Por Hernán Andrés Kruse.-

Profesores, científicos y alumnos coparon las calles de la Capital Federal detrás de una bandera con la consigna “Aumento salarial ya. En defensa de la universidad pública”. Quienes organizaron la manifestación aseguraron que fueron 30 mil las personas que marcharon desde el Congreso hasta el Ministerio de Educación. Los docentes agrupados en las federaciones Conadu, Conadu Histórica, Fedun y Fadgut reiteraron su reclamo de un 35 por ciento de incremento salarial, muy lejos de la propuesta oficial del 20 por ciento en tres cuotas. Por su parte los estudiantes leyeron un crítico documento consensuado en el ámbito de la Federación Universitaria Argentina, que nuclea a los centros de estudiantes del país.

Carlos De Feo, secretario general de Conadu, no ocultaba su entusiasmo: “Qué orgullo ver desde este escenario a los más de 30 mil compañeros que se han movilizado en defensa de la universidad pública y gratuita”. “Nos quieren domesticar, disciplinar. Pretenden imponernos un techo salarial de hambre”. La educación superior, acusó, es un “terrible negocio” que el ministro Bullrich “quiere regalarles a las empresas privadas”. “El gobierno”, remató, “pretende arrastrar la educación a la lógica privatizadora de los 90´”. Daniel Ricci, secretario general de Fedun, repudió el fallo del 2×1 de la Corte Suprema. Apuntó sus dardos contra la diputada Carrió, candidata por el oficialismo en octubre: “Carrió dijo que el fallo de la Corte fue correcto. Queremos repudiar sus dichos”. Y agregó: “Bullrich celebró la campaña del desierto de Roca, da vergüenza que haya festejado un genocidio”. Luego de agradecer la participación de miles de estudiantes enfatizó: “No vamos a ser traidores, no vamos a firmar paritarias a la baja. Llevamos perdido más del 15 por ciento del salario. Esta no fue la primera ni va a ser la última movilización contra el gobierno de Mauricio Macri”. Ramón Marostica, secretario general de Fagdut, cuestionó el hecho de estar negociando desde hace noventa días, “pero el gobierno no cumple”. Descerrajó munición gruesa contra la figura del presidente de la nación: “El marketing, la imagen, “baila así”. Dejate de joder que no somos tarados”, provocando la risa y el aplauso de los presentes. Un fragmento del documento decía lo siguiente: “Celebramos esta movilización, que una vez más demuestra que debemos derrotar al gobierno de los CEOs desde las calles, en unidad, de la misma manera que lo hicimos la semana pasada por Memoria, Verdad y Justicia; y de la misma forma que lo haremos cada vez que quieran tocar los derechos de nuestro pueblo”. Por último, Luis Tiscornia, secretario general de Conadu Histórica, señaló que “En este tiempo muchos nos preguntan cómo caracterizamos la situación hoy. Les respondemos que hoy, el que no lucha pierde. Y si no vamos unidos, perdemos todos”. Respecto al gobierno consideró que “Quieren imponer con los docentes de todos los niveles una paritaria testigo, para después trasladarlo a las empresas privadas, para que las empresas puedan maximizar sus ganancias”. Y concluyó: “El viento está en contra, necesitamos juntarnos todos, si no, perdemos” (fuente: Gastón Godoy, “Buscan imponernos un techo salarial de hambre”, Página/12, 17/5/2017).

El polémico fallo del 2×1 de la Corte Suprema sigue dando que hablar. En su edición del 17 de mayo Página/12 publicó un artículo de Rafael Bielsa titulado “Razonar y recordar”. Sus párrafos salientes son los siguientes: “William Rehnquist, en su momento juez presidente de la Corte Suprema norteamericana (1986), escribió que era sin dudas “así” como el tribunal había establecido la rama judicial como un socio completo dentro del sistema tripartito del gobierno federal, ordenado por la Constitución. Lo hizo tras mencionar una serie de casos en los que había debido enfrentar tanto al Ejecutivo cuanto al Legislativo, dentro de los cuales estaba el que obligó al presidente Nixon a entregar una evidencia relevante, lo que determinó la inmediata renuncia de aquél” (…) “Los magistrados de la Corte no son idénticos a otros, y no por razones antropológicas. No somos los últimos porque seamos infalibles, supo decir uno de ellos, sino que somos infalibles sólo porque somos los últimos”.

