Por Hernán Andrés Kruse.-

En su edición del 9 de julio, Página/12 publicó un artículo de Horacio Verbitsky titulado “La única realidad es la posverdad”. Escribió el autor: “Maurizio Macri ahora, Carlos Menem hace tres décadas ganaron la presidencia con promesas de campaña que dejaron en la puerta de la casa Rosada. La hiperinflación, la confiscación de depósitos, las rupturas de sindicalistas y políticos, las denuncias de corrupción hacían prever una catástrofe electoral en 1991. Sin embargo, la convertibilidad entre el peso y el dólar que frenó en forma brusca la inflación trajo una sensación de alivio y permitió legitimar en las urnas el cambio de rumbo. La oposición emprendió una larga travesía del desierto, hasta que la crisis de fin de siglo permitió el surgimiento de un nuevo liderazgo en 2003. Su interrupción en 2015 mostró la incapacidad de construir una sucesión más allá de la pareja presidencial. Ahora, en cambio, la candidata es CFK con lo cual la confrontación de modelos se visualiza con nitidez. La ex presidente competirá con el macrismo, que usa y abusa de la posverdad. Cambiemos es tan hipócrita como los radicales y no menos inescrupuloso que los peronistas” (…) “A ciertas causas corresponden determinados efectos y no es imposible preverlos, aunque no con las precisiones temporales que interesan a los estrategos de campaña. Nada de lo que está ocurriendo es sorprendente, sólo que se esperaba para octubre, al aproximarse las elecciones, y no en julio. Al menemismo le bastaron el control de la inflación, el desguace del estado y el endeudamiento externo que cubrió un déficit comercial creciente, para forzar la reforma constitucional de 1994 y obtener un nuevo mandato de cuatro años en 1995. Pero tras cuatro años de recesión y más endeudamiento, la Primera Alianza se derrumbó en medio de una vertiginosa fuga de capitales. Ahora la duplicación del stock de deuda externa en poco más de un año y el crecimiento proporcional del pago de intereses, cuyo peso ya supera el de la inversión en educación y salud sumadas, abren el camino a un colapso similar. Pero es un error pensar que ese es el horizonte inmediato. A diferencia de Menem, que asumió con un estado en quiebra, con hiperinflación, saqueos en las calles y sin acceso al crédito externo, Macri recibió un país con una inflación alta pero en descenso, con una escasa conflictividad social, salarios elevados, desocupación baja y una deuda en dólares con sectores privados de las más bajas del mundo (apenas el 11 por ciento del PIB, que ahora ya es el doble). La consultora Deloitte caracterizó así la encrucijada que enfrentó Menem: “Al no poder imprimir dinero por prohibirlo la ley de convertibilidad, el gobierno optó por tomar préstamos a intereses cada vez más altos, tanto en el mercado local como en el internacional. Esto no sólo incrementó significativamente la deuda pública sino que implicó que la economía privada pagara tasas de interés desproporcionadas”. Macri está repitiendo esa historia, pero agravada, porque sólo sus prejuicios ideológicos le impiden monetizar la economía y lo llevan a complicar la ecuación esterilizando mediante letras y pases el circulante que imprime” (…) “Su piso (inflacionario) para este año no baja del 26 por ciento; el stock de Lebacs supera tanto la base monetaria (103 por ciento) como las reservas del Banco Central (113 por ciento), según el cálculo de CIFRA, el centro de investigaciones creado por Eduardo Basualdo y que hoy dirigen Mariano Barrera, Ana Laura Fernández, Mariana González y Pablo Manzanelli. Su informe de coyuntura número 24, que se distribuirá a partir de mañana reconoce que existe “una leve reactivación” pero afirma que es de “escasa sustentabilidad”. Al revés de la consigna menemista que ahora copia el macrismo, estamos un poquito mejor pero vamos mal. El informe considera probable que el ritmo de crecimiento y la inflación experimenten fluctuaciones de corto plazo. Los primeros meses de 2017 muestran “un leve crecimiento económico