Por Hernán Andrés Kruse.-

En su edición del 14 de mayo, Página/12 publicó una profunda reflexión de José Pablo Feinmann titulada “La mirada moral”. Sus párrafos salientes son los siguientes: “La capacidad humana para hacer el mal y la incapacidad de la justicia para castigarla forman parte de un dilatado problema moral. Peor aún: la justicia no solo no castiga la maldad, es parte de ella. El problema moral se transforma en escándalo. Cuando lo justo se complica con lo injusto-atroz se torna cómplice de la injusticia. Esa complicidad es escandalosa porque trastoca el orden de la sociedad, su misma esencia, su razón de ser” (…) “Matar es el mal. La presencia del mal sobre la tierra triunfa en estos momentos. Se mata en todos lados. Se mata en nombre de valores, religiosos o seculares. El saqueo, el interés mercantil alimentan las guerras. Cada vez más peligrosas y destructivas. El mundo puede astillarse gravemente a manos del poder nuclear”.

“Los espacios de libertad se desvanecen. El conflicto bélico -en sus diferentes modalidades- detenta la hegemonía histórico política. Quienes trabajan desde la justicia para absolver a los verdugos lo hacen porque no los consideran así. Han hecho la tarea. Estamos aquí por su sacrificio. ¿Es culpable el que reduce-en camino de su disolución-las penas de los que mataron ayer? Decididamente sí. Vuelven a matar a las víctimas. Que murieron primero por las armas. Ahora en los salones de la justicia. ¿Con qué ojos se miran los que absuelven lo imperdonable? ¿Hay una mirada moral? Dios es invocado por muchos. Nuestro tiempo no es el de la ausencia de Dios. Es el de su excesiva presencia” (…) “Iván Karamasov decía Si Dios no existe todo está permitido. Y es así. Que nadie se pregunte qué piensan los jueces de sus actos. Piensan eso, hay un Dios ausente, no hay quien pueda juzgarnos. Dormiremos tranquilos. Se llega a la impunidad, que desconoce toda sanción. Un piloto norteamericano que tiró la bomba sobre Hiroshima dijo: “Dormiré tranquilo hasta el último de mis días”. Su mirada interna era ésa y lo liberaba de culpa. La moral la crean los intereses económico-políticos. Hay un adoctrinamiento y se logra por la tarea del poder mediático. Se adoctrinará diciendo estos hombres merecen el 2×1, la justicia rige para todos. Se dicta ahora porque creen que hoy es posible. Que no lo sea depende de los enemigos de la muerte. Ellos dan testimonio contra el mal. Un personaje de un film de Allen, que mandó asesinar a una persona, dice: Yo no creo en un Dios que me pueda juzgar, en consecuencia me creo impune. Y menos me juzgará mi mirada interior porque mi mirada no es condenatoria. Mi mirada me absuelve”.

En su edición del 14 de mayo, La Nación publicó un artículo de Morales Solá titulado “Una oportunidad perdida para el Gobierno”. Sus párrafos salientes son los siguientes: “Ocurrió en estos días un combate soterrado entre el derecho y la oportunidad. En la superficie de ese combate, asiduo e incómodo, reapareció el conflicto por los derechos humanos violados en la década del 70. El derecho en su concepción más liberal y estricta es la que aplicó una mayoría de jueces de la Corte Suprema de Justicia, que hizo valer tal legalidad para dar por cumplida la pena de un condenado por delitos de lesa humanidad, Luis Muiña. La oportunidad es el momento en que el Gobierno estaba buscando un mecanismo jurídico o legislativo para resolver los casos de militares ancianos y enfermos que están presos en cárceles comunes. El escándalo político que provocó aquella decisión de la Corte Suprema, y la multitudinaria manifestación social en contra de ella, dejó sin margen al Gobierno y al máximo tribunal para avanzar en esa solución. Cuarenta y un años después del golpe de Estado de 1976, el país no ha podido elaborar un modo de superar ese pasado y suturar viejas heridas” (…).

“Sólo Raúl Alfonsín intentó en los primeros cuatro años de su mandato, cuando era presidente fuerte, juzgar a los militares que violaron los derechos humanos y a los guerrilleros que también lo hicieron. Carlos Menem decidió mediante un indulto personalísimo liberar a todos de culpa y cargo. La era kirchnerista colocó el péndulo en el otro extremo. Juzgamiento a todos los militares acusados de delitos de lesa humanidad, aun desconociendo en muchos casos las garantías procesales. Al mismo tiempo, convirtió a los jefes guerrilleros de los años 70 en héroes cargados de crímenes. El gobierno de Macri aspiraba a colocar el péndulo en el medio: ni impunidad ni venganza” (…) “La decisión de la mayoría de la Corte es legal. El artículo del Código Penal es muy claro: siempre se aplicará la ley más benigna en el momento del fallo, aun cuando hayan estado vigentes otras leyes. La más benigna es, sin duda, la que beneficia a los condenados con el “dos por uno” mientras estuvieron en prisión preventiva. Es una ley que responde a los preceptos del garantismo zaffaroniano” (…) “Los dos jueces que votaron en contra de ese beneficio, Ricardo Lorenzetti y Juan Carlos Maqueda, también se respaldaron en argumentos legales. Los tratados internacionales de derechos humanos, incorporados a la Constitución de 1994, declaran la imprescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad y prohíben la reducción de las penas” (…).

