Por José M. García Rozado.-

El 3 de octubre, el Gobierno nacional deberá pagar US$ 5900 millones correspondientes al Boden 2015. Será a pocas semanas de las elecciones generales del 25/10. Después de que el jueves pasado el juez Thomas Griesa permitiera a los holdouts ampliar la demanda contra el país e incluir en su reclamo los bonos Bonar 24, la alternativa de colocar nueva deuda se complicó y los “fondos buitre” cursaron órdenes de bloqueo que ahora debe definir el juez. Sin esa opción, en el Gobierno apelarán a las reservas del BCRA, pero para evitar una brusca caída en las mismas pedirían una ampliación del swap de monedas con China que oscilaría entre los US$ 5.000 y los US$ 10.000 millones. También se busca moderar la presión cambiaria. Ayer (29/7) el Central vendió U$S 140 millones y el blue volvió a quedar cerca de los $ 15. La devaluación del Real y la desaceleración en China preocupan fuertemente al gobierno, que busca llegar a octubre sin tomar medidas impopulares para no perder competitividad. Así, en Economía evalúan tomar reservas para no tener que devaluar la moneda. El ministro de Economía, Axel Kicillof, comentó que “cuando al mundo le va mal debemos confiar en lo nuestro, en nuestra demanda agregada interna porque el objetivo es defender el ingreso de los trabajadores y la rentabilidad de las empresas argentinas”.

Horacio Verbitsky supo ser uno de los principales detractores del gobierno de Daniel Scioli. Desde sus columnas del diario ultraoficialista “Página/12”, el periodista encabezó la avanzada por parte de los sectores de izquierda del FpV contra el gobernador para que no se convirtiera en el candidato a la sucesión de Cristina Fernández, lo que finalmente fracasó. Así también, Verbitsky estuvo entre los primeros en comenzar la transición una vez que quedaba claro que no había rival, un K puro, para Scioli en una interna. Ese cambio tuvo otro capítulo este miércoles cuando Verbitsky ponderó la actitud del gobierno bonaerense en el conflicto de los trabajadores de la línea 60, en desmedro de la del Gobierno Nacional. Antes, el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), que el periodista preside, había repudiado la represión que comandó Sergio Berni contra los manifestantes en la Panamericana. Verbitsky sostuvo que “el conflicto tiene que ser encausado por las autoridades, no pueden brutalmente disparar contra manifestantes”. Además, insistió en que “la munición de goma sólo se puede usar en casos extremos”.

En ese sentido, consideró que el secretario de Seguridad de la Nación, Berni, “habla con una actitud prepotente e ingenua”, debido a que el funcionario le advirtió a los trabajadores que tenían 5 minutos para desalojar el lugar. No llamó la atención que Verbitsky cuestionara la represión como sí su énfasis por destacar cómo se manejó Scioli en el conflicto, contrariamente a cómo lo hizo el Gobierno Nacional. “Mientras el gobierno nacional está agrediendo de esta manera brutal a los trabajadores que reclaman el gobernador de la provincia de Buenos Aires se ha interesado en el caso y abrió una vía de comunicación” y dijo que le resulta sorprendente que esa postura no sea tomada por el gobierno nacional. “Recibieron al delegado (de la línea 60) que encontró puertas cerradas en el Gobierno Nacional. El ministro (de Trabajo provincial, Oscar) Cuartango, que no tiene la jurisdicción sobre el conflicto, ha sido más sensible que el ministro (de Trabajo nacional, Carlos) Tomada, que sí la tiene”, dijo. “Si el gobierno provincial busca una solución al conflicto yo voy a elogiar a Scioli. El que pega palos a los trabajadores va a tener mi repudio, quien trata de solucionarlo va a tener mi apoyo”, aclaró, tratando de evitar las suspicacias.

