Por Oscar Edgardo García.-

Los fondos que el Poder Ejecutivo le apropió en su oportunidad a la Ciudad de Buenos Aires son los mismos que actualmente reciben las provincias de parte del Gobierno Nacional bajo el concepto de «transferencias discrecionales», conforme a la dedocracia dado que esa metodología no está regulada por ley alguna ni sujeta a parámetros de distribución fundamentados.

Esta situación demuestra inequívocamente la falsedad de la manifestación del primer mandatario en cuanto a que la sentencia de la Corte Suprema es «una cuestión de imposible cumplimiento» en razón de que los fondos existen y solo se trata de que su destino es un bolsillo distinto del pretendido por el gobierno que él preside.

Es indubitable que el infantilismo de Alberto Fernández supera todos los límites de la imaginación con su absurda decisión de acatar el fallo de la Corte Suprema pagando con bonos su obligación con la CABA, sumado a su transitorio desacato al mismo de manera improvisada y pueril.

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