Por Oscar E. García.-

Cristina Fernández de Kirchner no desiste de su enfermiza obsesión de culpar al Fondo Monetario Internacional por todos los males que aquejan al país y rehúye deliberadamente de hacer alusión alguna a la triste realidad.

En tal sentido, acaba de afirmar que «la inflación se disparó a partir de la firma del acuerdo porque se pierden herramientas».

Una simple revisión de la historia demuestra la falsedad de su afirmación dado que la tasa de inflación promedio entre 1810 y 1944 fue de sólo el 2% anual, la que hasta ese momento tenía correlación con la inflación mundial, y que 1945 fue el año en que se instaló la inflación en la Argentina registrándose un índice del 19.70% y durante el gobierno de Juan Domingo Perón alcanzó picos superiores al 30%: en 1948 (31%), 1951 (36,7%) y 1952 (38,8%).

Es evidente que las políticas sociales determinadas por su gobierno conducentes a mejorar el ingreso de los trabajadores mediante la transferencia de riqueza desde la clase empresarial hacia la clase obrera resultaron un fracaso total porque no arrojaron un resultado positivo para el país.

Estos antecedentes históricos demuestran acabadamente que la inflación no se disparó por el Fondo sino más bien por el peronismo que puso al país en el Fondo, que no es precisamente el Monetario Internacional.

La historia se repite y la realidad le sigue dando la razón al genial Jorge Luis Borges que decía: «¿Los peronistas? Son una maravilla… tienen todo el pasado por delante».

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