Por Enrique Guillermo Avogadro.-
“Que las verdades no tengan complejos, que las mentiras parezcan mentiras”. Joaquín Sabina.
Pido disculpas por los dos días de anticipación en que envío esta nota respecto a lo habitual; mis disculpas por eso, pero debo alterar mi rutina porque, por razones profesionales, entonces estaré viajando de regreso a Buenos Aires para participar de las elecciones del domingo.
La semana trajo, además de la renovada violación de la veda electoral por parte de Cristina, que da así pública cuenta de su tradicional desprecio por la ley y por las instituciones, la confirmación de algo que todos sabíamos: el Gobierno sigue y escucha a cientos de ciudadanos, propios y ajenos; antes lo hacía con la impagable colaboración del famoso e inubicable Jaime Stiuso pero, desde que éste fue despedido y se convirtió en el más amenazante enemigo del poder, ahora lo hace con Oscar Parrilli, el nuevo jefe de la inteligencia local, integrada por agentes tan serios y eficientes que, cuando los mandan a espiar, tocan el timbre.
Este peculiar personaje es, además, el paradigma del panqueque: después de haber sido el miembro informante en Diputados de la ley de privatización de YPF cuando era un menemista furioso, dio una vuelta en el aire y, arrastrado por contrarios pero igualmente fuertes vientos crematísticos, se transformó en el fanático paladín del kirchnerismo estatista y confiscador.
El otro “detalle” de la semana fue, sin duda, la reaparición de la violencia en la contienda electoral: un dirigente social fue asesinado a golpes en el Chaco por la policía de ese adalid de la democracia que es el Koki Capitanich y los atentados que sufrieron Diego Valenzuela y Nicolás Ducoté, candidatos de Cambiemos a intendentes de Tres de Febrero y Pilar, respectivamente, con destrucción de sus locales partidarios y vehículos afectados a las campañas y golpes a los chicos que los apoyan, alguno de los cuales terminaron hospitalizados. Más allá del silencio cómplice del Frente para la des-Vergüenza y de las autoridades, cabe pensar que, si bien ya queda sólo dos días para la primera vuelta, el mes que falta para el ballotage puede traer nuevos episodios de este tipo pero mucho más graves.
El domingo los argentinos deberemos decidir nuestro futuro y, como lo he hecho en las últimas columnas, sugiero a mis compatriotas corregir, con su voto, la atomización de una oposición que, habiendo demostrado que alcanza al 60% del electorado, no ha podido unificar sus propuestas. Así, no se trata tanto de elegir cuanto de optar: ¿queremos que el kirchnerismo continúe o que, definitivamente, se marche y nos deje en paz? ¿Nos gustaría que éste sea el fin del país que conocíamos o podemos soñar con un renacimiento?
Después de ver el spot de campaña de Sergio Massa, en el que sostiene que es el único capaz de vencer a Lancha, creo que está todo claro, porque la traducción simple de esa afirmación es que sus seguidores, en un ballotage en el cual no participara, votarían por Scioli: más claro, sólo agua.
Luis Majul, en su columna de ayer en La Nación, enumeró las ventajas de un probable ballotage y las negativas consecuencias que podría traer aparejada una victoria de El Manco del Espanto en primera vuelta, trayendo a la memoria qué sucedió cuando, en 2011, la noble viuda se hizo con un arrollador triunfo y, a partir de entonces, comenzó a ejercer el poder en esta forma tiránica, desaforada y corrupta.
La contienda se torna aún más dramática en la Provincia de Buenos Aires, ya que una victoria allí de Anímal Fernández consagraría al narcotráfico como el poder real del país. El bisemanario Perfil accedió a un video, logrado con una cámara oculta en una cárcel bonaerense, en el que se ve a un allegado al Jefe de Gabinete de Cristina negociando con el condenado Lanatta su retractación respecto a la identificación de La Morsa -sobrenombre con el que había identificado al personaje del Gobierno que protegía a los delincuentes- con el candidato del FpV a la gobernación de ese trascendental distrito. Allí, la única opción, entonces, es votar a María Eugenia Vidal, la única capaz de vencerlo.
La moneda, a cuarenta y ocho horas de los comicios, sigue en el aire según todas las encuestas, y eso me hace ratificar mi sensación de ser un marciano. No consigo entender cómo puede ser que, después de doce años de latrocinio y decadencia, de desperdicio de enormes oportunidades, de tanto daño socio-económico, aún el kirchnerismo conserve alguna probabilidad de sucederse a sí mismo. ¿Cómo pueden dudar quienes, después de tantos anuncios, carecen de agua potable y cloacas?, ¿cómo pueden no haberse decidido quienes ven, día a día, como se deterioran la educación de sus hijos y la salud de todos?, ¿cómo creen que se protegerán de la inseguridad y la violencia cotidianas?, ¿qué creen que sucederá con las jubilaciones después de tanto saqueo a la ANSES?, ¿qué imaginan para el campo?, ¿cómo pueden sobrevivir quienes tanto han robado, lo exhiben con impudicia y logran la impunidad?
