Por Armando Ribas.-

“Un despotismo electivo no es el gobierno por el que luchamos”, Thomas Jefferson.

Llegó una nueva noticia sobre la política exterior de Estados Unidos con América Latina. Me atrevo a decir que este mundo político está envuelto en contradicciones y sufriendo en carne propia cada día más el peso político de la izquierda que en nombre de los pobres logra que se ignore su indudable fracaso económico. La falacia histórica de las relaciones de Estados Unidos con América Latina es la pretensión de culpar a los americanos por los fracasos en América Latina. Pero no hay dudas al respecto que si bien no es cierta esa pretensión, no hay dudas de que Estados Unidos ha cometido errores en su política exterior y no me cabe la menor duda de que fue gracias a Eisenhower y Kennedy que Fidel Castro llegó y permanece en Cuba hasta nuestros días. Ahora Obama ya amigo de Raúl Castro, pretende incluir a su partida de la presidencia la amistad con Nicolás Maduro.

Es indudable que tanto una como otra de esas decisiones implican el desconocimiento de que constituyen una contradicción con el sistema ético político conforme al cual los Estados Unidos emergieron en el mundo. Es decir el Rule of Law, y no insistamos en confundirla con la democracia. El hecho de que la gente tenga derecho a votar no implica la libertad en el sistema. Y así tenemos la historia presente de Hitler y Mussolini, y en nuestros días el caso patético de Venezuela. Como bien dijera John Locke: “Lo que importa no es la ley, sino qué ley”. Y seguidamente David Hume dijo: “Lo que importa no son las mayorías, sino las asambleas que pretenden representarlas”.

Todo parece indicar que esta nueva decisión de Obama contradice la posición adoptada al respecto por el actual director de la OEA, Luis Almagro, que insistió en que nadie quiere la suspensión de Venezuela en la OEA. Y dijo: “Todos debemos ser solidarios con los países en más dificultades, para probar que vamos al tanto de nuestros destinos que están a la altura de los compromisos que hemos adquirido en la Carta Democrática, que somos capaces de poner en práctica la creación de una zona de libre comercio”. Pero así como ya he recordado la política Americana con Cuba, no olvidemos que en 1962 Kennedy impuso un nuevo Yalta en el Continente cuando entregó a Cuba a la órbita soviética durante la crisis de los misiles. La posición política de Almagro con Venezuela que podemos considerar acertada, constituye una contradicción respecto a la política de la OEA con Cuba.

Ya debiéramos saber que Chávez fue un discípulo de Fidel Castro y Maduro su heredero. Los hechos están a la vista y Venezuela es hoy la pretensión de otra Cuba en el Continente. La falta de libertad en Venezuela viola la Convención Americana de los Derechos Humanos. Tal como se violaron y se siguen violando en Cuba no obstante el acuerdo con Estados Unidos. Igualmente el resultado económico no es más que la contrapartida de esa política que ha empobrecido a Venezuela a niveles inesperados en un país rico, tal como fuera el caso de Cuba que a la llegada de Fidel Castro era el país de América Latina con el mayor nivel de vida.

Siguiendo con América Latina creo que el caso de Colombia también es incomprensible. Que se pacte con los criminales, me recuerda el triste caso del Pacto de Münich entre Chamberlain, Daladier, Mussolini y Hitler. Al regreso de Chamberlain a Gran Bretaña Winston Chuchill dijo: “Han perdido el honor para evitar la guerra, y ahora tendrán la guerra sin el honor”. No es por casualidad que el pretendido acuerdo lleva más de tres años sin conclusión. El acuerdo llegado en la actualidad según se sabe no implica el reconocimiento de los crímenes cometidos por los miembros de las FARC. Y otra realeza de la historia es que el pacto se realiza en el país al que le debemos toda la guerrilla en América Latina. No es sorprendente entonces que el ex presidente de Colombia Álvaro Uribe, que fuera quien designara la candidatura del presidente Santos, ha manifestado públicamente su oposición al acuerdo con las FARC.

Y no olvidemos tampoco que las FARC están en contacto con el narcotráfico, así como lo está Cuba. Y ahora otra problemática en ciernes se presenta en México donde los crímenes se multiplican y aparentemente el presidente Peña Nieto parece incapaz de resolver la problemática que se le presenta. Y a esa problemática se añade el posible enfrentamiento con Donald Trump. Así está presente la propuesta de construir un muro en la frontera y la pretendida decisión de romper el NAFTA. Está visto que la problemática política de América Latina parece estar presente en Estados Unidos donde los actuales candidatos a la presidencia parecen ignorar la filosofía política de los Founding Fathers.

Y aquí llegamos a la problemática filosófico política presente, no solo en nuestro continente sino incluida Europa, donde el socialismo ha decidido la crisis que enfrenta, y no causada por el Brexit. Voy entonces a insistir en la filosofía política a la que se debió la libertad y la riqueza por primera vez en la historia. Y esa filosofía parte del reconocimiento de la naturaleza humana, la necesidad de controlar el poder político -los monarcas también son hombres (Locke)- y el respeto por los derechos individuales a la vida, la libertad, la propiedad y la búsqueda de la propia felicidad. En América Latina hoy pareciera que Perú ha aceptado esos principios y es el país que más crece en el continente. Por su parte en Chile que se había convertido en un ejemplo para América Latina parece sujeto al socialismo de la Sra. Bachelet que ha hecho caer su economía. Y somos optimistas en Argentina donde Macri ha dado cuenta del propósito de llevar a la Argentina que fue antes de los setenta años de decadencia causados por el peronismo. Al respecto, debo recordar que el derecho a la búsqueda de la propia felicidad, principio fundamental de la libertad -Locke-, se encuentra reconocido en el artículo 19 de la Constitución Nacional.

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