Por su parte, el CELS emitió un comunicado en el que señaló que la Gendarmería Nacional “disparó balas de goma de manera indiscriminada” hacia los choferes de la Línea 60 que se manifestaron en la Autopista Panamericana ayer, dijo hoy el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) al repudiar el operativo. El organismo de defensa de Derechos Humanos dijo que los efectivos de la fuerza de seguridad dispararon “inclusive desde arriba de la Panamericana hacia trabajadores que estaban en la ruta 197”. El uso de las balas de goma para dispersar a los participantes de las protestas está prohibido por los “Criterios Mínimos para el Desarrollo de Protocolos de Actuación de los Cuerpos Policiales y Fuerzas de Seguridad Federales en Manifestaciones Públicas”. Esos criterios fueron sancionados por la resolución 210-11 del ministerio de Seguridad de la Nación dijo el CELS y agregó que la Gendarmería también utilizó pistolas lanzagases y agresivos químicos cuyo uso para evitar el corte del tránsito también está prohibido por la misma resolución. “Como resultado, alrededor de 20 personas fueron heridas, entre ellas participantes de la protesta y trabajadores de prensa”, agregó el organismo, que cuestionó con dureza al secretario de Seguridad, Sergio Berni. “El operativo se puso en marcha sin antes promover un canal de negociación. Este conflicto laboral, que se profundizó en junio de este año a partir del despido de 53 trabajadores por parte del grupo D.O.T.A. S.A, requiere la apertura de espacios de diálogo que faciliten su resolución política y no del uso de la violencia contra los manifestantes”, agregó el CELS.

La crisis generada ya no la puede tapar ni siquiera el esbirro Verbitsky, es ignominioso que la Gendarmería Nacional haya sido equipada solo con elementos para reprimir manifestaciones, cuando es un cuerpo de policía militarizada de fronteras y debería equipársela para detener y atacar el narcotráfico, pero estos seudo progres, la equipan y utilizan para reprimir manifestaciones obreras o sociales -legítimas o ilegítimas- pero siempre constitucionales. Se amparan en fallos judiciales de desalojo de rutas, calles o caminos para reprimir, pero siempre lo hacen con fuerzas que debieran estar ocupadas en otros motivos, o sea en la lucha contra el narcotráfico, que ha permeado la totalidad del territorio nacional con el visto bueno, o el mirar para otro lado del Gobierno Cristina Fernández. Inflación y desempleo en alza, devaluación, ahorro fiscal casi nulo, escándalos de corrupción, pedidos de “impeachment” y ahora el riesgo de perder el grado de inversión condensan el agrio e incierto presente que vive Brasil. La séptima economía mundial recibió en julio una nueva andanada de malas noticias que confirman que la actual recesión es más profunda de lo que se creía, que dificulta la recuperación en 2016 y hace temer que lo peor esté aún por venir. El mercado espera una contracción de 1.76% del Producto Interior Bruto (PIB) en 2015. A las revelaciones del megafraude en la estatal Petrobras se sumaron indicadores en rojo, el desplome de la popularidad de la mandataria Dilma Rousseff a niveles de un dígito, intrigas en la alianza gobernante y el martes, la amenaza de la calificadora de riesgo internacional Standard & Poor’s (S&P) de retirar a Brasil de la lista de países más seguros para invertir. Además, el Banco Central se a presta a subir la tasa de interés para controlar los precios. Para la macroeconomía argentina, que ya viene muy pero muy complicada, la situación lo agrava todo.

Al desastre de la macroeconomía argentina se le suma que Brasil y China son 2 países con cuyas economías la Argentina mantiene una relación estrecha. Brasil es el gran socio comercial. El otro es China, que además es financista del Banco Central argentino. “Tenemos por primera vez una caída del superávit comercial que es consecuencia simultánea de la caída de exportaciones e importaciones. Cuando vos tenías un problema de balance comercial por un problema externo, ya sea caída de los precios de los commodities o pérdida de competitividad, te caen las exportaciones pero te aumentan las importaciones. Hoy está pasando las dos cosas”, explicó el economista Dante Sica, respecto a que la Argentina se encuentra, por primera vez, frente a una caída tanto de las exportaciones como las importaciones. Más adelante, Sica se refirió a la crisis de Brasil: “Tiene 4 grandes crisis: la crisis económica, con un programa económico en marcha que tiene problemas de ser aprobado en la legislatura, problema político, que es la pelea entre el PT y el PMDB, de corrupción que salpica al mundo y una crisis híbrida producto del factor climático, que pone en problema el abastecimiento de energía”. Ubiquemos la situación en contexto: Brasil y China son dos países con cuyas economías la Argentina mantiene una relación estrecha. Brasil es el gran socio comercial. El otro es China, que además es financista del Banco Central argentino. Acerca de Brasil: La rebaja a “negativa” de la perspectiva de la deuda soberana de Brasil anunciada por S&P no afecta la nota de la deuda pública del país -que sigue en “BBB-”, el último escalón del grado de inversión- pero encendió una luz roja al citar un deterioro económico y del panorama social y político derivado de las investigaciones por corrupción en las contrataciones del Estado. “Muchas medidas dependen del Congreso y el cuadro ahí está muy nebuloso. Es un cuadro general muy preocupante, económicamente malo y políticamente turbulento, con baja popularidad del gobierno y difícil gobernabilidad”, resumió Silvio Campos, de la consultora Tendencias en Sao Paulo.