y la desaceleración de la inflación”. Esto se debe al sector primario, los servicios, el sector financiero y la construcción, impulsada por la obra pública. La industria “disminuyó el vértigo de la caída” y en mayo anotó el primer crecimiento interanual después de 15 meses negativos. Pero los investigadores no le asignan sustentabilidad a este cambio de tendencia. Entre las causas, mencionan: a) el cierre de numerosas paritarias por debajo de la inflación esperada y el crecimiento de la desocupación, por encima del 9% en el total del país, y del 10% en varios de los aglomerados más grandes, indica que el consumo no será la variable decisiva para sustentar el crecimiento; b) las oportunidades de inversión productiva son escasas, porque las tasas de interés se mantienen altas, como forma de impedir la corrida hacia el dólar; c) los problemas en el sector externo se acentuaron en el marco del nuevo ciclo de endeudamiento, la valorización financiera y la fuga de capitales; d) en lo que va de 2017 el gobierno nacional emitió deuda externa por 33.948 millones de dólares, tanto como en todo el año 2016; e) además se aceleraron las emisiones de corto plazo, lo cual incrementó la magnitud de los vencimientos, que en el primer semestre del año rondaron los 30.000 millones de dólares. Es decir que 9 de cada 10 dólares de nueva deuda refinanciaron vencimientos, “lo cual es una expresión de la peligrosa bola de nieve que se está generando”; f) en el segundo semestre aún resta financiar 16.000 millones de dólares de vencimientos, la fuga de capitales al exterior superó con creces los 6.000 millones de dólares en los primeros cinco meses del año, en los cuales se registraron considerables déficit gemelos: un saldo comercial negativo de casi 2.000 millones de dólares y un déficit fiscal financiero de casi 165.000 millones de pesos; g) de este modo, cayeron las reservas internacionales y se elevó el tipo de cambio, lo cual impide reducir las altas tasas de interés. Esto expresa el escaso margen de maniobra que tiene el actual planteo económico para evitar que los inversores privados dolaricen sus carteras y presionen aún más sobre el tipo de cambio; h) al mismo tiempo, las fuertes tasas alimentan la especulación financiera y la consiguiente fuga de capitales al exterior” (…) “La posverdad indica que el anuncio de la candidatura de CFK provocó que la evaluadora de riesgos de Morgan Stanley dejara al gobierno de Macri como el único de la región que ni alcanza la calificación de emergente, apenas fronterizo. Y que la misma causa tiene la disparada del dólar, la dificultad para la renovación de Lebacs y el consecuente nivel de la tasa, incompatible con la inversión productiva” (…) “Las redes antisociales han sido eficaces transmisores de la posverdad. Pero también en esto el gobierno encuentra límites contra los que no hay Duran ni Barba que valgan. El oficialismo es diestro en el manejo de esos instrumentos, pero el público dispuesto a creerle y a darle el voto tiene de la edad de Macri hacia arriba. No vale usar zapatillas y camiseta para rejuvenecer. Esa franja etaria se maneja mal con las redes, a diferencia del sub-35, que incorpora como un fenómeno natural en su vida el telefonito y todo lo que permite. Pero ese sector no vota al PRO sino a Cristina. Hamburgo, estamos en problemas” (…) “El historiador italiano Loris Zanatta, profundo conocedor de la Argentina y del peronismo, sintetizó en dos preguntas lo que está en juego: “¿Se vio alguna vez una oligarquía mayoritaria? ¿Un pueblo minoritario? Es lo que está sucediendo en Argentina y Venezuela”. En la Argentina falta poco para saber si lo ocurrido en 2015 fue una anomalía debida a una configuración irrepetible de factores o el principio de un nuevo ciclo que los nuevos comicios confirmarán y profundizarán. No hace falta decir a cuál hipótesis apunta cada uno”.

En la misma edición, Página/12 publicó artículos de Alfredo Zaiat (“Dormir con el enemigo”) y José Pablo Feinmann (“Brutalidad y esperanza”).

