Por Malú Kikuchi.-

Sabias palabras del Ministro de Educación de la Nación, Alejandro Finocchiaro a TN, hechas el 15/2/2018. Obviamente hablaba de la educación pública. Que quede claro, la educación pública ha de ser de excelencia, ya que es el único rasero socio-económico que existe. La educación privada es una elección de los padres que quieren que sus hijos vayan a un colegio religioso o aprendan determinado idioma.

La privada puede ser de excelencia, mediocre o mala. Es una elección paga. Pero la pública es la que le permite crecer, o no, a un país. Argentina fue grande cuando su educación pública lo fue. Argentina es un país mediocre y bajando, desde que su educación pública está en manos de los gremios. No se discute la necesidad de los gremios, se discute el rol que estos ocupan, en particular en la educación.

Según Finocchiaro, los gremios de la educación (demasiados) se convocaron en noviembre y en diciembre, no aceptaron la invitación. Querían conocer la inflación del 2017 y la pronosticada para este año. Una actitud lógica en un país con inflación alta. Ya empezaron las discusiones paritarias, como era de esperarse, sin acuerdos a la vista. El ministro sostiene que las clases deben empezar el 5/3.

Que las discusiones salariales pueden continuar, pero con los chicos en clase. Los chicos no deben ser nunca más (nunca debieron serlo), rehenes de los gremios. Sabias palabras. También dijo que “hay que cambiar algo…”, no sólo discutir salarios, también hay que hablar de presentismo, sabias palabras. Pero el tema, el núcleo de la cuestión nunca se tocó. El tema salarial es simple, sobran suplentes.

Por cada maestro en la provincia de Buenos Aires, hay 3 suplentes. Hay que dar vuelta la ecuación como en cualquier país civilizado: un4suplente cada 3 maestros. Se duplica el salario. Hay que reeducar a los suplentes salientes, la educación necesita expertos en temas hasta hoy desconocidos en Argentina. Y lo más importante, en realidad lo único imprescindible, hay que cambiar el sistema educativo.

La inteligencia artificial ya llegó, está entre nosotros y la desconocemos. Sarmiento fue un genio de esos que se dan con suerte una vez en la historia. Su libro “De la educación popular” 1849, fue revolucionario. No pudo ponerlo en práctica durante su presidencia, ni pudo Avellaneda. Recién Roca en 1884 y con gran esfuerzo en el congreso, impuso la ley 1420* y la Argentina, creció. Pero estamos en 2018.

Seguimos educando igual que a finales del siglo XIX. Así como dejamos el griego y el latín como materias (los que amamos la etimología la estudiamos por nuestra cuenta), hay que dejar el enciclopedismo atrás. En Google están todas las repuestas, tenemos que enseñarles a los chicos a preguntar. Lo primordial, hay que enseñarles a pensar. Necesitamos chicos molestos, preguntones, pensantes.

Basta de loros memoriosos que hoy pueden conseguir la respuesta en el celular o en un reloj inteligente, mientras se les enseña con el antiguo reloj de bolsillo que usaban los bisabuelos en el chaleco. Hay que disminuir la cantidad de materias, hay años con 10, o más materias, que los chicos sobrevuelan, nunca terminan de saber para qué deben aprenderlas. No lo hacen y no tiene sentido.

Más ciencias duras, menos humanismo (lo encuentran en Google), computación, comercio exterior, intercambio de alumnos con otros países, deben ser ciudadanos del mundo y conocer como se vive en otras partes. Desde 1º grado y de acuerdo a la edad, que lean un libro por semana, son 48 al año. Al salir del colegio después de 12 años, serán cultos, seres globalizados, aptos para el siglo XXI.

Pero de eso no se habla. Seguimos enseñando año tras año las mismas cosas que se enseñaban en 1950. Los drones se manejan a distancia, los autos se manejan solos, el GPS nos ubica, los robots atienden en los hoteles y hacen la mayoría de los trabajos manuales. El lema de la Singularity University es “nada es imposible”. Nosotros discutimos salarios y los gremios en vez de educar hace política militante.

Según un estudio de Oxford, de acá 5 años el 80% de las carreras universitarias de hoy, no serán requeridas. Nuestros chicos no van a estar preparados para vivir en esta época y nadie hace nada al respecto. Insisto, todo lo que dijo Finocchiaro fue justo, pero al decir: “Hay que cambiar algo…”, omitió decir que en materia educación, HAY QUE CAMBIAR TODO. Estamos en la era digital. Necesitamos imaginación, decisión y coraje para cambiar y entrar en la nueva era.

Al futuro no hay que correrlo desde atrás, hay que esperarlo preparados para lo que traiga. Pero los dinosaurios se niegan a desaparecer.

* Declaraciones del Ministro de Educación de la Nación, Alejandro Finocchiaro a TN el 15/2/2018.

* Ley 1420: ley de Educación laica, gratuita y obligatoria. Primera presidencia de J. A. Roca el 8/7/1884.

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