Los problemas del gobierno para conseguir la aprobación de medidas para cortar el gasto público fue convirtiendo al Congreso en escenario de una intensa disputa, que se agudiza a medida que surgen nuevos hallazgos de la trama que regó de sobornos a Petrobras para manipular licitaciones y financiar partidos políticos. El caso ya llevó a la detención de algunos de los más poderosos empresarios de Brasil como antesala de lo que se espera sean las primeras definiciones judiciales sobre varios legisladores bajo investigación, algunos del gobernante Partido de los Trabajadores. Una eventual pérdida del grado de inversión complicaría aún más el panorama porque “en la práctica varios fondos no podrán invertir en Brasil por sus propias reglas y eso se traduce en financiamiento más caro para el país y para las empresas brasileñas”, dijo Joao de Castro Neves, director de Eurasia Group para América Latina. Alexandre Barros, director de la consultora Early Warning Consulting, en Brasilia, ve “muy posible” que el país pierda su grado de inversión. “La situación está muy complicada porque la inflación se disparó, el dólar se disparó y hay un escándalo de corrupción atrás de otro y nadie es capaz de prever adónde terminará”, dijo. Cuando el ministro de Economía, Joaquim Levy, anunció la sexta reducción de la meta de ahorro fiscal en los últimos 2 años (de 1.1% del PIB a apenas 0.15%), guardó la posibilidad de cerrar el año con déficit si no consigue los ingresos suficientes… pero él aclaró que podría extender la meseta en la que entró la economía hace más de 4 años.

Acerca de China, hay 3 burbujas que han estallado: la bursátil, que acumula una caída de cerca del 30%, después de subidas del 140% desde finales de 2014; la inmobiliaria, con unos precios que ahora caen hasta 5%; y la crediticia: el endeudamiento en el país supera el 280% del PIB. Es el trasfondo de los vaivenes en los mercados chinos durante julio y junio. Aunque la Comisión Reguladora del Mercado de Valores de China se comprometió a que las instituciones financieras controladas por el Estado continuaran con la compra de acciones en busca de la estabilidad y dijo que la entidad estatal para dar crédito a los corredores de bolsa seguirá financiando estas adquisiciones, la situación es harto compleja y se encuentra vinculada con la macroeconomía. Luego, el Gobierno chino ha anunciado unas previsiones de crecimiento para este año del 7%, un ritmo que en teoría está cumpliendo, según las cifras oficiales. Pero hay centros de análisis que estiman que el gobierno chino podría estar mintiendo con las estadísticas, al mejor estilo del INdEC argentino, y que la tasa verdadera estaría algo superior al 3%, lo que para los niveles chinos es un gran problema de crecimiento. El Gobierno ya evalúa el daño colateral que podría acarrear para Argentina la situación en Brasil y China. Ambos países son los principales socios comerciales de nuestro país. El dólar volvió a subir ayer en Brasil y el real tocó su mínimo valor en 12 años. Mientras tanto, en China los mercados se desplomaron. En caso de persistir los inconvenientes, en Economía están dispuestos a perder reservas para así evitar una suba del precio del dólar en la plaza local. Algo ya se vio en las últimas dos jornadas: el Central se desprendió de unos US$ 100 millones. Para compensar esa eventual pérdida de divisas, el Gobierno complementaría su acción con otro plan: activar un nuevo tramo del swap en diciembre. Sucede que la desaceleración china preocupa al gobierno.

