Por Hernán Andrés Kruse.-

En su edición del 6 de julio, Página/12 publicó un artículo de Eugenio Raúl Zaffaroni titulado “El “Plan Cóndor” judicial”. Escribió el jurista: “Sin los “Falcon” ni las sirenas, sin zonas “liberadas” y sin secuestros, se extiende por el Cono Sur una “operación Cóndor” judicial. Una prisión política como la de Milagro Sala y sus compañeros, más bien parece anacrónica, fuera de época y, justamente por eso, es un escándalo y una vergüenza internacional para todos los argentinos, porque compromete la imagen misma de nuestra Nación. En lugar de esas medidas obsoletas-por propias de etapas anteriores del colonialismo-, se expande ahora por el Mercosur una nueva táctica en la consabida estrategia de neutralizar a quien pueda ofrecer alguna seria resistencia electoral al avance del totalitarismo corporativo que sufren nuestros países, lo que, al mismo tiempo, es funcional para el desprestigio de la política, objetivo no menor para que su lugar sea ocupado por los “chiefs executives officers” de las transnacionales. Se trata de eliminar de toda contienda electoral y por vías judiciales a cualquier líder o dirigente popular capaz de ganar una elección a los candidatos de las corporaciones o a otros vendepatrias parecidos, empeñados en endeudarnos con singular y nunca antes vista celeridad. Para eso bastan algunos jueces obedientes, cuyas motivaciones saben manipular los servicios de inteligencia y los gerentes y agentes de las corporaciones, en especial mediáticas, y que pueden ser miedo, servilismo, prebendas, promesas o esperanzas de ascensos cupulares, comodidad, aspiración política o simple afán de estrellato. Son conocidos los casos de Cristina, con una alucinante imputación de “traición a la Patria”, que pasa por alto la letra clara y expresa de nuestra definición constitucional; por una operación a término que acabó beneficiando a los amigos del oficialismo y perjudicó al Banco Central por imprudencia del actual ejecutivo (en el mejor de los casos); o por un imaginario sobreprecio en el alquiler de un hotel. No menos absurdo es el caso de Lula, interrogado por un departamento de reducidas dimensiones en un balneario de menor prestigio, que nunca estuvo a su nombre ni visitó, pero que responde al impulso del monopolio mediático más fuerte de Sudamérica, creador de una estrella judicial favorita. Menos conocido es cómo está operando este “Plan Cóndor” judicial en el caso de Fernando Lugo, el ex-presidente del Paraguay. La justicia electoral de Paraguay ha decidido que cualquier fuerza política que propugne la elección de Fernando Lugo como candidato a presidente incurre en “propaganda maliciosa”, con la extraña particularidad de que aún Lugo no presentó su candidatura” (…) “Pero de los despropósitos de este nuevo “Plan Cóndor” no se salva nadie, ni José Mujica, que vive en una chacra y nadie le pudo encontrar un peso, ni siquiera bien habido. El personaje preocupa al nuevo totalitarismo de los “executives”, debido a su popularidad nacional e internacional, sin que las reiteradas manifestaciones del “Pepe” en el sentido de que no quiere volver a la presidencia consigan calmarlos” (…) “Está demás decir que al nuevo totalitarismo corporativo transnacional y a sus aliados locales les importa muy poco el daño que este “Plan Cóndor” pueda hacer a la democracia, sino que, por el contrario, es eso lo que buscan, o sea, el desprestigio de la política. Pero al mismo tiempo están provocando un desprestigio más profundo aún respecto de la Justicia. No sólo nadie tomará en serio en el futuro las decisiones de jueces que se prestan a reemplazar funcionalmente a los baúles de los “Falcon”, sino que corre el riesgo de extender la duda respecto de la totalidad de los jueces. Será difícil convencer a nuestros Pueblos de que aún hay jueces en nuestros países. Y más aún. Si los jueces deben “decir el derecho”, la desconfianza corre el riesgo de extenderse al derecho mismo, a la propia institucionalidad. Los genocidas de los “Falcon” del viejo “Cóndor” diezmaron a una generación de sus futuros dirigentes más inquietos ante la injusticia social, pero este nuevo “Cóndor” intenta destruir la confianza no sólo en la política, sino en las instituciones básicas de nuestras repúblicas y en el derecho mismo. Debemos tener extremo cuidado con esto, porque cuando se desprecia el derecho no queda otro camino que el de la violencia. Por suerte, nuestros Pueblos son intuitivos y pacíficos, aunque conscientemente no crean mucho en el derecho-porque sus promesas fueron casi siempre estafatorias-, saben que el camino de la violencia es una trampa y que, al final, los muertos son siempre los que están de su lado. Nuestra principal tarea debe ser la de reforzar esta convicción”.

