Por Hernán Andrés Kruse.-

En su edición del 21 de mayo, Página/12 publicó un artículo de Horacio Verbitsky titulado “Una lección que no aprenden”. Sus párrafos salientes son los siguientes: “La rotunda victoria de Roberto Baradel en las elecciones de los docentes de la provincia de Buenos Aires echó por tierra la estrategia del presidente Mauricio Macri y de la gobernadora María E. Vidal, que eligieron como antagonista al secretario general de Suteba, siguiendo las recomendaciones de sus estrategas de campaña. La idea de marketing era oponer al Ogro Malo con el Hada Buena, que es el arma electoral en la que basa sus esperanzas el gobierno para las próximas elecciones de renovación legislativa. A esos efectos, el oficialismo se basó en tres soportes: 1. El endurecimiento de las negociaciones paritarias, torpedeando la posibilidad de un acuerdo. 2. La denigración personal de Baradel sobre la base de informaciones falsas difundidas por medios adictos y redes antisociales. 3. El apoyo a la oposición interna en las elecciones de Suteba”.

“A pesar de su fracaso, el gobierno insiste. El Plan Maestro elaborado por el ministro de Educación y presunto candidato oficialista en la provincia de Buenos Aires, Esteban Bullrich, persigue la eliminación de la paritaria nacional docente consagrada en la ley de financiamiento educativo. El actual conflicto, que sigue abierto, se desencadenó por la decisión ministerial de delegar la paritaria docente en cada provincia, suprimiendo la previa paritaria nacional que debe fijar el piso de las negociaciones provinciales. Ahora el gobierno pretende que una ley demuela ese piso de derechos” (…) “A diferencia de lo que suele ocurrir en las negociaciones paritarias, en este caso ni el gobierno nacional ni el bonaerense procuraron llegar a un acuerdo. Por el contrario se hizo manifiesta su voluntad contraria. En parte por consideraciones fiscales, ya que la cifra en que cerraran los docentes sería tomada como piso por los demás gremios. Pero en parte también por la voluntad de propinar un escarmiento a todo el sindicalismo exhibiendo la derrota de los docentes como una poderosa herramienta de disciplinamiento para todos los trabajadores. La rebaja del costo salarial es el objetivo prioritario del gobierno de los CEOs: no sólo se niega a devolver en 2017 algunos de los 7 a 12 puntos de participación en el ingreso que perdieron las distintas categorías de trabajadores en el comienzo de la Revolución de la Alegría, sino que está decidido a incrementar esa pérdida. Con una inflación que ya se advierte que no bajará del 25 por ciento y podría acercarse al 30, la insistencia en paritarias del 18 por ciento y en cuatro cuotas es batir un tambor de guerra. Por alguna razón, el gobierno cree que ese es el sonido que acompaña un paso de vencedores” (…).

“El modelo de confrontación fue el de la estatua que apareció en Wall Street hace dos meses, en vísperas del día de la Mujer: la niña sin miedo que enfrenta a un toro intimidatorio. Por eso, una de las tácticas escogidas fue enfurecer a Baradel, con infracciones constantes al juego limpio. Cada vez que se convocó a una ronda de negociaciones, mientras los paritarios seguían discutiendo el gobierno difundió anuncios públicos alegando que había mejorado la oferta, cosa que no era cierta. Contaba con la dificultad general para entender fórmulas numéricas complicadas y con la ayuda mediática para presentar ese engaño como realidad” (…) “Pero además, en dos tramos de la negociación paritaria de 2016 y en uno de este año, en cada instancia se produjeron tremendas amenazas de matar a un hijo o un nieto de Baradel” (…) “Como única respuesta, Macri dijo en la Asamblea Legislativa, con una sonrisa torva, que Baradel no necesita que lo protejan” (…) “Al mismo tiempo el aparato oficial de desinformación se arrojó al cuello del sindicalista, en un intento desesperado de deslegitimación basado en mentiras directas sobre la vida y las calificaciones del imponente Roby, como figura contrapuesta al Hada Buena” (…) “Nada de eso era cierto. Es docente, tiene título y además es abogado. Siempre hizo los aportes correspondientes, todos sus viajes fueron para asistir a encuentros de organizaciones sindicales americanas e internacionales de las que forma parte, nunca estuvo en ningún destino turístico” (…) “Por último, el gobierno provincial operó en los medios adictos a favor de la opositora lista multicolor, conducida por el Partido Obrero. Pese a todos, la lista celeste-violeta obtuvo la reelección de Baradel e incluso mejoró sus resultados en comparación con los comicios de 2013” (…) “El endurecimiento discursivo y práctico puede fidelizar el núcleo duro que votó por Cambiemos en las PASO de 2015, pero a medida que se aleja en círculos concéntricos y desciende en la pirámide social, fortalece las opciones cuestionadoras”.

