Por Luis Alejandro Rizzi.-

La pregunta y la respuesta, ¿importan…?

Es como si luego de un fallecimiento nos preguntemos ¿Cómo murió, sano o enfermo? Y según la causa nos mostremos más aliviados o más apesadumbrados.

En mi opinión, la “híper” es un concepto comparativo. Veamos: si el promedio en Latinoamérica, exceptuando Venezuela, es de 10% anual, es obvio que más del 120% sería “recontrahíper”.

¿Importa saber cuántos pesos sin valor cuesta un dólar?

¿Importa tomando algún tipo de cambio histórico, conjeturar si y hoy el dólar debería costar 600 o 600 mil…?

Para la gente común el incremento del precio de los alimentos es del 10% mensual, que es un valor estadístico, pero en los hechos o el bolsillo, es más, ¿le puede importar si estamos en inflación o híper?

¿Cuál sería la diferencia práctica?

La pregunta que nos hacemos es: ¿Cómo salimos y cuánto costará salir de este “hiperdesastre cultural, político y económico”?

Ésa es la pregunta que la política no responde, porque no quiere, no sabe o no puede.

Nos interesa un pito saber si el candidato será mengano, perengano o fulano. Lo que nos interesa saber es cuán buena gente será, cuál será su nivel cultural, qué capacidad de persuasión podrá tener…

Por eso “habrá híper…” es como preguntar por la inmortalidad del cangrejo, que debería ser nuestro símbolo nacional.

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