En la misma edición, Página/12 publicó artículos de Cristian Carrillo (“Mudan a Aerolíneas en beneficio de las low cost”) y Mario Wainfeld (“Oportunidad y oportunismo”).

Escribió Carrillo: “El gobierno anunció ayer el traslado de los vuelos regionales que actualmente se realizan desde el Aeroparque Jorge Newbery al Aeropuerto Internacional Ezeiza para darles espacio a las compañías de low cost (bajo costo) que vayan ingresando al mercado. El aeroparque metropolitano quedará exclusivamente dedicado a vuelos de cabotaje y de conexión con Uruguay, con lo cual Aerolíneas Argentinas perdió cualquier tipo de prioridad o ventaja estratégica en los planes oficiales, siendo la principal perjudicada por su participación en vuelos regionales. La línea de bandera ya viene sufriendo la competencia por el ingreso de las low cost, cuyos destinos solicitados se superponen en más de un 95 por ciento con las de cabotaje que actualmente operan AA y Austral. A partir de la resolución firmada por el titular de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC), Juan Pedro Irigoin, la medida se va a implementar en etapas para que las aerolíneas puedan llevar adelante la reorganización del espacio aéreo hacia el 2019, fecha estipulada para terminar de implementar la nueva normativa. Pese a que el gobierno insista en tratar de convencer de que no está en sus planes una privatización de Aerolíneas y Austral, la política implementada en el último año y medio está erosionando la supervivencia del Grupo de Bandera. Según cifras difundidas por los gremios, el gobierno de Cambiemos redujo el año pasado 60 por ciento (a 320 millones de dólares) el subsidio a Aerolíneas y para este año lo recortará otro 30 por ciento (a 180 millones). En paralelo se les quitó mercado y posibilidades de aumentar sus ingresos permitiendo, primero, que compañías extranjeras (Latam, SKY, COPA, AIR Europa) capten pasajeros desde ciudades del interior para trasladarlos regional e internacionalmente y, luego, ampliando la participación en el mercado a otras empresas sin regulación” (…) “En 2010 el gobierno nacional, a través del Organismo Regulador del Sistema Nacional de Aeropuertos (Orsna), había dispuesto que Aerolíneas Argentinas tenga prioridad de estacionamiento en las cuatro pasarelas telescópicas de embarque (conocidas como mangas) del aeropuerto Jorge Newbery. En ese momento, el organismo aclaró que había “una prioridad para la empresa a través de la cual el Estado instrumenta la política aerocomercial y que llega a todos lados”. En diciembre de 2015, el gobierno de Cambiemos dejó sin efecto esa norma, permitiendo esa posibilidad a otras empresas como Latam (ex LAN), Gol y Andes. A fin del año pasado se sumó además la reasignación de hangares, que favoreció principalmente a Avian, la empresa que compró los negocios de MacAir Jet en el país, la firma de la familia Macri. Con el traslado de todos los vuelos de cabotaje a Ezeiza, Aerolíneas pierde todos los privilegios de una empresa estratégica. Será a partir de marzo de 2018, bajo el argumento de otorgar mayor capacidad operativa a las nuevas aerolíneas (low cost) que está previsto comiencen a operar en breve. Estas compañías debieran operar en aeropuertos alternativos, como sucede en otros países” (…) “Cuando finalice el traslado de las operaciones, los vuelos regionales de AA, Austral, Latam, Gol y Amaszonas partirán desde Ezeiza. “Si bien afecta a todas, Aerolíneas es la más perjudicada por ser la que más vuelos regionales tiene desde Aeroparque, con lo cual se está vaciando de recursos aeroportuarios a la línea de bandera, como puestos de check-in, lugares de pernocte para los aviones o servicios Premium (la salida desde Aeroparque se vende más caro que desde Ezeiza)”, explicó a Página/12 Gustavo Lipovich, del Instituto de Investigación y Desarrollo del Transporte Aéreo (Indetra) y ex presidente del Orsna. La primera etapa comenzará el 9 de abril próximo con el traslado del 50 por ciento del total de los vuelos regionales. En una segunda, a partir del 1 de abril de 2019, derivarán al resto de los servicios aéreos regionales”.

