jueces prevaricadores para que hagan lo que se les ocurre con vidas y honras ajenas, pero esto no es lo peor que hay detrás de ello. Lo peor es que estos esbirros creen que su tarea no termina en la condena, que esta no está completa si no se tortura, física y psíquicamente al condenado. Esto lo saben los candidatos porque esto ha sucedido, y sigue sucediendo y están perfectamente informados. No tengo ninguna duda que han visto las denuncias de maltrato pero solo les preocupa seguir metiendo presos a hombres de más de setenta años para los cuales no han sido diseñados ni los penales ni los tribunales pero a los cuales se les aplica un sistema jurídico y una reclusión basados exclusivamente en la venganza.

En penosas condiciones han muerto más de trescientos veinte presos políticos, pero a ellos no les importa. No les interesa leer los informes del Dr. Mariano Castex, médico forense, sobre como fue la agonía del difunto Capitán de Navío Raúl Scheller o del Comisario Etchecolatz, miran para otro lado cuando se les cuenta que el Gral. Videla murió desangrado y sin atención, no les interesa saber que al Comisario Patti postrado por un ACV, semiinconsciente y hemipléjico, se lo obligó a comparecer esposado a su camilla a un juicio, y tampoco se dan por enterados cuando se les cuenta que el tumor de cuatro kilos que se le extirpó de la pierna al P. von Wernich no fue producto de una enfermedad fulminante sino de una demora de un año y medio en recibir la autorización para hacerse los estudios pertinentes. Esto es sólo una ínfima muestra de los muchos casos donde el sadismo de los jueces de ejecución se ha puesto de relieve. Casos que se seguirán repitiendo porque no dudo que quien venga, luego de las declaraciones hechas a La Nación, seguirá otorgándole a estos inquisidores el status de “señores de horca y cuchillo”.

Es difícil pensar en un país que será gobernado por hombres- sea quien fuere el que gane- para los que el honor y la dignidad son solo palabras molestas, para los que el miedo y la obsecuencia priman sobre cualquier decisión a tomar y que jamás, en este tema, obrarán a derecho; pero no nos equivoquemos, la culpa es nuestra, siempre el pedazo de una torta, aunque sean migas, sabe igual que el resto.

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