Por Enrique Guillermo Avogadro.-

“La verdad es una venda que, cuando se corre de los ojos, nunca puede volver al lugar en el que estaba”, Jean-Paul Sartre.

El primero corresponde al torneo de aumentos de tarifas de servicios públicos que, con la enorme inflación, han comenzado a azotar a la clase media urbana, principal cantera de los votos del PRO, y están arrastrando a la pobreza a más de un millón de argentinos. Amén de resaltar el costo político que el partido de gobierno está dispuesto a pagar, sólo diré que, durante el kirchnerismo, mientras se fogoneaba la demanda a fuerza de regalar esos servicios, el congelamiento de precios paralizaba la inversión y, en muchos casos, permitía a Néstor y Cristina robarse empresas, como pasó con YPF; pero esa anómala situación, en realidad, sólo beneficiaba a quienes habitamos en Buenos Aires y el Conurbano, ya que en el resto del país se veían obligados a enfrentar facturas que llegaron a cuadruplicar las nuestras en materia de energía y transporte. Por cierto, resultó realmente irritante que, el mismo día en que los aumentos fueron anunciados, la Cámara de Diputados nombrara presidentes de sus comisiones de Energía y de Economía nada menos que a Julio de Vido y Axel Kicillof, que fueron quienes gerenciaron tamaño desastre.

Esa compleja maraña de subsidios cruzados -cuyos «retornos» explican sólo parte de la fortuna de la ex familia imperial- se transformó en un laberinto armado por el populismo reinante para intentar seducir a sus beneficiarios, sin éxito alguno como demostraron las últimas elecciones, que enterraron el proyecto de perpetuidad eterna. El Gobierno no tuvo otra alternativa que lanzar el «tarifazo», puesto que mantener el esquema implicaría aumentar aún más el pavoroso déficit fiscal que ha heredado y, con él, caer en la hiperinflación y en la crisis terminal. Resulta verdaderamente curioso que quienes rechazan los aumentos, que ni siquiera terminan con el problema, no nos digan cómo debería financiarse esa sangría: ¿con emisión, con nuevos impuestos, con deuda?; porque todos sabemos cómo termina esa película.

Confío en que el Presidente logre, con su eficaz equipo, controlar rápidamente la inflación y hacer que la economía vuelva a crecer y generar empleo, porque éstos son los flancos más débiles que presenta la imagen del Gobierno, que serán puestos ya mismo sobre el tapete por los sindicatos y la oposición, y pueden poner en peligro la paz social. Por eso sugiero que, esta misma semana, Mauricio Macri tome el toro por las astas y utilice la cadena nacional para explicarnos claramente la situación presente y su visión del futuro inmediato, y nos comprometa, como sociedad y como individuos, a poner el hombro para la indispensable resurrección, aunque nos cueste sangre, sudor y lágrimas.

El miércoles dijo que esperaba que los jueces actuaran con celeridad -se refirió, concretamente, al Juez Tortuga Casanello, pero no se puede olvidar a sus colegas Oyarbide, Rafecas, Rodríguez, Canicoba Corral, y a muchos camaristas- y se comprometió a que su administración haría todas las denuncias del caso, amén de instruir a la Oficina Anticorrupción para presentarse como querellante en las causas. El Consejo de la Magistratura debe ponerse el sayo y comenzar a investigar, ya mismo, la conducta de esos magistrados federales que funcionan como un enorme paraguas protector del pasado mafioso y no han entendido aún que ya no pueden seguir «cajoneando» los expedientes que comprometen al kirchnerismo y sus distintos socios.

La ciudadanía exige que la Justicia actúe e impida que criminales condenados sigan circulando libre e impunemente por la calle. Ese clamor popular fue el que escuchó Macri, y entendió que de darle respuesta dependerá que la sociedad comprenda la realidad del país, lo siga acompañando y acepte los sacrificios que se le están imponiendo para arreglar, de a poco, los enormes desaguisados que esos mismos personajes, y muchísimos más, hicieron durante la década relatada.

La detención ayer de Ricardo Jaime y su socio Vázquez, por «comprar» en 2005 formaciones ferroviarias en España y Portugal, países que estaban dispuestos a pagar a quien se los llevara, por ser chatarra contaminante (ver http://tinyurl.com/gmn9rq2), inauguró el otro fixture, el del campeonato de comparendos judiciales, que quitará el sueño a la ex Presidente y a muchos de sus cómplices, hayan sido funcionarios, testaferros o empresarios privados. A medida que el velo se va descorriendo, aparecen nuevos nombres que pasarán a engrosar las listas de quienes deberán rendir cuentas ante los jueces.

Abril será complicado: el 6 declarará, como testigo, Lázaro Bóvedas Báez y el 7, como imputado, Alejandro Vanoli, ex Presidente del Banco Central, a quien ya precedieron cuatro ex directores de la entidad; cuatro días después, veremos subiendo las escaleras de Comodoro Py a Kicillof, ex Ministro de Economía. Y el mismo 13 será la gran función: Cristina está citada a prestar declaración indagatoria.

Más tarde, seguirán Pocino (ex SIDE) el 14, Pérez Gadín (h) el 18, Rossi (ex Rosadita) e Icazuriaga (ex SIDE) el 19, Pérez Gadín (p) el 20, Martín Báez el 21, César Fernández (Presidente de Austral Construcciones) el 22, Zanzot (piloto del avión de los bolsos) el 25 y, cerrando las fechas de abril, otra vez don Lázaro, entonces como imputado. Con este último, al igual que con Jaime, la incógnita es crucial: ¿Papá Bóvedas permitirá que su retoño y su contador terminen presos calladamente o, como creo, hará girar con más fuerza el ventilador que ya encendió? Me inclino a pensar que sus dichos respecto al patrimonio de Echegaray (ahora también imputado en la causa Ciccone), actual Auditor General de la Nación, y de Alicia Kirchner, Gobernadora de Santa Cruz, fueron nada más que una muestra gratis de lo que está dispuesto a contar; si lo hace, del imperio K no quedará absolutamente nada más que los millones que hayan podido esconder, sea en paraísos fiscales, sea en forma de diamantes comprados en Angola (ver http://tinyurl.com/bv6hqzz).

Porque las hordas legislativas de las que gozó durante sus años en el poder, y a las que sodomizó sin piedad, ya han mostrado, en Diputados y en Senadores, que terminó la época en que no sólo se aprobaban los proyectos que enviaba el Ejecutivo sino que no se les cambiaba una coma. El peronismo ha recuperado la capacidad de pensar (Picheto dixit) y reinstalado el federalismo, por cuenta de las imperiosas necesidades de los gobernadores, y ha premiado los esfuerzos del equipo económico para lograr sacar al país del default buscado como estandarte ideológico.

Ambos Kirchner, abusadores y practicantes del desprecio por sus subordinados, cosecharon el odio que sembraron; por lo que se ve, tampoco queda quien acepte asumir la defensa de líderes tan inexplicablemente ricos, con la obvia excepción de los rentados jóvenes camporistas, unos pocos actores y cantantes que usufructuaron la sumisión militante, y algunos pseudo intelectuales obnubilados por el disfraz de izquierda con que el matrimonio se vistió al llegar a la Casa Rosada.

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