Por Oscar Dufour.-

Las elecciones nacionales 2015 brindan por primera vez un escenario de ballotage en la República Argentina. Los votantes de Sergio Massa definirían al ganador. Riesgos de fragmentación ante la estrategia equivocada.

Resulta evidente que la sociedad argentina, con una lozana democracia sigue en el transcurso de los años con un largo aprendizaje electoral, pero las características que se buscan en los representantes y en sus grupos de trabajo acorde a la dinámica del signo de los tiempos, ha cambiado sustancialmente en la acción política local, producto también de la repercusión de la región y el mundo. La acción política en consecuencia es mística y pasión, pero al mismo tiempo es responsabilidad y prudencia, ante el cambio que está pidiendo la sociedad.

En el caso particular del Frente Renovador que lidera Sergio Massa, si echamos una mirada en retrospectiva de cómo se formó e instaló en el escenario político nacional, podemos apreciar que es un espacio amplio y plural, profundamente humanista, donde convergen distintas ideologías que se complementan con un denominador común: el bienestar del País y de todos los argentinos, con propuestas muy claras y determinantes, donde me atrevería a expresar que es el único espacio que sabe lo que quiere y adónde va. En cuanto a Massa mirándolo como un dirigente que definitivamente se posicionó como líder indiscutible, tiene características muy especiales que lo proyectan más allá de esta coyuntura y por mucho tiempo como protagonista, con un tono diferente al resto, propositivo a rajatabla, y una manera distinta de gestionar que lo lleva a trabajar duramente para la concreción de los objetivos comunes, sabe que el hoy retumba con creces en las generaciones venideras, y condiciona los destinos de nuestra Nación en los próximos 100 años. Tener convicciones y no intereses coyunturales, requieren más allá de los aciertos y comprensibles errores, de una virtud, un factor que se destaca sobre otros, y que es seguramente común a muchos compatriotas, me refiero a la prudencia.

Ahora bien, si por prudencia entendemos a la claridad que consiste en discernir y distinguir lo que está bien de lo que está mal y actuar en consecuencia; la capacidad de pensar sobre los riesgos posibles, y adecuar o modificar la conducta para no recibir o producir perjuicios innecesarios. La posición que adopte el Frente Renovador, y sus aliados en el espacio UNA respecto al próximo ballotage, debería rondar sobre esa virtud y la solvencia. Hay muchos intereses que pretenden instalar la impronta de un bipartidismo imperfecto, por un lado el kirchnerismo con Scioli como su representante, y por otro el macrismo, -si entendemos ahí la concentración de un sector de la UCR y otras fuerzas menores-, como antes de las elecciones nacionales, situar una polarización que no funcionó. Pero la realidad irrefutable, indica que hay una tercera fuerza y es UNA con Sergio Massa como su líder.

Cuáles son los criterios a seguir en el próximo ballotage, a sabiendas que este produce resultados políticos ajenos a las matemáticas, considerando dos posturas conocidas que indican por un lado que el límite es Macri que cayó en la “trampa” de su “purismo”, donde se sostienen las convicciones por sobre los intereses coyunturales, donde quienes lo critican concluyen que es un referente del empresariado con fuerte dependencia. Por otro lado, arreglar con el PRO, que tanto entretenimiento y perjuicio causó hasta poco antes de las PASO, es más parecido a una disposición transitoria y efímera para satisfacer apetitos circunstanciales, que un acuerdo político programático. La cruda realidad está indicando por estas horas que es tarde para realizar una alianza con Macri, que rechazó la gran interna en las PASO, donde en la actualidad tiene un problema central y es como enfrentar la gobernabilidad en las tres frentes que tiene abiertos, la Nación, la Provincia de Buenos Aires y la Capital Federal.

En tanto el candidato Scioli, que padece una permanente “crisis de identidad política”, sufre la derrota de Aníbal Fernández como una retirada del kirchnerismo, donde a su manera la Iglesia Católica, instruyó a sus fieles a no votar candidatos sospechados de estar vinculados al narcotráfico, cuestión que en la Pcia. de Bs. As. dio lugar a una reacción social en cadena. Ante esto, hay lógicas que reitero no se entienden en términos políticos, como un Scioli que si gana es muy probable que “licue” al kirchnerismo, se abraza a Zannini como el náufrago al salvavidas, desalentado por no haber ganado en 1° vuelta. Es el enfrentamiento de las lógicas, es la encrucijada planteada donde CFK se va del poder pero alienta, en caso de ganar Macri, su retorno más fortalecida, tal vez esta sea su mejor estrategia política ante tanto amateurismo manifiesto.