Escribió Wainfeld: “La Corte Suprema de Justicia es lenta para decidir, como la mayoría de los juzgados o Cámaras. A diferencia de estos, no tiene estipulados plazos máximos para sentenciar. Es la cabeza del Poder Judicial, nadie puede imponérselos pero podría fijarlos para autorregularse y dar ejemplo. No lo ha hecho. Centenares o miles de expedientes esperan su resolución, que usualmente se retrasa meses o años. Por eso es tan interesante repasar qué expedientes escoge entre tantos, qué prioriza, cuál es su criterio de oportunidad. El martes 4 falló en un pleito laboral caratulado “López, Enrique Eduardo c/ Horizonte Compañía Argentina de Seguros Generales S.A. s/accidente ley especial” (…) “Milagro Sala lleva más de 500 días presa mientras los cortesanos hibernan el expediente respectivo. Es una cuestión institucional grave, que suscita reacciones y reclamos de la comunidad internacional. Sobran motivos porque está en juego la libertad de una ciudadana, uno de los derechos constitucionales más relevantes. En cualquier juzgado penal decente, en el rincón más recóndito de la República, se consideran preferenciales tales causas. En el cuarto piso del “Palacio de Justicia” priman otros valores” (…) “López le reclamaba a su patronal y a la ART por un accidente de trabajo, ocurrido fuera del lugar donde prestaba tareas. Le cabía comprobar su existencia y el daño sufrido. Se rechazó el reclamo porque no asistió a las citaciones de los peritos médicos designados para revisarlo. La cuestión de fondo estaba zanjada, solo quedaba pendiente el debate sobre quién se hacía cargo de “las costas”, los gastos del pleito, que incluyen los honorarios de los peritos. Las leyes laborales, desde hace más de 70 años, imponen gratuidad de los trámites para el trabajador. Es un modo de atenuar las diferencias de poder y capacidad económica entre estos y las patronales” (…) “Lo chocante no es tanto la manera en que lo decidió la Corte sino que se haya interesado en ese aspecto nimio, dejando arrumbadas causas mucho más urgentes. La Aseguradora interpuso “recurso extraordinario” que, como previene su nombre, es de aplicación restrictiva, no pertinente para cualquier juicio. La Corte rebota reclamos semejantes todos los días con un sello despectivo, apodado “plancha” en jerga” (…) “Hagamos, entonces, la pregunta retórica-socrática solo para descifrar el mensaje de los Supremos. ¿Por qué se expidieron haciendo tanta bambolla, sacando un comunicado altisonante y mal redactado, difundido a toda velocidad? Sencillamente para sumar su mensaje a la Cruzada contra la legislación laboral, los derechos de los trabajadores, los abogados laboralistas y los sindicatos no genuflexos con el Gobierno. El presidente Mauricio Macri encabeza la gesta, acompañado militantemente por las corporaciones empresarias más poderosas, los medios dominantes y otras vertientes del oficialismo. La Corte emitió una señal de complacencia, que concuerda con su jurisprudencia regresiva en materia laboral, previsional y gremial. No medió sentido de la oportunidad sino deplorable oportunismo político. Nadie les pidió tanto, que se sepa. La sobreactuación Suprema es coherente con las avanzadas políticas del gobierno y con resoluciones clasistas de otras instancias del Poder Judicial” (…) “El palmarés semanal (por ahora, estamos a jueves) lo ganó el juez federal Marcelo Martínez de Giorgi quien dispuso la intervención y allanamiento del Sindicato de Vendedores de Diarios y Revistas de Capital Federal y Gran Buenos Aires (SIVENDIA), más conocidos como “Canillitas” (…) “Es imposible encontrar un precedente similar en una etapa democrática. Tienta la comparación con las dictaduras militares aunque en ellas solía ser el Ejecutivo el que violaba derechos de trabajadores o sindicatos, arrogándose la suma del poder público” (…) Impresiona cuánto se ha mancillado la reputación de la Corte desde que se incorporaron los jueces Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz. Se ganaron a pulso el desprestigio. Estos vocales y la doctora Elena Higton de Nolasco han devenido personas no gratas (declaradas o no) en muchas facultades de Derecho” (…) “Mañana a las doce en veredas aledañas a Tribunales (Lavalle y Talcahuano) está convocado un acto en recordación a las víctimas de la llamada “Noche de las Corbatas”. Se cumplirán cuarenta años. Es un homenaje, entre otros, a Norberto Centeno, laboralista autor del anteproyecto de la Ley de Contrato de Trabajo promulgada en 1974. Un avance en la mejor historia del derecho argentino, jaqueada hoy desde distintos estamentos del Estado”.

En su edición del 6 de julio, La Nación publicó artículos de Carlos Pagni (“La defensa de mamarrachos económicos en plena campaña”) y Marcos Novaro (“Río turbio: ícono del voluntarismo nostálgico, además de la corrupción”).

