Por Hernán Andrés Kruse.-

En su edición del 16 de julio, Página/12 publicó un artículo de Horacio Verbitsky titulado “Palos y a la bolsa”. Escribió el autor: “A fines del siglo pasado, cuando en la Argentina maduraba el final del gobierno de la primera Alianza, el sociólogo francés Loïc Wacquant describió la crisis que el neoliberalismo estaba descargando sobre el trabajador asalariado en todo Occidente con una metáfora que no ha perdido potencia: “Donde se retira el Estado Providencia, lo reemplaza el Estado Penitencia”. Lo que esta semana se vio en las calles de Vicente López es una perfecta ilustración de lo que escribió Wacquant. La novedad es que pueda utilizarse como argumento para reclamar el voto” (…) “¿Pero cuáles son las probabilidades de éxito? Un sector significativo de la sociedad comparte la visión del presidente Maurizio Macri, quien el jueves urgió al Ministro bonaerense de Seguridad Cristian Ritondo para que medio millar de policías y gendarmes aprestados sobre la planta de la transnacional Pepsico no tuvieran contemplaciones en el cumplimiento de la orden de desalojo impartida por la jueza Alejandra Rodríguez Mentasty. También sería un autoengaño reducir lo sucedido a un liso y llano acto de violencia institucional. Lo fue, y en gran forma, pero no se alcanza a comprender su significado sin el discurso oficial justificatorio: a) la empresa necesitaba trasladar la planta de Vicente López a Mar del Plata por la restructuración de sus actividades; b) había acordado indemnizaciones por encima de su obligación legal con el 90 por ciento de los trabajadores; c) sólo el 10% se negó y ocupó la planta; d) los trabajadores eran menos que los militantes de partidos de izquierda, que participaron en las refriegas con los uniformados; y e) todos los heridos son policías. Sólo este enunciado completo describe la lógica electoral que al día siguiente de los hechos siguieron sosteniendo convencidas el Hada Buena y la Ministra de Seguridad Patricia Bullrich. Ambas ahondaron en la retórica maccarthysta con la acusación de que los delegados de izquierda llevan las fábricas al cierre, perjudicando a los trabajadores. Tan falaz es este argumento que el conflicto comenzó precisamente debido al cierre dispuesto por la compañía, que no se dignó comunicarlo de otro modo que no fuera un mensaje muy breve que los trabajadores encontraron pegado a la puerta de entrada cuando se presentaron a cumplir su turno. Y el ministerio de Trabajo le permitió ampararse en el procedimiento preventivo de crisis que se aplica cuando una compañía no puede pagar los sueldos por “falta o disminución de trabajo no imputable al empleador”. Claramente no es el caso, dada la importante rentabilidad declarada por Pepsico. La empresa inició el procedimiento después y no antes de las cesantías y el ministerio no lo objetó” (…) “A la resistencia social que ha dificultado la “blitzkrieg” con que el gobierno pretendió imponer su programa de reestructuración económica, se suma una serie de fallos judiciales que muestran que no es tan simple derrumbar el andamiaje construido a lo largo de décadas de constitucionalismo social. Los últimos ejemplos son los fallos que ordenaron reponer a los trabajadores despedidos de Pepsico y rechazaron la decisión del gobierno bonaerense de que los días de clase perdidos se recuperen durante las vacaciones de invierno: a) la sala VI de la Cámara de Apelaciones del Trabajo (Néstor Rodríguez Brunengo y Luis Rafaghelli) ordenó que Pepsico cumpla con “el deber de ocupación de los actores…, quienes habían presentado un recurso de amparo. Por cada día de demora la empresa deberá pagar una multa de 5000$. Si bien la medida cautelar se circunscribe a estos diez trabajadores, los considerandos se aplican al conjunto de los despedidos; b) el juez en lo contencioso Administrativo de La Plata Luis Federico Arias aceptó la medida cautelar presentada por el Frente Gremial Docente contra la resolución 1131/17 de la dirección General de Cultura y Educación por la que el Hada Buena dispuso que debían recuperar durante la primera semana de las vacaciones de invierno las clases perdidas durante