Escribió Zaiat: “La corrida cambiaria que disparó la cotización del dólar de 16,15 a 17,40 pesos en apenas quince jornadas hábiles marcando una variación de 7,7 por ciento desde el 14 de junio pasado hasta el pico del miércoles último, tuvo su origen en el propio Banco Central. Los períodos preelectorales siempre han sumado tensión al mercado cambiario. En diferentes momentos, la menor liquidación de divisas del complejo agroexportador también ha alterado la plaza. En algunas ocasiones, el dinero adicional del aguinaldo corre hacia el dólar. Otro factor de inestabilidad cambiaria pudo haber sido la decisión de Morgan Stanley de mantener el mercado argentino como “fronterizo”. El incremento de la demanda de dólares por turismo por las vacaciones de invierno y el alza de la tasa de interés en Estados Unidos agregaron impulso. Todos esos elementos presionaron sobre la cotización. Pero todos ellos se desplegaron sobre una situación de inestabilidad previa generada por tres columnas principales desde donde se erige la política del Banco Central: 1. La fijación de tasas de interés muy altas, al estar guiada por la idea de que la inflación es un fenómeno exclusivamente monetario. 2. La promoción de una inmensa bicicleta especulativa con las Lebac. 3. La aplicación de una amplia desregulación financiera y cambiaria. El auxilio de la banca pública pudo frenar la última corrida. Pero esa forma de administrar un área sensible de la economía por parte del Banco Central seguirá estando presente y, por lo tanto, será un factor de inestabilidad permanente. Tasas elevadas alimentando la bicicleta de las Lebac son un potente perturbador del mercado cambiario y financiero. Especulación desatada a una velocidad impactante en el gobierno de Cambiemos, en un marco donde el Banco Central ha desarticulado todos los mecanismos de control del mercado. A la tradicional centralidad que tiene el tipo de cambio en la economía argentina se le ha sumado un Banco Central que, en lugar de poner esfuerzos para disminuir la volatilidad de la paridad, ha rifado las principales herramientas de intervención en el mercado. La propia entidad monetaria se ha convertido así en uno de los principales factores de inestabilidad cambiaria. El constante endeudamiento público es el único freno verdadero a la corrida porque abastece de dólares a una demanda creciente. Pero la colocación de deuda tiene límites” (…) “Los voceros oficiosos de Sturzenegger dicen que esta suba del dólar es un golpe a la bicicleta financiera. Quienes avalan esta idea de que los especuladores perdieron con esta corrida no conocen la dinámica del negocio. Algunos operadores realizan el “carry trade” cubriéndose con seguros de cambio, con lo que un alza del tipo de cambio no los afecta, aunque la renta es un poco menor por el costo de ese contrato de cobertura. Otros arriesgados no lo hacen pero cuando se lanzan a esa apuesta saben que no se retirarán del negocio con la utilidad plena del 25,5 por ciento anual en dólares. Cuando empieza a correr la conversión a dólares se va reduciendo esa ganancia por el alza del tipo de cambio y, mientras no haya una estampida, la bicicleta sigue siendo atractiva” (…) “La actual inestabilidad cambiaria impactará en aumentos de precios de bienes y servicios, aunque tecnócratas del Banco Central y funcionarios del área económica los desestimen. Deberían haber aprendido del papelón de Alfonso Prat-Gay cuando, con la humildad que lo caracteriza, había asegurado que la megadevaluación que aplicó apenas asumió el gobierno de Macri no se trasladaría a precios. No fue así. La inflación de 2016 fue de 41 por ciento, la más elevada desde 2002. El economista Mariano Kestelboim indicó que esta devaluación es la quinta más importante en los últimos 15 años, y se sorprendía “del notable cambio en el tratamiento mediático”. El Secretario de Hacienda con cargo de ministro, Nicolás Dujovne, llegó al absurdo de considerar ese ocultamiento en la red de medios oficialistas con que “el dólar salió de la tapa de los diarios y dejó de ser una preocupación”. En el rol de vocero oficial de generación de expectativas, la principal tarea que se le conoce de su gestión, Dujovne no se inhibió de seguir comentando la inestabilidad cambiaria diciendo que no hay motivo para preocuparse cuando el dólar se mueve o que en el gobierno están muy tranquilos con ese movimiento. Hasta afirmó que la suba del dólar no va a generar inflación. Es una sentencia insólita. La estructura de producción de bienes de la economía argentina brinda la información necesaria para saber que una parte de la devaluación se traslada necesariamente a precios por el componente importado, a lo que se agrega la habitual especulación empresaria, lo que termina impactando en precios el ciento por ciento del ajuste cambiario. La devaluación de comienzos de 2014 y la de fines de 2015 fue una decisión deliberada de política económica. Un elemento distintivo de esta corrida y que la diferencia de las dos anteriores es que el ajuste fue decidido por el mercado. La pasividad del Banco Central a los movimientos del dólar no es solamente una decisión a partir de postular como política la “flotación libre del tipo de cambio”, sino que es la consecuencia de una desarticulación total de las regulaciones financieras y cambiarias” (…) “Las corridas cambiarias son un clásico de la economía argentina. La cuestión pasa por cómo minimizar sus costos y, en especial, en cómo estar preparados a lo ineludible. El Banco Central hizo todo lo que no hay que hacer para estar en peligro permanente”.

