Por Luis Razzolini.-

Podría decirse «Dios los cría y el espanto los junta». Casi a diario puede verse en las manifestaciones de protestas, actos en contra el gobierno, cortes de rutas etc. en esta sociedad formada por elementos de la izquierda aliados al grupo residual del kirchnerismo, y también con el oportunismo de algunos dirigentes políticos y sindicales. Fernando Esteche, Hugo Yasky, Baradel, Luis D’Elía, Mariotto, Sabbattella, Kicillof, los curas villeros, niños mimados de Francisco, si hasta el pobre San Cayetano hicieron jugar en esto. Sólo por nombrar alguno de ellos en esta campaña tendiente a desestabilizar el gobierno nacional.

No podemos desconocer que desde el mismo gobierno se les dieron los argumentos necesarios para usarlos como bandera y sean la punta de lanza que esgrimen quienes buscan provocar confusión, caos, y socavar los cimientos de esta incipiente administración. El aumento de brutal e desprolijo de las tarifas y la falta de cumplimiento de los pasos correspondientes antes de su aplicación.

Esos argumentos son el error del gobierno en no explicar de manera sencilla y clara, que no se podía seguir subsidiando las tarifas porque el Estado Nacional estaba quebrado, ya que así lo habían dejado las autoridades anteriores, y que este tipo de políticas de subsidios no se podía mantener indefinidamente en el tiempo, porque haría colapsar a todo el sistema, y por ese motivo hay falta de gas, cortes de energía eléctrica, por la falta de inversión de las empresas proveedoras al no tener rentabilidad.

Explicarles que, quien fuere el ganador de las elecciones pasadas, haría lo mismo, porque no había otra salida, y que era algo que debió hacer el gobierno saliente pero que no lo hizo a propósito para dejar minado el camino al gobierno entrante.

Es por todos sabido que Cristina estiró hasta el final de su mandato los subsidios a la energía, para que a quien le tocara gobernar pagara el precio del costo político que significa una medida tan antipática como lo es el aumento de las tarifas de los servicios públicos.

Para llegar a fin del 2015 sin tocar las tarifas se valió de todas las artimañas conocidas, entre ellas la de la venta de dólar a futuro, que le permitió recaudar 70 mil millones dejando la deuda para el gobierno entrante, pero eso a ella no le importaba sino que se salvara parte del relato mentiroso de que en su gobierno se estaba mejor.

La crisis energética que hoy sufre nuestro país debido a las malas políticas que se aplicaron durante estos 12 años le producen una sangría a las arcas del Estado, entre 12 y 15 mil millones de dólares anuales por la compra fundamentalmente de gas.

Seguramente muchos recordarán que durante el gobierno de Néstor Kirchner se le vendía gas a Chile y hoy por el mismo gasoducto se le compra gas a ese país, también en esa época nuestro país tenía un pequeño saldo exportable de crudo, contrariamente ahora nuestro país debe recurrir en la mayoría de los casos a comprar en el exterior. Pero ninguno de estos argumentos son válidos cuándo se trata de hacer la contra por la contra en sí misma.

En especial, para los sectores de izquierda, que se niegan a ver la realidad tan cercana de nuestros hermanos venezolanos, a donde los llevó las políticas de Chávez, y hoy de Maduro, a donde nos encaminábamos indefectiblemente con el populismo Kirchnerista, pero la izquierda ciega, por la ceguera que le produce su ideología, no busca que a la gente le vaya mejor, sino que por el contrario, cuando peor vive la gente ellos tienen mayor posibilidad de conseguir más adeptos y lograr su meta, de establecer un gobierno comunista, se aprovechan de la ignorancia de mucha gente a la que les lavan el cerebro con facilidad y las tienen de rehenes con los planes sociales que manejan, como lo hacía Milagro Sala en Jujuy.

La justicia no es ajena a este movimiento, dado que mucho de sus funcionarios, llámese jueces o fiscales hoy se rasgan las vestiduras y ponen el grito en cielo por lo que significa el aumento de tarifas para los que menos tienen, pero jamás dijeron algo ante el descomunal robo que sufrieron los argentinos durante estos 12 años de mega latrocinio

Si todos los días pueden hacer manifestaciones contra el gobierno, evidentemente esta gente tiene un único trabajo, viven de la protesta, y estoy seguro que es el propio gobierno, que con sus planes sociales que les paga para que puedan complicarle la vida al verdadero laburante, aquel que con sus impuestos crea los recursos para mantener a estos vagos.

El gobierno debe reaccionar de alguna manera, sin importar el mote que puedan ponerle, y no tomar el papel de cordero que mansamente va al cadalso para su sacrificio

Por lo menos así lo veo yo.

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