los días de paro” (…) “Ante este valladar, el gobierno reacciona con furia. El presidente en persona acusa a los jueces de formar parte de una mafia y para darle contenido político sindica como jefe al diputado Héctor Recalde, un abogado laboralista cuya ausencia se sentirá desde el año próximo ya que concluye su mandato y no forma parte de las listas de candidatos para octubre. Macri aprovecha para ello la baja consideración que los jueces en general tienen ante la sociedad, no por mérito de aquellos que él denuncia (como los camaristas Graciela Marino y Enrique Arias Gibert, que en marzo convalidaron los aumentos pactados por la Asociación Bancaria) sino de los disciplinados jueces federales que actúan según los deseos oficiales (entre los cuales se destacan Claudio Bonadio en la primera instancia, Martín Irurzun en la Cámara de Apelaciones y Carlos Mahíquez en la de Casación). También pretende destituir por decreto a la Procuradora Alejandra Gils Carbó, a quien acusa del nuevo delito incorporado al Código Penal: ser kirchnerista e integrar Justicia Legítima” (…) “La ofensiva contra jueces del trabajo y abogados laboralistas apunta en realidad a los sindicatos y a través de ellos a los trabajadores y sus derechos, que el gobierno nacional está desmantelando con el beneplácito de las empresas, que por segunda vez en veinte años apoyan la aniquilación del mercado interno, sin advertir que así serruchan la misma rama sobre la que muchos de ellos están sentados. El bajo apego del gobierno nacional a la legalidad lo llevó a instrumentar al fuero federal para golpear desde allí donde la justicia del trabajo no se lo permite. El caso reciente conocido es el del sindicato de canillitas, intervenido por el juez federal Marcelo Martínez de Giorgi con un aparatoso operativo con seis carros de asalto y un centenar de gendarmes en el estilo PRO, como si el objetivo no fuera un dirigente sindical y diputado nacional sino un capomafia” (…) “Sin número para destituir a Gils Carbó en juicio político, inhibido de decretar su remoción por temor a que Carrió recupere la memoria y un buen día diga “¿Qué hace una mujer como yo en un lugar como éste?”, mortificado por el paralelismo con la situación en Venezuela, donde Nicolás Maduro también separó de su cargo a la Procuradora Luisa Ortega Díaz, Macri se ilusiona con que un procesamiento dictado por el juez Julián Ercolini fuerce su salida. Es improbable, dado que cuantas más causas se abren contra quienes Macri define como enemigos, menor efecto surten ya que su carácter político se torna evidente aún para los distraídos” (…) “Pese a las inexplicadas interrupciones de la conexión satelital, el lanzamiento de Cristina en Mar del Plata confirmó la lógica que ya se vio en el acto previo en Sarandí. Los candidatos formaron en silencio sobre un escenario colmado de personas que cuentan sus dramas de la vida real” (…) “Cada uno que tomó el micrófono contó con palabras simples la gravedad de la situación económica. Con la boleta de la Unidad Ciudadana en la mano Cristina dijo que había que votar en defensa propia. Desde el gobierno se señala que esa campaña de proximidad copia la que inauguró PRO con los timbreos, de los que ahora hasta participan radicales y cívicos libertadores. Pasan por alto que ya lo hizo Cristina en 2011, pero sobre todo, que puede hacerlo con personas verdaderas en situaciones reales como los trabajadores despedidos de la usina nuclear en Zárate, que la recibieron con una calidez llamativa, pese a que forman parte de gremios como la UOCRA y la UOM que no apoyan su candidatura. En cambio Cambiemos sólo puede usarlos como modelos mudos para simular proximidad, porque tanto el presidente como sus principales colaboradores son recibidos con hostilidad allí donde van, de lo que las redes antisociales abundan en testimonios fílmicos. Como escribió Jaime Durán Barba en su libro “La política en el siglo XXI”, el teléfono inteligente es una ventana al mundo que cambió para siempre la forma de hacer política y publicidad electoral. Pronto se verá si esto es bueno para Macri y si resulta compatible con su propuesta de palos y a la bolsa”.