Escribió Feinmann: “Estas líneas están motivadas por la brutalidad con que la represión exhibe impúdicamente su rostro en Argentina. En una obra teatral de posguerra, el gran referente “existencialista” de la posguerra de esa guerra que llaman “segunda” y también “mundial”, Jean-Paul Sartre, puso una frase terrible en uno de sus personajes: “La esperanza hace daño”. La obra era “Muertos sin sepultura” y muchos militantes de la esperanza (que los hay y a montones: la esperanza es una profesión y hasta para muchos un negocio) atacaron a Sartre por su “pesimismo”, su “nihilismo” y-cómo no-su “desesperanza reaccionaria”. Estos campeones de la esperanza eran, sobre todo, estalinistas que ponían su fe en el horizonte infinito abierto por la Revolución Rusa de 1917 y sostenido por el camarada Stalin en ese presente cuya luminosidad el nihilista Sartre (por su condición de ideólogo burgués) era incapaz de ver” (…) “Lo que nos lleva a la sencilla pregunta que motiva estas líneas: ¿cuál es la relación entre esperanza y política? Acaso ilustre algo la cuestión un breve relato (digamos) conceptual” (…) “Finalizaba uno de esos días en que todo-pero todo- sale mal en el planeta que uno habita y, naturalmente preocupado, pregunté a un periodista (un gran periodista, en verdad) qué podíamos hacer para que las cosas fueran distintas. En suma, para cambiarlas” (…) “Muy calmo y seguro, mi amigo respondió que, por el momento, no podíamos cambiar las cosas sino sólo conseguir que fueran menos brutales. Días después alguien, casi encolerizado, me detiene y me dice que cómo puedo decir algo así, que “usted es un reformista”, dice, “las cosas hay que cambiarlas, luchar para que sean menos brutales es absurdo, jamás van a ser menos brutales porque el sistema que las produce es, en sí, brutal”. Había, aquí, dos formas de la “esperanza”. Luchar para que un sistema brutal sea menos brutal es luchar contra todo ese sistema, dado que si la brutalidad es su esencia luchar contra ella es luchar contra “todo” el sistema pero sin la certeza de poder cambiarlo. No sé si la esperanza hace daño, pero el exceso de esperanza deteriora la praxis política. Tomemos una obra maestra de la literatura política. Un gran texto de la modernidad, un “manifiesto” que “La Liga de los comunistas” le pide a Marx y Marx lo abre a lo Shakespeare, desde la altura literaria del “Hamlet”, apelando al “fantasma” que recorre Europa, el comunismo” (…) “¿Qué tiene que hacer Marx ante el pedido de los militantes comunistas? Escribir un “manifiesto”, eso le piden. Un “manifiesto” al servicio de la praxis histórica del proletariado. Debe entregar “certezas”. ¿O acaso es posible una militancia sin certezas? ¿Cómo pedirle a alguien que arriesgue su vida por una causa sin asegurarle, a la vez, que esa causa triunfará? Aquí está el error y también la tragedia. Los pasajes débiles del “Manifiesto” (aquellos con que los posmodernos se han ensañado) son sus pasajes proféticos. Marx escribe un “credo” secularizado. La dialéctica histórica entrega una certeza irrefutable: el proletariado enterrará a la burguesía. No, dirá años después…en medio de la catástrofe, Walter Benjamin: “Nada ha corrompido tanto a los obreros alemanes como la certeza de que nadaban contra la corriente”. Y Brecht hará un comentario impecable: “Pienso con terror qué pequeño es el número de los que están dispuestos a no malentender algo así”. ¿Qué es “no malentender algo así”? Algo arduo de incorporar a la praxis política: No hay corriente. No hay una dialéctica histórica que lleve necesariamente al triunfo. No hay certezas ni garantismos absolutos. Si para lograr la adhesión del militante lo tengo que llenar de certezas, de profecías garantistas, lo estoy debilitando. Necesito entregarle creencias (un “manifiesto” es eso: viene a manifestar una creencia), pero si lo lleno de certezas, de esperanzas, de horizontes de firme plenitud, lo estoy debilitando. No bien la “realidad” le muestre sus resistencias. No bien sienta, padezca que la historia “también” la hacen los Otros, y que implica derrotas, triunfos pero frecuentes y crueles retrocesos, nos dirá: “¿Cómo, no era seguro nuestro triunfo? ¿No estaba escrito en las leyes de la historia?” No, no hay leyes de la historia. La esperanza no hace daño, pero su exceso enceguece. Y esa ceguera es la antesala de la derrota. Por ahora, entonces, busquemos que las cosas sean menos brutales. Ése, hoy, es el horizonte. Después veremos”.