“Al margen de esa especulación electoral, el gobierno tiene objetivos muy claros y muestra una astucia para perseguirlos que no ha sido el rasgo distintivo de la derecha argenta. El borrador del Plan Maestro, que el gobierno presentó en marzo de este año, para recibir aportes hasta el martes 30 de mayo, es un proyecto de ley que consta de apenas cuatro artículos. El primero se propone “garantizar la igualdad de oportunidades de aprendizaje y apoyar las políticas de mejora en la calidad de la enseñanza, reafirmando el rol estratégico del derecho a la educación consagrado en el artículo 14 de la Constitución Nacional y los tratados internacionales incorporados a ella…El segundo dice que la ejecución del Plan “comprenderá el cumplimiento de las Metas establecidas en el anexo II, el cual forma parte integrante de la presente Ley”. El tercero designa al Ministerio de Educación y Deportes de la Nación y a los Ministros de Educación provinciales como autoridad de aplicación y el cuarto es de forma. Es decir que para alcanzar la felicidad hay que ir a la letra chica de los anexos, una técnica legislativa horrible y apta para cualquier contrabando ideológico”.

“Por cierto todas las metas son estimables, pero poco se dice de los medios para alcanzarlas. Un rasgo perverso es que la derogación implícita de la ley de Financiamiento Educativo, que garantiza la negociación salarial centralizada, fue escondida bajo la meta de “Mejorar los salarios docentes”. El oblicuo ataque a la ley de Financiamiento Educativo, que es mencionada en tiempo pasado como si ya hubiera pasado a mejor vida, dice que en el acuerdo marco entre los gobiernos nacional y provinciales y los sindicatos nacionales “se fijaba anualmente un piso salarial para el cargo testigo de un docente de nivel primario que inicia su carrera”. Pese a que ese acuerdo marco ha logrado “definir anualmente el salario mínimo para todos los docentes del país con un incremento real en cada período”, en muchas jurisdicciones se ha mantenido lo que el proyecto llama “la conflictividad docente, lo cual ha afectado la cantidad efectiva de clases” (…) “La trampa aparece en el último tramo: “En el último acuerdo marco nacional, se acordó que el salario mínimo de un docente será siempre un 20 por ciento mayor al salario mínimo, vital y móvil definido anualmente por el Consejo del Salario y la Nación garantizará esto, con fondos del nuevo Fondo Compensador. Por otra parte, el Ministerio del Interior negoció con las provincias beneficiarias del antiguo Fondo Compensador la disminución gradual de los fondos girados por este concepto según la siguiente escala: 2016 mismo monto que en 2015; 2017=75% de este monto; 2018=50%; 2019=25% de este monto y en 2020 desaparece este concepto. De esta forma, cada jurisdicción, según sus posibilidades y realidad económica será responsable de negociar los salarios docentes en los respectivos acuerdos marco jurisdiccionales y la nación garantizará, a través del nuevo Fondo Compensador que el salario mínimo docente, independientemente de las condiciones de la provincia en donde el docente ejerza, se encuentre siempre como mínimo con 20% por encima del salario mínimo, vital y móvil”. Por tratarse de una ley posterior, su sanción derogaría la ley de Financiamiento Educativo, fruto de años de lucha de docentes pero también de padres y alumnos. Esto no sólo empobrecería a los docentes, sino también a la democracia argentina”.