En la misma edición, Página/12 publicó un artículo de Edgardo Mocca titulado “Las elecciones y el lamento de los partidos”. Escribió el autor: “El lanzamiento de la campaña electoral ha reactivado lo que es una práctica recurrente entre nosotros, el lamento por el estado de los partidos políticos” (…) “Hace rato que se discute ampliamente sobre la crisis de los partidos. En general, este diagnóstico está asociado a la añoranza de una época dorada de los partidos que nunca existió entre nosotros los argentinos, con la fugaz excepción del período inmediatamente posterior a la retirada de la última dictadura cívico-militar. Estos partidos imaginarios eran orgánicos, internamente institucionalizados, sostenidos por convicciones sólidas, y cultores del debate y la democracia interna. En cambio ahora los partidos viven en sets de televisión, son empresas personales compuestas por oportunistas que solamente quieren un “carguito en el Estado”. Es decir: la nostalgia de lo que nunca existió como arma para la descalificación de la política actual hecha desde la perspectiva de los que siempre odiaron la política y prefirieron siempre al gobierno “de los que saben”, o sea la élite del poder económico, de la academia del saber establecido, de la industria de la producción de la posverdad. En realidad las transformaciones de la política y con ella la de los partidos constituyen un fenómeno global. De modo nada casual, el período en el cual empieza a desplegarse la crisis política coincide con el del triunfo de un nuevo paradigma del capitalismo a escala global. Del capitalismo triunfante en la pos segunda guerra-productivo, centralizado en el estado nacional, sostenido en una producción fabril en gran escala y en la centralidad de la clase trabajadora-a otro globalizado, centrado en la especulación financiera, promotor de la fragmentación social y la disolución de los grandes actores colectivos. Los partidos perdieron gravitación en primer lugar porque los estados se debilitaron frente a las grandes corporaciones económicas” (…) “El contexto en el que se debilitan los partidos es el del triunfo a escala global de la democracia liberal, que fue el nombre que asumió un sistema de partidos “descafeinado”, centrista y dispuesto a cumplir el pacto nunca escrito pero casi siempre respetado: el del compromiso de que la democracia no interfiera en los negocios del gran capital. Así fue como la internacional conservadora y la internacional socialista convivieron armoniosamente y alternaron tranquilamente en la administración de un estado obediente, complaciente o pasivo ante los reclamos y los avances de hecho de la nueva oligarquía global” (…) “A lo que estamos asistiendo en el último período es, en realidad, a la reaparición de la política. Y la reaparición viene de la mano del conflicto, del antagonismo político” (…) “La crítica antisistema viene de tres fuentes: la crisis social, la crisis de las naciones y la crisis de la democracia; es decir básicamente la extrema desigualdad, la pérdida de soberanía y el vaciamiento de las capacidades decisorias del voto popular. La vieja crisis de la representación ha tomado la forma de una virtual rebelión electoral en ciernes contra una clase política identificada con el matrimonio indestructible entre los parlamentarios y el establishment” (…) “Es indudable que en nuestro país también asistimos a un proceso de mutación política. Durante décadas funcionó un sistema claramente centrado en las dos principales identidades populares del siglo XX, el radicalismo y el peronismo” (…) “Entre la recuperación democrática y la crisis de 2001 tuvimos una democracia electoral sostenida en un muy celebrado proceso de acercamiento ideológico y de moderación en los principales partidos. Con el derrumbe reapareció la política, primero bajo la forma de la impugnación popular generalizada hacia el conjunto de los políticos, después bajo el primado de un claro antagonismo central, el que enfrentó (y enfrenta) a los partidarios de los gobiernos kirchneristas y sus opositores. Está claro que en primer lugar estas elecciones son un pronunciamiento sobre el gobierno de Macri, pero no se puede negar que la candidatura de Cristina Kirchner está colocada en el centro de todas las miradas, la de las que desean verla fuera de la escena política y la de las que la extrañan, sumadas a las que empiezan a extrañarla después de las penurias de estos últimos meses” (…) “No se trata solamente de la candidatura de la ex presidenta sino de los modos en las que fue concebida. Para algunos la Unidad Ciudadana se reduce a un movimiento táctico dirigido a evitar la picardía de una interna justicialista que sirviera principalmente para esmerilar la candidatura de Cristina” (…) “La iniciativa tiene, claro está, un efecto conmocionante para el propio peronismo porque lo interpela sobre la función que quiere ocupar en esta etapa política. Es una respuesta audaz y riesgosa a esa difusa demanda de renovación que, desde algunos sectores, siguió a la derrota electoral de diciembre de 2015. Tal vez de lo que estén hablando unos y otros sea sobre en qué