Las distintas fuerzas del orden conservador-macrismo, massisno y randazzismo-pidieron prácticamente al unísono renunciar a los fueros parlamentarios, consagrados por la ley y la Constitución Nacional. Expresa Página/12 (“El show proselitista de los desaforados”, 8/7/017): “Con la campaña electoral ya instalada, el massismo y el macrismo salieron a buscar rédito político agitando el tema de los fueros parlamentarios. El líder del frente 1País, Sergio Massa, convocó a una conferencia de prensa para anunciar con bombos y platillos que tanto él como el resto de su fuerza política renunciaban a la inmunidad de arresto que les corresponde como legisladores. Acompañado por su socia Margarita Stolbizer, firmó un libro ante un escribano y con Graciela Camaño de Barrionuevo mirando en primera fila sacó pecho como un cruzado anti-corrupción. El jefe del bloque de Diputados del PRO, Nicolás Massot, utilizó su cuenta de Twitter para difundir una iniciativa similar aunque ligeramente diferente: no recurrió a un escribano sino que le pidió a la Cámara de Diputados que lo autorice a renunciar a sus fueros. Ambos casos no van más allá de una mera acción de prensa, ya que la inmunidad legislativa está consagrada en la Constitución Nacional y regulada por una ley nacional del año 2000, redactada por Elisa Carrió en medio del escándalo de la Alianza por las coimas en el Senado. Para colmo, el juez a cargo de la causa que había motivado las iniciativas los dejó en offside porque ayer resolvió que no solicitaría el desafuero del diputado Julio De Vido. El pedido de un fiscal afín al macrismo realizado el martes para desaforar y detener al ex ministro de Planificación dejó el camino sembrado para que florezca la puesta en escena antikirchnerista. Si embargo, ayer por la tarde el juez federal Luis Rodríguez rechazó el pedido de Carlos Stornelli por lo que el Congreso no deberá tratar, al menos por el momento, la situación del bloque PJ- FPV” (…) “Los fueros son un privilegio aberrante que tiene dos siglos de atraso respecto de la democracia argentina. No es tiempo de palabras sino de hechos: nosotros vamos a la elección sin privilegios”, aseguró Massa en la conferencia de prensa del mediodía. Si bien los fueros están contemplados en la Constitución Nacional en sus artículos 68, 69 y 70, la regulación vigente es la establecida por la ley 25.320, aprobada hace 17 años. Fue votada en un tratamiento Express, en pleno escándalo por los sobornos en el Senado. En Diputados contó 207 votos a favor, sólo 5 negativos y 2 abstenciones. En aquel momento, Stolbizer integraba el bloque de diputados de la UCR que impulsó la iniciativa. Como aquella votación fue a mano alzada no quedó registrado si fue una más de las tantas radicales que respaldaron la ley” (…) “Lo que sí está claro es que ahora está muy en contra: “Ninguna de las personas que pertenecen a este frente 1País, ni en la actualidad, ni en lo sucesivo a partir de su asunción como legisladores en el fin de este año, va a utilizar, frente a un requerimiento judicial, ningún tipo de fueros para ampararse o esconderse”, dijo ayer Stolbizer desde el atril armado en el Colegio Público de Abogados porteño” (…) “Si el Congreso trata el desafuero de (Julio) De Vido, vamos a votar el desafuero de De Vido. Si mañana, ya no porque acabamos de renunciar a nuestros fueros, pidiera tratar el desafuero de Felipe (por Solá), o el de Massa, todos nuestros diputados votarían de la misma manera”, insistió Massa. La ley actual restringe la inmunidad parlamentaria sólo al momento del arresto. “Cuando, por parte de juez nacional, provincial o de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se abra una causa penal en la que se impute la comisión de un delito a un legislador, funcionario o magistrado sujeto a desafuero, remoción o juicio político, el tribunal competente seguirá adelante con el procedimiento judicial hasta su total conclusión”, dice en el primer tramo del artículo 