“Muchas veces, un fallo del más alto Tribunal se vincula directamente con el modo en que un pueblo interpreta su propia historia, su tradición de cultura comunitaria” (…) “Lo perjudicial es hacer política partidaria mediante un fallo. Juzgar y resolver es una tarea política; ¿cómo no habría de serlo, si sancionar una ley lo es, y los jueces tienen a su cargo decidir sobre su constitucionalidad? Sancionar una ley es un acto constitucional de naturaleza eminentemente política; controlar su arreglo a la constitución, lo propio” (…) “La reciente interpretación de la aplicación de la fórmula “2×1” hecha por la Corte Suprema argentina fue un acto político de gobierno, y la reacción que suscitó es una prueba irrefutable de ello. Esa reacción…constituyó un dique al intento de torcer una conciencia mayoritaria virtuosa, obtenida tras años de avances y retrocesos del poder público sobre la lucha inquebrantable de las víctimas y de los solidarios, de ninguna manera una emoción momentánea” (…) “En cambio, el fallo mayoritario, es una iniciativa fallida, ya que proyectaba regir los destinos colectivos haciendo un uso bifronte de la jurisdicción. De ninguna manera una interpretación dinámica de la Constitución ni la ampliación de la tutela judicial efectiva”.

“Es imposible olvidar que aquellas víctimas jamás intentaron convertirse en justicieros privados. Ésta no es una hipótesis desconocida para la historia” (…) “En el caso argentino, no hubo justicia por mano propia ni tampoco resignación, sino lucha ciudadana por memoria, verdad y justicia. Los dañados pospusieron el hecho de que el crimen había sido cometido contra ellos o contra sus seres queridos y advirtieron antes que nadie-aún hoy-que los genocidas habían transgredido “el orden imperante en el género humano” (…) “Si un estado olvida por alguna de las ramas del gobierno que hay crímenes que conspiraron contra el género humano al ser cometidos, ofende por ese hecho a otros estados que forman parte de la comunidad internacional” (…) “Ofende y olvida que, en estos casos, las disposiciones legales deben interpretarse de modo tal que las decisiones dejen en claro la violación del principio según el cual el delito no se comete solamente contra la víctima, sino contra la comunidad (Telford Taylor). Se trataba de una cuestión de justicia, no desprestigio de una institución o de la sacralización de una lectura de texto determinada. Quien viola dicha ley es un enemigo común y puede ser juzgado por todos cuantos forman la comunidad de las Naciones, por conculcar el contrato básico de existencia de dicha comunidad” (…) “El trabajo de los jueces (y puede decirse también de los legisladores) es la justicia, aun cuando quepa decir que los legisladores deben tenerla en cuenta como un fin. Por tanto, por esenciales que sean los procedimientos y principios con ellos vinculados, naturalmente deben quedar en un orden de prelación ulterior al de la justicia” (…) “Ninguna de estas ideas es nueva. Tarea de la Corte es renovarlas, no archivarlas. E imperativo de todos los jueces, siempre, es tenerlas presentes, con independencia de lo que la Corte haya dicho. En nuestro sistema no existen los jueces “inferiores”. Salvo que elijan serlo”.

En su edición del 16 de mayo, La Nación publicó un editorial titulado “Del “dos por uno” a la infinita impunidad”. Sus párrafos salientes son los siguientes: “El fallo de la Corte Suprema de Justicia que declaró la aplicación del llamado “dos por uno” para el cómputo de pena en beneficio de un represor condenado a 13 años de prisión en 2011 por delitos de lesa humanidad provocó una tormenta política y la reacción adversa de una gran parte de la sociedad. Un mínimo de decencia obliga a señalar la asimetría entre el “ni olvido ni perdón” a quienes cometieron delitos aberrantes con la fuerza del estado y el olvido y el perdón de los que han disfrutado otros violentos que empuñaron armas, pusieron bombas, torturaron y mataron a sangre fría invocando el socialismo nacional, y que hoy no gozan del “dos por uno”, sino de una infinita impunidad” (…).