consiste esa renovación. Si se trata de volver sobre los pasos de la construcción de un partido de origen popular plenamente consustanciado con las reformas neoliberales o se trata de convertir la memoria histórica del peronismo en un recurso político central para la construcción de una fuerza amplia, capaz de desafiar y vencer al neoliberalismo” (…) “El mensaje que transmite la simbología puesta en práctica (por Unidad Ciudadana) es el de una redemocratización de la democracia, la recuperación de la voz de aquellos a quienes los circuitos formales del sistema político suelen ignorar, concentrados como están en las fórmulas que les permitan subsistir y reproducir su poder institucional” (…) “No es la antipolítica conservadora disfrazada de revolución de la alegría sino una interpelación ciudadana entendida como defensa de derechos individuales y colectivos y activadora de protagonismo popular” (…) “Pero no cabe duda de que la política argentina se va transformando tan paulatina como drásticamente. La Unión Cívica Radical ha sido virtualmente absorbida por el nuevo partido de la derecha argentina” (…) “En el justicialismo, a poco de asumir Macri tomaron la iniciativa los que postulan la reconversión del partido en una pata del nuevo consenso neoliberal. Como paradigma de ese movimiento renovador están las fotos del primer viaje a Davos de Macri para presentarle a la sociedad global, la nueva Argentina reconciliada detrás de un proyecto neoliberal y neocolonial: el justicialista Urtubey y el renovador Sergio Massa se discutían un lugar en su cercanía para las fotos. Ese rumbo no pudo hasta ahora imponerse, la política argentina no ha terminado de acomodarse bajo la premisa de un gran pacto y las próximas elecciones, muy especialmente las de la provincia de Buenos Aires, serán un registro del estado de esta cuestión. Para pensar la evolución de los partidos políticos en la Argentina es más importante seguir de cerca el curso de esta saga que perderse en disquisiciones sobre lo que los partidos políticos deberían ser”.

En su edición del 16 de julio, La Nación publicó un durísimo editorial contra el cristinismo titulado “Cuando la mentira toma forma de candidatura”. Expresó el mitrismo: “Como si no hubiera pasado el tiempo y no hubieran arreciado demandas sociales en reclamo de mayor transparencia y compromiso, buena parte de nuestra dirigencia política prefiere seguir anclada en prácticas de un pasado electoralmente vergonzoso. Nos referimos al estrafalario y burdo experimento ideado en 2009 durante la era kirchnerista, consistente en que se presentaran a comicios candidatos a legislador que se encontraban ejerciendo cargos ejecutivos y que, de antemano, sabían que no iban a asumir en sus bancas en caso de ganar. Por eso, se los llamó “testimoniales” (…) “Cuatro jefes comunales bonaerenses que responden a Cristina Kirchner irán como candidatos de Unidad Ciudadana. Verónica Magario (intendenta de La Matanza) encabeza la nómina a concejales de su distrito; Jorge Ferraresi (Avellaneda), Mario Secco (Ensenada) y Mariano Cascallares (Almirante Brown) también integran listas de concejales distritales, pero como suplentes. Resultan descabelladas y faltas de toda ética las justificaciones de cada uno de esos candidatos para aferrarse a postulaciones que aseguran que jamás asumirán en caso de ganar en comicios” (…) “¿Cuál es entonces la finalidad de incorporar sus nombres a las listas? “Arrastrar votos”. Dicho en palabras del propio Secco: “Si Cristina bajó para salvar al peronismo en la provincia de Buenos Aires, lo mínimo que podemos hacer en cada distrito es colaborar para traccionar votos poniendo nuestros nombres (el de los intendentes) en las listas”. No hay mejor forma para entender la estafa que a través de las palabras de los estafadores. Es más, se prevé colocar esos nombres más conocidos con tipografía mayor en las boletas. Otro condenable reaseguro para convalidar el fraude ético. En otros partidos y alianzas también figuran nombres de funcionarios de los poderes ejecutivos como aspirantes a cargos de legislador. Sin embargo, la amplísima mayoría de ellos ha adelantado que asumirá en sus bancas en caso de ganar en los comicios” (…) “Como se sabe, varios funcionarios del gobierno nacional se presentarán en las PASO para competir por una banca” (…) Los tres (Julio Martínez, José Cano y Esteban Bullrich) dejarán sus cargos actuales en los próximos días. De esa forma, el Gobierno aspira a diferenciarse del kirchnerismo y de otros partidos y frentes que optaron por las candidaturas testimoniales” (…) “En las últimas semanas se conoció, además, un pedido de impugnación de la candidatura de Magario, presentado por el concejal de la Matanza Miguel Racanelli, presidente del bloque de Cambiemos en ese distrito y primer candidato del oficialismo provincial para los próximos comicios. Según este dirigente, no se puede avalar la inequidad electoral ni la desnaturalización del sufragio. Es hora de que la justicia electoral ponga fin a estas pseudopostulaciones de dirigentes cuya misión principal parece ser la de burlarse de los electores”.