El título de esta nota obviamente parafrasea al Che Guevara, el entronizado referente de esta revolución imaginaria que encabezaron Néstor (q.e.p.d.) y su viuda, que han obtenido fueros disfrazándose de izquierdistas mientras saqueaban y sangraban al país y bailaban sobre los cadáveres de sus víctimas. Confío en que, el 22 de noviembre, termine esta época tan siniestra, podamos comenzar a olvidar la mancha gigantesca que ha dejado en la historia nacional y recuperemos la República democrática, representativa y federal que hemos perdido.
23/10/2015 a las 9:01 AM
Caro Enrique,
De que Republica me habla?
Como podemos perder algo que nunca tuvimos, desde 1853 a hoy.?
La Argentina, tal como está planteado su Estado es inviable.
A menos que suceda una singularidad seguiremos siendo un territorio anárquico, feudal y nepotico, con 41 millones de vasallos dentro de sus fronteras.
Un abrazo “ciudadano” y ojalá el domingo no aumente nuestros pesares.
Jorge Giovaneli
23/10/2015 a las 2:15 PM
ELECCIONES EN ARGENTINA
seguiremos siendo un territorio anárquico, feudal y nepotico, con 21 millones de vasallos criminales e 20 millones de trabacadores dentro de sus fronteras.
•Uno de los barrios más pobres de Latinoamérica
A por los votos de ‘villa miseria’
Panorámica de ‘Villa 31’, bajo la autopista, junto a la vía del tren, y frente al centro financiero de Buenos Aires. INFOBAE
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En la capital argentina, hay 30 ‘villas miseria’, donde la población crece a un ritmo del 52% entre narcotraficantes y marginalidad
‘La vida vale un carajo aquí’, dicen sus habitantes. ‘Ni a la presidenta Kirchner ni al alcalde [y presidenciable] Macri les interesamos’
Lea todo sobre las elecciones presidenciales en Argentina
JUAN IGNACIO IRIGARAY
– Buenos Aires
Actualizado 23/10/201502:53
Si un turista visita la plaza San Martín de Buenos Aires, el rincón aristocrático de la que fue ‘París de Latinoamérica’ al comienzo del siglo XX, con edificios importados de Francia y la memoria del vecino ilustre Jorge Luis Borges, y camina hacia el levante enseguida se topará con la “Villa 31”, la primera y más famosa ‘villa miseria’ de Argentina.
El contraste representa el día y la noche en la geografía urbana. De un lado, palacios franceses, torres inteligentes, cruceros internacionales amarrados en el puerto. Y al otro, entre el ferrocarril y la autovía, un amasijo de chabolas que se alzan sobre 35 hectáreas de terrenos públicos. Una auténtica ciudad adentro de la gran ciudad.
Nacida en 1932 como “Villa Desempleo”, el líder natural del poblado fue durante muchos años el cura obrero Carlos Mugica, asesinado en 1974 por la banda terrorista Alianza Anticomunista Argentina (Triple A), del gobierno de Isabel Perón (1974-1976). La película argentina exhibida en España Elefante Blanco, con el actor Ricardo Darín, reflejó en parte esa historia.
EL MUNDO ha ingresado andando a la “Villa 31”, un periplo que exige fichar antes a un lazarillo para adentrarse en el laberinto de callejuelas serpenteantes e ir ligero de equipaje, atento a algún descuidista y sin mirar fijo a nadie, por si las moscas. También requiere un olfato blindado, que soporte el aire con tufo a rancio y fritanga.
Los ‘villeros’ -mote despectivo que le dan los porteños- son argentinos de provincias e inmigrantes de Bolivia, Paraguay y Perú, que arribaron a la megápolis buscando ascenso social. Y protagonizaron una explosión demográfica en los 12 años de gobiernos kirchneristas, esos que la presidenta Cristina Fernández, orgullosa, tilda de “década ganada”.
“El último censo detectó 40.000 habitantes. Pero nosotros sabemos que somos muchos más, entre 80.000 y 100.000. Sólo en mi manzana viven 500 personas”, dice a este periódico en su casa César Sanabria, de 33 años, nacido en Paraguay, delegado vecinal, que conduce una emisora de radio FM comunitaria.
Y, además, este joven opina que “a la presidenta Cristina Kirchner y al alcalde Mauricio Macri (actual presidenciable opositor) no les conviene difundir los datos reales de población. Porque van reflejar el aumento de la pobreza y de los barrios marginales. Ellos quieren barrer esos datos debajo de la alfombra”.
