Por Ovidio Winter.-

La designación por decreto presidencial de la hermana del ministro de trabajo representa la última cachetada (¿cuántas más deberemos soportar todavía?) que la política nos pega en la cara a los ciudadanos que hace nada, el 23 de octubre, le dimos el respaldo a un gobierno que necesitaba del mismo (y nos lo había pedido expresamente) para producir los cambios (que en gran número aún faltan realizar), en nuestro maltratado país. Uno de ellos quedó en evidencia ayer, se trata de la potestad que tienen los funcionarios para designar colaboradores familiares, amigos o entenados, con sueldos muy altos (y merecimientos bajos), que pagamos todos.

Al hacerlo por decreto queda muy en claro que lo que se pretendió es vulnerar la norma pues el flaco currículum de la nueva Directora del Banco Nación no le hubieran permitido alzarse con semejante premio en un concurso.

Cuando a su hermano, el Ministro, se lo consultó, sólo atinó a balbucear que él no había influenciado para su designación, que su hermana era una “militante” (me suena esa palabra) que trabaja en el Banco desde hace poco mas de un año.

Hasta ayer pensé que el kirchnerismo era el enemigo mayor que tenía Cambiemos, hoy me temo que es el mismo gobierno quien les regala argumentos a sus opositores para que lo desestabilicen.

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