En su edición del 15 de julio, Página/12 publicó un artículo de Luis Bruschtein titulado “Tortugas Ninja”. Sus párrafos salientes son los siguientes: “María Emilia colgó en el Facebook una foto del jueves donde una tortuga Ninja de la policía le tira gas pimienta en la cara a una señora. Es una mujer desarmada que ha perdido su trabajo agredida por un tipo acorazado y armado hasta los dientes. Son dos personas, pero la imagen irradia violencia. Es la represión a los trabajadores de PepsiCo” (…) “La imagen dice muchas cosas. Dice por ejemplo que el Ninja atacó a la mujer para evitar que le sacara una foto, el poder de las redes. Pero había otras personas, evidente, sacándole otra en el momento que trataba de impedirlo. A veces la tecnología de una mano. La imagen de la mujer reprimida por ese robocop recuerda que la mayoría de los despedidos de PepsiCo, de los trabajadores sin trabajo, de los nuevos parias del universo Cambiemos, son mujeres. Esa especie de blindado con patas, atiborrado de armamento específico como el rociador de gas revela también la inversión del Gobierno en equipo y entrenamiento de las fuerzas represivas. El retrato brutal de la represión a los despedidos que ocuparon la planta cerrada donde solían trabajar muestra que esa inversión es equivalente a la que antes se destinaba a los subsidios para el empleo en situaciones de crisis. Son dos formas de encarar un problema. La represión del jueves ratifica que el gobierno es insensible al cierre de empresas provocado por sus políticas y que su estrategia para afrontarlos será el despliegue de violencia masiva. Fue la más fuerte del jueves, pero no la única señal de la devastación que se extiende como la peste bubónica” (…) “Las imágenes de la represión fueron impactantes, las declaraciones de las familias de los despedidos conmovedoras, algunos de ellas trabajan hace 30 años en la empresa, el despliegue de violencia hizo que los chicos de un jardín de infantes cercano tuvieran que refugiarse bajo los pupitres por los escopetazos y fueron afectados por el gas. La indignación que provocaban estas escenas tuvo un efecto catarata en las redes, llovieron condenas a la gobernadora María Eugenia Vidal que estuvo detrás de la represión, al sindicato de la alimentación y también a la CGT, que finalmente convocó a una movilización contra el gobierno para el próximo 22 de agosto. Y un efecto irracional: desbordados por esa indignación, algunos muros de izquierda se llenaron de ataques al kirchnerismo y muros kirchneristas hicieron lo mismo contra el trotskismo en una discusión inútil porque militantes gremiales y trabajadores de uno y otro lado son agredidos por igual por las políticas del gobierno. En ese aspecto, la derecha no hace diferencias y resulta una estupidez que sí las hagan los afectados. El miércoles, el día anterior a la represión en PepsiCo, se había producido otro hecho que conmovió profundamente el mundo del trabajo, con la condena a Lula en Brasil. En una semana fatídica para los trabajadores, el día anterior a esa condena, el martes, el Congreso golpista de ese país había aprobado una ley de flexibilización laboral que lleva de 8 a 12 las horas diarias de trabajo, permite dividir en tres períodos a las vacaciones, facilita los despidos sin causa y contiene otra cantidad de exigencias planteadas por las cámaras empresarias. No solamente existe una relación cronológica. También hay una relación causal. Y lo mismo sucede en la Argentina, donde el bloque hegemónico que expresa el gobierno reprime a los trabajadores y cierra fuentes de trabajo y al mismo tiempo desencadena una campaña de persecución judicial y desprestigio contra Cristina Kirchner. Seguramente muchas de las medidas que tomaron en sus gobiernos Cristina Kirchner o Lula fueron insuficientes e incluso erróneas. El kirchnerismo y el PT se pueden equivocar. Pero los que nunca se equivocan son la derecha ni los grandes capitales que visualizan esas dos fuerzas como obstáculos concretos para sus intereses” (…) “En los gobiernos del PT y en los del kirchnerismo seguramente hubo chorros, pero aunque la gran mayoría de sus políticos y militantes fueran honestos, la derecha necesita convencer de que el único objetivo de estos gobiernos era la corrupción. Por eso acusan a Cristina Kirchner de jefa de una asociación ilícita, porque esa figura legal tiene un mensaje simbólico donde decir eso es lo mismo que decir jefa de un gobierno popular, peronista, izquierdista o populista o reformista o bonapartista o como se le quiera llamar, pero es ese gobierno, con el nombre que se le quiera poner, al que odia la derecha. La reacción restauradora necesita minimizar todas las medidas transformadoras de los gobiernos populares y presentarlas bajo las formas de fraudes y latrocinios, desde las nacionalizaciones de YPF y Aerolíneas, hasta la reestatización de las jubilaciones y