Por Enrique Guillermo Avogadro.-

“No seas desproporcionado en tus ambiciones. Pretende sólo aquello que puedas obtener con toda seguridad. Sitúate sólidamente en el puesto que te corresponde. Una persona en un puesto superior a su capacidad es un espectáculo deplorable”. Noel Clarasó

La sociedad, en todos los estudios y encuestas, confiesa que está abrumada por la inflación, el profundo deterioro del salario, la falta de trabajo, la inseguridad cotidiana, la imposibilidad de imaginar un futuro mejor para sus hijos, el deterioro de la educación y de la salud públicas, la falta de gas y gasoil ante un invierno que se anuncia muy frío, precisamente a cien años de la creación de YPF, etc.

La mayor prueba de la desconexión del kirchnerismo con esa realidad en la que sobrevive la ciudadanía se da en la insólita agenda judicial del Gobierno, fuertemente influenciada por la desesperación de la actual jefa de esa asociación ilícita ante la catástrofe que, en materia penal, ve venir a una velocidad inusitada y que cree que la alcanzará pronto, ya que está convencida de la inevitabilidad de la derrota electoral, en especial porque su banda delictiva carece de candidatos competitivos.

La Putina patagónica, que pretende emular a su envidiado Vladimir, particularmente por su capacidad para envenenar o asesinar a sus enemigos políticos sin pagar por ello, ha fracasado estrepitosamente en todas sus tentativas de domesticar a la Justicia. Intentó “democratizarla”, embarazarla de jueces militantes, insultarla a través de sus más repugnantes lenguaraces (Alberto Fernández, Martín Soria, Hebe de Bonafini, etc.), amenazarla en movilizaciones “espontáneas”, humillarla invocando la “absolución de la historia”, destratarla en cada comparecencia, denigrarla en su prensa “militante”, completar la Corte con un ministro adicto tras la renuncia de Elena Higton de Nolasco. Nada funcionó, y continúa siendo una multiprocesada con varios pedidos de detención, atrincherada en unos fueros tergiversados y mal interpretados.

Ahora, el PresidenteMeme -un borracho, según el Ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni- está dando una nueva muestra de su repugnante obsecuencia y sumisión al haber reunido a los gobernadores de las provincias más empobrecidas, precisamente por el saqueo de esos eternos y enriquecidos señores feudales, para obtener su apoyo a un cachivache que, además, no tiene ninguna probabilidad de resultar exitosa.

Todos ellos levantaron la mano para sumarse al sueño de Cristina Fernández de ampliar el número de ministros de la Corte Suprema -de 5 a 25- para “federalizarla” con un integrante por cada provincia. Para que se entienda la loca propuesta, el ladrón y permanente violador de los derechos humanos Gildo Insfrán designará al Juez por Formosa, el saqueador Juan Manzur al de Tucumán, el tránsfuga Gerardo Zamora al de Santiago del Estero, etc.; o sea, cada uno de esos consuetudinarios delincuentes tendría un cortesano que le respondería directamente, con el cruel asesinato de la Constitución que ello implica.

Ahora bien; es posible, aunque poco probable, que el kirchnerismo pueda modificar y ampliar la Corte, ya que sólo necesitaría de una mayoría simple, pero no tengo duda alguna que no podría (como no pudo hacerlo tampoco con la designación de Daniel Rafecas como Procurador General) obtener las mayorías especiales necesarias para designar a cada uno de los nuevos miembros que pretenda entronizar. Consecuentemente, se trataría de un nuevo fracaso, esta vez mucho más estentóreo.

Dada esa incontestable realidad, cabe preguntarse para qué avanza el Gobierno contra el Poder Judicial en este preciso momento, cuando la Corte debe resolver, presumiblemente en pocos días, acerca de los múltiples e improcedentes recursos de queja que Cristina ha interpuesto contra el progreso de todas las causas criminales que la tienen como protagonista. ¿Sabe, acaso, que los fallos le resultarán adversos y opta entonces por presentarlos más tarde como una venganza ante sus cada vez más menguantes fieles? Si así fuera, no podría sorprendernos este nuevo dislate institucional que tanto daño le está haciendo a la República.

He escrito infinidad de veces sobre el tema de YPF y, en especial, de lo costosa que resultó -y aún lo hace- para todos nosotros la vocación por el latrocinio que tenía el fundador de la dinastía saqueadora que lo llevó a robarse el 25% de la empresa: pérdida del autoabastecimiento energético, la permanente necesidad de importar gas y gasoil a costa de las paupérrimas reservas monetarias y un endeudamiento sideral con los mismos ladrones, que aún no ha terminado.

Es inminente un fallo de la Juez Loretta Prieska en Estados Unidos, que podría costar a la Argentina una suma tal que excedería en mucho el valor en bolsa de toda la empresa. Esa enorme cantidad de dinero irá, una vez más, a los bolsillos de la familia Kirchner, escondida detrás de sus testaferros Eskenazi y de dos fondos “buitres”. Que los Fernández² hayan festejado ayer el aniversario de la empresa con un acto multitudinario y autocelebratorio, merecería una nueva nota, ya que sirvió para mostrar, una vez más, la profunda hipocresía que ambos ostentan.

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