Escribió Pagni: “El escándalo de Río turbio, por el que el fiscal Carlos Stornelli pidió el desafuero de Julio De Vido, es una especie de Aleph del kirchnerismo. Allí están, reunidas en una sola experiencia, todas las desviaciones que ese grupo puso en práctica en su paso por el poder. El revoleo de US$ 9 millones tras los muros de un convento es de una espectacularidad que vuelve a José López un predador insuperable. Sin embargo, el desastre minero es un desaguisado menos novelesco, pero mucho más completo. Ofrece una metodología de manipulación presupuestaria sorprendente: Yacimientos Carboníferos Fiscales Río Turbio (Ycfrt) desviaba recursos hacia la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), y ésta a su vez los entregaba a una fundación, para tercerizarlos una vez más en varias empresas privadas. Una cadena de peajes que no resistiría la más elemental auditoría por la ausencia de documentación” (…) “Pero aparece una deformación más llamativa: la irracionalidad del proyecto sobre el que se ejecutan los saqueos. Como la mina fue quedando inactiva, se le anexó una central eléctrica para ver si, con un cliente cautivo, aparecía el carbón. El milagro no se produjo, de modo que el Ministerio de Planificación pensó en importar esa materia prima. Hizo falta, entonces, tender un tren a Río Gallegos, para transportar la carga. Lograda esa hazaña, se descubrió que la usina no funcionaba con carbón. Habría que reconvertirla a gas. Por eso tuvieron que construir un gasoducto y una planta que regule la presión. Hace 48 horas, la peripecia sumó otra desventura: la empresa encargada de hacer la usina, Isolux Corsan, se presentó en convocatoria de acreedores en España” (…) “Para estas fechorías se utilizaron instituciones educativas, siguiendo un modelo que utiliza las universidades para eludir licitaciones” (…) “Las transacciones entre Ycfrt y la UTN Santa Cruz han desatado una tormenta. En plena campaña electoral, obligan al kirchnerismo a defender más mamarrachos económicos. A la máscara de Unidad Ciudadana se le soltó un piolín. El bochorno promete agravarse” (…) “De Vido, como Jorge Rafael Videla, nunca firmó nada. Aunque debe estar al tanto de esta saga. Isolux estuvo siempre entre sus preferidas. Luis Delso, su dueño antes de que se la quedaran los acreedores, lo sedujo desde que se conocieron” (…) “Delso y De Vido iniciaron su relación hablando del “tren bala”, otro disparate del ministro ágrafo” (…) “Delso se enamoró de la Argentina. Leyó a Borges y se volvió, como buen hijo de un suboficial peninsular, en un experto en la Guerra de las Malvinas. Pero con De Vido hablaba de otros temas. El ministro disfrutó del empresario como anfitrión, en especial después de aquella navegación por el mediterráneo en el Azul Cortés, la espléndida goleta turca que Delso, en la caída, malvendió” (…) “La caída de Isolux es un problema para Macri. La empresa estuvo a cargo de las centrales termoeléctricas Ensenada Barragán y General López. Costaron más de US$ 2000 millones, entre un 50% o 70% más que el valor de centrales similares. Es la valuación de “El estado del Estado”, el balance de la herencia recibida que publicó el gobierno actual. Fue una señal de independencia, porque en Barragán y López, además de Isolux, participó Iecsa, la empresa de Ángelo Calcaterra, que según Cristina Kirchner siempre fue de Franco Macri. Ahora es de Marcelo Mindlin” (…) “La imputación de Stornelli, y su pedido de desafuero para que el juez Luis Rodríguez detenga a De Vido, conmueve la campaña electoral. Sergio Massa estaría por presentar un proyecto para dejar a De Vido a la intemperie. Kirchner fue un visionario: obligó a Massa a debutar como jefe de Gabinete sacándose una foto con Jaime y con De Vido. No alcanzó. De todos modos, ¿de qué sirve el desafuero si Rodríguez, que estuvo años subordinado al kirchnerismo, no resuelve capturarlo? En la Casa Rosada, donde a Massa se lo detesta más que a la señora de Kirchner, alegan que su iniciativa sería una sobreactuación para disimular las reticencias a aprobar el artículo 37 de la ley que penaliza a las personas jurídicas. Es la cláusula que permitiría al Poder Ejecutivo, los fiscales y la Auditoría General revisar los contratos contaminados por la corrupción. En el bloque de Massa alegan que es inconstitucional. En el de Cambiemos, insidiosos, sostienen que Massa teme algún rasguño por el contrato Paraná de las Palmas, entre Odebrecht y AySA. A falta de una justicia creíble, el Lava Jato en la Argentina es sustituido por la mancha venenosa. Mientras tanto, De Vido se suma a los kirchneristas que cambian de aspecto. Como Aníbal Fernández, Boudou o Kunkel, se dejó la barba. No están por subir a Sierra Maestra. Tampoco huyen de la policía, como en los tiempos de la clandestinidad. Sus barbas son un fuero defectuoso. Temen ser reconocidos. Huyen de la gente”.