“En medio del fárrago, la primera pregunta que surge es qué pasó para que la interpretación estricta del derecho derrumbara la oportunidad” (…) “Pero ¿qué pasó dentro de la Corte? Primero los hechos, después las interpretaciones. El grupo de tres jueces liderados por Carlos Rosenkrantz, e integrado por Elena Highton de Nolasco y Horacio Rosatti, sorprendió a Lorenzetti y Maqueda con un voto redactado sobre el beneficio a Muiña con la ley del “dos por uno”. Acordaron a duras penas un plazo no mayor de 15 días para que los otros dos elaboraran sus votos” (…) “Una interpretación, que circula por el oficialismo, señala que Lorenzetti, que maneja la agenda de la Corte, dejó que el caso prosperara porque imaginó el desgaste de Rosatti, su eterno rival” (…) “Rosatti supone que él podría ser el sucesor de Lorenzetti al frente del tribunal. Lorenzetti los habría dejado avanzar sabiendo que Rosatti se quemaría en el camino. Otras versiones indican que fueron los tres firmantes de la resolución los que presionaron a Lorenzetti para que se tratara el tema. En tal caso, sería Rosenkrantz, y no Rosatti, quien tomó el liderazgo de una parte importante de la Corte” (…).

“Carrió salió otra vez en auxilio del Gobierno. Será ella la que presentará en Diputados un proyecto para que los militares condenados por delitos de lesa humanidad puedan cumplir prisión domiciliaria a partir de los 75 años. “El derecho humanitario debe ser respetado por la democracia”, señaló. Carrió tiene autoridad moral para hacerlo. Ella escribió como constituyente la inclusión de los tratados internacionales de derechos humanos en la Constitución y fue la voz que defendió en la Cámara de Diputados la derogación de las leyes de obediencia debida y punto final” (…) “Para que el país deje de habitar en el pasado son necesarios la verdad y el pedido de perdón. Ni militares ni guerrilleros mostraron nunca gestos de remordimiento. Aunque la responsabilidad del Estado es siempre mayor cuando se violan derechos humanos, la culpa de los grupos insurgentes en aquella ordalía de sangre no puede seguir sumergida bajo un relato de supuesta heroicidad. Definitivamente, no fueron héroes ni mártires. Es cierto, por otro lado, que lo que Norma Morandini llama “el insoportable patrullaje ideológico” impide el debate para llegar a la verdad. Ese “patrullaje” llegó a descalificar a Graciela Fernández Meijide, madre de un desaparecido y luchadora infatigable por los derechos humanos. Fernández Meijide había dicho sólo una frase con sentido común: “Nos guste o no, es un fallo de la Corte Suprema y hay que respetarlo”. En efecto, la Corte no tiene la culpa. Es el pasado irresuelto el que interpela a la dirigencia argentina y a los viejos protagonistas de la entera tragedia”.

En su edición del 14 de mayo, Clarín publicó un artículo de Eduardo van der Kooy titulado “Durán Barba le ganó a “Pepín”. Sus párrafos salientes son los siguientes: “¿De qué se trata esto”? La pregunta fue formulada por Mauricio Macri a Ricardo Lorenzetti el mismo día (miércoles 3) que la Corte Suprema, en fallo dividido, dispuso el beneficio del dos por uno para el ex represor Luis Muiña. El dictamen hizo estallar una tormenta política súbita pero breve en la Argentina. La duda del Presidente, según confesó el senador Federico Pinedo, fue también la del PRO” (…) “Aquella sorpresa resultó corroborada por otro dato: Germán Garavano, el ministro de Justicia, fue informado un día antes que el veredicto se hizo público” (…) “Ese cuadro echaría por tierra la teoría conspirativa de la oposición acerca de una trama secreta entre el Presidente y la corte para favorecer al universo de los viejos militares” (…) “Pasada aquella tormenta por la corrección interpretativa que el Congreso realizó a la aplicación del dos por uno, quedaron en la escena una confirmación y un interrogante. El gobierno sigue teniendo un vínculo incierto con la Corte, más allá de la química que existe entre Macri y Lorenzetti. ¿Qué razón fuerte pudo haber inducido a los miembros del máximo Tribunal a emitir un dictamen controvertido y disruptivo para la sociedad?”

