Por Cosme Beccar Varela.-

Lo primero que hay que decir sobre el resultado de la votación de ayer es que no fue tal, sino el resultado de la manipulación de electrónica de los cómputos electorales. La prueba de eso es muy simple.

Primero: el kirchnerismo pudo hacerlo (el kirchnerista de izquierda Alejandro Tulio es el Director Nacional Electoral) porque la computadora central a la cual convergen todos los datos es manejada por INDRA que se dedica a falsificar los números electorales al servicio de varios gobiernos de izquierda, y mediante un determinado programa («software») está probado que la máquina («hardware») puede arrojar el resultado que se quiera.

Segundo: para controlar que no se falsifique el cómputo es necesario que la oposición esté alerta y tenga a su servicio expertos calificados capaces de controlar el funcionamiento del sistema electrónico de los cómputos, para lo cual INDRA debe proveerles con suficiente anticipación el «Código Fuente» del programa a usarse (que esta expresado en términos enigmáticos para cuya comprensión es necesario poseer la clave y lleva mucho tiempo traducirlo). La oposición no hizo nada de eso.

Lea el reportaje efectuado al fiscal informático Cristian Krumm y al representante de INDRA Terradez sobre el uso de la electrónica en la elección efectuada en Marcos Juárez el 5/9/2011 que publiqué en el N° 3778 de Correo del Lector de este periódico y verá que dice: «no se ha auditado nada. (Terradez) deja entrever que el código fuente fue apenas “leído” (y en parte, ya que consta de 40.000 líneas) y sabe de la imposibilidad técnica de comprobar la integridad del software instalado en las urnas electrónicas». Para más datos, lea, si quiere, los 22 artículos que publiqué en «La botella al mar» desde Agosto del 2011 hasta Octubre del 2013 denunciando el fraude electrónico.

Uno de los más recientes es la reproducción de un artículo de un «observador electoral de la OEA», el Sr. Ricardo L. Cohen, en el que confirma todas mis sospechas y aunque sin mencionar el fraude hace tres acusaciones al sistema del voto electrónico de las cuales el fraude se deduce como que dos más dos es cuatro. Excepto el primer punto, los otros dos son aplicables también al cómputo electrónico de los votos que se emiten en boletas de papel, porque en definitiva todos los números van a parar a la computadora central trucada por INDRA.

Cohen dice que el sistema electrónico permite 1) la desaparición del secreto del voto porque es perfectamente posible saber cómo voto cada uno de los sufragantes; 2) la enorme dificultad de controlar la veracidad de los resultados comunicados por las computadoras, cosa que nadie siquiera intenta; 3) la privatización del cómputo de los votos o sea, será la empresa privada contratada -cuyos dueños no se conocen con certeza- y el gobierno que le pague su servicio, la que determinará quien ejercerá los cargos electivos en disputa.

Pues bien, como dije, a pesar de que esto es obvio, ninguno de los partidos opositores designó expertos electrónicos para controlar el escrutinio y ninguno de los diarios, ni siquiera los «opositores» como «La Nación», les recordó ese deber cívico. Esta omisión evidente es inexplicable a no ser por traición, intimidación o soborno.

Tercero: Mediante el fraude electrónico se puede hacer variar los resultados con absoluta facilidad y rapidez dándole la mayoría a quien se quiera y favoreciendo candidatos que no tienen votos para fabricar «referentes» políticos. Eso hicieron ahora con Massa y con la extrema izquierda.

Esto se vio también en la elección del Intendente de la Ciudad de Buenos Aires donde se fabricó una votación favorable a Lousteau muy distinta a la de las PASO y se le dio la victoria al PRO por una diferencia mucho menor.