1. Además, se remarca que el llamado a declaración indagatoria no se considera una “medida restrictiva de la libertad” y que si el acusado no concurriera a los tribunales “se deberá solicitar su desafuero, remoción o juicio político”. Para evitar que el pedido de desafuero sea “cajoneado” se estableció que la solicitud será girada “de manera inmediata” a la Comisión de Asuntos Constitucionales de la Cámara correspondiente y que ésta tendrá un plazo de 60 días para emitir dictamen. Y aún si no se pronuncia la Comisión, “la Cámara deberá tratar la causa dentro de los 180 días de ingresada” la solicitud. Para no quedar como un espectador pasivo, el macrismo salió al cruce de Massa. “Le pido a la Cámara de Diputados que me autorice a renunciar a los fueros de arresto”, escribió Massot en su cuenta de Twister, en la que sostuvo que su decisión era una “renuncia con coherencia”, no como la del massismo, que el año pasado no acompañó su proyecto de reforma de la ley de fueros” (…) “Ni siquiera al interior de la alianza Cambiemos había consenso respecto del tema. El senador radical Luis Naidenoff consideró que “la renuncia a los fueros es una gran hipocresía y una puesta en escena”. El legislador de la UCR aseguró que “no se puede renunciar a los fueros, como ningún ciudadano puede renunciar a ningún derecho constitucional”. “Los fueros son una garantía constitucional para el desempeño de la función legislativa, para evitar el silenciamiento y la persecución política”, completó”.

En su edición del 8 de julio, Página/12 publicó un artículo de Luis Bruschtein titulado “Bufa”. Escribió el autor: “¿Alguien se sorprendió con el pedido del fiscal Carlos Stornelli contra Julio De Vido? Respuesta: nadie. Pero no porque se pensara que De Vido se hubiera robado hasta el agua de las macetas, a pesar de que la persistencia mediática logró que muchos lo crean así. Aún hasta ellos se dan cuenta que el pedido del fiscal no viene por ese lado, sino por la campaña electoral. Todo el mundo (K y antiK) sabía que apenas Cristina Kirchner confirmara su participación en las elecciones, el partido judicial empezaría su campaña. Lo que sorprendió fue el desparpajo del fiscal al forzar una coincidencia tan obvia donde lo judicial se revela subordinado a la política sin tapujos. Sorprendió también la pobreza de la acusación. Durante los doce años de gobierno del kirchnerismo la obra pública ascendió a 108 mil millones de dólares, la más grande, extendida y diversa, por lejos, que haya realizado ningún otro gobierno desde 1955. La mayor parte circuló por el ministerio que encabezaba De Vido. Sin embargo la causa no acusa sobornos, ni sobreprecios sino que cuestiona que los estudios de viabilidad de la puesta en marcha de Yacimientos Carboníferos Fiscales en la provincia de Santa Cruz se otorgaran a una universidad nacional y no a una consultora privada. Se dice que fue una forma de ocultar irregularidades aunque no implicó evadir ninguno de los muchos controles establecidos por ley. La obra es gigantesca y su valor total es de unos 26 mil millones de pesos, pero los estudios de viabilidad-que son los discutidos-alcanzan los 250 millones” (…) “Como están en Santa Cruz, Mauricio Macri decidió ahogar a la provincia y frenó tres obras monumentales que incluyen dos grandes represas, además de las usinas de YCF en Río Turbio. Fue una estrategia decidida para hundir a la provincia en una crisis que seguramente le redituará en las próximas elecciones” (…) “El argumento ecológico fue esgrimido también por el macrismo para paralizar las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic a cargo centralmente de empresas chinas. Para el gobierno, Santa Cruz es la única provincia que tiene obras que atentan contra el medio ambiente. En realidad la ecología fue un argumento para desequilibrar la economía de Santa Cruz, sacarle el negocio a los chinos y paralizar Río Turbio…Si hubiera un gobierno de derecha en la provincia, las tres