“Sembrar el terror en la población recurriendo a los atentados, los secuestros y la muerte está prohibido desde 1994 por el derecho humanitario internacional, sin excepción alguna, salvo en la República Argentina, donde los autores de crímenes como los cometidos en la estación de Atocha, las Torres Gemelas y el semanario Charlie Hebdo o las matanzas de Ejército Islámico (EI) serían tratados como víctimas inocentes de la sociedad capitalista” (…) “En días en que el país ha debatido intensamente la posibilidad de aplicar la ley del “dos por uno” a determinados delitos, es oportuno que los argentinos nos preguntemos si resulta justo que los asesinos de la familia Viola, como los de tantas otras víctimas inocentes, hayan quedado libres, amparados por un manto de silencio e impunidad. También agravian el más simple sentido de justicia los asesinatos y las desapariciones perpetrados por grupos paramilitares como la Triple A, creada por el siniestro José López Rega, descollante ministro del peronismo fascista y cruel de los años previos a la dictadura militar. Debería ser todo esto tenido en cuenta también cuando, en multitudinarios actos, organizaciones de derechos humanos, dirigentes políticos y ciudadanos de a pie reclaman a los jueces “nunca más un genocida suelto” (…).

“Elisa Carrió acaba de advertir que hay un avance del derecho internacional cada vez más fuerte que quiere declarar delitos de lesa humanidad los delitos de terrorismo, no sólo de Estado. No ignora la diputada que a partir del fallo Tadic, dictado por el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia, ya no es posible sostener que para que exista un crimen de lesa humanidad debe mediar participación estatal; actores no estatales pueden ser también posibles autores de ese tipo de crímenes. Ello por sí solo basta para poner en crisis el argumento que apresuradamente sostiene que están prescriptos los crímenes de la guerrilla. Además, se ha demostrado, en las causas Larrabure y Viola, que el terrorismo guerrillero fue de Estado, por haber contado con el apoyo, el entrenamiento y el financiamiento de Cuba, lo que torna directamente aplicable la jurisprudencia fijada en las causas Arancibia Clavel y AMIA, considerando crímenes de lesa humanidad los asesinatos y/o atentados planificados por un Estado extranjero y cometidos en nuestro país. Ha quedado probada también en tales causas la complicidad de gobernadores con la guerrilla, complicidad que fue denunciada por el entonces presidente Juan Domingo Perón luego del ataque del ERP al regimiento de Azul” (…).

“No cabe entonces atenuar la gravedad de los crímenes llevados a cabo por los grupos guerrilleros” (…) “Si la decisión es juzgar, debe juzgarse también a aquellos que, aborreciendo la democracia, se arrogaron el derecho de matar cuando la Argentina tenía sólo un 4% de pobres, un derecho que veladamente muchos justifican apelando a una diferencia inexistente” (…) “Desde la izquierda revolucionaria hay quienes aún reivindican la violencia con forma de acción política, idealizando la acción de grupos como ERP y Montoneros. Muchos jueces, fiscales y dirigentes políticos y religiosos han permanecido impasibles frente a esta irracional apología del delito, pese a que, como lo admitió el ex montonero Luis Labraña, de haber triunfado, la guerrilla habría generado una masacre fusilando como en la España de Franco o como en la Rusia de Stalin”.

En su edición del 17 de mayo, La Nación publicó un artículo de Rogelio Alaniz titulado “En octubre se elige entre Macri y Kirchner”. Sus párrafos salientes son los siguientes: “Las elecciones de octubre son legislativas, pero los votantes poseen la certeza o la sospecha de que lo que se elige a través de los cargos en disputa es una opción que la podemos expresar atendiendo sus inquietantes matices, pero cuya manifestación más visible, la que estará presente en los ciudadanos al momento de emitir el voto, puede sintetizarse en los nombres de Macri y Kirchner. Seguramente hay otras contradicciones u otras alternativas, pero las que con sus inevitables tensiones mejor conjugan los dilemas y las paradojas políticas en juego son las que manifiestan estos dos dirigentes” (…).

