Por Luis Américo Illuminati.-

Enrique Santos Discépolo es el autor del Tango Cambalache, cuya letra ha retratado una visión pesimista del mundo, pero no se puede negar que, si bien se discute sobre el destinatario de la galería de sinvergüenzas y bribones que describe la letra sea un pueblo, una comunidad determinada, no cabe duda que se ajusta a la mentalidad refractaria de los miembros del partido peronistas, de ayer y de hoy. Pues el peronismo ha demostrado en casi sus 80 años de vida -criatura camaleónica- que hay una perfecta correspondencia entre sus militantes y dirigentes y los nefastos personajes del tango Cambalache. Cristina y Alberto, son los iconos indiscutibles del biomorfismo peronista.

Los aviones de Cristina

Los testimonios de pilotos y mecánicos de los aviones presidenciales confirmaron en juicio la utilización de aviones del Estado por parte del matrimonio Kirchner para su uso particular, trasladando muebles, ropa de blanco, enseres y otros objetos a El Calafate. Entre los años 2003 y 2015 mientras Néstor Kirchner ejercía la Presidencia, y su esposa Cristina Fernández fue Senadora Nacional o presidenta, se asignaban los fondos públicos para realizar traslados con los aviones Tango 02, 03, 04 y/o Tango 10 y también en el avión denominado 5T20″, para transportar muebles, ropa de blanco y u otro tipo de enseres para los hoteles de propiedad de los Kirchner». Sólo faltaba que le llevaran un elefante, una jaula con leones y una troupe de payasos y bufones de un circo itinerante. Dichos vuelos fueron cotizados en más de 600 mil dólares para transportar objetos que no guardaban ninguna vinculación con las necesidades propias del gobierno. Fallecido Néstor la viuda continuó volando como un águila. Los pilotos de Aerolíneas Argentinas que trasladaban a Cristina a Calafate pernoctaron 35.000 noches en los hoteles de los Kirchner, que se pagaron con fondos del Estado. ¿Cómo no va a dar pérdida una aerolínea de bandera si era usada como taxi aéreo de Cristina cuando fue presidenta y luego vicepresidenta? ¿Cómo no va a ser deficitaria Aerolíneas Argentinas cuando sus aeronaves eran utilizadas como «aviones canillitas», ida y vuelta sin pasajeros, solamente para llevarle a Cristina los diarios de Buenos Aires cuando estaba en Calafate o Río Gallegos? Una pompa digna de la emperatriz Catalina de Rusia. Mientras tanto Don Birome, secretario general del gremio de APLA (Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas) dice que la empresa aérea estatal daba ganancias hasta que llegó Milei. Desde 2008 a la fecha el Estado ha gastado en Aerolíneas Argentinas 8.000 millones de dólares y presenta una pérdida de US$ 6.540.000 millones. Claro tanto el Sr. Birome como sus colegas, creen igual que Cristina que Aerolíneas es una «empresa familiar», o sea, de ellos, con licencia para volar y no volar cuando a ellos les convenga. El peronismo siempre ha sido así. No le pidamos peras al olmo. Las empresas del estado son su coto de caza. El despilfarro y el vaciamiento del Estado es el modelo ideal: «Todos unidos triunfaremos, volaremos en aviones, construiremos barcos de papel y pararemos el país cuando nos dé la gana y a esta marcha le añadiremos el Tango Cambalache».

Los barcos de Alberto

Así como Cristina se obsesionó con los hoteles y los aviones del Estado, su partenaire Alberto se le dio por las pólizas de seguro y los barcos. Veamos su performance. Alberto como el Capitán de Navío o Almirante de una flota inexistente, celebró un contrato con Tandanor por el que el Estado desembolsó casi US$ 40 millones para la construcción de 12 remolcadores, pero hasta hoy el Estado no recibió ningún buque. El primero debió entregarse en julio de 2023. El entonces ministro de defensa Jorge Taiana encabezó en setiembre de 2021 la ceremonia de construcción del primero de 12 remolcadores para la Armada Argentina. El proyecto buscaba que la fuerza naval recuperase la capacidad de remolque propia y deje de contratar servicios privados para mover los buques dentro de sus puertos. Según el convenio, Tandanor tenía que construir 12 remolcadores: siete de 40 toneladas y cinco de 10 toneladas en un plazo de tres años. A cambio, la Armada Argentina le pagaría U$S63.061.293 por los materiales para la fabricación de las embarcaciones y otros $2.186.124.850 por la mano de obra. Como vemos, un negocio redondo, lo mismo que los vuelos de Aerolíneas Argentinas, un contrato ruinoso para el Estado, menos para «los muchachos multimillonarios que religiosamente combaten el capital». Como dijo una vez un intendente peronista caído en desgracia por ladrón: «Nosotros los peronistas somos como los zorros, perdemos el pelo, pero no las mañas».

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