Por Malú Kikuchi.-

A la Argentina de los Fernández, más allá de “la pandemia y de la guerra” (Alberto dixit), no le faltaba nada. Es más, le sobra pobreza, inflación, inestabilidad institucional, furiosas internas, intentos de controlar la libertad de expresión y como si esto fuera poco, aparece Wallmapu.

¿Qué es Wallmapu? En “mapudungo”, idioma mapuche, es el sueño de la nación, país, territorio, que reclaman como propio. Esto no es nuevo. Lo novedoso y peligroso es que la ministra del interior de Chile, Izkia Siches, médica, habla desde su puesto de funcionaria, de la nación Wallmapu.

La gente de Gabriel Boric lo comenta en las redes sociales, todavía no lo hace oficialmente. Pero para este nuevo gobierno chileno, ya no es más la Araucanía, al sur del país vecino, y se refieren al área como Wallmapu. Wallmapu se divide en “Guadumapu”, región oeste y “Puel Mapu” región este.

Guadumapu está en Chile, Puel Mapu está en territorio argentino. Y comprende las provincias de Neuquén, Río Negro, Chubut y La Pampa y gran parte de Mendoza, San Luis, Córdoba y la mitad de la provincia de Buenos Aires. Por ahora, la cancillería argentina está afectada por un mutismo incomprensible.

Hechos. Pequeña historia territorial. Cuando el imperio español desembarcó en estas tierras, los pueblos originarios de la zona reclamada por Wallmapu, estaba habitada por los que los españoles bautizaron “pampas”. Eran querandíes, puelches, tehuelches y gununa-ya. Pueblos que fueron “araucanizados”.

En 1818, dos años después de declararse la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata y haber heredado lo conquistado por el imperio español, cruzó la cordillera Yanquetruz, “el fuerte”. Era un cacique araucano y lo hizo con su mujer, su hijo y unos 100 capitanejos. Se estableció en el sur de Córdoba, entre ranqueles.

Yanquetruz demostró ser aguerrido y se hizo indispensable en los malones. A la muerte del líder ranquel Carrinpilún, que no dejó herederos, Yanquetruz se convirtió en el jefe de los ranqueles. En 1820, siguiendo las órdenes del chileno José Miguel Cabrera, con 2.000 hombres asoló los pueblos de Salto, de Rojas, Lobos y Chascocmús.

Continuaron los malones hasta 1830. Los malones consistían en matar a los hombres blancos y llevarse cautivas a las mujeres y a los niños. Robaban el ganado, lo pasaban por los cruces andinos a Chile y ahí les pagaban con fusiles Remington. Esto duró hasta 1830.

Previamente, desde 1825, el gobernador de Buenos Aires Juan Gregorio de Las Heras, se preocupó por instalar 4 fuertes en defensa de la provincia. Federico Rauch realizó 3 campañas para evitar malones y Juan Manuel de Rosas en 1829 realizó otra. Desde Chile seguían entrando araucanos.

En 1830 siendo gobernador de la provincia de Buenos Aires, Rosas, este consiguió firmar un tratado con los boroagas (araucanos), pero no lo firmaron los demás caciques, entre ellos Calfulcurá y su hermano Namuncurá, ni Yanquetruz y sus ranqueles. Lo hicieron todos en La Pampa en 1831.

No podían atacar Buenos Aires pero tenían piedra libre en el resto, en particular debían luchar contra los “Pincheiras”. Mientras Calfulcurá creaba un imperio desde Salinas Grandes en todo el territorio que hoy reclama Wallmapu. Calfulcurá y su familia también llegaron desde Chile.

Cumplieron su pacto con Rosas y lucharon con él en Caseros el 3/2/1852. Vencido Rosas y ya en Inglaterra, Calfulcurá y su gente se sintieron libres del tratado que habían firmado hacía tiempo y volvieron a atacar como en la década de 1820. La situación se convirtió en insostenible.

Un país recién nacido, con provincias que finalmente se congregaban para constituirse en Nación a través de una Constitución (aceptada por todas las provincias excepto Buenos Aires) no podía tolerar los ataques constantes de malones que seguían con sus prácticas de asesinato, robo y cautiverio. De ahí la zanja de Alsina y la exitosa campaña del desierto.

El General Julio Argentino Roca, ministro de Guerra del gobierno del Dr. Nicolás Avellaneda, emprendió su campaña con el aval de la ley Nº 947 del Congreso Nacional. En ese momento existía una disputa con Chile por el río Colorado. Roca le aseguró a la Argentina la Patagonia que nos disputaba Chile a través de sus araucanos. Hoy mapuches.

Chile, país soberano, tiene el derecho de hacer con su territorio lo que mejor le parezca y/o convenga. Pero no tiene ningún derecho a disponer de territorios argentinos. La Argentina es un país soberano y se supone que no va a admitir ningún tipo de secesión injustificable.

Se espera que el ministro de RREE Santiago Cafiero y su segundo, Pablo Tetamanti, bajo la decidida e inapelable orden del Presidente Alberto Fernández, esta vez respaldado por su Vicepresidente, y el congreso en pleno, más todo el pueblo argentino, se opondrán a este disparate y se lo harán saber al gobierno chileno.

Y también a los terroristas seudo mapuches que están asolando el sur del país, sin que la justicia intervenga en defensa de la propiedad privada (artículo 17 de la Constitución Nacional).

La actitud del gobierno argentino, que comprende al ejecutivo, al legislativo y al judicial, con respecto al tema mapuche, no es “progre”, es traición a la Patria. Acá no hay partidos ni grietas, el territorio nacional puede estar en peligro. El gobierno argentino debe reaccionar YA.

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