Por Jacinto Chiclana.-

Francisco, Juro que no te entiendo.

Desearía fervientemente que el mensajero celestial, el Arcángel San Gabriel, se me apersonara (él a mí y en este mundo, claro) y desplegara toda su amabilidad para explicarme el sentido último de tu mensaje a Monseñor Arancedo, con motivo de los 200 años de nuestra independencia.

Sería para mí una alegría infinita que el Arcángel aquietara por un instante sus poderosas alas, para no despeinarme, y me detallara, de manera sencilla y como para lelos o como contando naranjas, a qué vino lo de “la Patria, como La Madre, no se vende…”

¿Es que desde hace unos pocos meses vislumbras quizás que la Patria está en liquidación?

¿Has visto acaso desde Roma, algunos anuncios en Mercado Libre, o ZonaProp ofreciendo a la Patria a precio de ocasión?

¿Te preocupa que alguien extranjero quiera comprarla, ahora que están investigando a muchos naturales que gozaron de tu amistad, que no querían venderla, cierto, pero querían quedársela para ellos?

¿Será cierto que en el diario Observatore Romano hay anuncios donde se ofrecen terrenos en El Calafate a precio vil, como remanente de todos los que se quedaron los parientes y amigos de tu amiga dilecta?

De paso y si no te significa demasiada molestia, te pediría me expliques también a qué vino lo de “la colonización”.

¿Es que alguna potencia extranjera quiere quedarse con la Patagonia o con la Mesopotamia, aprovechando que parece que tenemos un gobierno de cipayos antipatria que no termina de agradarte?

Junto con estas cosas que no entiendo de tu mensaje complicado y con medias palabras de dificultosa interpretación y aunque salga don Sergio Rubín a explicarlo en castellano, latín y esperanto, cada día que pasa, con cada intervención tuya en forma de cartas, mensajes subliminales, parábolas insondables, o simplemente tu cara agria recibiendo a nuestras autoridades, se me hace más evidente, y no creo ser el único, que este nuevo gobierno que maneja la Argentina desde el pasado mes de diciembre te resulta tan impasable por el garguero como carozo de palta sin masticar y esa molestia aflora sin freno en cuanta oportunidad te quepa.

“A los jóvenes les pido que no jubilen su existencia en el quietismo burocrático en el que los arrinconan tantas propuestas carentes de ilusión y heroísmo”.

“Sólo si nuestros abuelos se animan a soñar y nuestros jóvenes a profetizar cosas grandes, la Patria podrá ser libre. Necesitamos de abuelos soñadores que empujen y de jóvenes que -inspirados en esos mismos sueños- corran hacia adelante”.

¿Esto coincide con tu pedido de “hacer lío” expresado a los jóvenes?

¿Cuáles son las propuestas carentes de ilusión y patriotismo que arrinconan a los jóvenes?

¡Qué extraño me resulta que ahora les pidas a los abuelos que se atrevan a soñar y no lo hayas hecho cuando la posibilidad de cobrar lo que les corresponde era tan aleatoria como poder vivir hasta los 110 años corriendo la San Silvestre…!

¿La patria no es libre ahora? ¿Lo era hace unos meses, cuando no les alcanzaban las manos a tus mejores acólitos para robarnos hasta las ilusiones?

¿Qué significa pedirles a los jóvenes que “corran hacia adelante”?

“Hijos más llagados” son “los enfermos, los que viven en la indigencia, los presos, los que se sienten solos, los que no tienen trabajo y pasan todo tipo de necesidad, los que son o fueron víctimas de la trata, del comercio humano y explotación de personas, los menores víctimas de abuso y tantos jóvenes que sufren el flagelo de la droga. Todos ellos llevan el duro peso de situaciones, muchas veces límite”.

Es como que de golpe aparecieron los pobres, los llagados, los indigentes, los presos, los que se sienten solos, los que no tienen trabajo, etc., y también de golpe, borrando de un plumazo decenas de años de indiferencia y silencio absoluto de la Iglesia sobre el particular, hacen su aparición los menores abusados.

¿No crees realmente que faltó en tu misiva una oración expresando el ferviente deseo de que Dios ilumine a las actuales autoridades nacionales para que, lejos de cometer los latrocinios que nos acompañaron durante doce años de asalto feroz a nuestra ilusión y a los bienes de la República, encuentren el camino ideal y la dirección correcta para que la Argentina cumpla con el sino de grandeza que vislumbraron nuestros próceres?

¿No crees realmente que hablar en estos tiempos de “la Patria Grande” que soñaron San Martín y Bolívar está más desubicado que un chupete en el oído derecho de la Gioconda?

¿Estás seguro de que Bolívar quería la “Patria Grande” o realmente quería “SU Patria Grande”?

No entiendo tu carta, Franciscus… No sé si atrasa o si adelanta, pero no le encuentro rima alguna con los 200 años de historia nacional y menos, mucho menos, con una pléyade de amigos que despiertan tu sonrisa franca y jovial y que hoy están con un pie afuera y otro adentro, aunque no de la gloria, sino de la prisión.

Por cierto, siendo un hereje auto-referencial, no rezaré por ti.

Rezaría por mi Patria.

Rezaría para que Dios, seguramente lejos de cualquier “ismo” descalificante y terrenal, ilumine a quienes nos gobiernan, para que nos saquen de este lodazal moral en el que nos han sumido muchos de los que te visitaron y gozaron de tu terrenal magnanimidad y jovialidad.

Rezaría para que la Iglesia que presides y dices dispuesto a cambiar, liquide de una buena vez sus lujos inexplicables y sus boatos inconsistentes con el dogma y no solo discursee sobre un mundo mejor, sino que contribuya con sus enormes riquezas para que el mundo “sea realmente mejor e igualitario”.

Estoy seguro de que no soy el único que no ha entendido tu mensaje.

Si tienes algún ascendiente e influencia sobre Dios, nuestro Señor, te pido intercedas para que nos envíe a San Gabriel, el mensajero divino, para que nos traduzca tus intenciones.

De no ser así, ignorantes y primitivos, seguramente deberemos intentar adivinar, traduciendo lo medular de tus subliminales mensajes ocultos.

O, fatalmente, deberemos esperar a la temida oportunidad en la cual seamos nosotros los que nos acerquemos a Él, en nuestra definitiva visita.

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