Escribió Novaro: “Tal vez se vuelva uno de los casos más demostrativos del carácter estructuralmente corrupto del kirchnerismo. Aunque compite por subir a ese podio con varios otros episodios de escalas parecidas, o hasta mayores. Lo seguro, en cambio, es que ofrece uno de los ejemplos más patentes de su irracionalidad, su mala costumbre de invertir enormes esfuerzos en proyectos sin futuro” (…) “La Justicia aún debe probarlo, pero por lo que ya se sabe es muy probable que de los 26 mil millones que el estado destinó a esa mina de carbón moribunda entre 2005 y 2015 unos cuantos hayan terminado en los bolsillos de funcionarios kirchneristas y empresarios amigos” (…) “La producción de carbón no podía crecer lo suficiente para sostener la enorme planta de energía que se construyó cerca de la boca de pozo. La vía férrea que une la mina con Río Gallegos, y que se puso de nuevo en funcionamiento como parte de un también delirante proyecto turístico…podría eventualmente transportar carbón importado, pero a un costo altísimo. Cuando estas dificultades se volvieron palmarias se modificó la usina eléctrica para quemar gas, pero también eso iba a ser carísimo y requería de más inversiones para concretarse” (…) “¿Por qué lo hicieron? ¿Por qué primero Néstor, después Cristina y todo el tiempo sus peones Julio De Vido y compañía se empecinaron en montar semejante gastadero de plata? ¿Sólo para robar? ¿Acaso no hubieran podido robar lo mismo o incluso más con un emprendimiento que funcionara? Una explicación posible es que se sintieron compelidos a hacer algo por los 16 trabajadores muertos en 2004, en el peor accidente minero de la historia nacional, y una vez montado el plan “rescatemos Río Turbio”, ya no tuvieron forma de salir con elegancia del lío en que se habían metido” (…) “Intervino también seguramente el sesgo voluntarista. Si las cuentas no cerraban, mejor todavía. Montar un negocio rentable lo hace cualquiera. Lo realmente heroico es crear uno que todos consideren inviable. Había que demostrar que la política sometía a la economía, que con decisión y liderazgo alcanzaba para hacer realidad los sueños, cualquier sueño. Y la realidad se prestó por un buen tiempo, sino para ratificar tal pretensión, al menos sí para dejarla hacer” (…) “Lo que se conecta con una última explicación: por regla general la nostalgia y su estética pagan entre nosotros más que la efectividad y la innovación; y los Kirchner lo sabían muy bien. ¿Qué hubieran debido hacer los pocos cientos de mineros que en 2004 sobrevivían malamente en Río Turbio, tras la sintomática tragedia de sus 16 compañeros? Seguro que con una centésima parte de lo que se terminó gastando en que siguieran siendo mineros del carbón se les podría haber financiado holgadamente su reconversión a alguna actividad rentable, otra inversión minera, turismo, pesca, petróleo, construcción, lo que fuera” (…) “Y en su ánimo debió pesar la historia y su lugar en el mundo. El hecho de que desde hacía décadas figuraba en los libros de geografía de todas las escuelas del país como nuestra única mina de carbón, la más austral, bien lejos y cerca de la frontera, y corrían el peligro de perder ese privilegio y esa identidad. Los Kirchner, por su parte, alimentaron esas imágenes y esa nostalgia porque eran nutrientes útiles para su proyecto, una restauración con rostro progre y nacionalista que deseaban hacer pasar por el cambio que el país necesitaba, y que consumiría nuestras energías por más de una década. Que encima lo hayan hecho mientras se llenaban los bolsillos fue, obvio, aun peor. Pero lo que realmente todavía necesitamos entender es cómo lograron movilizar nuestra vocación por el absurdo y la irracionalidad durante tanto tiempo, y con costos tan enormes”.

