Por Carlos Andrés Ortiz.-

El desarrollo tecnológico propio es una de las más claras acciones de ejercicio de la soberanía nacional. Ese concepto tiene además muy fuertes connotaciones estratégicas si el desarrollo tecnológico se da en áreas muy sensibles y con fuerte efecto multiplicador positivo, tal como sucede con el Sector Nuclear.

Creada en 1950, durante la Primera Presidencia de Perón, la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) es el sólido puntal a partir del cual se fueron creando y consolidando otros entes que se concentraron en temas específicos, como el desarrollo y producción de combustibles nucleares, la producción a escala industrial del agua pesada (insumo básico de nuestros tres reactores de potencia), la medicina nuclear, etc. Aclaremos que “reactores de potencia” son los que generan electricidad en gran escala.

Posiblemente el más conocido de los entes creados a partir de la CNEA, con decidido apoyo de la provincia de Río Negro, es el INVAP (Investigaciones Aplicadas), con sede en Bariloche.

Dotado de una operatoria seguramente más ágil, INVAP amplió notablemente el espectro de su fructífero accionar, produciendo no solo centrales nucleares de baja potencia para investigación y para obtener insumos y elementos medicinales, sino también otras áreas tecnológicas, como radares, satélites, elementos tecnológicos e industriales, etc.

Tan elevado es el nivel tecnológico alcanzado por el INVAP, que exportó sendas centrales productoras de radioisótopos medicinales a China y a India, lo que no es un tema menor, pues se trata de dos grandes potencias tecnológicas y de avanzados desarrollos nucleares. La CNEA y todo el Sector Nuclear, en su vasta y prolífica trayectoria, tuvieron varios hitos de concreciones muy destacables, como producir sucesivos reactores de baja potencia para uso experimental y de desarrollo tecnológico, a la vez que se exportaron varios de esos reactores, incluso superando a potenciales exportadores de naciones desarrolladas, como sucedió en la operación concretada en Australia; previo a lo cual se había exportado un reactor a Perú, entre otras operaciones similares. También fue un gran hito, dominar todo el proceso de producción de combustibles, logrado al final de la gestión del Ing. Nuclear y Vicealmirante Carlos Castro Madero como presidente de la CNEA, lo que coincidió con el comienzo de la presidencia nacional de Alfonsín, quien pésimamente asesorado por su “experto” Jorge Lapeña (siempre muy “consustanciado” con la generación en base a petróleo y gas), congeló totalmente el Plan Nuclear e impidió la necesaria renovación del personal altamente calificado del Sector Nuclear, impidiendo toda nueva contratación.

Ese congelamiento incluyó paralizar la construcción de la central nuclear Atucha 2; todo en una perversamente negativa operatoria que se prolongó por 22 años, hasta que en 2006 todo el Sector Nuclear se volvió a impulsar fuertemente, con un incremento presupuestario que llegó al 1.100%.

Previo a ello, durante el gobierno de Onganía y sus sucesores pretorianos, pese a las fuertes presiones del ministro Krieger Vasena y el establishment liberal (siempre opuesto a nuestro desarrollo tecnológico e industrial), se tomó la decisión estratégica de comenzar la construcción de nuestra primera Central Nuclear de Potencia, Atucha 1, con el soporte tecnológico de Siemens.

El plan preveía que en 1990 debíamos tener media docena de centrales nucleares aportando energía al Sistema Interconectado Nacional. Es evidente que esa impronta de clara raigambre nacional, obedeció a las positivas influencias del estratega geopolítico General Juan Enrique Guglialmelli y el gran economista Dr. Aldo Ferrer, ambos claramente identificados con el Pensamiento Nacional. Con ambos patriotas tuve el placer de dialogar.

Atucha 1 fue inaugurada por Perón en 1974, y pocos años después, nuestros científicos y profesionales nucleares lograron repararla, pues había tenido un problema operativo inusual y complejo en el contexto del núcleo de la central, en el cual la radioactividad obliga a operar con extremos cuidados.