“El enigma se circunscribe antes a la determinación política que a la sustancia del fallo. Los cinco jueces, aún desde visiones de jurisprudencia bien distintas, fallaron bajo la sombrilla del derecho. El propio Congreso lo convalidó cuando consideró imprescindible reglamentar el dos por uno en los casos de delitos de lesa humanidad. Existía un vacío, según proclamó Elisa Carrió. El interrogante que permanece es si la enmienda no derivará en nuevas controversias judiciales” (…) “La reconstrucción de la historia reconoce dos estaciones. En la Corte fue Carlos Rosenkrantz, uno de los nuevos miembros, quien dio impulso a la cuestión. Carrió venía prestando mucha atención a la misión sigilosa de la Conferencia Episcopal para el llamado a una reconciliación nacional amplia que, saltó a la vista, requiere aún para cristalizarse un tiempo largo de maduración. La diputada mantiene un vínculo excelente con Fabián Rodríguez Simón, legislador del Parlasur. Considerado en el oficialismo como el cerebro jurídico de Macri. Aunque a veces atorado: fue quien en el arranque del mandato lo indujo a ensayar por decreto las designaciones en la Corte de Rosenkrantz y Horacio Rosatti” (…) “Rodríguez Simón es un frecuente interlocutor de Rosenkrantz. A Carrió siempre le atrajo la compostura de Rosatti. En especial, su modo de haber abandonado el kirchnerismo” (…) “Las señales de ambos, tal vez sobrevaluadas por los jueces, habrían amalgamado el fallo al cual se sumó Elena Highton. Los tres presentaron a Ricardo Lorenzetti y Juan Carlos Maqueda el hecho consumado. No estaba en juego sólo la resolución de un hecho jurídico: aquella asociación alteró también la lógica de las mayorías que el titular de la Corte venía desde hace mucho administrando con éxito. En este punto siempre conviene reparar en algo: Carrió libra una batalla incesante contra Lorenzetti” (…) “Macri hace malabarismo para no quedar atrapado por ese fuego” (…).

“La tormenta política súbita también tomó desprevenida a la Corte. Ninguno de los cinco jueces imaginó semejante oleada de críticas, reacciones públicas y protestas callejeras. Algo falló en el Tribunal al margen de la interpretación del derecho. Esa revulsión terminó produciendo tensiones entre los magistrados que impusieron su postura” (…) “Pinedo sostuvo que la Corte podría haber sufrido un daño político. Probablemente sea así. Pero, observando su corto recorrido-incluso con el fallo de la discordia-cabrían detectarse destellos de autonomía respeto del Poder Ejecutivo. También sería prudente convenir que el Poder Legislativo terminó tendiéndole una soga para sacarla del pantano mismo. A ese pantano la habían empujado las durísimas críticas de la oposición y de las organizaciones de Derechos Humanos. También un perezoso reacomodamiento de Cambiemos” (…) “Aquel viraje de Cambiemos tuvo otros acicates atendibles. Un sondeo realizado a partir del viernes de la semana anterior demostró que 8 de cada 10 personas del ámbito metropolitano estaban muy informadas sobre el pleito detonado por la Corte” (…) “Aquellas geografías (Ciudad más conurbano) pueden ser determinantes para el Gobierno en la contienda electoral de Octubre. Esa realidad sirvió para que un macrista avezado hiciera un balance político zumbón de Cambiemos: “Durán Barba le terminó ganando a Pepín”. Así se apoda a Rodríguez Simón, uno de los brazos de Macri en la Justicia”.

“El episodio de la Corte sirvió además para reponer muestras de la realidad nunca superadas. El kirchnerismo, sobre todo, y también la izquierda siguen poseyendo el patrimonio discursivo y político de los derechos humanos. El radicalismo asoma rezagado pese a que la historia verifica que Raúl Alfonsín fue pionero” (…) “El macrismo suele asistir más como espectador que protagonista de esos acontecimientos. Aquella apropiación K sería la que impide encontrar una síntesis colectiva sobre la tragedia” (…) “El país, en estos días agitados, quedó reflejado en dos fotografías antagónicas. La rapidez y unanimidad del Congreso para cruzar el fallo del dos por uno insinuaría el consenso sobre un asunto crucial. Pero el teatro público, demasiadas veces, indica otra cosa. Una descripción aproximada del desencuentro fue realizada por Jaime Malamud Goti. El prestigioso jurista…sostuvo que aquí falta todavía el norte principal: “Se ha sufrido en la Argentina. Pero no se está mirando a futuro. No veo un movimiento colectivo hacia la construcción de una comunidad”, diagnosticó. “Predomina siempre un panorama de blanco contra negro”, cerró”.

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