La Corte Suprema acaba de determinar que un empleado debe hacerse cargo de los costos de un juicio laboral que le resultó desfavorable. Argumentando que el trabajador perdió el juicio por su “obrar negligente”, el máximo tribunal de garantías constitucionales se puso a tono con la campaña del presidente de la nación, quien desde hace tiempo viene embistiendo contra la denominada “industria del juicio laboral”. En su edición del 5 de julio, Página/12 publicó un artículo de Irina Hauser titulado “Una Corte que les falla a los trabajadores”. Expresó la autora: “La Corte Suprema no se quiso quedar afuera de la ofensiva contra los jueces laborales y el hostigamiento político y judicial a los trabajadores. En un comunicado difundió ayer su decisión de firmar un fallo que obliga a un trabajador que perdió un juicio por un accidente de trabajo a pagar todos los gastos de honorarios profesionales que el proceso generó. En el ámbito del derecho laboral no llamó tanto la atención del contenido de la sentencia, que incluso para algunos era una “no noticia” por tratarse de un criterio que algunos jueces del fuero a veces aplican, aunque otros prefieren repartir la costas entre las partes o están los que dicen que el empleado nunca debería pagar como garantía de acceso a la justicia. Lo que sorprendió fue que la Corte asuma su competencia en una discusión sobre cómo se hace un trámite judicial (un asunto procesal), cuando lo habitual es que sólo lo haga excepcionalmente si hay una palmaria arbitrariedad y se dedique a los recursos extraordinarios y las grandes discusiones de derecho constitucional. Pero si la máxima instancia judicial toma postura, eso puede operar como disciplinamiento hacia los demás jueces. A esto se agrega el sentido de la oportunidad de los supremos: a nadie se le escapa que Mauricio Macri cada vez que puede cuestiona a los jueces que defienden derechos laborales y que anteayer un juez penal intervino el sindicato de los canillitas” (…) “Después de la repudiada sentencia del “2×1”, la Corte difundió muy pocos fallos y trató de demostrar su apertura al debate social al reanudar la práctica de convocar a audiencias públicas que tenía algo abandonada. Uno de los rasgos más curiosos del comunicado que emitió ayer es el tono: el título dice que lo que resolvió el tribunal es que “cuando un trabajador pierde un juicio laboral por su culpa debe pagar todos los honorarios profesionales que ese juicio ocasionó”. En el expediente que eligió la Corte ya no se discutía si el trabajador tenía razón o no en su reclamo judicial sino que lo único que estaba en entredicho era el pago de las costas. Era un caso peculiar, por cierto, porque el hombre que había presentado la demanda, Enrique López, en un comienzo hizo juicio porque camino a su trabajo sufrió un accidente y alegaba haber quedado parcialmente incapacitado” (…) “Su demanda fue rechazada por la Sala III de la Cámara Laboral, pero los camaristas decidieron no hacerle pagar los gastos y que los pague la compañía demandada, como criterio básico de garantía del derecho de acceso a la Justicia. “La Corte Suprema-anunciaba el comunicado-revocó esa decisión de la Cámara señalando que, como el rechazo de la demandada se debió a la actitud renuente del trabajador, no había motivos válidos para apartarse de la regla legal que establece que quien pierde un juicio debe pagar los gastos por honorarios. Y que contrariamente a lo afirmado por los camaristas, no se verifica que en este caso se hubiera puesto en cuestión el derecho del trabajador a formular su reclamo ante los tribunales competentes”. El tribunal insiste en que el resultado del juicio fue adverso por la “conducta negligente” del propio trabajador. Lleva la firma de Ricardo Lorenzetti, Elena Highton de Nolasco, Juan Carlos Maqueda y Carlos Rosenkrantz. Horacio Rosatti no firmó porque no estaba de acuerdo. “No es habitual que la Corte Suprema entienda en estas cuestiones, ya que son casos no federales. Ese aspecto realmente llama la atención”, señala a Página/12 el camarista laboral Luis Raffaghelli, presidente de la Asociación Nacional de Jueces y Juezas del Trabajo. Por su experiencia como integrante de la Cámara del Trabajo, además, dice que “lo habitual cuando un trabajador que se pudo haber creído con derecho a litigar pierde el juicio, es que los jueces les impongan las costas por su orden, es decir, que se reparte mitad y mitad con la demandada para no cargar todo sobre esa persona, de lo contrario parece un castigo”. “Una tercera reflexión-añade como interrogante-es ¿hasta qué punto se puede ejecutar a un trabajador cuando la ley de fondo le garantiza el derecho a la gratuidad y la propia Corte Interamericana de Derechos Humanos determina la garantía del acceso a la Justicia?” “No me sorprende que un fallo diga que el que pierde paga las costas, porque es una regla habitual, aunque hay excepciones. Lo extraño es que la Corte diga algo sobre ese tema y le de semejante difusión. Su función es resolver recursos extraordinarios o planteos sobre validez constitucional. Pero lo muestran como una especie de fallo ejemplificador, en línea con el discurso oficial de que hay abusos en los juicios laborales”, evalúa Matías Cremonte, presidente de la Asociación de Abogados Laboralistas. “Yo no veo la noticia en lo que la Corte dice sobre las costas, la única noticia es que la Corte quiere dar un mensaje en un determinado contexto”, dice” (…) “Desde el año pasado, en coincidencia con el gobierno de Mauricio Macri, la Corte firmó una serie de fallos regresivos en materia laboral, con guiños al Poder Ejecutivo y a las patronales” (…) “En el fallo de ayer la Corte volvió a revocar una decisión firmada por la camarista Diana Cañal, en esta oportunidad junto con el camarista Néstor Rodríguez Brunengo, quienes sostienen que el pago de costas no puede ser una traba para acceder a la Justicia, tal como surge de una sentencia de la Corte Interamericana, por ende los trabajadores pueden litigar sin gastos. Cañal y Raffagheli habían sido denunciados ante el Consejo de la Magistratura por el fallo favorable a los trabajadores estatales. El mismo día que la Corte revocaba su sentencia eran denunciados por el Ministerio de Trabajo, también ante el Consejo, con pedido de juicio político, los camaristas Enrique Arias Gibert y Graciela Marino, por avalar la paritaria bancaria. La decisión de la Corte de cargar todos los costos del juicio al trabajador es, según el abogado Luis Padin, de la Corriente de Abogados Laboralistas 7 de julio, “otra muestra de funcionalidad a las políticas trazadas por la coalición gobernante, y vuelve a intervenir en una causa laboral, fijando un criterio contrario a los intereses de los trabajadores”. “No es casual -advierte- la materia ni la oportunidad escogida. El fallo tiene lugar en un contexto signado por el ataque a los sindicatos, a la Justicia Nacional del Trabajo, a los abogados laboralistas, acusados por el propio Presidente de la Nación de actuar con una lógica mafiosa. El objetivo indisimulable es avanzar hacia un nuevo proceso de flexibilización laboral”.