“El antagonismo no es una invención o una manipulación de políticos astutos. “Macri o Kirchner” es una contradicción que está en la calle. Algunos la padecen, otros la disfrutan, pero en todas las circunstancias lo que no puede desconocerse es su existencia, porque en todos los casos posee la textura de lo real, porque pone en disputa nada más y nada menos que el poder y las consecuencias sociales y culturales que de allí derivan. En términos que ya son históricos, la opción “Macri o Kirchner” es la que estuvo presente en los comicios de fines de 2015, pero sobre todo es la que se manifestó con particular virulencia en el momento mismo de conocerse la victoria del candidato de Cambiemos” (…) “La tendencia se perfeccionó hasta lo sublime o lo patético en el momento de traspasarse el poder. O en el momento en el que Cristina Kirchner, luego de unas secuencias de escenas en las que el narcisismo y lo autoritario oscilaron entre el ridículo y lo sórdido, decidió no transferir el mando” (…).

“Negarse a entregar el mando significa desconocer y de alguna manera repudiar el ritual republicano de la alternancia. Nada más y nada menos. La decisión, entonces, más que un gesto o una manifestación de neurosis, fue un programa práctico de acción política: la voluntad empecinada, conspirativa y enconada de vaciar de legitimidad al nuevo gobierno. Un año después, esta polarización es central. Guste o no, Cristina Kirchner es la figura que cosecha más adhesiones en el peronismo. Que esta expresión política sea para algunos peronistas la de los mariscales de la derrota, es algo que deberá probarse, pero lo que no se puede desconocer es que la oposición real que hoy es capaz de desarrollar el peronismo, con sus contrastes y sus sinsabores, sus pasiones y oscuridades, se llama kirchnerismo. Y Macri no tiene la culpa de que así sea” (…) “No está ni bien ni mal, es así. Es lo que está en la calle y en el debate público. Es lo que el peronismo hoy está en condiciones de ofrecer” (…) “lo que se hace difícil de desconocer es que en tiempo presente Macri y Kirchner son la contradicción que expresa con más intensidad y plenitud los problemas vigentes hoy en la Argentina” (…).

“Esta contradicción es la que seguramente percibió el macrismo, que actúa en consecuencia. Nada que reprocharle. En política, elegir el adversario y llevar esa elección hasta las últimas consecuencias no es una falta, sino un signo de sabiduría” (…) “Justas o no, estas contradicciones nos recuerdan la capacidad de la política para establecer síntesis que expresen los puntos centrales de conflictos en una sociedad” (…) “Mauricio Macri puede ser responsable de muchas cosas, pero no es justo y mucho menos verdadero hacerle cargo de la existencia del kirchnerismo. Puede que sea la consecuencia, la respuesta que la historia urdió para poner límite a esta experiencia populista, pero no es culpable de los líderes que tiene el peronismo actual” (…) “Conviene recordar que la democracia no niega el conflicto: lo legitima, lo elabora y lo supera, pero no lo desconoce” (…) “Todos aspiramos a la paz, a las sociedades justas, pero no todos tenemos la misma evaluación acerca de lo que significan la paz o la justicia” (…) “Lo opuesto a la pulsión del conflicto permanente no es el consenso permanente, sino la actividad política lúcida capaz de transitar del conflicto al consenso. Claro que el conflicto permanente no es una buena fórmula política, pero tan grave como alentarlo es negarlo cuando es inevitable” (…).

“¿Macri o Kirchner? No sé si así será en el futuro, pero la política se conjuga en tiempo presente y es en ese tiempo que los hombres estamos convocados a tomar decisiones. ¿Y decidir qué? Decidir acerca de los dilemas más urgentes y que los nombres de Macri y Kirchner expresan…democracia deliberativa o democracia decisionista; acatamiento a la ley o acatamiento al líder; división de poderes o concentración del poder; globalización o nacionalismo; ciudadanía política y social o asistencialismo y clientelismo; libertad de prensa o prensa oficialista; derechos humanos para todos o derechos humanos para algunos; Estado de Derecho o Estado populista; economía libre o economía dirigida; austeridad republicana o corrupción política. Cada una de estas opciones incluyen sus propios registros, pero en lo fundamental expresan los antagonismos reales que estarán presentes en los comicios de octubre y, de alguna manera, abrirán los tonos y los rasgos de los dilemas presentes para 2019. En todas las circunstancias al pueblo le corresponderá decidir”.

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