En su edición del 20 de mayo, Página/12 publicó un artículo de David Cufré titulado “Salarios”. Sus párrafos salientes son los siguientes: “Los sueldos de los trabajadores estatales representados por UPCN perdieron la carrera contra la inflación por más de 10 puntos desde mediados de 2015 a la fecha. El aumento pactado desde junio de ese año a mayo de 2016 fue del 27,4 por ciento, período durante el cual la suba de precios llegó al 44,4 por ciento en la Ciudad de Buenos Aires, según el registro de la Dirección de Estadísticas del gobierno porteño. Eso implica un retroceso de 17 puntos. El año pasado, el incremento salarial se acordó en 31 por ciento a partir de junio, por doce meses, y la inflación hasta abril…se ubicó en 23,2 por ciento. El deterioro acumulado rondará entonces los 11 puntos cuando se conozca la inflación de este mes. Lejos de reparar esa situación, el gremio firmó esta semana un acuerdo para el próximo año por 20 por ciento, con cláusula gatillo de recomposición automática si el OPC supera esa cifra” (…) “Para acceder a la totalidad del nuevo plus por presentismo (1300 pesos brutos mensuales) los trabajadores no pueden faltar ni una sola vez, aunque sea de modo justificado-por ejemplo, por enfermedad o por cuidar a un familiar-, y si tienen más de diez inasistencias justificadas en un cuatrimestre-alguien con un tratamiento médico prolongado-, no recibirán el premio en todo ese período” (…) “En conclusión, el presentismo será un ingreso variable para la enorme mayoría, salvo los que tengan una presencia laboral del ciento por ciento al estilo Rogelio Roldán, aquel personaje de Alberto Olmedo que soportaba toda clase de hostigamientos de su jefe para cobrar un sueldo miserable. El presentismo en estas circunstancias es el Caballo de Troya de la flexibilización laboral” (…).

“UPCN no es la excepción sino la regla de la respuesta sindical frente al cambio de escenario económico desde que gobierna Mauricio Macri, con disparada inflacionaria y aumento de la desocupación. Cuando el Presiente haya completado en diciembre la mitad de su mandato, los trabajadores seguirán arrastrando caídas de ingresos reales frente a diciembre de 2015, de acuerdo a lo que surge de las paritarias que van firmando la mayoría de los gremios hasta ahora” (…) “Los acuerdos de entre 20 y 21 por ciento para los próximos doce meses como los de UPCN, Comercio y Construcción inhiben las posibilidades de recuperación de los sueldos y, en consecuencia, del consumo y la actividad económica. El Gobierno promueve esa política de contracción salarial al mismo tiempo que repite “lo peor ya pasó” y se muestra inflexible con los gremios que se resisten al ajuste, como el caso de los docentes. Esa situación de caída de la capacidad de compra se refleja en indicadores estadísticos y también por otras vías. El Ministerio de Trabajo, por ejemplo, es testigo de las dificultades que encuentran sus empleados para llegar a fin de mes. Más de la mitad cobra salarios por debajo de los 14 mil pesos mensuales, por ocho horas diarias de lunes a viernes. Así lo denuncia la agrupación Verde y Blanca de ATE en esa cartera. En función de las necesidades de los compañeros, ese colectivo viene organizando desde el año pasado la distribución de bolsones de 7 kilos de verduras orgánicas a 110 pesos, un valor que es menos de la mitad del que se consigue en el mercado. La demanda por los paquetes crece de manera vertiginosa”.

En la misma edición, Página/12 publicó un artículo de Horacio González titulado “Ure, el teatro como arqueología del dolor”. Sus párrafos más salientes son los siguientes: “El espectador, en el programa de mano de Puesta en Claro, la obra de Griselda Gambaro que Alberto Ure dirigió a mediados de los 80 en el Payró, se encontraba ante una rara explicación. Apenas con eso uno podía darse cuenta qué era para Ure el teatro. Decía algo así como que no lejos de los cimientos de ese Teatro de los Independientes, en desconocidas cavidades y remolinos de tierra, podrían encontrarse objetos remotos, quizás unas bayonetas oxidadas de viejas invasiones a Buenos Aires. El teatro era una forma de investigación total en el armazón de la memoria, una historia ya congelada o una biografía al parecer ya disecada. Para Ure todo era arqueológico en el drama presente. Por el absurdo nos hacía ser a todos buscadores de ruinas, las de la historia o las nuestras propias. Ure habló jocosamente para pensar los temas más graves. Buscó, teorizó y se revolcó entre paredes en nombre de una estética del teatro y la actuación nacional, que pasara de lo burlesco a lo doloroso. Esto estaba en su pensamiento teatral y en su pensamiento político” (…).