En la misma edición, Página/12 publicó un artículo de Rodolfo Rabanal titulado “Todos somos culpables, salvo algunos”. Escribió el autor: “Es sorprendente el escaso tiempo que le tomó al gobierno de Mauricio Macri transformar a la Argentina en el país de la culpa y de la deuda. Hoy, tanto las personas discapacitadas como aquellas otras que perciben pensiones por viudez son culpables de haber robado al Estado hasta que prueben lo contrario. La maquinaria culpabilizadora alcanza a los abogados laboralistas (tratados de mafiosos) y a los trabajadores que abusan de los juicios a su favor y empujan a las pymes a la misma ruina” (…) “Estas y algunas otras docenas de declaraciones aplastantemente antipopulares suenan a increíbles torpezas de mal gusto si no fueran las pautas que marcan el avance de un programa de medidas implacables donde no hay ningún margen de error. La matriz restauradora y la línea neoliberal de este gobierno responden al famoso anatema de Margaret Thatcher cuando, a principios de los ochenta, sentenció: “Ya no hay sociedades, sólo están los individuos y sus familias”, frase con la que convocaba a la violencia del consenso reprimiendo la crítica y anulando la memoria para, obviamente, demoler la política. Hoy es evidente que en aquel momento había empezado un cambio cultural devastador. Y es también evidente que ese cambio procura adueñarse ahora de la Argentina, si es que ya no lo hizo. La decisión macrista de invertir la carga de la prueba (todos son culpables hasta que demuestren lo contrario) reinstaló en estas últimas semanas las peores fantasías del universo de Kafka: ancianas y ancianos a quienes se les exigía revalidar la documentación con la que habían conseguido sus pensiones, debieron rebuscar entre olvidados papeles acaso lo que habían extraviado y después hacer colas de tres horas-de pie-en las antesalas de las oficinas públicas” (…) “Es difícil no indignarse ante semejantes afrentas, es difícil reducir esas actitudes-aunque lo son-a puras estrategias políticas; uno percibe que la sociedad argentina ha sido atrapada por una suerte de epidemia de analfabetismo espiritual e insensibilidad social de la que no va a ser sencillo salir” (…) “Creo que la observación ya fue hecha en este diario anteriormente, pero ese vocablo (“schuld”) suscita una tentación reflexiva ineludible y entonces vuelvo a ella, porque esa coincidencia no es un capricho semántico o una casualidad lingüística sino una perfecta designación conceptual: la culpa me endeuda y la deuda me culpa. Tanto se carga con una deuda como se carga con una culpa. Es preciso tener en cuenta que la culpa elimina la libertad y se encamina hacia su fin anulando derechos. El gobierno de Macri está endeudando a la Argentina creo que como nunca antes había ocurrido y quienes cargarán con esa deuda-o sea culpa-serán los de siempre, es decir los famosos ciudadanos de a pie, o sea la mayoría. De ese modo, todo somos culpables (y corruptos), salvo los grandes empresarios, los contratistas del Estado, los servicios de inteligencia y una buena parte del Poder Judicial, es decir todos aquellos que señalan, acusan y se benefician. Se busca doblegar de este modo a una sociedad, vaciarla de historia, inferiorizarla y volverla dependiente. En suma, se la violenta, lo cual es, desde todo punto de vista, extremadamente peligroso”.

