Por Domingo Cavallo.-

Me gustan más los libros de historia, pero reconozco que muchas veces vale la pena leer libros sobre acontecimientos de actualidad. Me pareció muy útil leer “Cambiamos”, el diario de la campaña de Macri, muy bien escrito en tiempo real por Hernán Iglesias Illa. Es muy útil para entender muchas de las cosas que están ocurriendo en el gobierno de Macri. Lo voy a ir comentando en mis posts, porque quiero ayudar a Macri sin que se note. Durante la campaña me pidieron que no lo elogiara, porque en opinión de sus asesores, seguramente de Durán Barba, mis elogios lo perjudicaban.

Comienzo por una perla de actualidad. Las declaraciones de Fernando Espinoza, Presidente del Partido Justicialista de la provincia de Buenos Aires, no son sino la repetición de los pronósticos de Durán Barba durante la campaña de Macri. Hernán Iglesias Illa lo explica bien en su libro. Transcribo los párrafos de la página 150-151 en la que narra una reunión de Durán Barba con los integrantes del equipo económico de Macri:

“Es acá cuando Jaime empieza a hablar en contra de los ajustes. Empieza diciendo lo mismo de siempre (“Yo no se nada de economía, mi formación es humanística”), pero dice que implementar un plan económico dramático “no tiene sentido alguno”. Cuenta la historia de Jamil Mahuad, el ex-Presidente de Ecuador (1998-2000) de quien fue secretario general y quien alcanzó niveles altísimos de popularidad al principio de su mandato, después de firmar la paz definitiva con Perú. Envalentonado, Mahuad quiso hacer un ajuste de la economía y llamó a Cavallo. Durán Barba no lo nombra, dice “llamó a un compatriota de ustedes”. No le fue bien. Se armó una revuelta popular-militar que terminó con su derrocamiento después de dos años de mandato. “Estos ajustes generan un quilombo descomunal”, dice Durán, y me hace gracia su afición a los argentinismos. “Si llegamos al gobierno y tomamos medidas impopulares, nos vamos a tener que ir nadando a Montevideo”.

En el libro de Hernán Iglesias Illa hay muchos otros episodios muy relevantes para entender lo que está ocurriendo con el gobierno de Macri. Los voy a ir destacando en próximos posts. Por el momento, me interesa señalar que Fernando Espinoza no hizo sino repetir los conceptos de Durán Barba.

Por supuesto, mi opinión es contraria a la de ambos. Las de Espinoza no me preocupan, porque son esperables dado el rol político que le toca asumir. Las de Durán Barba si me preocupan, porque además de ser mentirosas sobre la experiencia de Ecuador, pueden llevar a Macri a demorar soluciones económicas e incurrir en un alto costo político. Las mismas demoras que el endemoniado sistema político del Ecuador le obligó a incurrir a Jamil Mahuad. En todo caso fueron los asesores políticos más que los asesores económicos los responsables de que perdiera el gobierno.

El problema de Jamil, que es un extraordinario ser humano, patriota e inteligente, es que se vio obligado a introducir las reformas económicas muy gradualmente. Cuando introdujo una suerte de plan Bonex, semejante al de Menem en enero de 1990 (ineludible por la situación de crisis financiera y corrida bancaria) no lo acompañó por un régimen de convertibilidad o de dolarización. Los títulos en los que transformó a los depósitos a plazo fijo del sistema financiero, que estaba colapsando, no se denominaban en dólares sino en sucres. La consecuencia fue una aceleración de la devaluación del Sucre, exactamente como ocurrió acá durante 1990.

Cuando Jamil finalmente decidió dolarizar, la crisis comenzó a resolverse, exactamente como se resolvió en Argentina a partir de abril de 1991 con la convertibilidad. Lamentablemente para Jamil y para Ecuador, le hicieron un golpe antes de que pudiera recoger los frutos de la dolarización. Es como si a Menem le hubieran hecho un golpe en Enero de 1991, cuando su popularidad había descendido a menos del 20%. Menem tuvo los problemas que debió enfrentar durante 1990, precisamente por haber demorado desde enero de 1990 hasta marzo de 1991 la implementación de la convertibilidad que debió lanzarse junto con el plan Bonex, tal como yo se lo había sugerido a Erman González el último día de diciembre de 1989.

Yo, que conocía bien la experiencia de la Argentina de aquellos años, mal puedo haber asesorado a Jamil Mahuad para que en lugar de aplicar un plan integral (que incluyera desde el vamos la convertibilidad), distanciara, como Menem, más de un año el Plan Bonex del lanzamiento de un plan creíble de estabilización. Lo que llevó a Jamil Mahuad a tratar de ser “gradualista” no fueron seguramente consejos de los economistas a los que él escuchaba sino a los asesores y dirigentes políticos que creen que los ajustes son un acto de maldad de los economistas y no un ingrediente imprescindible de la solución de las crisis estanflacionarias o hiperinflacionarias.

Sólo un ignorante en materia económica pero además un desconocedor de la historia política de Ecuador y Argentina en tiempos de Jamil Mahuad y Carlos Menem puede opinar lo que opina Durán Barba. Él reconoce su ignorancia en materia económica. Pero no debería ser un ignorante de la experiencia política de Jamil Mahuad. Mi pregunta es: ¿ignora Durán Barba lo que realmente ocurrió cuando era secretario General de Jamil Mahuad, o utilizó su rol de asesor estratégico de Macri para descalificar a los economistas que habían defendido las políticas de los 90s? Si, como sospecho, esta última fue su motivación, debo confesar que me preocupa mucho que Durán Barba siga siendo escuchado por Marcos Peña y por Mauricio Macri.

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