Desde el equipo económico coinciden en que la abrupta devaluación del real de los últimos días complica la reactivación local. Por eso el Gobierno ha decidido no tomar medidas impopulares para el electorado, como una abrupta suba del dólar para compensar la pérdida de competitividad… al menos hasta octubre. Para el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, el Gobierno tiene la “obligación” de seguir de cerca la situación económica en China y Brasil, mientras el ministro de Economía, Axel Kicillof, reconoció que se monitorea “con cuidado” la depreciación del real (?) (Ver nota relacionada de ayer). En el mercado financiero coinciden en que la depreciación del real suma más presión al precio del dólar en Argentina. En el último año, mientras el real se depreció 35%, el peso lo hizo 11%. Por eso se dice que el dólar en la Argentina está atrasado y últimamente se recalentaron el blue, el contado con liqui, el dólar ahorro y el dólar bolsa. La moneda del socio mayor del Mercosur descendió a su menor valor en doce años y afecta a la Argentina porque sus productos se vuelven menos competitivos, lo que hace más difícil colocar exportaciones. Kicillof comentó que sigue “con cuidado y prudencia cuál es la evolución de la moneda brasileña, el euro, el rublo y la desaceleración del crecimiento de la economía china”. “Hay que ser responsables y ver la coordinación macroeconómica a nivel Mercosur. Hay mucha vinculación con las autoridades brasileñas, que permiten al Gobierno argentino saber más de lo que se puede decir porque la idea es la coordinación, en una situación de volatilidad e incertidumbre internacional”, sostuvo el ministro. Según el funcionario, la economía del Brasil “transita una etapa de algunos cambios” capaces de afectar al mercado externo argentino. Por ello, insistió que “cuando al mundo le va mal debemos confiar en lo nuestro, en nuestra demanda agregada interna porque el objetivo es defender el ingreso de los trabajadores y la rentabilidad de las empresas argentinas”. Por su parte, Fernández aseguró: “Nadie que se precie de buen administrador puede dejar de lado estas situaciones. Es una obligación porque el mundo es global y hay situaciones que pueden impactar en nuestras propias economías”.

En el mercado financiero coinciden en que la depreciación del real suma más presión al precio del dólar en Argentina. En el último año, mientras el real se depreció 35%, el peso lo hizo 11%. Por eso se dice que el dólar en la Argentina está atrasado y últimamente se recalentaron el blue, el contado con liqui, el dólar ahorro y el dólar bolsa. Ayer, la autoridad monetaria vendió US$ 140 millones para abastecer la demanda. En dos días se desprendió de casi US$ 200 millones para evitar que el dólar oficial subiera, pero aun así escaló dos centavos a $ 9,19. Y también sigue interviniendo para contener el dólar en la Bolsa y contratos a futuro. El Gobierno nacional afronta varios problemas en el frente económico. Las turbulencias en China y especialmente la depreciación del Real en Brasil más la decisión del juez neoyorquino Thomas Griesa que permitió a los holdouts ampliar la demanda contra el país e incluir en su reclamo los bonos Bonar 24, están generando mucha presión cambiaria. La decisión de aumentar las tasas de interés de los plazos fijos para incentivar el ahorro en pesos tuvo un efecto fugaz y ayer (28/7) el dólar blue volvió a quedar cerca de los $ 15. En este contexto el 3 de octubre, a pocos días de las elecciones generales del 25/10, hay que pagar el Boden 2015. Son US$ 5.900 millones que se saldarán con las divisas que posee el Banco Central ante la imposibilidad de generar nueva deuda. Será un duro golpe para las arcas de la entidad monetaria que pensaba en un canje con los Bonar. Para maquillar la pérdida, se estaría negociando con China una ampliación del swap de monedas que oscilaría entre los US$ 5.000 y los US$ 10.000 millones, opción que Axel Kicillof negó pero que Alejandro Vanoli, titular del Central, ya tendría conversado y sólo restaría que firmen Cristina Fernández y Xi Jinping para formalizarla.