“Finalmente, como lo evidencia La familia argentina, deseaba devolverle a los trágicos antiguos lo que el psicoanálisis parecía haber capturado. ¿Cómo heredero? ¿Cómo usurpador? La obra es tragicómica y dolorida; el psicoanálisis está en su centro como un experimento de lenguaje que se pone a consideración del espectador moderno, que quizás encierre el secreto del espectador antiguo. A éste parece querer devolverle la palabra” (…) “El pensamiento de Ure partía de una desesperanza: suponía que no tenía la dicha de contar con interlocutores adecuados. Los que existían, estaban presos de una cárcel cultural en donde el lenguaje actuaba como una ficción inerte incapacitada de vomitarse a sí mismo su propio pasado ignoto, su telúrica violencia enterrada. Para Ure, el teatro, la interpretación, el estudio, las clases, la dramaturgia en general, debía ser el gran instrumento-casi de naturaleza filosófica-que pusiera el habla sobre sus auténticas bases sociales, conceptuales y existenciales. Hablar era representar un papel del que debe aflorar una verdad sustancial, pero se enreda absurdamente en eso”.

En su edición del 20 de mayo, La Nación publicó un artículo de Eduardo Fidanza titulado “Se alinean los factores de la popularidad presidencial”. Sus párrafos salientes son los siguientes: “Para los gobiernos democráticos de la actualidad la coyuntura es absorbente e incierta. Enfrentan problemas muy complejos, mientras se los somete a un escrutinio permanente que arroja el dato que más aprecian y temen: el nivel de popularidad. En ese valor se cifra la fortaleza o la debilidad, de él dependen las posibilidades y los proyectos. Es el parámetro para inferir la suerte en los próximos comicios. Hasta que llega el momento de votar, la popularidad la determina ese conglomerado multiforme y etéreo que se denomina “opinión pública” (…) “Aunque la popularidad del gobierno es crucial, algunos la necesitan más que otros. Los que hayan accedido al poder por una avalancha de votos y dispongan de mayorías en las cámaras legislativas podrán resistir mejor la adversidad si se vuelven impopulares. La mayoría dificultará un intento de destitución. Sus bancadas continuarán sancionando leyes para no trabar el funcionamiento de la administración. Otros gobiernos, con minorías y resultados electorales exiguos, necesitarán, en cambio, que los votantes nunca les bajen el pulgar” (…).

“A este cuadro, debe agregársele un fenómeno: la movilización popular. La gente en la calle puede compensar la fragilidad de un gobierno o acentuarla. Los planos de las fotografías y videos de las manifestaciones, y las vistas aéreas tomadas por drones, las magnifican. Multitudes que representan el 1% de los votantes pasan a ser la mayoría. Esa ilusión óptica ejerce sobre los gobiernos el mismo efecto que las encuestas: si la escenificación es favorable los tonifican, si es adversa los deprimen” (…) “Aún debe considerarse un factor más: la salud de un gobierno depende también de la salud de la oposición. En el juego frenético de fortalezas y debilidades, lo que uno pierde el otro lo gana. Así se enhebra la fortuna o la desgracia de los gobernantes: los hilos claves son el nivel de aprobación del gobierno, la distribución del poder legislativo, las manifestaciones populares y la situación de la oposición. Esa trama, sin embargo, nada dice sobre los motivos de apoyo o rechazo. Por lo general ellos dependen, en primer lugar, de la performance económica y, en segundo término, del desempeño político de gobernantes y opositores” (…).

