Por Luis Américo Illuminati.-

Encolumnarse, protestar, cortar la libre circulación vehicular en la 9 de Julio, insultar a Putin. ¡La pucha! Estamos viendo un acto «políticamente correcto». Los pacifistas. Pero serían más creíbles estos jóvenes «post-idealistas» -que han marchado por las calles gritando consignas contra Putin- si hicieran una larga sentada frente a la Embajada de Rusia a tal fin y, de paso, en la de Gran Bretaña para que nos devuelvan las islas Malvinas. Ninguna marcha antes hicieron ni protestaron jamás contra las atrocidades de Maduro en Venezuela o contra la implacable dictadura de Cuba. Cuando les conviene son ciegos, sordos y mudos.

Pero lo que no se entiende -o se entiende perfectamente semejante veletaje- de las organizaciones de izquierda es el indigno zigzagueo, como el de sus líderes Cristina, su hijo Máximo K y el servidor Alberto, que querían a Putin de socio (o de amo) y abrirle las puertas de par en par -o Cristina Fernández que le permitió a China instalar una base en Neuquén- y ante el reclamo de cese el fuego y rechazo a la invasión de Ucrania que hizo Alberto, a tono con los países miembros de la OTAN, Putin con su típico ADN patriótico (en las antípodas del ADN argento-cedente), les advirtió que «no intenten interferir con nosotros y deben saber que la respuesta de Rusia será inmediata y conducirá a consecuencias que no han conocido jamás».

Al respecto, cabe decir que Argentina no debe hacer el triste papel que hizo en el pasado de declararle la guerra a Alemania cuando ésta ya estaba vencida. Hubiera sido mejor -y más honorable- callarse la boca. A raíz de lo cual los «aliados» (EE.UU. y Gran Bretaña) nos metieron en «la jaula de las locas» por más de medio siglo (y lo siguen haciendo). Sin omitir el papelón de Menem en la Guerra del Golfo de plegarse a Bush con el envío de un barco y una lancha o un submarino en precarias condiciones.

A esa estrategia seudoperonista tan baja le llamaron «relaciones carnales». Ni hablar de cuando secretamente el gobierno de Menem le vendió armas a Ecuador y Croacia, violando tratados firmados, escándalo doblemente grave, ya que existía un embargo de armas a Croacia, en guerra con la ex Yugoslavia y, en el caso de Ecuador, la Argentina era garante del Protocolo de Río de Janeiro -que aseguraba relaciones pacíficas entre Perú y Ecuador- desde 1942.

La Argentina nunca tuvo una Geopolítica en serio. Pues, tan pronto es neutral y luego cuando las papas queman se arrodilla ante el más poderoso, sea Disneylandia, sea Villa Siberia o Villa La Seda Jinping. Nunca la imparcialidad.

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