el fin de las AFJP o el plan Qunita y Fútbol para Todos más la Asignación Universal por Hijo. Por eso tienen que forzar los números para decir que cuando se fue el gobierno kirchnerista había más pobres que antes. El arsenal mediático y la complicidad de periodistas, jueces y fiscales tiene un rol estratégico en esa función. Tienen que presentar todo como un sistema de corrupción porque su objetivo no es solamente ganarle al kirchnerismo, sino desarraigar para siempre cualquier reclamo de ese tipo. Tienen que matarlo en el corazón de la sociedad, hacer que los mismos que se favorecieron con esas medidas, las aborrezcan y abjuren de ellas” (…) “Hay trabajadores que ahora están siendo despedidos, que votaron a Macri o saludaron su llegada al gobierno. El mensaje de los medios oficialistas busca asimilar la idea de gobierno progresista o popular, etc., a la de una asociación ilícita” (…) “Que vayan presos o no Lula o Cristina Kirchner, dependerá de la situación política. Pero desde el punto de vista ideológico necesitan una construcción donde la sociedad escuche la palabra justicia social y le suene a corrupción. Todo el que realice medidas de inclusión o distribución de la riqueza pasa así a la categoría de corrupto. Esa agenda fue creada por la derecha, porque no tienen nada que ofrecer en lo económico, en lo social, en educación o en lo cultural”.

En la edición del 15 de julio, La Nación publicó un artículo de Francisco Olivera titulado “Hace tiempo que la verdad no importa en la Argentina”. Escribió el autor: “Dice Jaime Durán Barba que el macrismo no tiene que confrontar discursivamente con Cristina Kirchner. Lo dice hace tiempo y lo repitió en público hace dos semanas en Parque Norte, durante un encuentro en el que él, Marcos Peña y Rogelio Frigerio les dieron instrucciones a los candidatos de Cambiemos. El asesor ecuatoriano argumenta que, por ejemplo, resaltar la corrupción kirchnerista es un error. “¿Para qué sirve eso?” -planteó ese día…-. “Los votos que tienen, los tienen, y en los estudios que se han hecho hay un montón de gente que dice: “Y está muy bien, ¿cómo querían que hiciera campaña la hija de un colectivero? No es ése el tema, no es la corrupción, no es el tema jorobarla a Cristina”. Su tesis es que los votos kirchneristas corresponden a fanáticos y que, por lo tanto, difícilmente se modifiquen. Cambiemos irá entonces por lo que él llama “voto blando”. Aquellos electores que no están del todo convencidos o, peor aún, que votaron a Macri en 2015 y ahora se sienten defraudados” (…) “En el oficialismo consideran que a ese público deberán mostrarle las obras hechas hasta ahora, todas las que no se hicieron durante la última década y, lo más relevante, que ninguna mejora estructural puede llegar en apenas un año y medio” (…) “Otra conclusión importante en la Casa Rosada es que, a diferencia de lo que ocurre en el universo de kirchneristas y antikirchneristas, entre los indecisos puede todavía gravitar electoralmente el avance de las causas judiciales de corrupción. Si esto es cierto, con su decisión de condenar a Lula a nueve años de prisión por recibir sobornos, el juez Sergio Moro acaba de hacerle a Macri su pequeña contribución. No sólo por el contraste que representa lo que pasa en Brasil versus Comodoro Py: Lula estaba invitado por Juan Grabois, representante de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular, a exponer el mes próximo en el Congreso” (…) “¿Expondrá un condenado? Dilema interesante para los organizadores. Impedimentos organizativos no hay” (…) “Y tampoco faltarán ovaciones para Lula en la Argentina. En el kirchnerismo, por ejemplo, dicen estar convencidos de que la acusaciones forman parte de una campaña orquestada por Michel Temer con la complicidad de los medios” (…) “Hace tiempo que la verdad no importa en la Argentina. Lo planteó, con ironía y cinismo, el propio Durán Barba en su adoctrinamiento de Parque Norte. “Deben ser creíbles y a veces la verdad no es creíble”-les dijo a los candidatos-. “Así es la vida, hay cosas que son ciertas, pero que la gente no cree: si usted dice que Mauricio Macri gobierna para los pobres no es creíble, no es creíble. Que él es una persona que gobierna para todos los argentinos sí es creíble, ahí están incluidos los pobres. Pero decir que sólo está obsesionado con los pobres no es creíble, no lo digan. Digan algo que, además de ser cierto, sea creíble. Yo sé que Mauricio Macri está preocupado por los pobres, ésa es la verdad. Pero digan algo que, siendo cierto, parezca creíble: que la gente diga “este tipo dice la verdad”. Difícil discutir sobre corrupción si nadie repara en el fondo de las cosas. Con resultados económicos, si llegan, tal vez será más fácil. La gran virtud de Brasil es que se ha permitido hacer justicia en plena caída de la actividad. Es lo que diferencia a un sistema republicano de uno emotivo”.

