Por César Augusto Lerena.-

Dejando de lado por un momento que la intervención ha sido dictada por una jueza, a la que no puede endilgarse ingenuidad o inexperiencia, debemos recordar que estamos hablando de política. Después, puede gustarnos más o menos que el interventor sea Luis Barrionuevo, a quién nadie puede cuestionarle su condición de peronista. Ahora bien, ¿a quién podía elegir la Dra. Servini para la intervención? A un administrativista o experto en derecho constitucional o, a quién tiene el aparato suficiente para soportar el apriete y, el acabado conocimiento de quién es o no peronista. En especial, porque se aduce, aunque no sean los argumentos jurídicos que priman, que el Partido estaba ocupado por personajes, que habiendo incluso confrontado con el peronismo (Frente para la Victoria, luego

Unidad Ciudadana), no podían promover la unidad, que se entiende como un paso fundamental para conseguir la victoria electoral en 2019. Es decir, si los que están al frente del Partido, no efectúan los actos necesarios para conducir el peronismo al poder, es suficiente argumento de peso para intervenirlos.

Artículo completo en: El peronismo vivo y Cristina agoniza

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