En su edición del 2 de julio, La Nación publicó un artículo de Mariano Schuster titulado “La era de la política performance”. Sus párrafos salientes son los siguientes: “(…) Sus narraciones (la de Trump, la de Macron y las del resto de los políticos contemporáneos) responden a un “storytelling” pensado en términos mercantiles. Ellos son actores de un teatro de performance. Y él, Christian Salmon, marsellés, nacido en 1951, doctor en Historia de las Ideologías y crítico literario, considera que exponerlo es una obligación ética e intelectual” (…) “Dio una conferencia a sala llena en Rosario y una charla en la ciudad de Buenos Aires, antes de partir de regreso. Escritor comprometido-colaboró con Pierre Bourdieu en el desarrollo del Parlamento Internacional de escritores dedicado a defender a periodistas, intelectuales y autores perseguidos por razones ideológicas-, Salmon se dedica al necesario trabajo de analizar las relaciones de poder y los relatos políticos” (…) “Su relevancia intelectual llegó con su libro “Storytelling”, publicado en 2007” (…) “Lejos de las ideologías y los programas que daban un ordenamiento racional al mundo del Estado de bienestar, Salmon argumenta que la política se ha transformado en un teatro de operaciones de candidatos para los cuales los partidos políticos representan-en caso de que representen algo-una estructura formal de acceso al poder y un paraguas para la realización de su propia performance. Ahora, el espacio de lo político se pulveriza y se licúa. Sus espacios lógicos e históricos -Parlamento, las sedes de gobierno, las instituciones públicas- se deslizan al territorio móvil y poroso de Internet. Las redes sociales transforman al político en estrella mediática de un circo donde se ofrece pan real pero sólo se consigue el virtual. Todo pende del hilo de la tensión narrativa. Quien logre teatralizar mejor y movilizar ánimos, ya no colectivos sino individuales, resulta ganador en la contienda. Su último trabajo, titulado “La ceremonia caníbal”, lo deja claro “Vivimos en una democracia hechizada que ha sustituido la acción por el relato, la deliberación por la distracción, el arte de gobernar por el arte de la puesta en escena. La política ha pasado del debate, de la discusión y del “dissensus”, a lo interactivo, lo performativo y lo espectral. Los políticos son los que presiden esta ceremonia caníbal, y su condición inconfortable de ser a la vez performers y víctimas: Kafka los llamaba artistas del hambre”. El “storytelling” tiene ahora una dimensión performática. Ya no alcanza con contar una historia. Ésta también debe ser teatralizada. Donald Trump es su ejemplo más patente. Pero Macron, de otro signo ideológico, también lo es. “Sus brazos abiertos en cruz, sus gritos exacerbados de “Europa” lo muestran como un hombre dispuesto a dar la vida por todos los franceses”, dice. “No tiene partido y sus ideas son un conjunto de vaguedades, pero no importa. En sus actos, como en los de cualquier otro, se tuitea en directo. El “hashtag” reproduce su historia y su relato”. Relato y comunicación se condensan. Y forman un producto. “Las artes antiguas del relato y las leyes de la retórica se combinan con las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, así como con las posibilidades de acción directa sobre los cerebros que ofrecen las neurociencias”, afirma Salmon” (…) “Lo que queda, tras el triunfo del político, es la desazón. Después del éxito inicial y el tiempo de espera, comienza la cuesta abajo. El político narrador cuenta, sin embargo, con una estrategia para sostenerse: la del “voluntarismo impotente”. O, dicho de otro modo, la de la suspensión. Capturado por unas estructuras a las que responde y que le resultan infranqueables, trabaja sobre la eterna promesa” (…) “Allí también hay performance” (…) “Esta política, sin embargo, no es neutral. Es, dice Salmon, fundamentalmente de derecha. Nace, de hecho, con la destrucción de las competencias del Estado iniciada en Europa y Estados Unidos por el binomio Thatcher-Reagan. Y germina cuando éste se ha transformado en un elemento sin entidad, en un verdadero edificio con agujeros en el que el agua ingresa por todos los costados. Si lo único que hay es liberalismo mercantil, la política es negada en su esencia fundamental” (…) “El problema de esta forma de concebir y de hacer política es, en definitiva, la negación de la democracia. “La hipermovilización de la ciudadanía a través de relatos teatralizados durante las campañas electorales y luego de ellas genera un verdadero fenómeno de adicción”, dice Salmon. Y la adicción…niega los fundamentos mismos del estado de ciudadanía. Sin Estado, sin instituciones reguladoras, y al arbitrio del liberalismo de mercado, el político sólo tiene una salida: renunciar a su autoridad simbólica como portador de un proyecto ideológico y como expresión de una estructura de cambio. Sólo puede ser una historia y un objeto de venta. Sólo puede ser una marca que pretende dejar marca. Es el precio que paga. Pero el que al final pagamos todos”.

Share