En su edición del 15 de julio, Perfil publicó un artículo de Jorge Fontevecchia titulado “Sin hipocresía”. Escribió el autor: “(…) En la economía, como en tantos otros campos de la vida, hay una homeostasis, un equilibrio: en el caso específico de la producción privada no hay empleados sin empresas, ni empresas si pierden dinero sostenidamente. Esa homeostasis no es solo nacional, ni solo de la producción. Por ejemplo: si nuestras normas son favorables a la inmigración y la relación salarios/costos de vida en los países vecinos es peor que en Argentina, vendrán trabajadores de los países vecinos hasta que la relación se equilibre” (…) “Responder a los desafíos del siglo XXI con técnicas del pasado, tanto sea con nacionalismo o con luchas de clases, aún con las mejores intenciones, logra el resultado contrario al buscado. Esto no implica abdicar de la lucha por crear más y mejor empleo sino ser serios para lograrlo. Más allá de sus particulares, el caso Pepsico comparte similitudes con varias plantas que se cerraron porque no se les permitió adaptarse a las necesidades de productividad que les permitieran seguir siendo competitivas con otras plantas. El mejor ejemplo son los casos extremos donde sus dueños abandonan directamente las empresas que continúan como cooperativas, pasando la cantidad de empleados y los salarios percibidos a ser menores, pero demostrando que las plantas podían seguir aceptando adecuarse a las posibilidades de competencia de cada momento. No haber podido adaptar la estructura a las condiciones de competitividad no es culpa sola de ninguna de las partes, es un fracaso tanto de los empresarios como de los sindicatos, ambos destruyendo valor propio. Igualmente, que cada empresa continúe dando empleo, también es un triunfo de trabajadores y accionistas” (…) “Uno de los tres titulares de la CGT, Héctor Daer (del gremio de Sanidad, hermano del vapuleado Rodolfo Daer de Alimentación), tras el desalojo de Pepsico, dijo: “Esto no sólo se resuelve con medidas gremiales sino que se resuelve con el voto”. Tomar una fábrica es una medida comprensible en la desesperación de quien necesita ese trabajo pero, más tarde o más temprano, será irreversible la adecuación de los costos de la producción a la competencia de otros fabricantes de los mismos productos” (…) “Se precisará mucha creatividad y esfuerzo conjunto para generar empleo y mejorar la vida de todos. El uso político de situaciones como las de Pepsico, tanto del gobierno mostrando su determinación como de la oposición criticando con hipocresía, contribuye más al problema que a la solución. Para crear empleo sustentable también será necesario cerrar la grieta y dejar de vernos como enemigos”.