La subida de la población en las ‘villas miseria’, según mediciones oficiales, ha trepado un 52,3% en los 30 asentamientos irregulares emplazados en la ciudad de Buenos Aires, sin contar los otros de ese tipo que hay en los barrios del extrarradio. Y por consiguiente ese estallido ha generado, a la vez, un auge del ladrillo.
“De las casillas bajas ha pasado a casas de hormigón que se elevan, a veces, hasta un séptimo piso. Acá hay muchos albañiles, saben construir”, explica César, que estudia arquitectura en la universidad pública. En efecto, se pueden observar auténticos ‘edificios’ de cuartos añadidos. Incluso algunos usan de techo a la autovía que cruza por encima.
Los carteles de alquiler cuelgan en algunas construcciones. Por una habitación de seis metros cuadrados y baño compartido, piden hasta 2.000 pesos (120 euros). La ventaja para el inquilino es que vivirá a un paso del centro. Y, además, no pagará tasa municipal ni electricidad ni agua. Todas las ‘villas miseria’ están ‘colgadas’ de esos servicios y los reciben gratis.
La inmigración ha implantado una nueva clase de vecinos: los narcotraficantes, con su plus de violencia y muerte. “Ayer al mediodía, un chico en moto perseguía a otro enfrente de mi casa. ‘Pam-pam’, le metió dos tiros. Por suerte no lo mató. Tuve que ir yo a buscar a la policía. Vale un carajo la vida de la gente en la villa” cuenta en su vivienda Ruth Torrico.
‘Políticos que vienen a comprar droga’
Esta mujer y su esposo, Adams Ledesma, dejaron su Potosí natal, Bolivia, en los años 90 y se instalaron en “Villa 31”. Aquí formaron una familia con seis hijos. Emprendedor, él fundó el canal de clave barrial “Mundo Villa TV”. Antes de salir al aire, en una entrevista con el diario Perfil, prometió destapar “quiénes son los políticos que vienen a comprar droga a la villa”.
Poco después, a la madrugada del 4 de septiembre de 2010, alguien golpeó a la puerta de la casa familiar. Adams creyó reconocer a un vecino y, confiado, salió. Mientras el visitante lo distraía hablándole, por detrás recibió cuatro puñaladas -una en la yugular y tres en el tórax-. Su cadáver fue arrojado en un callejón del fondo del barrio.
“A mi marido lo mataron porque él descubrió a un personaje gordo de la política que venía a la villa en busca de droga”, asegura Ruth, que sigue viviendo allí con sus hijos. Ella asegura que, en 2011, unos desconocidos la secuestraron y golpearon, amenazándola con asesinar a sus hijos. Por el homicidio, el paraguayo Cristian Espínola purga condena a 18 años de prisión.
A raíz del crimen del periodista villero, el Gobierno de Fernández y el Ayuntamiento desplegaron policías federales y municipales. Unos 200 uniformados en total. “Igual das un paso y te roban. Tienes que vivir en tu casa como si estuvieras en una prisión”, despotrica Ruth. Y Sanabria acusa: “Nosotros no somos sheriffs, el Estado tiene que resolver la inseguridad”.
Una ley obliga a las autoridades a urbanizar pero el plan está parado. Sólo se realizan en estos días mejoras en desagües y callejuelas. “Es porque se acercan las elecciones. Los políticos quieren votos. Entregan dinero o electrodomésticos al puntero [dirigente] barrial y éste se compromete a llevar gente a votar”, dispara Sanabria.
Pese a las duras condiciones de habitabilidad, ninguno de estos dos vecinos planea mudarse de sitio. “No estoy económicamente solvente para ‘volar’. Sólo tengo un plan social de 1.400 pesos (83 euros) y a veces trabajo de mesera”, explica Ruth. En cambio, César se ilusiona con que “cuando sea arquitecto, quiero trabajar en mi barrio y mejorarlo”.
23/10/2015 a las 2:17 PM
ANARCHIA,CAOS,INGIUSTIZIA,DELINQUENZA SONO LE COSE CHE PREVALGONO IN QUESTA TERRA MERAVIGLIOSA E I POLITICI AGGIUNGONO DI PROPRIO UN PO’ DI DROGA,CORRUZIONE
23/10/2015 a las 11:59 PM
” Confío en que, el 22 de noviembre, termine esta época tan siniestra, podamos comenzar a olvidar la mancha gigantesca que ha dejado en la historia nacional y recuperemos la República democrática, representativa y federal que hemos perdido.”
Dios lo bendiga Don Avogadro y no desampare a los que estaremos en la primera linea , como siempre ; poniendo el pecho por la Nacion y el Pabellon Azul y Blanco.
Aunque sera un placer , ya tenemos el cuero curtido , como dice el gaucho ….ja ja ja
Fuerte abrazo !!! Y Gracias por su Predica de tantos años !!!
BS.
24/10/2015 a las 7:26 AM
muy buen resumen! gracias!