“Si se va de la abstracción a la realidad, aparecen claros los contornos de la política argentina de estos días. El Gobierno tiene minoría legislativa, depende de su popularidad y del nivel de desgaste y desmembramiento de la oposición, representada por las distintas fracciones del peronismo. En medio de esa estrechez, recibió un importante apoyo popular, amplificado por los medios, el 1 de abril. A partir de ahí, retomó la iniciativa, le volvieron a sonreír los sondeos, recuperó el apoyo perdido luego de un final de verano desafortunado. Para expandir su dicha, el peronismo cometió errores, incurrió en escándalos, se distrajo en la interna” (…) “¿Por qué se alinean los factores de la popularidad presidencial? Como se observa, por razones políticas antes que económicas. Al votante medio, que no lo apasiona el Gobierno, menos lo seduce la oposición. Mientras no crea en el peronismo y no quiera volver a él, tolerará la ambigua economía de Macri, que ajusta lo imprescindible para no caer en la impopularidad, un desliz que no puede permitirse” (…) “el balance electoral luce parejo, la economía no es sustentable sin modificaciones y la corrupción latente amenaza a todos. Esto significa que, en el mejor de los casos, el Gobierno podría vencer en octubre por estrecho margen. Luego, con poder incierto, deberá profundizar las reformas económicas y la transparencia. Un libreto para buscar consensos, evitando la arrogancia de creerse ganador”.

En la misma edición, La Nación publicó un editorial titulado “Acusaciones en tiempos electorales”. Sus párrafos salientes son los siguientes: “La intensa corrupción gubernamental durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner dejó como otra pesada herencia una extendida presunción social de que cualquiera que ocupe cargos públicos es deshonesto salvo que demuestre lo contrario. Con pocos fundamentos o con ninguno se puede elaborar una acusación que permita poner a un funcionario bajo sospecha. Esto resulta suficiente para que gran parte de la población ya lo considere culpable, o al menos sospechoso, sin pretender más indagación. Los acusadores y los fiscales que toman la denuncia obtienen espacio en los medios de comunicación, y los jueces quedan inhibidos y temen, a su vez, ser acusados de colusión con el acusado” (…).

“Acusaciones falsas se producen en forma constante. Por ejemplo, cuando días antes de una elección, Enrique Olivera fue imputado falsamente de disponer de dinero no declarado en una cuenta en el exterior” (…) “Otro caso más complejo fue el affaire de la “Banelco”, que alcanzó al propio presidente Fernando de la Rúa. Luego de varios años la Justicia lo sobreseyó, coincidiendo esta sentencia con la apreciación de su honestidad personal de quienes bien lo conocen. Hubo casos con varias condenas judiciales bien fundamentadas y merecidas durante el gobierno de Carlos Menem. Pero en contraposición, algunas acusaciones sobre él carecieron de sustento. Tal es el caso del largo juicio para dirimir la acusación de fraude en la venta “a precio vil” del predio ferial de Palermo a la Sociedad Rural Argentina” (…).

“Lamentablemente, en un clima de descreimiento de la política y en vísperas electorales, será fácil emplear el arma de la acusación de corrupción contra personas honestas. No sería extraño que estos episodios sean iniciados no sólo por adversarios electorales, sino también por quienes efectivamente arrastran culpas anteriores de su proceder deshonesto. De esa forma podrán lograr un halo de virtudes que no practican, o lograrán disimular más fácilmente en la polvareda sus propias fechorías. Después de 12 años de populismo y corrupción, hoy el Poder Ejecutivo de la Nación está conducido en su gran mayoría por personas capacitadas y son honestas. Esto no los ha eximido de recibir denuncias infundadas, pero mediáticamente efectivas” (…) “Deberá evitarse imaginar corrupción sólo a partir de eventuales conflictos de intereses que o bien son corregidos o motivan la excusación del funcionario. A su vez, los funcionarios deben ser hasta exageradamente pulcros en el manejo de estos conflictos de interés. La corrupción debe ser juzgada, combatida y erradicada de la Argentina. La Justicia tiene que ser activa, pero a la vez cuidadosa para separar, con la menor dilación posible, la paja del trigo”.

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