grandes obras estarían en marcha” (…) “Con el kirchnerismo la ecología estaba en peligro. Con el macrismo parece que no. No se trataba de corrupción ni de ecología, sino de intereses políticos y económicos de las corporaciones que sostienen al macrismo” (…) “El fiscal Stormelli pidió la indagatoria de De Vido, su desafuero y su detención. En cualquier proceso, lo primero es la indagatoria, escuchar al acusado. Después se decide el desafuero y la detención. Este desajuste grosero se replica en todo el escenario. Todo el mundo sabe que si hubo corrupción en esas obras, no es lo que interesa porque lo que está en juego es la política. A los que creen que hubo corrupción no les interesan las pruebas, ni el juicio, porque ya tienen su veredicto construido en los medios. No les interesa que la justicia y la famosa lucha contra la corrupción sean usadas con fines políticos si lo hacen a favor de su imaginario” (…) “Como es el blanco de estas campañas, el kirchnerismo lo da por descontado. Es decir, que por distintos motivos, ni K ni antiK creen en la Justicia. Es un país que no cree en la Justicia. Nadie cree, pero hacen como si creyeran. Apenas se difundió el disparate de Stornelli, los medios corporativos pusieron su artillería sobre la corrupción K y los bloques oficialistas y opoficialistas de Cambiemos, del massismo y el llamado Justicialista, anunciaron que votarían a favor del desafuero del ex ministro de Planificación sin escucharlo y aceptando un pedido tan irregular, más allá de lo que se piense de De Vido” (…) “El desbarajuste se armó justo cuando al mismo tiempo se estaba discutiendo un proyecto de ley de responsabilidad empresaria en donde el oficialismo había incluido un punto para desviar la información de la investigación sobre Odebrecht” (…) “Elisa Carrió, denunciadora serial de “la corrupción kirchnerista”, defendió en el Congreso los intentos de Macri para tapar la investigación sobre la corrupción que involucra a sus empresas y a gente de su gobierno con Odebrecht. Y al mismo tiempo clamaba contra la corrupción del ex ministro De Vido. La oposición rechazó el intento macrista y Carrió fue criticada por otra denunciadora serial de Cristina Kichner, la candidata del massismo, Margarita Stolbizer” (…) “El guión se va inclinando hacia el de una ópera bufa, con campeonato de denuncias donde cada quien elige la corrupción que le conviene, se actúa como un acto supremo de republicanismo. Es sabido que, en todo el mundo, el núcleo más grande de corrupción está en los contratistas del Estado. En Argentina las grandes fortunas se hicieron de esa manera. Y que es la construcción a gran escala la actividad que prefieren la mafia y el lavado. Hay investigaciones y películas, ficciones y documentales.” (…) “Carrió fue una terrible denunciadora de Mauricio Macri, cuyas empresas tienen esas características: son grandes constructoras, como IECSA, y al mismo tiempo contratistas del Estado. Ahora ya no la critica y como es su aliada lo cubre de estos escándalos de corrupción. No es casual que a los Macri les aparezcan casi 50 firmas offshore. Pero Carrió y Stolbizer aseguran que estas revelaciones que sacudieron el escenario internacional son intentos del kirchnerismo para desviar la atención de sus denuncias. A ambas les preocupa más perder el protagonismo que les dan sus denuncias que la escandalosa autocondonación de Macri de una deuda de 70 mil millones por el correo, instrumentada a través del ministro radical Oscar Aguad. Todos saben que es una actuación, pero hacen como si no lo supieran, cada quien elige la corrupción que le conviene como si les interesara la corrupción y no los cargos ni el poder, cada quien denuncia lo que le conviene y tapa lo demás, sobre todo, los denunciadores seriales de la política que han adoptado ese recurso como el único posible, un recurso alimentado por los servicios de inteligencia que se cargan con esa estrategia cualquier imagen de justicia posible”.

