Por Oscar Edgardo García.-

El Papa Francisco criticó al Gobierno responsabilizándolo por el aumento de la pobreza y de la inflación en el país debido a «la mala administración y malas políticas».

El Presidente Alberto Fernández respondió a las críticas con relación a la alta inflación registrada en el país y a sus índices de pobreza manifestando: “Mientras gobernó Perón, otra era la realidad argentina”.

Asimismo, a través de su vocera presidencial, justificó que la pobreza que denuncia el Papa es “producto de los cuatro años de gobierno de Macri”.

El primer mandatario evidencia una vez más su nivel de ignorancia, de hipocresía y de mentira sobre la inflación, la pobreza y la economía del país.

La historia nos revela en realidad que la tasa de inflación promedio entre 1810 y 1944 fue de sólo el 2% anual y que hasta ese momento tenía correlación con la inflación mundial.

Pero 1945 fue el año en que se instaló la inflación en la Argentina registrándose un índice del 19.70%, y posteriormente picos superiores al 30% en 1948 (31%), 1951 (36,7%), 1952 (38,8%).

Perón estableció políticas sociales conducentes a mejorar el ingreso de los trabajadores mediante la transferencia de riqueza desde la clase empresarial hacia la clase obrera.

Lo notorio es que esa distribución no era el resultado de una mayor riqueza y de un desarrollo del país por lo que consistió en un reparto redistributivo del mismo producto entre diferentes personas de los sectores más desfavorecidos.

Como consecuencia de ello los costos de producción industrial se incrementaron y provocó su traslado a los precios porque las empresas no se resignaron a reducir su rentabilidad.

El gobierno de Perón creyó que ese proceder no era correcto y entonces comenzó a controlar que las empresas no trasladaran esos mayores costos a los precios.

No obstante ello, el gobierno continuó con su política de distribución del ingreso en favor de las clases más vulnerables para lo cual incrementaba sin pausa los niveles de endeudamiento y de emisión de moneda dado que la recaudación fiscal era insuficiente para tales fines.

Asimismo, se registraba un aumento del empleo público con la proliferación de organismos estatales. Por ejemplo, en 1952 había ocho ministerios y en 1953 pasaron a ser veintiuno, ocasionando mayor emisión monetaria y suba de impuestos para cubrir el gasto que las empresas trasladaron a precios esos mayores pagos fiscales provocando un aceleramiento de la inflación.

El esquema creado hizo que los funcionarios de gobierno comenzaran a disponer del manejo del dinero público y a ganar poder político, correlativamente con favoritismos y abusos del Estado.

Con la nacionalización del Banco Central de la República Argentina (BCRA) ocurrida en marzo de 1946 el Gobierno comenzó a manejar el crédito de la economía y a crear dinero constantemente para cubrir sus déficits fiscales generados por su creciente gasto público.

El objetivo del nuevo BCRA era fomentar el desarrollo de la actividad económica pero la realidad fue que se hizo caso omiso al mismo al comenzar a otorgar subsidios y préstamos a tasas muy bajas a industrias y sectores específicos cercanos al Gobierno lo que hizo que se incumpliera el fin establecido.

La historia se repite. Los hechos le siguen dando la razón al genial Jorge Luis Borges que decía: «¿Los peronistas? Son una maravilla… tienen todo el pasado por delante».

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