La propia empresa Siemens, en su rol de soporte tecnológico, fue consultada, no aportando en ese caso ninguna solución, recomendando dar por clausurada definitivamente la operatoria de Atucha 1.

Fue mérito de nuestros profesionales y científicos, idear la metodología e incluso las delicadas herramientas, para operar a toda la distancia posible, en un delicado procedimiento que restringía a pocos minutos el accionar de los operadores que concretaron la exitosa reparación. Y pese a la alta radioactividad del contexto en el cual se reparó, no hubo ningún afectado por la misma. ¡Un gran logro tecnológico nacional, muy poco difundido¡

Siendo el primer país de Íbero América en desarrollar la tecnología nuclear, es hoy el único que posee tres centrales nucleares en operación, además de la mayor planta de producción de agua pesada del mundo. Pero el accionar de todo el Sector Nuclear Argentino, en estas siete décadas largas, estuvo siempre muy influenciado por la orientación político-económica de los sucesivos gobiernos nacionales; siendo como una constante apoyado en los gobiernos de Orientación Nacional, así como frenado e incluso atacado, en los nefastos períodos de orientación antinacional, enmarcados por el liberalismo y su versión extrema, el neoliberalismo.

En las últimas cuatro décadas, el ecologismo cavernario, con libretos dictados desde el núcleo del Poder Anglosajón y Atlantista, perpetra una constante agresión de terrorismo pseudo ecológico. Solo hubo dos excepciones muy claras en gobiernos enmarcados en el liberalismo apátrida. La ya mencionada en el gobierno de Onganía y sucesores; y el fuerte apoyo y férrea defensa que recibió de Castro Madero en el “proceso” pese a las presiones de Martínez De Hoz y sus “Chicago’s Boys”, personeros de la antipatria, para desguazar y hacer desaparecer al valioso Sector Nuclear.

Cabe precisar que la figura de Castro Madero genera controversias en el ámbito nuclear nacional, pues se lo responsabiliza de las “desapariciones” (léase asesinatos encubiertos), de varios trabajadores del Sector Nuclear.

Más cerca en el tiempo, después de terminar exitosamente la central nuclear Atucha 2, se planificó un vasto plan de ambiciosas concreciones, y se volvió a incorporar personal, cuya formación calificada lleva tiempo. Desde 2006 hasta 2015, se dio mucho impulso al proyecto CAREM, una interesante central modular de avanzado diseño, comenzándose la construcción del prototipo, emplazado en el predio de Atucha. Cerca del fin de ese período de gobierno, se tomaron las decisiones estratégicas de construir tres grandes centrales nucleares, dos con financiación y soporte tecnológico de China (hoy el país con más centrales nucleares en construcción), y una con similares apoyos de Rusia. Dos de esas usinas con la tecnología de uranio natural, y una con uranio enriquecido. Se habían comenzado las tareas de instalación de la Central Atucha 3, con uranio natural, y se había formado el personal especializado, incluso el que sería afectado a la construcción civil, que por cierto tiene características especiales muy diferentes a una obra civil común.

