Por Manuel Lichtenstein.-

Está totalmente probado y es absolutamente indiscutible que el Ejército Argentino contuvo y destruyó parte del ERP, evitando que nuestra querida Nación se mimetizara con la imagen y semejanza de la Cuba de Fidel Castro y de la figura del Che Guevara, un asesino formado bajo el paraguas de Fidel Castro.

Que la línea militar del ERP conjuntamente con los militantes montoneros contemporáneos a los gravísimos e imperdonables hechos históricos de los 70, que paradojalmente hoy son gobierno, cometieron secuestros, crímenes y actos terroristas, que costaron la vida de muchos inocentes, entre ellos mujeres y niños que pagaron culpas que no tuvieron, está archiprobado y documentado, y hoy pertenecen a páginas de nuestra historia reciente.

Que las fuerzas militares, durante el desgobierno de Isabel Martínez de Perón, al margen del estado de guerra interno, asesinó y ajustició sin previo juicio a integrantes del ERP, Montoneros y muchos que nada tenían que ver con el terrorismo, hombres y mujeres de distintas condiciones sociales y políticas, por las dudas o porque sus nombres aparecieron en las agendas de los terroristas y militantes de la extrema izquierda, está totalmente documentado.

Que hoy la justicia argentina no procede con equidad e imparcialidad a la que éticamente está obligada, se ve más sometida a este gobierno autoritario prepotente y mentiroso de Cristina, hoy a pocos días de finalizar este mandato, de corte netamente montonero que rememoran las intenciones políticas de los años 70 en la que jueces como el Dr. Eduardo Raúl Zaffaroni interpretaron que los derechos humanos lo merecen algunos elegidos, pero a los réprobos solo les cabían los derechos humanos torcidos.

Que si el gobierno que habrá de asumir el 10 de diciembre encabezado por Mauricio Macri, de movida nomás se empeñará en cumplir lo anticipado en su campaña electoral, que entre los más de los 40.000.000 que somos, no se discriminará mas entre réprobos y elegidos y que consagrar a los Derechos Humanos como un patrimonio de todos los que habitamos el suelo argentina, estaremos dando los primeros paso a una verdadera y legítima Unión Nacional que hará realidad todo lo postulado en su larga campaña política en pos de llegar a la Presidencia de la República.

Que se puede enderezar la justicia, que se pueden movilizar todos los resortes de la producción, desde las explotaciones regionales de los productos primarios y incorporarles el valor agregado como fruto de la industrialización de las ingentes materias primas nacionales, a lo largo y ancho del país.

Que se puede combatir hasta su eliminación del narcotráfico, el máximo agente destructor del presente y futuro de millones de nuestros adolescentes y de nuestros hombres y mujeres, hoy sin alternativas como para alcanzar la alegría de vivir, una de las metas en que desde ya, está empeñado Mauricio Macri.

Sin duda son proyectos de muy difícil concreción, pero si de verdad está entre el surtido de metas perseguidas, en su mente, su corazón y sus alforjas, sus programas de gobierno para el mediano y largo plazo, seremos todos los argentinos los que pondremos el hombro para acariciar lo que se constituiría en una victoria de verdad.

Si así no lo hiciere, no se diferenciará de lo que fueron muchos de sus antecesores, mentirosas, corruptos y traidores a la Patria, y será juzgado por Dios y por la Patria.

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