Por Jorge Enrique Yunes.-

Los últimos sucesos habidos con el remanido tema de las vacunas han puesto sobre el tapete la fragilidad política del primer mandatario.

Si bien no sorprende a nadie que en esta Argentina existan hijos y entenados, lo del vacunatorio VIP tiene un impacto negativo y multiplicador para esta Administración.

Se le hizo pito catalán a la salud de los argentinos.

Una vez más, se mofaron de la ciudadanía.

Se percibe en el tejido social un enorme fastidio ante estas situaciones de privilegio que rozan, nada más y nada menos, que la vida y la muerte de los connacionales.

El Presidente es políticamente débil y se debate entre las presiones de su mismo frente político, lo cual resulta muy peligroso.

Peor aún, todos nos seguimos preguntando si quien gobierna es Alberto o su mentora Cristina.

Este verdadero intríngulis horada el frágil perfil del Presidente, cuyo origen radica, precisamente, en el dedo índice de la Vicepresidenta, quien lo instituyó como su candidato presidencial.

Sería muy bueno, para la Nación toda, un acto de sinceridad política que descubra finalmente el velo y que nos muestre el verdadero rostro de quien sospechamos maneja los hilos de la política nacional desde el inicio.

En un país agobiado por la pandemia, y con sus propias y añejas comorbilidades, existe muy poco margen para sucesos de esta naturaleza, que no hacen más que certificar que la corrupción estructural es moneda corriente en nuestro país.

«Las promesas son olvidadas por los Príncipes, nunca por el Pueblo», MAZZINI.

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