Por Norberto Zingoni.-

Lo que está pasando con el Papa Francisco es increíble. Han tenido que salir a defenderlo o tratar de explicar (y explicarlo) un brillante obispo argentino (nada menos que responsable de la Academia de Ciencias del Vaticano), el cura Marcó, que fue su secretario, y el diputado Vera que, dice él, tiene línea directa con Vaticano. El obispo Sánchez Sorondo ha llegado a decir algo así como que “como no lo defienden los que tienen que defenderlo, yo tengo que salir a defenderlo” (¿?) y de paso criticó duramente a la diputada Carrió por sus críticas al Papa. ¡Defender al Papa! Si el país no estuviera en una rueda loca donde todo pasa tan rápidamente y nada se puede analizar en profundidad -un escándalo es tapado por otro escándalo, y, rapidito se pasa… a otra cosa- esto sería gravísimo; poco menos que una cuestión de estado; por tratarse del Papa, que nos bendice a todos y, además, por tratarse de un jefe de Estado que se mete en la política interna de otro Estado (¡con los problemas que tengo!)

¿Qué pasó en los últimos meses como para que la actitud del Cardenal Bergoglio, que tanto había criticado al kirchnerismo durante su larga gestión, se transformara en un Papa (un Papa, ¡nada menos!) simpatíquismo y tolerante con los ex funcionarios procesados y cuestionados por la mayoría del pueblo argentino? Para mejor, a veces tira indirectas sobre la ideología (¿?) del actual gobierno.

Esto decía el Cardenal Bergoglio sobre aquella ley enviada por el PE (Cristina Kirchner) sobre matrimonio homosexual: «No seamos ingenuos: no se trata de una simple lucha política; es la pretensión destructiva al plan de Dios. No se trata de un mero proyecto legislativo (éste es sólo el instrumento) sino de una ‘movida’ del padre de la mentira que pretende confundir y engañar a los hijos de Dios».

¡Sí que es fuerte acusar al proyecto de CK de tener una pretensión destructiva del plan de Dios!

Preocupan y desconciertan estas actitudes políticas (actitudes jesuíticas, podría decirse, difíciles de interpretar aunque uno haya estudiado con los jesuitas). Aunque también preocupan las críticas feroces que le hacen al Papa muchos (la mayoría) de los que participan en las redes sociales.

La verdad que uno esperaba que el Papa derramara algo del aceite divino que lleva todo Papa en las alforjas sobre la dolida piel argentina. Y nos trajera un mucho de Evangelio. Y lo que hay es no digo que vinagre pero el óleo sagrado que cura heridas seguro que no es. No sé. P’a matar el tiempo nomás uno busca y encuentra en la Biblia:

(Proverbios 14)

El simple todo lo cree,
pero el prudente mira bien sus pasos.
El sabio teme y se aparta del mal,
pero el necio es arrogante y descuidado.

(Eclesiástico 7)

No hagas mal, y el mal no te alcanzará.
Aléjate del pecado, y él se alejará de ti.
No siembres en surcos de injusticia,
si no quieres cosechar de ella siete veces más.

Descendiendo de los cielos, nos encontramos ahora en Villa Domínico con otro caso parecido (aquí uno debiera decir alguna obviedad, como salvando las distancias, etc.). Un original escritor, una máquina de inventar metáforas y apodos, Jorge Asís, inició una página web seguida masivamente por la oposición al gobierno K y publicó además su libro La marroquinería política, en marzo del 2006. ¡Muy pocos criticaban al gobierno K en aquellos tiempos! La palabra marroquinería era una metáfora del traslado de coimas que iban y venían en portafolios y maletas para los funcionarios K. Asís lo hizo con valentía, elegancia y muy buena información.

Así desnudaba Asís la “nueva política K”: “En general, desde el poder se puede llegar al delito; en la Argentina, desde el delito se puede llegar al poder” (¡!). Y luego de las elecciones en lugar de esperar el merecido homenaje que se debía tributar a quien había hablado alto y claro sobre la corrupción kirchnerista, pues no, el mismo Asís se pone en enemigo acérrimo del nuevo gobierno. Y al igual que con Francisco llueve una catarata de críticas y censuras hacia el escritor.

¿Por qué razón muchos viejos peronistas que se habían plantado ante un gobierno autoritario y autócrata pasan casi inmediatamente a una actitud hostil e hipercrítica hacia un gobierno que acaba de empezar?

El hecho de que muchos de ellos hubieran apostado por Scioli en las últimas elecciones no parece que tenga mucho que ver con la actitud hostil hacia el nuevo gobierno.

El peronismo residual. Puede ser una explicación. Les salió el viejo peronismo visceral de adentro. Y no por antidemocráticos, no, muchos de estos viejos peronistas sufrieron persecuciones y acosos. Es otra cosa, difícil de entender -y de explicar- por cierto. Quizá tenga que ver con una reacción del inconsciente, una reacción del peronismo residual. Un acto reflejo del viejo rechazo a la “oligarquía” y al “antiperonismo”. Que ven encarnados en Macri. Un rechazo visceral tipo Ubaldini contra Alfonsín. Una reacción infundada, y anacrónica, ya que nadie puede pensar seriamente que Scioli sea más peronista que Macri; o que Gioja sea un revolucionario y Prat Gay un oligarca.

En fin, lo cierto es que nos cuesta salir de la grieta, de la sinrazón y el disparate nacional. Y para peor: el Gran Exorcista de los Demonios Nacionales que esperábamos ansiosamente se perdió en el camino.

Share