Según el diario “El Cronista”, el Banco Central ya le pidió a su contraparte china, el Banco Popular, ampliar el swap de monedas. La intención de máxima del Gobierno es duplicar el cupo actual para intercambiar monedas, equivalente a U$S 11.000 millones. Según otra versión, la extensión pedida sería de U$S 5000 millones. Así, el monto disponible pasaría a entre U$S 16.000 y 22.000 millones. La ampliación del swap no significará el uso efectivo de esa línea de contingencia, entienden en el Gobierno, sino tener la posibilidad de acudir a ese financiamiento en caso de ser necesario -y en momentos en que el cupo inicial se agota-. El presidente del Banco Central, Alejandro Vanoli, mantuvo conversaciones con el Banco del Pueblo y consiguió el aval chino para duplicar el swap, afirmó una fuente oficial. El presidente del BCRA pretendía tener todo listo para poder ampliar la línea de contingencia en 2016. Pero los tiempos se aceleraron hace dos semanas, cuando el juez de Nueva York, Thomas Griesa, habilitó a los fondos buitre a intentar bloquear los pagos del título Bonar 24 y cualquier otra emisión de deuda que intente el país, indicó el matutino. La ampliación terminará de acordarse después de las PASO del próximo domingo 9 de agosto, según una fuente oficial. Según “Clarín”, para compensar la pérdida de divisas que podría producirse por las ventas del Central para frenar al blue, el Gobierno también podría activar un nuevo tramo del swap en diciembre.

El ex titular del Banco Central, Martín Redrado, cuestionó la ampliación del swap con China que busca el Gobierno para “maquillar” la pérdida de reservas del BCRA, y dijo que este “abuso” podría traer efectos colaterales negativos para la economía local. Al ser consultado si está bien sacar de las reservas los dólares para pagar el próximo vencimiento de Boden 2015 y reemplazarlos por el swap chino, Redrado advirtió que “el maquillaje chino se derrite” y que “si se sigue abusando de esta herramienta, los inversores deducirán de las reservas ese monto”. En diálogo con radio “Milenium”, el extitular del BCRA defendió la herramienta introducida por él en marzo de 2009, pero aclaró que cuando la pensó lo hizo más como herramienta defensiva, ante cualquier eventualidad, que estar reemplazando “dólares constante y sonante por dólares falsos, porque lamentablemente el yuan por ahora no es una moneda convertible”. Cabe destacar que, tal como informé, para disimular el “manotazo” de Cristina Fernández a las reservas, el Gobierno ampliaría el swap con China. Es que el próximo 3 de octubre, como ya explicamos, el Gobierno nacional deberá pagar US$ 5.900 millones correspondientes al Boden 2015, y después de que el juez Thomas Griesa permitiera a los holdouts ampliar la demanda contra el país e incluir en su reclamo los bonos Bonar 24, la alternativa de colocar nueva deuda se complicó y los “fondos buitre” cursaron órdenes de bloqueo que ahora debe definir el juez. Sin esa opción, en el Gobierno apelarán a las reservas del Banco Central, pero para evitar una brusca caída en las mismas pedirían una ampliación del swap de monedas con China que oscilaría entre los US$ 5.000 y los US$ 10.000 millones.

Al respecto, Redrado advirtió que “el acuerdo con China servía para intercambio comercial”, y subrayó que el principal riesgo de usar el swap para engrosar las arcas de la entidad monetaria, es que “ya nadie va a tomar las reservas brutas si no que van a hacerle la deducción de los 10.000 millones que va a tener en yuanes”. El economista recordó que en 2009, cuando introdujo la idea, la Argentina necesitaba poseer un resguardo de liquidez ante la crisis internacional que se desataba, y el Banco Central de China ya tenía firmados acuerdos con pares asiáticos, como parte de una estrategia más amplia de incrementar la presencia internacional de su moneda. Redrado no se mostró optimista a que después de las elecciones llegue un nuevo caudal de dólares al país. “Esta es una economía que dejó de producir y generar puestos de trabajos, y estos signos de fatiga necesitan un cambio”, advirtió. Y agregó: “Hay que ver qué elenco y qué medidas toma el próximo gobierno”. Como vengo repitiendo el combo del cristinismo después de 12 años de gobierno K nos lega: inflación, falta de divisas, caída del empleo y la inversión productiva, o sea: “¡Crisis lisa y llana!”

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