Apenas asumido el gobierno neoliberal del macrismo y sus subordinados, se dedicó con saña digna de mejor causa, a paralizar todas las obras públicas de importancia estratégica que estaban en ejecución; dentro de ellas la central nuclear Atucha 3, las dos grandes hidroeléctricas de Santa Cruz, y el gasoducto GasNEA. Además, frenaron y desfinanciaron todo el Plan Nuclear, afectando con ello al muy importante Proyecto CAREM, y paralizaron la operatoria de la Planta Industrial de Agua Pesada, sita en Arroyito, Neuquén, despidiendo a su valioso y muy calificado personal, casi en su totalidad. Claramente, el neoliberalismo, de mínima, quiere llevarnos a los empujones a aquella Argentina semi feudal, del mitrismo del siglo XIX, negada a toda industria y desarrollo tecnológico propio y excluyendo todo lo que no sea producción primaria, en un modelo perimido e inviable, en el cual sobramos al menos 25 millones de argentinos. De máxima, el corrosivo accionar neoliberal busca el desguace de Argentina en media docena o más de inviables republiquetas, tal como el Atlantismo perpetró en Yugoeslavia, en Libia, en Iraq, en la zona del Cuerno de África, como amenazan perpetrar en Bolivia, en el sur de Brasil; y tal como dijeron ser el objetivo “superador” que pretenden imponer en Rusia, según expresiones de estrategas anglosajones de alto nivel. En ese perverso objetivo actúan diversos operadores: la anunciada “independencia” de Mendoza, sumada a Córdoba; el corrosivo y violento accionar del indigenismo racista y separatista; y otras irritativas causas que abonan a instalar odios insalvables, a las que ciertas “progresías” adhieren, con libretos instalados desde el núcleo del Poder Mundial Globalizante.

En particular, con montañas de prejuicios y groseras falsedades, el ecologismo cavernario se dedicó a demonizar todo el accionar del Sector Nuclear Argentino, infame accionar con el que colaboran periodistas ignorantes del tema o directamente mercenarios, así como políticos de pobres formaciones culturales, entre otros.

Incluso uno de esos políticos, con muy dudosa buena fe, el senador nacional formoseño Petcoff Naidenoff, cometió la aberración de ir a denunciar el accionar de la CNEA en el Congreso del Paraguay, prestándose a groseras falsedades conceptuales, para impedir la instalación de Dioxitek en Formosa. Tarea antinacional a la que se sumó tozudamente el obispo católico de esa provincia, tal vez no por casualidad compañero de promoción del fallecido obispo Piña, quien en Misiones operó con falaces argumentos, contra el desarrollo hidroeléctrico.

Tanta mala fe hubo en el caso, que los terroristas ambientales presentaron a Dioxitek como “una instalación nuclear”, siendo en verdad una industria química. Afortunadamente, la inversión pudo concretarse en Formosa, siendo un salto cualitativo muy importante para esa provincia, y un avance para el Plan Nuclear.

Derrotado en las urnas el neoliberalismo, el actual gobierno nacional, claramente muy condicionado por la brutal deuda externa contraída por el precedente, se muestra muy dubitativo para relanzar con el necesario fuerte impulso, al estratégico Plan Nuclear Argentino. La puesta en funcionamiento de la PIAP (Planta Industrial de Agua Pesada), parece avanzar muy lentamente, pese a contar con el apoyo de Neuquén. El Proyecto CAREM avanza, pero aparentemente con lentitud. Y el proyecto de Atucha 3, reconvertido en una central de gran potencia y con la tecnología de uranio enriquecido, pese a contar con la financiación y el respaldo tecnológico chino, hace muchos meses está en el limbo de la falta de decisión ejecutiva para comenzarla.

Circuló profusamente, que el influyente funcionario Gustavo Béliz operó para impedir el comienzo de Atucha 3, siguiendo fuertes directivas emanadas de EEUU. Y no sería el único funcionario de alto rango, que prioriza los intereses de esa potencia, por sobre los Intereses Nacionales. En esa misma línea antinacional, opera al unísono todo el bloque legislativo y comunicacional del macrismo y sus subordinados radicales ultra conservadores.

Muchos argentinos no tienen ni idea del tema, pese a su enorme importancia, y claramente el sector de los milicos proceseros -en las antípodas de Señores Militares Nacionales, que supimos tener en cantidad y calidad-, actúa alineado y subordinado al neoliberalismo macrista…pero se dicen “patriotas”. Son simples patrioteros de bandera…y ni se dan cuenta.

Como sea, cabe enfatizar que detener y/o ralentizar al Plan Nuclear Argentino, son actos de miserable traición a la Patria Argentina.

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