Poco se habla en los medios de comunicación social, y prácticamente lo ignoran las encuestadoras que en su mayoría fracasaron en “sus pronósticos”, me refiero expresamente al resultado electoral de Sergio Massa donde triplicó el resultado previsto por casi todos ellos. Es un Massa que goza de un gran respeto de la sociedad en general y de sus pares en particular, tiene una excelente imagen pública, una vocación política difícil de igualar, y lo rodea un halo de honestidad palpable, es auténtico, sencillo, amable y sensible a las dificultades que a diario percibe en sus semejantes, todas estas características, me animaría a decir cualidades escasas por estos tiempos, conforman un concepto que a nivel social es muy bien recibido, donde la ciudadanía demostró comprender en su primer gran examen político, en las elecciones de Agosto de 2013, que lo posicionaron con arrollador triunfo sobre el oficialismo, sobre el poderoso “aparato” estatal y las “operaciones de acción psicológica” y “acción directa” que debió sortear.

En conclusión: Por estas horas, el dilema es la posición a adoptar por el Frente Renovador en su conjunto, ya que hay riesgos de fragmentación ante la adopción de la estrategia equivocada respecto al próximo ballotage que en lugar de reducir la incertidumbre electoral, ha aumentado. Sergio Massa enfrenta tal vez la decisión que alguna vez lo lleve a ser Presidente de la Nación, o la desintegración de su partido, como ya otrora ocurriera con las terceras fuerzas políticas. Si priman los consecutivos años de inquebrantable tarea, la firme decisión de no claudicar, la planificación política, la apertura en la recepción de ideas y la excelente administración de la diversidad, que dieron sus frutos en esta elección nacional, donde la confianza de la gente, le permitió colectar más de 5 millones de votos a lo largo y ancho del país, que resultan un sólido y muy merecido triunfo, en esta construcción política, en el bastimento de un modelo de Nación con propuestas políticas de Estado.

Por lo tanto, con esta fugaz mirada y este breve análisis con opinión, siendo coherente con mi manifestación pública de adhesión a sus propuestas, interpreto que la prudencia política debería ser la virtud que Sergio Massa saque a relucir por estas horas de definiciones. Santo Tomás de Aquino plantea la virtud vinculada a la prudencia, a la prudencia política y la prudencia del político, en consecuencia sería muy sensato abstenerse de dirigir el voto hacia uno u otro espacio, que la gente vote lo que está más cercano a sus convicciones y a las propuestas del FR-UNA, es una línea de pensamiento donde el voto es a favor de nadie, manteniendo una tercera posición respetuosa y expectante, no es un voto oportunista que juega a ganador, es un voto que juega a futuro, es un voto también obtenido por la seducción de José Manuel de la Sota y Roberto Lavagna, con un equipo muy preparado, que con solvencia y por respeto a ese votante, debería tener la libertad de sufragar libremente sin condicionamientos, como una tercera fuerza que algún día pueda ser alternativa de poder real.

Debe prevalecer la identidad del Frente Renovador como fuerza política nacional emergente, donde la libertad de conciencia de todos y cada uno de sus seguidores, debe primar por sobre los arreglos de unos pocos. Ni sciolistas ni macristas, no se debe pretender inducir al voto, ya que perderíamos identificación política y por sobre todas las cosas credibilidad, de quienes lo vimos como alternativa al statu quo que desde hace bastante tiempo vivimos y sufrimos en nuestro país. Cuando nos cerraron las puertas, cuando obstruyeron el diálogo, seguimos transitando la ancha avenida del medio, tendiendo puentes, aun sabiendo que perdíamos nos mantuvimos firmes y dignos, demostrando que sabemos esperar y acorde a los signos de los tiempos, recordar que somos una fuerza joven, que tenemos tiempo para seguir creciendo, para sostener con profunda convicción las propuestas que llevamos adelante en cada rincón de nuestra querida Argentina.

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