* * *

Dicho esto, y para terminar, creo que las noticias del resultado de la votación de ayer 9/8/2015, variaron de tal forma que las hacen sospechosas. A la mañana, «La Nación» daba a Scioli-Zannini (el comunista maoísta) un 36,5%, a Macri un 31,3% y a Massa 21,4%. Pero se había escrutado sólo un 40% de las mesas electorales. ¿Por qué se produjo esa tardanza en dar los resultados y por qué en base a sólo un 40% de las mesas se puso en grandes titulares esos resultados que indicaban una diferencia no tan grande entre Scioli y Macri?

Al mediodía, ya dieron los resultados del 97,37% de las mesas y los porcentajes cambiaron totalmente: Scioli 38,46%, Macri 30% y Massa 20,65%. Es decir, la primer noticia dejaba un margen menor de indecisión en un «ballottage» y en la segunda, el margen es muy superior y la indecisión parece esfumarse, sin desaparecer. Seguimos en el filo de la navaja.

Como todo esto es fabricado en la computadora de INDRA, que obedece órdenes de la secta neo-comunista que gobierna desde las sombras, lo que interesa es descubrir a cual de los candidatos se proponen darle la Presidencia, porque según eso, aplicarán un plan político u otro.

Si le dan la victoria a Scioli-Zannini, con el impresentable Fernández como gobernador de la Provincia de Buenos Aires, parecería que el plan es llevar el país rápida y violentamente al comunismo. Ya tienen la mitad del camino hecho. Eso querría decir que la secta ha detectado que la voluntad de resistencia de los «argentinos» es mínima.

Si le dan la victoria a Macri, el objetivo es el mismo, pero el camino será más sinuoso. Un gobierno de Macri tendrá una apariencia de «centro», de cambio, pero será igualmente dependiente de esa secta y seguirá en pos del mismo objetivo, aunque por un sistema distinto. Macri es un hombre sin moral y sin respeto por el Derecho y gobernará en forma tiránica y confiscatoria. Aumentará los impuestos y producirá cambios en la economía que arruinarán a muchos, un poco al estilo de Martínez de Hoz (ver mi libro «Las cosas olvidadas»). Aumentará las tarifas, la vida se encarecerá y habrá protestas que Macri no reprimirá y causarán el caos social. Su tiranía será contra la clase media a la que la secta intenta destruir o reducir a la miseria, pero será complaciente con los perturbadores, como lo es ahora en la Intendencia de Buenos Aires. Del caos social resultará la impotencia del gobierno macrista que probablemente terminará del mismo modo que de la Rúa.

El país quedará desquiciado y preparado para reformas de avanzada marxista. Todo será posible, menos lo bueno. Tal vez de la dictadura «light» se pase a una más semejante a la de Venezuela y Cuba.

¿Cuál de estos dos planes se aplicará? La respuesta ha quedado deliberadamente abierta. Quienes controlan el fraude electrónico tienen el poder y los medios para decidirse por uno o por otro. Todo depende de como reaccionen los «argentinos» ante esta patraña. Desgraciadamente, aunque han pasado sólo algunas horas, no he visto en ninguna parte una alarma que haga pensar en una reacción. Ya hemos dejado que el neo-comunismo se adueñe demasiado del poder como para hacerse ilusiones, sobre todo viendo la inercia y la inmoralidad de los «buenos patriotas» que no dudaron en votar por Macri, abortista, pro-homosexual, corruptor moral («chau tabú»), sin importarles la grave ofensa a Dios que eso significa. Con todas esas taras dejaron que Macri se convirtiera en el indigno líder de la oposición a esta tiranía, a sabiendas de que jamás podía atraer las gracias del cielo, ni entusiasmar a los buenos y que tampoco ofrece ninguna garantía de mejorar la situación.

Todos los números son falsos y pueden ser nuevamente falsificados. Las perspectivas son negras y nos merecemos lo que nos pasa, por nuestra falta de amor de Dios, nuestro egoísmo, nuestra falta de inteligencia y nuestra cobardía a causa de lo cual jamás quisimos molestarnos en crear una nueva política.

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