Por Sergio Antonio Graziano.-

«La absolución del culpable es la condena del juez», Publio Siro (poeta romano del siglo I antes de Cristo).

El 28 de abril pasado se cumplió otro aniversario de un hecho trágico que iba a tener terribles consecuencias para la Argentina, toda vez que influyó en la metodología adoptada por las fuerzas armadas para combatir el terrorismo de la guerrilla marxista.

Ese hecho fue el asesinato, cometido el 28 de abril de 1974, del Juez de la Cámara Federal en lo Penal de la Nación, Dr. Jorge Vicente Quiroga, cuya tarea, desde mayo de 1971, fue juzgar en instancia única y juicio oral a los autores de actos terroristas. Asi se juzgaron legalmente y con debido proceso a los autores de ataques terroristas dictando mas de dos mil condenas y encarcelamientos.

El 26 de mayo de 1973, luego de la asunción de Héctor Cámpora como Presidente de la Nación, con su Ministro Esteban Righi, los legisladores dictaron, con solo dos votos contrarios, una Ley de Amnistía que disponía la liberación de todos los terroristas encarcelados mientras que a la vez, se suprimía la Cámara en lo Penal de la Nación. Pronto, los terroristas retomarían el ataque armado contra el pueblo argentino y sus instituciones, esta vez, durante el gobierno constitucional peronista.

Los jueces que integraban esa Cámara quedaron así sin protección y abandonados a su suerte, emigrando algunos para salvar su vida, pero el Juez Quiroga no lo hizo.

El 28 de abril de 1974, los terroristas Raúl Argemí y Marino Amador Fernández, ambos del ERP y quienes habían obtenido información acerca de los movimientos del Juez Quiroga mediante la tortura del Doctor Carlos Alberto Bianco, a quien tenían secuestrado, ametrallaron al Juez Quiroga.

Le pegaron 14 balazos que, a mi entender, sellaron la suerte del país, ya que ningún Juez, en lo sucesivo, se atrevería a ir a fondo con investigaciones y condenas, debido a la debilidad institucional del país, que hace todavía muy probable que la inmoralidad de la corporación política decrete amnistías que dejen a los jueces a merced de los criminales liberados, como en el caso del Juez Quiroga.

Los asesinos Argemí y Fernández fueron eventualmente apresados y juzgados por el asesinato de Quiroga y del Almirante Quijada pero 15 años antes de cumplir su condena a 25 años de cárcel fueron indultados y liberados y posteriormente indemnizados con títulos en dólares.

¡Recibieron un premio millonario y la libertad por atentar contra las instituciones y asesinar!

Hoy Argemi vive en España donde es novelista y goza de la protección de la izquierda española y presumiblemente orgas locales.

En 1976, cuando arreciaban los atentados terroristas de las organizaciones marxistas apoyadas y financiadas por Fidel Castro en una guerra total contra el pueblo y las instituciones del país y contra el mundo libre, cuando la Pcia. de Tucumán había casi caído en manos de la guerrilla apátrida y sociocrática, ante el clamor de la gran mayoría de la población del país, harta de atentados y muerte, y ante las gestiones y pedidos de la clase política que era blanco de la guerrilla y del sindicalismo que había sufrido la muerte de José Rucci y otros, se produjo el golpe de estado que saco del poder a Isabel Martínez de Perón y su inepto y corrupto gobierno y entonces el Proceso de Reorganización Nacional tomó el control de la situación y salvó al país de un destino similar al de Cuba, con la diferencia de que en Argentina, los asesinados por el régimen comunista que se hubiera instalado hubieran sido mas de medio millón de personas de clase media y alta, ruralistas, militares y peronistas de pura cepa.

El Gobierno que encabezo el Teniente General Jorge Rafael Videla salvo al país de la destrucción y al retirarse en 1983 tras errores de política exterior y un relativo hartazgo de la población, comenzó la «democracia» electoral de lista sabana, que ha logrado tras mas de treinta años de gobiernos corruptos e ineptos, no solo endeudar al país sino destruir hasta los valores mas preciados de la Nación argentina: y estos son sus valores nacionales, históricos, folklóricos, culturales, tradicionales, religiosos y morales, así como sus instituciones, entre ellas, el Poder Judicial.

Y esto lo logro con la complicidad de gran parte del periodismo, que apoyo este «relato» propagandístico y proceso de destrucción de valores así como apoyo con su silencio el encumbramiento y la reivindicación de terroristas asesinos y su participación en los gobiernos «democráticos». Con su prédica constante contra la «Dictadura», sin comprender la naturaleza de la lucha contra terroristas fanáticos que no usan uniforme e infiltran todos los estamentos de la sociedad para destruirla, algunos periodistas hoy encumbrados ayudaron a reescribir la historia evitando siquiera mencionar a las organizaciones guerrilleras y sus crímenes, intentando borrar de la memoria colectiva la noción de una guerra cruenta y despiadada, contra un enemigo sin uniforme, que asesinaba a mansalva a no combatientes en atentados con explosivos y con armas de fuego, a policías en las esquinas, a militares y secuestraba empresarios y cobraba rescates para financiarse.