En su edición del 14 de julio, el portal Infobae publicó un artículo de Alberto Benegas Lynch (h) titulado “Ideales contrapuestos”. Sus párrafos salientes son los siguientes: “Es de interés reflexionar sobre el contraste que en general se observa entre la perseverancia y el entusiasmo que suscita el ideal autoritario y totalitario correspondiente a las variantes comunistas-socialistas-nacionalistas que, aunque no se reconocen como autoritarias y totalitarias, producen llamaradas interiores que empujan a trabajar cotidianamente en pos de esos objetivos” (…) “Friedrich Hayek y tantos otros intelectuales liberales enfatizan el ejemplo de constancia y eficacia en las faenas permanentes de los antedichos socialismos, mientras que los liberales habitualmente toman sus tareas, no digamos con desgano, pero ni remotamente con el empuje, la preocupación y la ocupación de su contraparte. Es del caso preguntarnos por qué sucede esto y se nos ocurre que la respuesta debe verse en que no es lo mismo apuntar a cambiar la naturaleza humana (fabricar “el hombre nuevo”) y modificar el mundo que simplemente dirigirse al apuntalamiento de un sistema en el que, a través del respeto a los derechos de propiedad, es decir, al propio cuerpo, a la libre expresión del pensamiento y al uso y la disposición de lo adquirido de manera lícita. Esto último puede aparecer como algo frívolo si se lo compara con el emprendimiento que creen majestuoso de cambiar y reinventar todo” (…) “En otros términos, el sistema de libertad no sólo incentiva a hacer el bien sino que permite que cada uno siga su camino en un contexto de responsabilidad individual y, en el campo crematístico, la asignación de los siempre escasos recursos maximiza las tasas de capitalización que es el único factor que permite elevar salarios e ingresos en términos reales” (…) “Algunos dicen aceptar el sistema de la libertad pero sostienen que los aparatos estatales deben redistribuir ingresos, con lo que están de hecho contradiciendo su premisa de libertad y la dignidad del ser humano, puesto que operan en una dirección opuesta de lo que las personas decidieron con su compras y sus abstenciones de comprar para reasignar recursos en direcciones que la burocracia política considera mejor. En la visión redistribucionista se trata a la riqueza como si estuviera ubicada en el contexto de la suma cero (lo que uno tiene es porque otro no lo tiene), es decir, una visión estática como si el valor de la riqueza no fuera cambiante y dinámico” (…) “En el contexto de la sociedad abierta, como consecuencia de resguardar los derechos de propiedad se estimula la cooperación social, es decir, los intercambios libres y voluntarios entre sus participantes, lo cual necesariamente mejora la situación de las partes en un contexto de división del trabajo, ya que en libertad se maximiza la posibilidad de detectar talentos y vocaciones diversas; todo lo contrario de la guillotina horizontal que sugieren los socialismos igualitaristas. Y en este estado de cosas se incentiva también la competencia, esto es, la innovación y la emulación para brindar el mejor servicio y la mejor calidad y precio a los consumidores” (…) “Como hemos apuntado en otras ocasiones, la libertad es indivisible, no es susceptible de cortarse en tajos, es un todo para ser efectiva en cuanto a los derechos de la gente. Los marcos institucionales que aseguran el antedicho respeto resultan indispensables para proteger el uso y la disposición diaria de lo que pertenece a cada cual” (…) “Entonces, ser liberal de izquierda constituye una flagrante contradicción en los términos, lo cual para nada significa que la posición contraria sea de derecha, ya que esta posición remite al fascismo y al conservadurismo. La posición contraria es el liberalismo, y no el neoliberalismo, que es una etiqueta con la que ningún intelectual serio se identifica, puesto que es un invento inexistente” (…) “Lo dicho sobre la empresa arrogante, soberbia y contraproducente de intentar la modificación de la naturaleza humana, frente a los esfuerzos por el respeto recíproco, no justifica en modo alguno la desidia de muchos que se dicen partidarios de la sociedad libre pero se abstienen de contribuir día a día en la faena para que se comprenda la necesidad de estudiar y difundir los valores de la sociedad abierta” (…) “La sociedad abierta hace posible que las personas dejen de preocuparse solamente por cubrir sus necesidades puramente animales y puedan satisfacer sus deseos de recreación, artísticos y en general culturales” (…) “Lo dicho en absoluto significa que deban acallarse las posiciones estatistas, por más extremas que parezcan. Todas las ideas desde todos los rincones deben ser sometidas al debate abierto sin ninguna restricción al efecto de despejar dudas en un proceso de prueba y error que no tiene término. En eso estamos. Lo peor son las ideologías, no en el sentido inocente del diccionario, ni siquiera en el sentido marxista de falsa conciencia de clase, sino como algo terminado, cerrado e inexpugnable, que es lo contrario al conocimiento, siempre provisional y abierto a posibles refutaciones”.

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