Por Alfredo Nobre Leite.-

Sorpresivo o no tanto, el alejamiento del ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat Gay, un keynesiano, que supo encarar la situación catastrófica heredada del kirchnerismo, y afrontó con éxito la salida del cepo cambiario, la eliminación de las retenciones a las exportaciones -inaceptables e inadmisibles- y las medidas que entorpecían el comercio exterior, como asimismo las negociaciones exitosas con los holdouts para salir del default (quiebra) (de la calificación de «país de frontera», análoga a los países más atrasados africanos), que abrieron los mercados de crédito del exterior a la Argentina para financiarse.

Lo que se echa de menos y sigue faltando es un plan económico a mediano y largo plazo, a fin de que la Argentina vuelva a crecer y se desarrolle, haciéndose las reformas del Estado, tributaria y de legislación laboral, copia de la Carta del Lavoro de Mussolini, para reducir el dispendio y déficit fiscal. Hasta ahora, el «renunciado» ministro Prat Gay había llevado a cabo una política gradualista para enfrentar la crisis social heredada de más 12 millones de pobres (un tercio de la población), aumentando el Estado los gastos en planes y seguros sociales.

Se requiere mayor rigor fiscal para reducir el exorbitante gasto público y déficit fiscal heredados, situación que de algún modo era incompatible con la política antiinflacionaria del presidente del Banco Central (BCRA), Federico Sturzenegger, que ahora debe armonizarse a fin de que reduciendo la política fiscal expansiva, se llegue a un equilibrio y control de políticas para acotar la inflación, con el propósito de atraer las inversiones en expectativa en el exterior a la espera de la regularización de las cuentas públicas para activar la economía, aumentar la producción de bienes y servicios, las exportaciones, el salario real y poder adquisitivo salarial, al tiempo que se reducen la desocupación y la pobreza, pisando en terreno virtuoso de crecimiento y desarrollo, y enterrando para siempre los desmanes y tropelías cometidos durante los 12 años y medio de kirchnerismo (o década perdida), que hundió a la Nación en la desesperación y se vislumbre en más un futuro de esperanza para nuestros hijos y nietos; amén de otras graves cuestiones que afectan a la Nación, y son vox populi.

Share