Cuando los Jefes Supremos de las Fuerzas Armadas se reunieron para discutir la modalidad y estrategia del combate contra un enemigo criminal sin uniforme infiltrado en fábricas, escuelas, universidades, los poderes del estado y los gobiernos provinciales así como todo ámbito institucional y privado, entonces el recuerdo del destino fatal del Juez Quiroga flotó en la reunión como una presencia real y ominosa.

Si usaban el método «legalista» con juicios orales y sentencias, como lo hiciera el Juez Quiroga y la Cámara en lo Penal, sabían los militares que tarde o temprano… como después sucedió de hecho… algún gobierno «democrático» indultaría a los terroristas y declararía una amnistía general y entonces, esos criminales asesinos, de naturaleza perversa y fanática, se volverían como una maldición contra ellos, como lo hicieran contra el Juez Quiroga.

Eso influyo en la decisión.

Se adoptaría el método francés de interrogatorios de terroristas y se fusilaría sumariamente a los guerrilleros capturados, cuya ferocidad, fanatismo y conducta criminal en nada envidiaban a las bandas terroristas europeas o al mismo Estado Islámico.

Jamás pensaron los militares que luego del servicio que hicieron las Fuerzas Armadas al salvar al país de la guerrilla organizada y financiada desde Europa por las fuerzas colectivistas social darwinistas sociocráticas del Global Governance y por la Unión Soviética y sus satélites, la clase política y el periodismo montarían la más cínica y goebelliana propaganda contra las Fuerzas Armadas y «sus crímenes», campaña extemporánea y cínica, con la creación de mitos, falacias y grandes mentiras como la de «los 30.000 desaparecidos» y aún en el caso de aceptar una cifra de desaparecidos, ese relato ignora que entre los mismos hay quienes están vivos, otros asesinados por sus propios compañeros, otros volados en pedazos por sus propios artefactos explosivos, otros muertos en la selva y devorados por las alimañas, y la mayoría muertos en enfrentamientos con las fuerzas armadas y de seguridad de la patria.

Tampoco los militares y la mayoría de la población que apoyo la lucha antisubversiva pensó nunca en la traición de los políticos y en que se «anularían» leyes o que se los volvería a juzgar fuera del ámbito de los jueces naturales.

Esa campaña de mentira y destrucción de valores tradicionales todavía esta activa, a juzgar por las referencias extemporáneas y constantes a «La Dictadura», sin siquiera mencionar la guerra mortal que pelearon las fuerzas armadas para salvar al país de la guerrilla.

Hoy, con el nuevo Gobierno de Mauricio Macri, a quien votamos para terminar con la mentira y para terminar con la corrupción, los Jueces parecen paralizados…

Es porque sufren del «Síndrome del Destino Fatal del Juez Quiroga».

Saben que si condenan a los K y sus funcionarios, es probable que se dé vuelta la tortilla y ellos, a su vez, sean juzgados y hasta asesinados en el futuro.

Porque la Argentina es pendular.

Porque la Argentina es corrupta y ha traicionado y olvidado a sus salvadores, a sus soldados, tanto a los que derrotaron a los terroristas como a los de Malvinas.

Por eso le digo a Macri: si no quiere fracasar, debe reivindicar la lucha antisubversiva, aunque señale lo «ilegal» en la guerra sucia, pero siempre poniendo en contexto la naturaleza del enemigo y sus intenciones, y debe abrir una investigación y esclarecimiento sobre los crímenes de la subversión y terrorismo marxista, incorporando otra vez en los planes de estudio de los colegios y escuelas toda la verdad sobre el ataque de la guerrilla asesina a la patria y debe promover el juicio a Firmenich y los demás guerrilleros. Firmenich no mentirá.

Es un criminal absolutamente honesto intelectualmente.

Asimismo… ¿existe una placa en Viamonte 1506 donde asesinaron a Quiroga?

Si no es así es tiempo de colocarla, así como de restituir la que quitaron en el Palacio de Justicia y las de otros héroes militares, policías y civiles muertos por la guerrilla en todo el país.

Hágalo, Macri, o Usted también será cómplice de la gran mentira, y lo que es peor… fracasará en su gestión por no ir a fondo contra el mal.

Y voy a terminar con una frase que viene al caso:

«Cuando la patria esta en peligro, Dios es invocado y los soldados son convocados. Cuando el peligro ha cesado, Dios es olvidado y los soldados son juzgados». (Cicerón, siglo I AC)

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