En la edición del 6 de julio, La Nación publicó un artículo de Emilio Cárdenas titulado “Donald Trump endurece la relación de EEUU. Con Cuba”. Sus párrafos salientes son los siguientes: “Tal como lo había anunciado en su combativa campaña electoral, el presidente norteamericano Donald Trump acaba de anunciar el contenido de su nueva política exterior respecto de Cuba, la cual-sin regresar al ambiente de la “Guerra Fría”-luce bastante menos condescendiente que la del ex presiente Barack Obama. Las medidas, que aún deben ser reglamentadas administrativamente, incluirán prohibir las transacciones con empresas cubanas controladas o dirigidas por los militares o por los servicios de inteligencia cubanos y regular más estrictamente los viajes de los ciudadanos norteamericanos a la isla caribeña” (…) “Para Cuba, estas novedades son por cierto una mala noticia. Pero la verdad es que el autoritario gobierno de Raúl Castro poco-y nada-hizo para mejorar la situación de los derechos humanos y de las libertades civiles y políticas de los ciudadanos cubanos luego de la presunta “normalización” de las relaciones bilaterales con EEUU, en 2014. Para los EEUU, en cambio, se trata de no enriquecer más a los mandatarios y de ayudar más efectivamente a su pueblo a vivir en libertad. Para ello Trump aspira a que Cuba libere, de una buena vez, a sus prisioneros “de conciencia”. Esto es, a sus presos políticos. En esto el presidente norteamericano coincide con el Papa Francisco. También que desarrolle genuinamente su sector privado, especialmente en el particular capítulo del turismo, cuyo incremento de actividad depende en buena medida del aumento del flujo de visitantes procedentes de los EEUU” (…) “En cuanto al sector militar cubano, lo que en los hechos ocurre es que (obviamente para comprar su “lealtad”) el gobierno cubano lo privilegia, concediéndole el manejo de las principales empresas del país, incluyendo las hoteleras” (…) “Las empresas cubanas manejadas por los militares cubanos y sus servicios de inteligencia están agrupadas en un enorme holding, denominado “Grupo de Administración Empresarial SA”, más conocido como “GAESA”. Allí se concentra la propiedad de empresas de ventas y mantenimiento de autos, de comercialización de aceite de cocina; las instituciones financieras; las inmobiliarias; muchas empresas de transporte y de logística; las de alta tecnología; el turismo y la hotelería; y algunas sociedades cinematográficas” (…) “Ese grupo empresario no es pequeña cosa. Es poderoso” (…) “No obstante el obvio cambio de rumbo, las medidas de Donald Trump no van, aparentemente, a dificultar los viajes familiares de los cubanos en ambos sentidos. Ni las remisiones de dinero desde los EEUU a Cuba, para asistencia familiar. Ni la posibilidad de que los viajeros puedan llevar a Cuba hasta 10 mil dólares, en efectivo. Tampoco afectarán adversamente las exportaciones de alimentos y medicamentos norteamericanos a Cuba. Ni se eliminará el actual “embargo” comercial, que pesa sobre Cuba” (…) “No se espera que con esas medidas disminuya, de la noche a la mañana, la larga política represiva del gobierno cubano para con sus ciudadanos. Lo que, de todas maneras, no había ocurrido. Frente al paso hacia delante de Barack Obama, Cuba se había quedado estática, sin los cambios mínimos a los que aspirara en su momento la administración norteamericana. La relación bilateral será, previsiblemente, más fría. Y más distante” (…) “Lo cierto es que frente a la entusiasta predicción que en su momento hiciera Barack Obama en el sentido de que, con su “normalización” de la relación bilateral con Cuba, estaba “enterrando el último vestigio de la Guerra Fría” y “dejando atrás las batallas ideológicas del pasado”, tardó muy poco en demostrar que su visión estaba dramáticamente equivocada. Por eso, la valiente “bloguera” cubana Yoani Sánchez acaba de bautizar a la nueva etapa de la relación bilateral como la “glaciación cubana” de Donald Trump”.

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